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¿que haces cuando no sabes que hacer? ¿Que rumbo eliges cuando no tienes ninguno en claro? Gianna esta perdida en los laberintos de su mente y de su vida. Así que hará lo que mejor sabe hacer. Correr.

Capítulo 1 ~Italiana~

CAPITULO I

Gianna

-¿Necesita salir?- me pregunta Will el guardia en la entrada.

Estoy en duda no se que hacer, la sola idea de salir me genera pánico.

-No, estoy bien. Gracias - al final me decido por quedarme en casa.

Otro día más.

La cámara cuelga en mi cuello al caminar por los senderos que costean las rejas. Trato de convencerme de que mañana si podre salir y no será otro día desperdiciado, pero en eso suena mi teléfono.

-Cloe ya volvió de Londres y hace una fiesta en el hotel ¿Vienes?- la eufórica voz al otro lado me aturde ni bien contesto, sin embargo la pregunta sigue en en aire por varios segundos mas- Vamos Gi, es la primera vez que contestas en meses. No crees que va siendo hora del reencuentro- con esto último me hace dudar- será algo tranquilo con los más cercanos a nosotros nadie que no conozcamos.

-¿Hoy?- me conoce y sabe que si me hace dudar mi respuesta es más un si que un no.

-Esta noche, ponte algo bonito y brillante- finaliza la llamada y yo apoyo mi trasero en el césped cerrando los ojos.

Trato de mentalizarme en que saldré hoy y no mañana aunque la idea de que sean conocidos no me asegura que sean pocos. Estuve una año sin salir y es muy poco tiempo para asimilarlo. No ha pasado ni un minuto y ya me abarca el arrepentimiento.

¿Es normal esto?

Un ladrido me hace abrir los párpados y de frente encuentro a un Golden precioso moviendo su cola. Lo acaricio a través de las rejas y las emociones negativas me abandonan de a poco al pasar los minutos con la alegría que se carga el perro.

Enciendo la cámara y coloco mi palma junto a si patita, enfoco bien mi objetivo tratando de captar a su vez el atardecer al final de la calle. Ni bien tomo la fotografía el Golden corre hacia un auto que está a varios metros y yo aprovecho para volver dentro de la casa.

Una vez adentro me debato entre dormir o editar la fotografía aunque lo cierto es que no tengo ánimos de pensar ni hacer nada. No saber con quienes voy a encontrarme esta noche ni como actuar después de tanto tiempo me pone los nervios de punta.

Separo un par de prendas que podría usar y las dejo a un costado.

Suena el teléfono y lo reviso antes de arrojarme a la cama con un suspiro.

<>

Cloe.

-Buenas noches- llego a la recepción y la persona al otro lado levanta su mirada rápidamente al escuchar mi voz.

-¿Los milagros existen o yo alucino?

-Puede que hayas perdido la cabeza, estas en edad.

-No te dejaré pasar por atrevida.

Suelto una carcajada y nos abrazamos por sobre la recepción.

-¿A que pensaron que no vendría?

-A estas horas la verdad es que si.

-No iba a venir se me hizo tarde pero luego dije nunca se llega tarde a una fiesta y salí.

-Mentirosa. Los dos sabemos que ella te puede-murmura antes de soltarme y para que mentir, solo le ofrezco una sonrisa a boca cerrada- Sube antes que se haga más tarde, están en el decimo octavo piso.

Lo cierto es que mi siesta duró solo dos horas, pero estuve otras dos dando vueltas por toda la casa h excusándome para no salir.

Le agradezco y comienzo a caminar al ascensor hasta que su voz me detiene.

-Por cierto Gi- me giro - estas radiante.

Termina su halago con un guiño y yo sonrió antes de entrar a la caja metálica.

Bajo la mirada y observo mi atuendo, opte por un vestido blanco al final, es lindo pero ¿es normal que me sienta apagada aún cuando brilla más que la luna?

Borro esos pensamientos ya que me llevan por un camino oscuro y lúgubre de mi mente del que es muy complejo regresar.

En un parpadeo llego al décimo octavo piso y al entrar es un mundo de gente. No se que esperaba la verdad, si las fiestas de Cloe nunca son tranquilas y yo más que nadie lo sé pero en serio creí eso de "será algo tranquilo, nadie que no conozcamos", puede que si conozca a la gran mayoría por no decir a todos pero eso no quita que sean demasiadas personas.

