No digas así mi nombre, atrevido. Si me llamas así de sencillo harás que me salte el corazón y se me vuelva la cara roja. ¡Vas a creer que tengo fiebre! Y no te voy a decir que es solo porque me has hablado. Siento que te voy a dar un espantoso susto.
¡Dios, tú que todo lo puedes, ayúdame!
-Bueno, ¿Cómo te la estás pasando?
Me sonríes así de repente y puedo verte ese lindísimo hoyuelo. Eres un descarado, sabes que estás guapísimo y te atreves a enseñarme esa bonita cosilla tuya.
Vamos, Hugo, respira bien y ponte derecho.
-Demasiado bien cómo para ser alguien que no le gusta tanto las reuniones grandes.
Me respondes.
-Ay, voy a matar a Miguel, yo le dije que nomás invitara a algunos y se apresuró a invitar un huevo de gente.
¿Dónde está Miguel? Estoy asadísimo qué en cuánto lo vea le voy a dar una gritada. ¡Es la fiesta de su amigo, no la suya! Le dije que sólo íbamos a ser poquitos, para que se sienta cómodo y bacán.
¡Ah! Ya te vi, estás con Tomás, y te ves bien sonriente. Espera nomás a que llegue, imbécil.
-Ya conoces a Miguel, siempre es de construir fiestas bien grandes.
Me sigues hablando.
-Sí, pero esta es la tuya, que no joda.
-Tranquilo, guapetón, no es para tanto.
A veces olvido que viviste un tiempazo en España y qué todas tus palabras son de por allá, y te odio por eso. Te odio mucho, porque se te ha pegado esas ganas de llamarme así.
No soy Hugo para ti, soy guapetón. ¡Y te atreves a decirlo así nomás! Me vas a dar algo, Samuel, y te voy a culpar por eso.
-Entonces, ¿Qué es lo que quieres decirme?
Qué te quiero. Qué me gustas. Qué estoy enamorado de ti. ¿Cómo te lo digo? Sabes que no soy un chico que dice bonitas palabras, es más, las palabras se me dan del asco.
¿En serio no lo notas? Vamos, mírame bien, me brillan los ojos y hasta me he puesto ropa para conquistarte. Hombre, se nota que contigo hago de todo.
-Verás, hay algo que siempre quise decirte.
¡Bien, Hugo! Ya dijiste un 0.01% de lo que debes decir. Estoy tan orgulloso de ti.
-Bien, ¿y de qué se trata?
-Ay Dios, es que no sé cómo decir esto.
-¿Es algo bueno o malo?
Qué buena pregunta, permíteme decir que yo creo que es algo malo. Porque, verás, somos bien diferentes. Tú tienes tus veintiocho y a mí nomás me faltan unos dos meses para llegar a los veinte. Aparte, tú tienes trabajo, carrera, una casa y un perro. Yo vivo con mi papá y ni siquiera estoy estudiando, todavía ni sé lo que ando queriendo concretar cuándo me vuelva un viejo.
Somos tan distintos, tú tienes todo y yo ni sé que puedo darte. ¿Aceptarías los sentimientos de un chico gracioso? Prometo hacerte reír todos los días sin cobro extra.
-Es que no sé cómo te lo vas a tomar.
De repente, te me acercas más. Pareces tan curioso de lo que te tengo que decir, y mira, estoy inquieto, de verdad que sí, siento que me tiemblan hasta los órganos.
¡Es que estás muy cerca! No me dejan pensar tus ojitos de avellana.
-¡Vamos! Dilo sin miedo, ¿quieres un poco de trago para que bajes tus nervios?
No, gracias, que cuando le doy un sorbo al alcohol ya no me para nadie.
-No, ahí nomás, ya lo diré, sí, te lo voy a decir.
-Vale, te escucho.
Madre santa, ¿y si yo no le gusto? ¿Y si me dice que no es gay? ¡Ay, que me mato! Porque estoy seguro de que a este hombre le gustan también los chicos. Sí. Muy seguro. ¡Sí me he fijado bien!
Se nota que Samuel es de las personas que andan probando de todo, aparte ya le vi esa manía de ser un tremendo coqueto con sus amigos y con sus amigas. ¿Por qué conmigo no? Adelante Samuel, sin miedo, también abrázame y hazme la broma de que me quieres chapar.
¡Soy el primero es darte un buen beso, digno de un gil!
-Cuándo te quedas callado me haces pensar que realmente es algo malo, ¿quieres hablar de eso en alguna otra parte? Podemos subir a la habitación de tu hermano para más privacidad.
¿Y estar solitos? No. Bueno, sí
No, mejor no. Me va a dar ansiedad.
-Bueno, de la nada me estaba preguntando si tú ya tienes enamorada.
Dios, qué pendejo eres Hugo, ¿estás que metes floro?
-Osea, cómo veo que hay muchas mujeres pues pensé que una de ellas era tu flaca y no la quieres presentar, cómo eres bien rochoso y eso, pues, ¿tienes o no?
¿Te estás riendo? Oye, no seas grosero, que me ha costado hablarte, tú nomás responde. ¡Qué roche!
-¿Por qué tanta curiosidad?
Si te ando preguntando por si tienes un ligue es por algo, ¿no? Pucha, eres igual de lenteja que mi hermano, por algo son amigazos. Aparte, ¡ya no te sigas riendo!, ¿sí? Es que tu risa se escucha tan bien, y la verdad es que mi corazón realmente está intranquilo. Cuando te ríes, me siento tan feliz.
