12 años atrás...
LA PESADILLA.
12 años atrás...
LA PESADILLA.
La familia Gold Myerston estaba de vacaciones de verano en las playas de Brighton, habían alquilado una cabaña pequeña pero muy acogedora, para pasar una semana diferente a las que acostumbraban, cada vez que podían echarse una escapada con los niños, de manera que compartían y disfrutaban de ese mágico espacio. Por las mañanas tomaban el sol, los niños jugaban en la arena y a la orilla de la playa, recibiendo la energía de las palmeras, contemplando la inmensidad del mar y las bellezas que ofrecía aquel hermoso lugar. Sarah era una niña de cinco años, mientras que su hermano Ian, era un poco más grande, ambos eran muy apegados a sus padres, quienes siempre les profesaban su amor y sus cuidados a cada momento, así como fomentar los valores para ser siempre unos buenos niños. La última noche que pernoctarían en la cabaña que alquilaron durante las vacaciones, mientras los padres estaban en la sala de estar, los niños miraban en su tablet, lo que sus progenitores llamaban programas prohibidos, ya que les ocasionaban sentimientos de temor y miedo, sobre todo a la pequeña Sarah. ━Hermanito, ¿qué estás mirando? ━pregunta Sarah, acercándose.
━Nada que debas ver, estás muy pequeña para esto. ━le contesta Ian, evadiendo la vista de su hermana.
━Muéstrame, quiero ver. ━insiste la pequeña niña.
━Es una película de hombres lobos, pero no deberías verla, si mamá se da cuenta me regañará.
━Déjame verla, yo no le diré que tú me mostraste nada.
━Bueno, si quieres, solo no quiero que mi mamá me vaya a regañar después. La niña se quedó junto a su hermano, mirando las imágenes de la película, lela, apenas despabilaban, pues le parecía emocionante ver cómo los hombres se transformaban en perros y aullaban a la luna llena, de pronto entra la mamá a la habitación. ━Vamos niños, es hora de dormir, ¿qué están viendo allí? ━pregunta al escuchar el aullido de los lobos.
━Nada mamá, nada, solo son unos anuncios. ━contesta Ian, tratando de ocultar la tablet debajo de los cojines del sillón.
━A ver, muéstrame Ian. ━insiste, mirando a sus hijos, toma la tablet entre sus manos para chequear la programación, al darse cuenta, pregunta ━¿Cuántas veces les he dicho que este tipo de programas no los pueden ver?, sobre todo tú Sarah, ver esas películas te ocasionan pesadillas recurrentes, ya hemos hablado de esto.
━Mamá pero no me da miedo, solo son sueños... de mi otra vida quizás, o de mi misión en la vida, cuidando los perritos. Sabes que me gustan mucho los animales.
━Sí, Sarah, sé que te gustan mucho los animales, los perros sobre todo, pero ya hemos tenido largas conversaciones acerca de este tema, además los perros y los lobos, son razas diferentes y hacen cosas distintas, los lobos de estas películas son malos y eso no te hace bien a nivel psicológico. Estás muy pequeña para hablar de misiones en la vida ¿Qué cosas son esas?
━Pero es fantasía mamá. No me da nadita de miedo. ━insiste la niña.
━¿Estás segura que no te da miedo?, si cuando tienes las pesadillas te despiertas gritando y sudando, asustada, ¡Vaya cuidadora de perritos! ━se burla Ian, haciendo mofa a su hermana.
━¡Ian!, tú has silencio, que en este momento, eres el responsable de esto. Ahora, váyanse a dormir, no quiero escuchar una palabra más acerca del tema, ¡Ah! y la tablet, por los momentos está decomisada, al menos hasta que aprendan a obedecer, sobre todo tú Ian, que eres el más grande y el que debe darle el ejemplo a su hermana.
━Pero mamá...
━Nada de peros, métanse ahora a la cama y a dormir.
━Por tu culpa me quitaron mi tablet ━susurra Ian a su hermana.
━¡Basta, Ian! El tema está cerrado y no se discute más, ¡A dormir!. Los niños obedecen a su madre y se van a la cama, esta los arropa, les da la bendición, los besa en la frente, apaga las luces y sale de la habitación. En el transcurso de la madrugada... ━No, no, por favor, aléjense de aquí, tengo miedo, ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Dónde estás? ¿Por qué me has abandonado? ¡Aléjense! ¡Mamaaa! Esos lobos me quieren morder ¡Mamááá! ━¡Sarah!, ¡Despierta hija! Es solo una pesadilla, despierta pequeña. ━le dice la mamá acercándose a la niña y brindándole consuelo, abrazándola y arrullándola. ━Mami, tuve un sueño donde unos lobos estaban alrededor de mi, y ni papá ni tú estaban, me habían abandonado. Yo tenía una tiara que brillaba, pero tenía miedo. Sus ojos eran rojos y me miraban fijamente, no me querían dejar ir, cada vez que lo intentaba, me mostraban los colmillos. ━decía la niña mientras se incorporaba, sentándose en la cama. ━Ya mi niña, fue solo un sueño, sabías que esto podría pasarte luego de ver esa película prohibida. ━le repetía su madre mientras le acariciaba la cabeza. ━Mami pero a pesar de que sentía miedo, me pareció que ellos tenían que decirme algo, por eso no me dejaban ir, aunque por un momento, me sentí protegida, y yo tenía esa coronita, como si fuera una reina para ellos. ━¿Qué dices Sarah?, por favor, eso solo puede ser producto de tu imaginación, ¿Cómo vas a ser una reina para una jauría de lobos? ━le pregunta susurrando para evitar que Ian, se despertara. ━Sí mamá, ahora que lo pienso, parecía más bien un mensaje de ellos o de ese muchacho que apareció delante de los lobos, como si fuera su jefe. ━¿Un mensaje? ¿Un jefe de lobos? ¡Ay, Sarita!, mejor ya acuéstate a dormir y deja de estar viendo esas películas, para evitar esos malos sueños. El lunes a primera hora, llamamos a la psicóloga para hablar del tema, pero por lo pronto vamos a seguir durmiendo, ¿está bien? ━Está bien mamita, pero, ¿puedo ir a dormir con papi y contigo? En ese momento, entra a la habitación el padre de los niños, quién les pregunta qué ha pasado que hace un momento había escuchado unos gritos, a lo que responde su esposa. ━Sarah, que tuvo nuevamente una de esas pesadillas con lobos. ━Sí papi, y le preguntaba a mi mami, si me podía ir a dormir con ustedes, ¿podré? Por favorcito, papito. ━le dice la niña mientras junta sus manitas en modo de oración. ━Claro que sí mi pequeña, vente a dormir con nosotros, ━le dice mientras le abre los brazos para cargarla y llevarla con él a la habitación. A la mamá no le quedó de otra sino asentir, apagar la luz y volverse a su habitación a seguir durmiendo, pues al día siguiente le esperaba un día ajetreado y a su vez, el retorno a la ciudad para continuar con su rutina diaria.
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