Trato de llegar a la barra sin chocar con nadie lo cual parece ser misión imposible, antes de llegar una mano toma la mía y me arrastra al medio de la pista.

El tacto es familiar y miento si digo que no lo he extrañado.

-Hola bonita - Christian me habla al oído para escucharlo por encima de la música - que difícil es ponerse en contacto contigo.

-Que decirte me gusta que rueguen.

Ambos reímos y bailamos, Dua Lipa, Rihanna y Miley Cyrus suenan por los altavoces durante la siguiente hora donde la voz de Christian y la música mantienen mi mente centrada en eso. Por primera vez en mucho tiempo me permito relajarme.

Seguimos hablando tonterías y bailando por una hora más, hasta que me duelen los pies.

Creo que perdí el ritmo.

-¿Con que solo serian personas que conozcamos verdad?

-Los dos tenemos en claro que sabes quienes son la gran mayoría.

Saco mi vista de Christian y noto que muchas más personas a mi alrededor, el ambiente comienza a ser asfixiante, así que decidimos que es mejor ir a la barra.

-Dos minutos y estoy contigo ¿si? No te escapes- se pierde entre el tumulto de gente mientras yo entabló una conversación con el barman.

Pasan al menos cinco minutos hasta que dos manos cubren mi visión. El aroma dulce de su perfume me embriaga y el simple hecho de sentirla es maravilloso.

-¿ Te han dicho que el blanco te sienta estupendo?- murmura en mi oído.

-Por lo general una rubia con acento francés pero creo que solo es para engatusarme.

Suelta una suave risa y deja sus manos descender por la curvatura de mi cuello.

La enfrento e inmediatamente sus labios chocan contra los míos. Es un beso húmedo y apasionado que deja en claro el sentimiento de anhelo luego de tantos meses. Tiro de su labio inferior entre mis dientes y nos separamos.

-¿Me has extrañado?- envuelve sus brazos a mi alrededor y se que si. El sentimiento es mutuo por más que ninguna lo admita.

-¿Qué tal ha ido?

-Estuvo bien, curso cuatro días a la semana desde las ocho hasta las cinco y los viernes ya estaba libre, para ir a la empresa.

-Que intensa tu semana, pero llevas bien el doble turno.

-Si no es muy diferente al año pasado, solo que el ambiente aun no me convence pero los profesores son geniales así que eso hace el equilibrio.

-La competitividad es algo normal en carreras así el egocentrismo baila en el aire.

-Si muchas veces me da gracia pero otras dolor de cabeza, es un alivio cuando llego a casa y puedo hablar con Cris y...-guarda silencio algunos segundos y desvía la mirada- bueno con Cris.

Creí que era imposible sentir algo más que un vacío en estos últimos meses, pero me sorprenden las punzadas en el pecho al recordar la infinidad de veces que mi teléfono sonó con su nombre en la pantalla, fueron llamadas que nunca respondí y mensajes que ignore por esconder el móvil dentro del cajón.

La atraigo hacia mi y la abrazo. Esconde su rostro en mi cuello y no oigo ni siento nada más que su respiración suave en mi oído y su dulce aroma.

-Si.- la miro confundida pero se niega a sacar su rostro de mi cuello.

-¿Si que?

-Si te extrañe.

-I miss you more.

Siento su sonrisa en mi piel.

-Estas utilizando el inglés británico perfecto con fines de engatusarme.

-Puede ser.

-Lo estas consiguiendo, jamás dejara de gustarme.

Hablamos por unos minutos más hasta que dice que debe resolver unos asuntos y que no tarda en regresar.

Siento que acaba de explotar mi burbuja, la música retumba más fuerte en mis oídos y el parpadeo de las luces comienza a marearme.

Me las ingenio para pasar entre medio del gentío y salir a tomar un poco de aire al balcón.

Me sorprendo al notar que no era la única que necesitaba un respiro.

Hay una chica de espaldas a mi, observando la ciudad mientras busca algo en su pequeño bolso. Al parecer no lo encuentra ya que desparrama todo lo que hay dentro sobre una pequeña mesa, alcanza los cigarrillos pero sigue buscando Supongo que el encendedor.

Murmura un par de maldiciones en italiano y vuelve a rebuscar en el fondo de su bolso.

-Si no estaba ahí la primera vez dudo que lo encuentres ahora- maldice y suelta un suspiro antes de voltear.

Le ofrezco mi encendedor. Se acerca y coloca el cigarrillo entre sus labios para yo prenderlo. Cuando lo hago, sube su mirada a la mía y...

