Es mentira que no lo amo
img img Es mentira que no lo amo img Capítulo 7 No estoy interesado en ti
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Capítulo 15 Nunca se acordaba de llevar su paraguas img
Capítulo 16 Súbete img
Capítulo 17 ¿Ya acabaste de mirar img
Capítulo 18 Fiebre img
Capítulo 19 Madre soltera img
Capítulo 20 Fiesta de cumpleaños img
Capítulo 21 Una llegada inesperada img
Capítulo 22 ¿Quiénes son img
Capítulo 23 La familia Treviño está de plácemes img
Capítulo 24 No tienen nada que ver contigo img
Capítulo 25 Tus habilidades para huir han mejorado img
Capítulo 26 Buena suerte img
Capítulo 27 Se había delatado ella sola img
Capítulo 28 Una vida sin ataduras img
Capítulo 29 Esto es venganza img
Capítulo 30 Los amigos deberían ayudarse entre sí ¿cierto img
Capítulo 31 Los enemigos estaban destinados a encontrarse img
Capítulo 32 La situación ha empeorado img
Capítulo 33 Vigilando img
Capítulo 34 ¿La había engañado img
Capítulo 35 Pródigo en atenciones img
Capítulo 36 Bella Dama img
Capítulo 37 Él Nunca Sonreía img
Capítulo 38 ¿Los cerdos podrían volar img
Capítulo 39 ¿Qué más quiere img
Capítulo 40 El que no pasa página. img
Capítulo 41 ¿De camino img
Capítulo 42 Rumores. img
Capítulo 43 Qué pasaría si... img
Capítulo 44 No puedes darte el lujo de hacerlo. img
Capítulo 45 No lo permitiré. img
Capítulo 46 Nunca vuelvas con tu ex img
Capítulo 47 No le temo a nada img
Capítulo 48 Harás que te mate img
Capítulo 49 No esperes mucho de la comida de mamá img
Capítulo 50 Los sabios saben cuándo detenerse img
Capítulo 51 No puedes mentirme img
Capítulo 52 Soy tu hermana img
Capítulo 53 Lo siento, hermana img
Capítulo 54 Él esperaba que ella lo hubiera hecho img
Capítulo 55 No necesito una doble img
Capítulo 56 Levanta la mano por encima de tu cabeza y ven conmigo img
Capítulo 57 ¿Everleigh ya no regresará img
Capítulo 58 Ninguno de los dos estaba obstaculizando el camino del otro img
Capítulo 59 ¿No pueden estar juntos solo porque se gustan img
Capítulo 60 Ella es diferente img
Capítulo 61 Mentiras img
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Capítulo 7 No estoy interesado en ti

-¿Dije que te podías ir? -dijo Theodore mientras miraba a Everleigh con frialdad-. No dirijo una organización benéfica. Yo soy un hombre de negocios, mis favores no son gratis, deberás pagarme con algo del mismo valor.

De pronto, Everleigh se sintió sofocada, le costó muchísimo recuperar el aliento y la voz.

-¿Qué quieres decir?

-Bueno... -comenzó Theodore. Luego, posó su mirada en la placa que ella tenía en el pecho y se burló-: Un médico prestigioso y de gran jerarquía como tú no se encarga de nimiedades como servir un vaso de agua a un paciente, ¿verdad?

Everleigh se asombró, pero rápidamente se recuperó de la sorpresa.

-Te serviré un vaso de agua -consintió y se dirigió al dispensador de agua que había en la habitación. Un instante después, volvió con un vaso lleno-. La temperatura está bien, lo comprobé yo misma. Puedes beber tranquilo.

Súbitamente, Theodore la miró con el ceño fruncido.

-No me malinterpretes. Puse el dorso de mi mano sobre el cristal -se explicó ella sin pensar.

Al instante se arrepintió de lo que había dicho. Él ni siquiera había pronunciado palabra, por lo que su explicación estuvo de más. Sintió que lo había subestimado y que exageró al respecto. Por otro lado, Theodore ni siquiera agarró el vaso de agua, al contrario, la dejó allí parada y con el brazo extendido.

-Eres muy considerada con tus pacientes. No es de extrañar que el hombre de la otra habitación no te quería dejar ir.

De pronto, el corazón de Everleigh dio un vuelco. El sarcasmo de Theodore era palpable en su tono de voz.

-Los médicos estamos acostumbrados a tratar con todo tipo de pacientes. Dejaré el vaso de agua aquí, tómalo cuando gustes.

Dejó el vaso de agua sobre la mesita de noche y se dispuso a marchar, pero antes de que pudiera darse la vuelta sintió un dolor agudo en la muñeca; era Theodore que tiraba de ella. Al instante, Everleigh cayó sobre la cama.

-¡Ah! -gritó. Rápidamente, el hombre la inmovilizó en la cama.

En cuanto volvió en sí, todo lo que vio fue el rostro de Theodore justo frente a ella. Después de siete años, él no había cambiado nada, excepto por la ira que se reflejaba en sus ojos.

-Everleigh -dijo Theodore luego de sisear-, no te he visto en siete años. Pero puedo percibir que has cambiado mucho. Bueno, cualquier hombre puede hacerlo, ¿eh? ¿Qué te pasa? ¿No tienes suficiente dinero desde que la familia Trevino te echó?

Su voz sarcástica le perforó los oídos. Como era de esperar, la persona a la que una vez amó sabía muy bien cuáles eran sus heridas y cómo presionar en ellas. En ese momento, Everleigh luchó por liberarse, pero él la agarró con más fuerza aún, lo que la hizo ponerse roja de ira.

-Suéltame -gritó.

-¿Estás enojada? -exclamó Theodore después de resoplar.

De repente, extendió los dedos para acariciar su frente, parecía estar recordando el tiempo que pasó con ella. Sin embargo, al final, le pellizcó el mentón sin piedad.

-¡Ay! -exclamó ella. Un dolor agudo se alojó en su barbilla y al instante frunció el ceño, confundida.

-Que no se te suban los humos, no estoy interesado en ti. ¿Sabes qué? No me extraña que me haya estado sintiendo fatal recientemente, respirar el mismo aire que tú me está enfermando -concluyó rotundamente.

Los comentarios de Theodore fueron como un martillo para ella, y estaba golpeando la parte más vulnerable de su corazón. Sin embargo, Everleigh apretó las sábanas con fuerza y soportó el dolor en su interior. Así logró mantener la compostura.

-Bueno, si no está interesado en mí, ¿qué está haciendo ahora, Sr. Godfrey? -inquirió con indiferencia y volviendo a tratarlo de usted-. No lo olvide, se va a casar el mes que viene. Si alguien nos ve así, podría malinterpretar las cosas...

En cuanto vio que Everleigh mantuvo la calma, el semblante de Theodore se ensombreció. Después de siete años, ni siquiera sentía culpa por haberse ido. Al contrario, actuaba con tanta confianza como si nada hubiera pasado.

Tras pensar así, Theodore sintió un ardor en su pecho y apretó aún más sus manos, sosteniéndola con más fuerza.

-No te importó mucho tu reputación cuando te fugaste con otro hace siete años, ¿eh? -se burló él.

Ante esas palabras, Everleigh no supo qué decir.

            
            

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