Guerra de mafiosas
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Capítulo 2 II

Karina Belmond dormía en la suite de su hotel, el más exclusivo de la ciudad. Dispuso el pent-house para ella porque le encantaba estar siempre a todo lo alto, encima de la ciudad, disfrutando de la pincelada mágica y romántica de las calles iluminadas, el mar a lo lejos apareciendo como un gran manto recortando el horizonte y sentirse cerca de las nubes y las estrellas, simplemente porque ella se consideraba una diva.

Y tenía razón de ufanarse porque Karina era hermosa, bien cincelada, curvilínea, voluptuosa, con los senos y las nalgas grandes que eran la atracción y deseo de todos los hombres del país. A ella le fascinaba sentirse admirada y venerada, sintiéndose una princesa de cuento de hadas y por eso cuidaba su figura siempre, y lucía bellísima en cualquier ocasión, prendando y encandilando a todos, convertida en el imán de las miradas.

Fue en ese instante que Karina dormía a pierna suelta, ronroneando como una gatita cuando, de pronto, ¡buummmmm! un estallido la alzó de la cama espantada. El edificio entero se remeció como si fuera una palmera azotada en medio de una gran tormenta, sacudiéndose y zarandeándose igual a un títere o una piltrafa. La explosión fue idéntica a un gran retumbo, un cañonazo atronando cual rugido espantoso, haciendo añicos las ventanas y las mamparas del hotel. Los vidrios reventaron en un millón de pedazos, cayeron los costosos candelabros que adornaban los pasadizos, salpicando sus esquirlas por todos lados, hiriendo a huéspedes, comensales, mozos y azafatas, desatando el pánico y el caos en el hospedaje. Reventaron aparadores y vitrinas y voló por los aires la estancia completa. De pronto todo era un laberinto en el hotel Belmond.

-¡Qué diablos ocurre?!-, llamó Karina a su seguridad.

-¡¡Una bomba, señorita Belmond!! ¡¡Estalló una bomba!! ¡¡Explotó un carro cargado de dinamita!!-, estaba aterrado "Sapo", el sicario que se encargaba de la seguridad de Karina en el hotel.

Belmond ya echaba humo de las narices, sentía la sangre revoloteando en los tubos de sus venas y chirriaba los dientes hecha una energúmena.

-Todo el hall ha reventado, siete pisos han sido afectados por la explosión, hay numerosos heridos, muchos contusos, la encargada de recepción está malherida-, le fue detallando apurado el jefe de seguridad con los primeros reportes que le iban llegando de la emergencia, sin embargo Karina ya no lo escuchaba: había estrellado su móvil en la pared de su suite, haciéndolo añicos, quedando inservible encima de la alfombra.

-Kate Garret-, soplaba su furia Karina, con sus ojos incendiados y la furia calcinando sus entrañas hasta volverse una gran antorcha ardiendo por la cólera.

            
            

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