Era un día caluroso del mes de febrero. Finalizaba el carnaval, los eventos y fiestas estaban colmados de las buenas vibras de las serpentinas, albahaca y harina.
Era un día caluroso del mes de febrero. Finalizaba el carnaval, los eventos y fiestas estaban colmados de las buenas vibras de las serpentinas, albahaca y harina.
Me desperté temprano con la alegría de saber que hoy sería un gran día. Tome mi mate como todas las mañanas y me predispuse a completar las tareas diarias.
Cerca del mediodía comencé a preparar mi vestuario para ir a disfrutar del evento que comenzaba a las 2 de la tarde.
Despues de una refrescante ducha, me puse un vestido ligeramente suelto color crema, que resalta mi busto y caderas, con los hombros descubiertos y arriba de las rodillas, de una tela fresca y suave, unas sandalias beige y una cartera pequeña donde coloqué billetera, llaves, delineador, labial, rímel y celular.
A las 14 hs llegue al tan ansiado lugar.
Salude a muchas caras conocidas que fui encontrando a medida que entraba al lugar.
Como aún estaba esperando que lleguen mis amigas, me quede cerca de la barra y pedí una cerveza.
(En mi ciudad el calor es agobiante, asi que una cerveza o 2 o 3 no estaban de más).
Las bandas en vivo comenzaron sus presentaciones.
14:30 hs. llegaron mis amigas, nos saludamos con besos y abrazos y brindamos por la amistad, (aquí es común brindar por todo).
Acompañados con la música de fondo, entre risas y charlas, la gente comenzó a bailar en medio del salón, con mis amigas hicimos lo mismo.
El atardecer estaba llegando, el calor era intenso, el baile continuaba, nuestros rostros estaban rosados por la temperatura ambiente y el alcohol. De repente, lo vi entrar en el salón. Paso cerca mío y lo salude como siempre (sonriendo de lado, casi de manera tímida y un beso en la mejilla). Él devolvió el saludo, con su sonrisa amplia, sus ojos marrones y tocándose el cabello, como siempre lo hacía.
Se sumó junto con sus amigos a nuestra ronda de baile. Sentí un calor en mi espalda, y la mirada constante e intimidante de alguien, entre baile y baile giraba para ver quién era y no encontraba a nadie, me dije: seguro es la cerveza y calor.
Segui bailando y esa sensación de que alguien me observaba ya quemaba mis hombros. Di una pequeña vuelta y lo descubrí, sus ojos marrones estaban clavados en mí, no pude más que asombrarme y sonreí. El sonrió de lado y su mirada penetrante no daba tregua.
Me sentí acalorada y ruborizada, un pequeño destello de ilusión se hizo presente y sacudi mi cabeza para callar mis sentimientos.(Estaba segura que las cervezas producian ese efecto).
Eran las 3 de la mañana y la fiesta estaba culminando; con mis amigas fuimos al baño antes de salir del lugar.
Camino a la puerta del salón y como si el destino conspirara, lo vi cerca del escenario y sin dudarlo, levante mi mano y con una sonrisa lo saludé. Él tenía una mirada peligrosa, con un brillo que desbordaba pasión y deseo sin medida, me sonrió y se mordió los labios, me guiño un ojo y me devolvió el saludo. Yo quedé atónita ante esa reacción y sentí emerger una humedad especial lo cual me hizo sentir nerviosa, me apresure a salir de allí.
Ya en la vereda del salón, pedimos un taxi y nos subimos las 5 mientras íbamos parando en cada departamento para dejar a una por una.
Al llegar a mi departamento, me prepare un reparador baño, luego me sequé y me puse mi pijama.
Revise mi celular y me acosté. Toda la noche me quedé pensando en lo sucedido, varias veces me encontré sonriendo sola. Hasta que me dije: "-¡Basta!, esto no es así. Nunca se fijo en vos y vos tampoco tenías atracción por él. ¿Por qué hoy sería distinto?!-" (Le heche la culpa a la cerveza). Pero el recuerdo de su mirada tan intensa y su sonrisa de lado me invadía muchas veces, con esas imágenes, me dormí.
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