Ella observa con tristeza y alegría la casa donde alguna vez creyó ser feliz. Así había sido, todo había sido un cuento de hadas, al principio, claro; porque después había sido una película de horror.
Por suerte, todo aquello no era más que un horrible sueño del que había despertado, ahora sólo tenía que aprender a vivir, de nuevo, y para esto, ella debía comenzar en otro lugar, y así lo haría.
- Todo listo señorita –dijo el hombre mayor. Ella vuelve la cabeza para verlo parado junto a la puerta trasera, abriéndola para ella.
- Gracias –dice subiendo al taxi con la ayuda del caballero, él cierra la puerta y camina hacia la puerta del piloto.
El hombre comienza a conducir, debe llevarla hasta el aeropuerto, de ahí a Cambridge, donde sería su nuevo hogar permanente.
***
- Estoy harto de esto –dice él observando a su madre salir de aquella habitación.
- No pasa nada cariño, sabes que así como viene se va –dice ella como si nada hubiese pasado.
- No me importa si es mi padre, me gustaría matarlo con mis propias manos –aprieta los puños conteniendo lo más que puede la ira.
- Cariño, está bien si te enfadas, pero no digas esas cosas horribles –se acerca y toma suave sus brazos–. Sé que tu padre no es la mejor persona del mundo, ni el mejor padre, pero hay algo por lo que le estaré agradecida por siempre –dice cogiendo su mano entre las suyas–, tú, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y sin él, no sería posible.
- Tengo que irme, te veo después mamá –dice antes de darle un beso en la mejilla a modo de despedida.
Había salido rápido de ahí, no soportaba la situación a la que su padre había sometido a su madre, de verdad deseaba que ese bastardo estuviera muerto, igual que todos, los que eran como él.