Puta. Que lindos ojos.

Su mirada es de un gris que se resalta con el delineado de gato y el maquillaje que le acompaña. Es alta y delgada, su cabellera rubia cae en ondas hasta su cintura.

-Gracias - su voz me saca del embelesamiento en el que me tenia- ¿También te asfixio el ambiente?

-Un poco ¿A ti que te sucedió?

-De un momento a otro había más personas de las que recordaba, el ambiente se volvió pesado y las miradas intensas me incomodaron.

Es preciosa hasta yo la miro con intensidad.

-No lo tomes personal son así la mayor parte del tiempo.

-¿Contigo también?

-No, yo soy inofensiva.

-¿Quién dice que yo no?

-Eso ellos no lo saben.

-De todos modos, parece que se lo pasan bien ¿Qué haces aquí?

-Admiro las buenas vistas.

Ella frunce el ceño y mira hacia la ciudad.

-He visto mejores la verdad.

Te puedo asegurar que yo no.

Estira su mano y me ofrece el paquete de cigarros a lo que yo niego. No quiero volver a los vicios tan pronto.

-¿A quien conoces de todos ellos?

-Podrías decir que a casi todos pero soy amiga de la anfitriona y Christian.

-¿Eres Gianna?- pregunta y yo enarco una ceja.

-Si- respondo con algo de duda.

-Christian suele hablar mucho de ti.

-Espero y haya dicho cosas bonitas o tendré que arruinar su reputación también.

Solo ríe y sigue fumando. Es fascinante el sonido que brota de sus labios mientras yo la observo embelesada.

-Con el tiempo te vuelves más escurridiza- siento la voz de Cloe detrás y no tarda en pegar su cuerpo a mi espalda.

-¿Qué pasa la edad ya no te deja correr detrás de mi?- giro mi rostro para observarla y se acerca más todavía fingiendo estar ofendida.

-Solo nos llevamos dos años y no me tientes que voy a morderte.

Sonrió y creo que recién nota la presencia de la italiana porque luce bastante sorprendida.

-A ti te estaba buscando. Quería presentarlas pero creo que es un poco tarde.

-No tanto en realidad, recién llegué.

-Gi, ella es Stella su padre es socio del mío la conocí en Londres el año pasado.

-Stella ella es Gianna, no conocemos desde toda la vida casi.

-Un gusto, ¿donde se conocieron?

-El kínder, a mi me gustaban los colores y Cloe robaba los de Christian para pintarme corazones en los brazos.

-Esas cosas no se dicen - me pellizca y Stella solo ríe.

-¿Alguna vio a Christian?

-También lo estaba buscando pero aun no lo encuentro.

-Capaz y se perdió entre las piernas de Ámbar quien sabe.

-Shhh- me chita Cloe- no llames a las desgracias.

La italiana termina de fumar y ambas aseguran que tienen frío así que entramos nuevamente.

La rubia tira de mi mano por casi todo el lugar para encontrar a Christian.

-Tienes suerte si aun sigue debajo de la falda de la chica.

-Basta que si la nombras tres veces aparece. Igual no está invitada y terminaron hace unos meses.

-Juro que hasta hace diez segundos no creía en los milagros.

Al final si encontramos a Christian quien estaba con un amigo y no debajo de la falda de Ámbar.

-Le dije a Cloe que vendrías y ella estaba resignada, así que por eso ahora me debe cien euros.

-La fe que te tenían es inmensa.

-No los culpo, tienen sus razones.

-¿Y tu casa Gi?

-Igual de vacía que tu cama.

-¿De que trabajan tus padres?- pregunta la italiana en un momento y yo quedo enmudecida.

Miro a mis acompañantes buscando ayuda y se apresuran a responder por mi.

-Los tíos de Gianna tienen un bufete de abogados- dice Christian.

La conversación no de extiende más y los cuatro nos movemos a la pista. Nos lo pasamos bien, la música y sus tonterías me distraen de todo lo que ocurre dentro de mi cabeza.

Me causa gracia como los ojos de Stella me evitan cada que cruzamos miradas.

En el fondo es tierno.

De un momento a otro pierdo de vista tanto a la rubia como a mí amigo y quedamos solas.

Demi Lovato empieza a sonar y ambas cantamos sin dejar de movernos. Por lo general pasar tiempo con personas últimamente me pone nerviosa pero ella no, podría decir que hasta me otorga cierta confianza.

