Observe mi cuerpo en el espejo, no traía ropa, lo cual me hacía hacer un ritual completamente diario. Cada día me paraba en frente del espejo y me observaba a mí, así como dios me trajo al mundo. ¿Era arrogancia?. Quizás, ¿hacía que mi ego se alimente? Quizás. Solo estaba allí, unos minutos mirándome y sonriendo a la vida por los 1.70 y tantos que me había dado y por mi trasero que hacía que mi sostén número 85 no sea tan malo.
- ¿Estarás ahí toda la vida?-
Escuché la voz de mi hermana, Victoria Coleman, mi hermana mayor, solo por dos años. Ambas éramos unidas y mi padre pagaba nuestro departamento en el centro de Nueva York lo que hacía nuestras vidas más fáciles
Lo siento, me presento. Mi nombre es Amparo Coleman, con 25 años soy secretaria de Tomas Wilson, un empresario que hace que mi vida sea más fácil, sin mencionar los días en los cuales viene de mal humor y no quiere nada más que su café amargo. El cual un día lo llevará a la úlcera. Muchas personas en mi lugar de trabajo me odian, la Central Mil y Mil lo cual son una familia de marcas de autos, muy famosos y conocidos. ¿El motivo del odio? Hija del amigo del dueño lo cual hacen dos más dos y llegan a la conclusión de que mi padre me ha puesto allí. ¿Qué tan verdad es ?. la verdad es toda, sin embargo, cada día hago mi trabajo mejor y me lo ganó, con tiempo, dedicación.
No negaré que soy una caprichosa de la vida y me gusta tener todo lo que quiero y jamás ocultó al mundo quién era mi padre, sin embargo no soy una gran ejecutiva dentro de la empresa, soy solo una secretaría, lo cual el día de mañana quiero aprender lo suficiente para poder llegar alto en la empresa. ¿podre? no lo se, mi padre ha dicho que sí, sin embargo, es la empresa de su amigo, por alguna razón, mi hermano Cole Coleman es quien es su mano derecha en nuestra empresa familiar y jamás entendí el por qué pertenecemos a otra, únicamente sé que son socios y que en parte, la empresa Mil y Mil me pertenece.
-Estoy yendo demonios-
Me metí dentro de mi vestido a cuadros, el cual cuesta miles de dólares, recogí mi cabello bien alto en una coleta, porque si, algo que odiaba con lo más profundo de mi ser era el calor, la transpiración, el pequeño sudor que crece debajo de tu cuello cuando llevas el pelo suelto y eres una persona activa como lo soy yo. Al terminar, salí a nuestro living.
-espero que te encuentres lista, digo, por apurarme-