Enamorarme después
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Y así es como te das cuenta que la vida no suele ser lineal, que las cosas se salen de control y que los planes que tenías podrían sufrir un gran ataque al corazón. A partir de allí se daría el inicio de una vida en la cual tu compañero, futuro esposo y amor de tu vida no se encuentra contigo, preguntándote ¿Y ahora como sigo sin él? ¿Vale la pena?. Preguntas que me hago desde el dolor estando frente a una lápida con el nombre de mi gran amor.
Dos semanas después...
-Amelia hija, el desayuno está listo- grita mi mamá
Envuelta en las sábanas adormilada escucho a mi madre gritar. Contra mi voluntad me levanto directo al baño para hacer mis necesidades y bajar. Últimamente siento más sueño de lo normal, quizás es por todo lo que he pasado.
Bajo las escaleras y veo a mi mamá sentada para comer en la isla de la cocina
-Buenos días cariño, me alegra que hayas bajado a desayunar conmigo- dice mamá
-Creo que no tengo de otra, no? Sé que me hubieses ido a sacar por los pelos- la miro sin mucha gracia
-Pues tienes razón, siempre haré lo necesario para ayudarte y cuidarte- dice
Al sentarme veo un plato con tostadas y huevo revuelto, pero en seguida lo que siento revuelto es el estómago también. Pensando que puedo aguantar y seguir intento probar un poco sin embargo no logro ni llevarlo a la boca cuando salgo corriendo al baño de visita a vaciar lo poco que tendré en el estómago
-Oh cariño, deberíamos ir al médico. Quizás tienes los valores mal o quién sabe que cosa tendrás pero nada bueno debe ser. No has estado comiendo bien estos días.
-O quizás Eric quiere llevarme con él- intento bromear, aunque en el fondo quisiera eso.
-No digas tonterías Amelia, probablemente algo te hizo mal. Lo mejor sería ir al médico para salir de dudas y atacar lo que sea pronto-
-Ya mamá, no te alarmes. Pero si sigo con malestar iremos al médico, te lo prometo. Por ahora no te preocupes-digo saliendo del baño.
Termino de arreglarme usando mi uniforme de siempre, una falda tubo negra con una camisa manga larga blanca y tacones negros, algo típico de secretaria de empresa.
-Madre ya me voy, te veo en la noche-grito cerrando la puerta de la salida
Al entrar a la presidencia lo primero que siento es como alguien se abalanza sobre mi gritando en mi oído dejándome casi sorda
-Ameliaaa, no pensaba verte tan pronto, te hemos extrañado mucho. No te veía desde lo que pasó, como lo llevas querida? – dice Kate con emoción y cariño
-Kate, por poco me dejas sorda. De verdad es necesario eso? –Le digo riéndo completando el abrazo que me está dando
-No puedo estar más días aquí aguantando el demonio que tenemos como jefe ahora sin ti-
No puedo aguantar la risa y la curiosidad
-De que hablas Kate? –
-Tu querido señor Jacob Lanz le ha cedido la presidencia a su hijo, recuerdas que no estaba muy bien de salud? Por la edad y todo el tema, pues ya decidió jubilarse.
Abro los ojos como platos de la impresión
-Pero cómo? Ni siquiera sabía que el señor Lanz tenía un hijo, solo conozco a sus hijas-
-Si si -dice dando saltitos- es realmente atractivo, es tan alto como el señor Lanz pero no posee la amabilidad de él. Es diferente, pero parece Dios griego Amelia- habla con tanta ilusión que no se si exagera
Katherine es parte de las secretarias de presidencia.
-Kate, pero eso quiere decir que tengo nuevo jefe que seré la nueva asistente personal de el hijo? – mis ánimos caen mucho más al piso de lo que ya venían estando
-Si, te lo puedes creer? Pero de qué podrás con él tu experiencia es mayor que la mía. – me dice tomando mis manos
De repente se abre la puerta de presidencia dejando a la vista a un hombre más o menos 1.90 de alto de cabello castaño y ojos azul oscuro con un traje gris y camisa negra sin corbata, tiene un estilo un poco más relajado pero su cara tiene facciones más duras y definidas, con una seriedad que haría llorar a cualquiera por la intensidad de su mirada reprobatoria.
-Ehh, buenos días señor. Desea un café, jugo o quizás el desayuno? – digo atropelladamente mientras sigue observandonos a las dos como tratando de descubrir hasta nuestro pasado.
-Señorita Katherine si mal no recuerdo, este no es su lugar de trabajo y tampoco es un club social en dónde puede hacer lo que le plazca. – dice amargamente
-Solo estaba poniendo al día a mi compañera, ya me retiro señor Lanz.- y sale corriendo a su mesa
- Amelia, pase a mi oficina- se voltea rápidamente entrando a la oficina
-Señor... - empiezo a hablar
-Gael, soy Gael Lanz y seré tu nuevo jefe. Se que has estado libre espero puedas ponerte al día rápido, tienes informes por revisar en tu correo y documentos en tu mesa por organizar. – la frialdad con que lo dice me hace apretar los puños.
El no parece ser tan mayor, quizás tendrá 34 años a lo mucho.- pienso al detallarlo
-Es todo señor Lanz?- Pregunto secamente