A diferencia de antes, no intenté persuadirla.
Después de que desahogó su ira, destruyó la pulsera preciada de mi madre.
"¡Voy a buscar a papá! ¡Todo es tu culpa por mantenerme atada a ti! Dijiste que una madrastra no es tan buena como una madre real, ¡pero eres peor que la tía Karlee!".
Estaba harta. "Está bien, ve a buscar a tu papá".
"¡Bien, lo haré!".
Ella golpeó el suelo con el pie y salió furiosa.
Me agaché, recogiendo la pulsera rota.
¿Por qué debería hacerme sufrir tratando de ser una buena madre?
Los pedazos rotos cortaron mi palma, y mis lágrimas cayeron.
Mi madre era tan gentil cuando estaba viva.
Como yo, se divorció cuando yo era joven y me crió sola.
Pensé que podría criar a mi hija bien sin un hombre.
Ahora veo que estaba equivocada.
No importaba cuánto diera, una hija ingrata seguía siendo ingrata.
Me rendí.
No quería agotarme tratando de ser una buena madre.
Cuando mi hija salió corriendo, no la perseguí.
Limpié la casa, tiré el desorden y fui a descansar.
Tenía trabajo al día siguiente y no quería seguir torturándome por ella.
"¡Dame dinero!".
Cuando llegué a casa del trabajo, ella estaba sentada en el sofá.
No se dio cuenta de su error y me exigió dinero.
La ignoré y me dirigí a la cocina.
"¿Oye, no puedes oírme? ¡Te dije que me des dinero!".
Bloqueó mi camino, llena de malicia, tratándome como si fuera su enemiga en vez de su madre.
"¿Qué estás haciendo?" Me miró con hostilidad. "¿Estás sorda? ¿No puedes oírme hablarte? Trabajando sin descanso en ese trabajo, ¿te has vuelto tonta? ¿Cómo se supone que voy a encontrar a papá si no me das dinero?".