Desde pequeña, me ha dado curiosidad: aquellas personas que, en algún momento de su vida, han sido "perfectas" en todo el sentido de la palabra. Aun así, es el mismo tiempo que se encarga de demostrar que no hay nada, ni nadie, que tenga una existencia sin inconvenientes.
Tenemos una casa, por la cual trabajamos tanto para hacerla realidad, y de pronto, un terremoto la destruyó; tenemos a nuestra familia completa, y un accidente o una enfermedad se los lleva o los vemos sufrir. Son ese tipo de noticias que nos hiere y es difícil sobrellevar nuestro día a día; sin embargo, siempre he admirado a aquellos que se levantan, que no se dejan doblegar ante las circunstancias.
Esta historia resalta la valentía de un hombre llamado Leonardo, quien lo tenía "todo": Tenía una maravillosa esposa con quien esperaba una bebé, era un exitoso empresario, sociable, atractivo, fiel, y sumamente sencillo en su forma de ser, pues no le gustaba alardear de lo que tenía.
Desafortunadamente, su vida dio un giro inesperado...
Se enfrentó a diversas situaciones que jamás imaginó: cómo afrontar la muerte de su esposa; enterarse que las personas que lo han rodeado a lo largo de su vida, no eran lo que él creía; además, aprender del desafío, y a la vez, hermosa experiencia que implica el criar a su hija Emma, y es ella precisamente, su mayor razón para seguir adelante.
"Cuando te levantes por la mañana,
piensa en el precioso privilegio
de estar vivo, respirar, pensar, disfrutar y amar".
- Marco Aurelio.