Mis manos cobran vida y poco a poco se pierden en las curvas de su cuerpo, seguimos la letra de la canción y sus manos imitan las mías, los roces en la piel se sienten calientes y...

Carajos no sabía que extrañaba el contacto físico hasta este momento.

-Take me down into your paradise

Don't be scared, 'cause I'm your body type

Just something that we wanna try

'Cause you and I, we're cool for the summer. - sus susurros me eriza la piel.

Su suave voz combinada con lo dulce de su perfume y el calor de su cuerpo despierta deseos que prefiero apartar de mi mente. Más allá de eso es divertido todo el rato que pasamos juntas ya que no nos separamos y por momentos nos cruzamos con algunos amigos. Se siente como retroceder un año solo que hoy mi cuerpo está limpio.

-Eres mas bonita de lo que me habían dicho ¿ sabias?- me pincha la mejilla con uno de sus dedos.

Giro sobre mis pies para enfrentarla pero se ha quedado estática.

-¿Qué sucede?- pregunte al notar que su cuerpo estaba completamente rígido.

-Tengo que salir de aquí- su mirada se centro en un muchacho delgado y alto que se encontraba al otro lado de la pista- vámonos.

-¿Porqué debo ir yo?- pregunto al sentir su mano en la mía.

-Porqué yo no tengo idea de a donde ir ni donde está la salida.

-Que te hace creer que yo si?

-Escuche que conoces toda la ciudad y... Carajos ya me vio, corre-dijo cuando en mismo hombre poso la mirada en nosotras y comenzó a caminar en nuestra dirección.

Su cuerpo aún tenso tomo velocidad y es cierto que no sabía que hacer porque en segundos estábamos en el balcón y aquí no había salida.

-A menos que quieras saltar no hay más manera de salir que por ahí-señaló la la puerta por la que aún se veía al hombre.

-No por ahí no además el no esta solo.

-Ok, no comprendo pero, ven- sin solar su mano la guio a la orilla- no es arriesgado solo debes hacerlo rápido y sin mirar abajo.

-¿Estas demente?

-No te aseguro estar bien mentalmente pero es la única forma de no cruzar lo, apresúrate.

Le muestro como bajar por las delgadas escaleras que están pegadas a la pared al costado del balcón. Una vez que baja salto a la pequeña terraza de otro piso y la aliento a que haga lo mismo.

-¿Y si no llego?-dice cuando debe saltar nuevamente a otra escalera.

La convenzo de que si lo hará y luego descendemos. Una vez llegamos al descanso la bajada está cerrada y no hay manera de seguir.

Stella comienza a maldecir en su idioma.

-Okay, esto no es complicado, solo debes tener ritmo y si lo ves con otros ojos hasta puede ser divertido. Ah y en lo posible no tener vértigo, ni que te vea la policía-Le digo e intenta calmarse.

-Bueno, entonces ¿que sigue?

-¿Ves el edificio de allí?- le señaló el que está enfrente y ella asiente- saltamos a su terraza, cruzamos una pequeña pared y bajamos al primer balcón de ahí unas escaleras directas a este pequeño callejón-señaló abajo.

-Es solo un piso y no son más de dos metros de distancia, io posso. - lo dice más para ella que para mi pero aúna si la oigo.

-Por supuesto que puedes, vamos.

Doy un salto y el viento choca en mi cara y despeinan mi cabello aumentando la adrenalina que me hace sentir... viva otra vez.

Me encanta.

El cuerpo de Stella aterriza detrás del mío y nos apresuramos a pasar por la pequeña pared y bajar al balcón. Una vez ahí descendemos por las escaleras y al llegar al callejón ella está con sus manos en las rodillas intentando recuperar el aire.

-¿Como es que yo apenas respiro y tu estás tan bien?

-Práctica.

-¿Y donde aprendiste a saltar de los techos como si tu vida no importara - pregunta aún con al voz entrecortada.

-Nueva York- caído se estabiliza vuelvo a hablar- creo que de aquí en más nos separamos yo llegué en uber y la verdad no se a donde te diriges.

-Yo igual y tampoco se donde estoy si quiera.

Suspiro y le doy la opción de el coche o la caminata, escoge la segunda. Me recuerda el nombre del hotel y empieza nuestro recorrido.

Luego de unos minutos es ella quien rompe el silencio.

-Era mi ex- dice en voz baja y me limito a mirar al frente para no incomodar, no espera respuesta y sigue- la chica a su lado era su novia barra ex mejor amiga mía y el otro chico un amigo de los dos, éramos algo así como tu, Cloe y Christian.

