promesa de convertirla en vampiro a los 21 años, lo que significa belleza inigualable,
fuerza descomunal y vivir por siempre, entre otras cosas.
Personalmente nada de eso me interesa pero es obligatorio
que todas las familias con hijas entre esas edades las presenten como
candidatas, afortunadamente solo escogen una al año y este es el último año que
soy elegible.
Por eso decía que las cosas son complicadas para las jóvenes
de mi edad, tenemos la obligación de presentarnos como candidatas a esclavas de
esos sanguinarios y, por cierto, ser esclava significa dejar que se alimenten
de ti cuantas veces quieran, muchas han muerto antes de cumplir los 21 por esta
razón.
En serio espero que este año no me elijan y librarme de una
vida de esclavitud.
Hoy es el día de la elección el pueblo se viste de flores y
adornos que representan la belleza vampírica, se monta un escenario frente al
balcón del palacio, desde donde los reyes vampiros hacen su elección creo que
este año le toca elegir a Lord Carlo el más misterioso de los 10 vampiros que
gobiernan Vampiria, todas debemos subir a ese escenario para que puedan ver
quienes somos elegibles y si alguien intente pasarse de lista y no subir es
asesinada a sangre fría por los guardias de palacio (que también son vampiros)
luego ellos se turnan para alimentarse de la pobre chica, algunos no la matan y
se alimentan de ella mientras sigue viva hasta que su cuerpo se queda sin
sangre.
Así que llegado el momento me despedí de mis padres como si
fuera la última vez que los vería y subí al escenario intenté camuflarme entre
todas las chicas, hasta elegí un vestido gris para no destacar, pero yo era la
más alta de todas y eso no podía ocultarlo.
-espero que me elija, tres años de esclavitud contra una
eternidad como un hermoso vampiro no está nada mal- murmuró una chica que
estaba frente a mi.
-¿estás loca? ¿Acaso sabes lo que le hacen a las chicas
ahí?- Dijo la que estaba a su lado.
-no hay gloria sin sacrificio- dijo ella.
"Gloria" pensé yo poniendo los ojos en blanco.
De pronto salieron los 10 gobernantes junto a una chica de
vestido y ojos rojos.
-Como todos los años nos hemos reunido aquí para elegir una
nueva servidora que se unirá a nuestra pequeña familia y, como todas saben,
tendrá la posibilidad de convertirse en una de nosotros en el futuro.
-si es que llega a ese futuro- murmuré lo más bajo que pude.
-para demostrar una vez más la veracidad de esa promesa
quiero presentarles a Noelia, ella sirvió para mi por 4 años y hoy que ya ha
cumplido 21 años se ha convertido en una más de nuestra especie.
La chica sonreía con una sonrisa irresistible, con unos
brillantes colmillos blancos y poseía una belleza extraordinaria.
-Ahora, mi hermano Carlo procederá a elegir su esclava.
Un hombre guapísimo de tes blanca, cabello castaño y
hipnóticos ojos rojos se paró en frente miró a un lado y a otro examinando sus
opciones y apuntó en mi dirección.
-la quiero a ella- dijo.
-¿a mi?- dijo la chica frente a mi con alegría.
-no, tu no, la que está detrás, la alta de vestido gris-
corrigió.
Yo me congelé, no podía ser, no podía ser, no quería eso, me
había vestido de gris para pasar desapercibida, pero no podía negarme ¿Qué iba
a hacer?
-Ven conmigo- Dijo un guapo guardia de palacio con un tono
de voz firme sin llegar a ser violento.
-Cla-claro- Tartamudee estaba petrificada por la impresión y
sobre todo muerta de miedo, ya me imaginaba a Lord Carlo alimentándose de mi
hasta dejarme sin vida.
El guardia me llevó a palacio donde me presentó ante Lord
Carlo y se fue, yo lo quedé mirando sin saber que hacer, intentar huir sería
inútil, quizás mostrándome sumisa y servicial me ganaría su afecto, eso sí
estos monstruos sienten afecto.
-¿Cómo te llamas, preciosa?
-Mi nombre es Sofía, mi lord- dije haciendo una pequeña
reverencia.
-¿y que edad tienes?
-18 mi Lord
-Perfecto, quería una de tu edad, por eso te elegí, parecías
mayor.
-¿Solo por eso?
-Por eso y porque eres hermosa, seguro serás una vampira
despampanante- Dijo, yo me ruboricé nunca me consideré bonita pero él estaba
diciendo que era hermosa- ven te mostraré tu habitación y te diré que quiero de
ti.
Yo solo asentí y lo seguí, me llevó hasta una habitación en
la azotea donde solo había una cama, un velador y un closet con dos vestidos
iguales y una puerta que daba a un pequeño
-esta es tu habitación puedes hacer lo que quieras en ella
pero solo puedes venir cuando yo te lo indique, lo mismo con hablar, comer o
hacer cualquier otra cosa, ahora eres mi esclava ¿entiendes lo que eso
significa?- yo lo miré con temor- puedes responder.
-¿Qué se va a alimentar de mi?- dije con temor, era lo único
en lo que podía pensar.
-En parte... pero eso no debe preocuparte, cuido muy bien de
mis esclavas.
-¿tiene más esclavas? – pregunté impulsivamente.
-¿Qué te dije de hablar sin mi permiso?
-lo siento mi lord.
-Si tengo o no más esclavas, no es de tu incumbencia- dijo
yo bajé la cabeza en señal de que entendía lo que había dicho- bueno sigamos...
Seguimos caminando por el palacio que era enorme, tenía una
cocina del porte de mi casa y un living del doble de su tamaño, el comedor era
un poco más pequeño pero aun así era enorme, cabían 20 personas sentadas
cómodamente, luego llegamos a una sala donde había una hilera de sofás de
terciopelo rojo, de un cuerpo y en algunos de ellos habían vampiros
alimentándose de indefensas chicas.
-hora de nuestra primera comida- Dijo él yo me volví a
paralizar de miedo, el se sentó en el primer sofá- ¿Qué esperas?- yo negué con
la cabeza, no había forma que me convenciera de hacerlo voluntariamente- vamos,
tengo hambre y eso me pone de mal humor, no quieres conocer ese lado de mí- Dijo,
estiró su mano hacia mi y me atrajo hacia él- Ahora arrodíllate- Agregó.
Yo obedecí de mala gana, el tomó uno de mis brazos y mordió
mi muñeca, lancé un pequeño grito de dolor, después de lo que pareció una
eternidad dejó de morderme, lamió mi herida y esta cicatrizó como por arte de
magia.
-la saliva de los vampiros tiene propiedades curativas- dijo
yo sonreí a medias- Debes estar cansada, ve a tu habitación a descansar hasta
que te necesite.
Yo me paré, hice una pequeña reverencia y corrí a mi cuarto,
una vez ahí me quedé mirando la muñeca que él había mordido, en serio era como
si nada hubiera pasado, no había cicatriz ni nada similar, era increíble