¡Dios, qué te quiero mucho, Samuel!
-Ah pues, curiosidad.
-¿Y así de repente?
-Bueno, hombre, yo solo me estoy preocupando, soy tu amigo y mi deber es chequear si hay alguien por ahí camufladita.
Sé que intentas comprenderme, calmado Samuel, ya vas a entender, cambia esa graciosa carita tuya, sube tus cejas y deja que te explico cuándo me hayas dado la respuesta.
-No tengo enamorada, guapetón.
Ay, Diosito, dijiste que no. ¡Putamare, dijiste que no! ¿Qué tenía que hacer? ¡Cierto! Las palabras, las palabras. Vamos Hugo, ponte derecho y dile todo lo que estuviste guardando, despacio y bonito.
-Pero estoy conociendo a alguien últimamente.
Puedes repertirlo, ¿porfavor? Es que no te escuché bien.
No, mejor no, es más, ya no me respondas a nadita. Es que no puede ser cierto, ¿sabes? ¿No me estás jugando una bromita? Porque a ti te gusta mucho hacer esas vainas. Anda, dime que esta vez también es un jueguito para fastidiarme.
Porque me duele como mierda el corazón.
-¿En serio?
Ya no quiero seguir hablando. ¿Dónde está Tomás? Amigo, te invité a la fiesta para que andes mirándome y te fijes en mis señales, no para que estés conversando con mi hermano. ¡Deja a Miguel y ven por mí!
Sácame, porfavor, que voy a llorar.
-Todavía no es nada serio, simplemente estamos saliendo, pero la chica es interesante y bastante divertida, nos llevamos demasiado bien.
Suenas muy heterosexual, ¿me habré equivocado contigo? Dios, qué salado me siento.
-¡Ah! ¿Eso significa que porfin el galán de Samuel Villanueva tendrá su parejita?
Finge que no te duele. Finge y sonriele, Hugo, a ti se te da bien hacer eso.
-Ya te dije que nos estamos conociendo, todavía no te puedo decir exactamente en qué vamos a terminar.
-Pero de seguro hay algo de ella que te guste.
-Bueno, sí, hay algunas cosas que me agradan de ella.
-Listo, te gusta.
Te ríes de nuevo. Te divierte mucho lo que digo, ¿verdad? Bueno, se siente bien servirte para algo.
-¿Y qué hay de ti, Hugo? ¿Alguna chica por allí que te llame la atención?
Solo un hombre de veintiocho que es periodista y que tiene tu nombre.
-Nah, que paja eso, eso de gastar dinero y hacer cartelitos no es lo mío.
Pero por ti, yo encantado.
-Pronto vas a ver que te llegará alguien y vas a cambiar de opinión, además, eres todo lo que una persona quiere, Hugo.
Pero para ti, no lo puedo ser.
Hombre, nunca me he escuchado así de tristón. Qué horrible esto, de verdad que nunca más me atrevo a hacerme el valiente.
-Espero y tengas razón, Samuel.
-Vas a ver que va a ser así, y cuándo ese día llegue espero ser el primero en enterarme para ver lo feliz que eres, bueno, aunque sea uno de los primeros.
Levantas tu mano para que me puedas acariciar rápido el cabello. Me gusta. Me gusta cuándo me muestras un poco de cariño. Me gusta mucho tu manera de decirme que me quieres.
Oh, Samuel, realmente te quiero. Al inicio fue tan difícil aceptar que me andabas gustando, porque yo nomás me fijaba en las chicas. No te miento, me estaba cagando de miedo cuándo me vi pensando en ti, pero te acepté y me acepté. Y me haces feliz.
Déjame hacerte feliz aunque sea por dos horitas, no te pido mucho.
-¿Eso es lo que me querías decir?
No, pero ya no te lo puedo decir. Creo que ya ni tengo que pensar en hacerlo de nuevo.
-Mucho drama para eso, ¿verdad?
-Solo un poco.
Bajas tu mano y me quedo esperando por un poquito más, todavía me duele el corazón. Samuel, sigue llenándome de caricias hasta que te deje de querer, porfavor.
-Entonces me llamas para otro drama, ¿va? Disfruta la fiesta.
Te despides de mí con una sonrisita y te veo andar hacia un grupito que no para de hablar. Con ellos te veo tan contento y tan animado. Te unes bien fácil a la conversación y los haces reír al toque.
Ya me di cuenta de que realmente somos tan diferentes.
-¿Y? ¿Qué pasó?
Tom, gracias por acercarte, ahora dame un abrazo y sácame de aquí que tengo el corazón agonizando.
-Pues quiero llorar.
Me estoy dando la vuelta para que me mires los ojos, no te estoy mintiendo.
-¿Te rechazó?
-No le dije nada, Tomás, él ya está saliendo con alguien.
-Ay, no puede ser, y tú que estabas tan seguro en confesarte.
-Sí, bueno, se intentó, ánimo que la vida sigue.
Te estoy sonriendo, Tom, para que no te preocupes porque sé que no vas a parar de hacerme preguntas. Sólo déjame darle un llanto al hombre y ya verás que me recupero rápido.
Tweet de @emohugo0: Cierro hilo jajaja no hice nada
(Las redes sociales mostradas en los capítulos existen, los lectores son capaces de dialogar con ellos para que la trama y la sensación de la historia sea disfrutable)