Me ahorro el comentario de que jamás me acosté con ninguno ya que me parece innecesario.

Error.

-Cómo sea no quiero pensar en ellos. ¿No deberías guiarte del móvil para no perdernos?

-No es necesario.

-Sabes no creí que enserió conocías toda la cuidad.

-No es que conozca toda la ciudad, solo que en el pasado solíamos salir bastante, tanto de día como de noche así que se las calles donde están todos los centros comerciales y los hoteles donde los niños ricos solían hacer sus fiestas al comienzo del verano, también las de los suburbios donde nos gustaba ir a Christian y a mi.

-Viví mis primeros quince años en Milán y solo recuerdo mi calle-dice y yo río-¿Tienes hambre?

Me pregunta al pasar por un lugar de hamburguesas y le respondo que no, aunque le importa muy poco ya que entramos igual.

-¿Te gusta el cheeddar?

-No, me empalaga.

-Genial, a mi tampoco.

Proceder pedir dos combos con bacon y huevo mientras yo recuerdo que mi última comida fue ayer en el desayuno.

-No se van a molestar a molestar contigo por no llegar a casa ¿verdad? Son las siete.

-Dudo que sepan donde estoy.

-¿No hay nadie en tu casa?

-Si hay alguien estaría aterrada.

-¿Y tus padres?- me mira con curiosidad.

-Mi familia esta de viaje.

-¿Cuántos años tienes?- hermana por preguntar cuando nos ubicamos en una mesa junto a la ventana.

-Dieciocho- me acomodo en el asiento y no tardan en hacer llegar nuestra orden.

La italiana comienza a comer y cuando se da cuenta que ni siquiera toque lo mío para y vuelve a hablar.

-Mi buena acción del día va a ser alimentarte.

Ya quisiera yo que me alimente.

-Vamos no me gusta comer sola- dice cuando me niego a recibir las papas.

-Y a mi no me gusta comer en público.

Es tan insistente que termino por ceder.

Podría comer esto todos los días si tan solo no me hiciera tan mal.

-Esto es aburrido si no hablas.

-Y de que quieres hablar chica divertida.

-¿Qué haces aquí?

-Vivo aquí- hace una mueca extraña y se me queda viendo.

-¿Porqué no tienes acento?

-Tu préfères que je te parle comme ça? -Sus pupilas se dilatan solo un poco.

-No se que has dicho pero si a todo- sonríe coqueta.

-Ton sourire est magnifique.

-Non sei l'unico che controlla più di una lingua.

-la differenza è che io ti capisco.

Su sonrisa se ensancha y sigue comiendo, la imito solo que tardo un poco más.

Nos quedamos en el lugar durante media hora hablando de trivialidades. Es gracioso que me sienta cómoda teniendo en cuenta que solo me relacione con mi familia en unos cuantos meses.

-Deberíamos irnos, no quiero que mi trasero quede cuadrado-rodea la mesa hasta quedar a mi lado.

-Tu aurais l'air superbe de toute façon.- la observo aún sin levantarme.

-Deja de hablar asi l sacaras a relucir una parte de mi que no quieres conocer- advierte sin dejar de lado la coquetería.

-¿Quién dice que no?- apoyo mis manos sobre la mesa y me levanto.

Aún con zapatos le llevo varios centímetros. Es casi imperceptible pero noto el ligero rubor que cubre sus mejillas.

-Que rapidez- suelto una carcajada y ambas salimos.

Emprendemos la caminata nuevamente y recién cae en cuenta que estábamos bastante lejos de su hospedaje.

-Trato de ser modelo no deportista- bufa- ¿Falta mucho?

-Un kilómetro más o menos y con más razón caminar ayuda a fortalecer las piernas y activar el metabolismo- rueda los ojos.

-¿Porqué no me dijiste que era lejos?

-No preguntaste- suelta una risa falsa y me le burlo.

Cuando llegamos a la entrada del hotel apoya su cuerpo en el mío, algo agitada.

-No volveré a pasar una noche contigo, no siento mis piernas.

Quedarías más que agitada.

-Bueno aquí nos separamos- se endereza- nos vemos pronto Gi.

Su voz suena como una dulce promesa aunque no lo creo posible la verdad.

Le doy un último guiño y sonríe antes de entrar al edificio. Cuando no la veo más doy la vuelta y me regreso a casa.

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