Es mentira que no lo amo
img img Es mentira que no lo amo img Capítulo 4 Hipócrita
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Capítulo 15 Nunca se acordaba de llevar su paraguas img
Capítulo 16 Súbete img
Capítulo 17 ¿Ya acabaste de mirar img
Capítulo 18 Fiebre img
Capítulo 19 Madre soltera img
Capítulo 20 Fiesta de cumpleaños img
Capítulo 21 Una llegada inesperada img
Capítulo 22 ¿Quiénes son img
Capítulo 23 La familia Treviño está de plácemes img
Capítulo 24 No tienen nada que ver contigo img
Capítulo 25 Tus habilidades para huir han mejorado img
Capítulo 26 Buena suerte img
Capítulo 27 Se había delatado ella sola img
Capítulo 28 Una vida sin ataduras img
Capítulo 29 Esto es venganza img
Capítulo 30 Los amigos deberían ayudarse entre sí ¿cierto img
Capítulo 31 Los enemigos estaban destinados a encontrarse img
Capítulo 32 La situación ha empeorado img
Capítulo 33 Vigilando img
Capítulo 34 ¿La había engañado img
Capítulo 35 Pródigo en atenciones img
Capítulo 36 Bella Dama img
Capítulo 37 Él Nunca Sonreía img
Capítulo 38 ¿Los cerdos podrían volar img
Capítulo 39 ¿Qué más quiere img
Capítulo 40 El que no pasa página. img
Capítulo 41 ¿De camino img
Capítulo 42 Rumores. img
Capítulo 43 Qué pasaría si... img
Capítulo 44 No puedes darte el lujo de hacerlo. img
Capítulo 45 No lo permitiré. img
Capítulo 46 Nunca vuelvas con tu ex img
Capítulo 47 No le temo a nada img
Capítulo 48 Harás que te mate img
Capítulo 49 No esperes mucho de la comida de mamá img
Capítulo 50 Los sabios saben cuándo detenerse img
Capítulo 51 No puedes mentirme img
Capítulo 52 Soy tu hermana img
Capítulo 53 Lo siento, hermana img
Capítulo 54 Él esperaba que ella lo hubiera hecho img
Capítulo 55 No necesito una doble img
Capítulo 56 Levanta la mano por encima de tu cabeza y ven conmigo img
Capítulo 57 ¿Everleigh ya no regresará img
Capítulo 58 Ninguno de los dos estaba obstaculizando el camino del otro img
Capítulo 59 ¿No pueden estar juntos solo porque se gustan img
Capítulo 60 Ella es diferente img
Capítulo 61 Mentiras img
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Capítulo 4 Hipócrita

El agua brotaba del grifo del baño mientras Everleigh miraba la imagen que le devolvía el espejo. Su rostro estaba impecable y su guardapolvos blanco continuaba cuidadosamente arreglado. Sin embargo, desafortunadamente, sus ojos estaban completamente rojos, era evidente que acababa de llorar.

No tenía dudas, si no hubiera pasado nada hace siete años, se habría casado con Theodore. No pudo evitar recordar el incidente aquel, la escena apareció en su mente de repente y sintió un dolor sordo en la parte posterior de la cabeza.

Mientras recordaba, trataba de recuperar el aliento, pero era inútil. Fue en una noche oscura y lluviosa, siete años atrás. Un grupo de hombres la rodeó en un callejón. Ella gritó pidiendo ayuda, pero el sonido de la lluvia ahogó su voz...

De pronto, escuchó un golpe.

-¿Quién está ahí? ¿Por qué cerraste la puerta?

Las imágenes desaparecieron cuando escuchó que alguien golpeaba la puerta del baño. Se sintió como si acabara de salir del agua después de estar a punto de ahogarse. De inmediato, inhaló profundamente y recobró sus sentidos.

Rápidamente, se lavó las manos y abrió la puerta.

-Lo siento -dijo y salió.

-¿Qué diablos crees que estás haciendo? Encima eres médica...

Everleigh ignoró las quejas de la otra persona y se marchó a paso veloz y con la cabeza gacha en dirección a su oficina. Ni bien llegó, se encontró con una mujer con un vestido blanco sentada en su escritorio.

-Everleigh.

Era Josephine, quien de inmediato se puso de pie, dejando que la cola de su vestido de novia cayera al suelo. La luz del sol entraba por la ventana y caía sobre el vestido, dándole una apariencia deslumbrante.

En ese instante, Josephine notó los ojos rojos de Everleigh y le preguntó con cierta vacilación:

-¿Estás bien?

-Sí, estoy bien. Acabo de tratar a un paciente y la medicina me entró en los ojos -mintió. Luego fingió estar relajada, dejó unos informes médicos sobre el escritorio y, con los labios curvados en una sonrisa, preguntó-: ¿En qué te puedo ayudar?

-Bueno... Theodore quiere que lo atienda otro médico y creí que debería informarte. -Hizo una pausa y luego agregó-: No me malinterpretes, no es mi decisión, sino de Theodore.

Las manos de Everleigh estaban en sus bolsillos, como de costumbre, y al escucharla las apretó formando puños. Sin embargo, su rostro permanecía inexpresivo.

-No te preocupes. Puedes decirle al decano, él se encargará -respondió con calma-. Incluso si fue tu idea, es comprensible. No tienes que explicarte.

Everleigh entendía la decisión, después de todo, ella tuvo una relación con Theodore. Josephine era una de las pocas personas que lo sabía.

-Everleigh, sé que debes estar molesta y me debes odiar. En ese tiempo, si no te hubieses ido... -De pronto, Josephine se detuvo y tiró del brazo de Everleigh con tristeza. Luego prosiguió-: Pero estuviste lejos por tantos años... Cuando te fuiste me dijiste que sería imposible para ti y Theodore continuar, es por eso que yo...

En ese momento, Everleigh sintió náuseas al ver a su vieja amiga actuar sentirse triste y miserable. Se consideraba a sí misma como una persona honesta, ¿por qué jamás se dio cuenta de que su mejor amiga era una hipócrita?

-Lo pasado es pasado. Sé lo que te preocupa, pero no sucederá. Mi regreso no tiene nada que ver con Theodore -explicó Everleigh pacientemente

De inmediato, Josephine separó los labios para contestar; sin embargo, un tono de llamada la interrumpió. Al instante, Everleigh apartó el brazo despacio y miró la pantalla de su celular.

-Josephine, lo siento, debo atender -concluyó.

-Sí, no hay problema. Hablaremos en otro momento -respondió Josephine con una sonrisa.

Luego, levantó la cola de su vestido y salió. Verla marchar vestida como novia fue un gran golpe para Everleigh.

Justo cuando Josephine se volvió para cerrar la puerta, escuchó a Everleigh contestar la llamada en la oficina.

-¿Hola?

Everleigh accidentalmente puso la llamada en altavoz, por lo que Josephine pudo escuchar una voz infantil y encantadora desde el otro extremo de la llamada.

-¡Mami! ¡Adivina quién soy!

«¿Mami?», se cuestionó Josephine. La expresión de su rostro cambió de repente. Instintivamente apretó el pomo de la puerta con más fuerza y dejó la puerta entreabierta.

Al instante, las dudas la invadieron. ¿Everleigh tuvo un hijo? ¿Quién era el padre? ¿Estaba casada? ¿O fueron esas personas de hace siete años...? Las especulaciones cruzaban su mente sin cesar.

De pronto, pensó que si Theodore se enterara... Súbitamente recordó la reacción de Theodore cuando vio a Everleigh minutos antes y no pudo evitar sentirse extremadamente ansiosa.

            
            

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