Capítulo 2 Capitulo 1 la lluvia como la noche

El abrupto sonido de la alarma me sacó de un sueño profundo. Me estire para alcanzar mi teléfono de manera inconsciente apague la alarma y lo arrojé sobre la mesita de noche. Mientras pensaba de forma caprichosa, "solo cinco minutos más," antes de regresar a los brazos de Morfeo.

De pronto el estridente sonido de un claxon, me despertó sobresaltada, de mi cómoda siesta. Mis ojos se abrieron de par en par, y alarmada, revisé el reloj en la mesita. Eran las 6:55 a. m. Maldición, iba a llegar tarde a la universidad. Me levanté de prisa y me dirigí al baño.

Al abrir la llave de la regadera, un grito ahogado escapó de mis labios cuando el frio del agua me envolvió de repente. Había olvidado por completo que doña Luz, la señora que nos ayuda con la limpieza, me había avisado que hoy harían reparaciones en los calentadores. Apreté fuertemente los labios para evitar soltar improperios mientras soportaba el chorro de agua helada.

Después de una ducha rápida, me vestí con lo primero que encontré, mientras me vestía rogué a dios que la ropa combinara, al terminar revise el conjunto en el espejo de pasada, logre confirmar que era un conjunto apropiado, unos jeans negros, acompañado de una playera blanca de manga larga y una chaqueta de piel negra bastante abrigadora. Con la mochila al hombro y un vaso de café en mano, salí de la casa rápidamente tomé las llaves de mi coche un Mazda CX-3 color negro y me subí, colocando mi café en el porta vasos, puse en marcha el vehículo con dirección a la universidad.

Llegué con 15 min de retraso a la primera clase de la universidad, donde la maestra Alicia, con su inquebrantable seriedad, me miró con una ceja arqueada al entrar a su clase, Psicología Criminal. Sabía que no me perdonaría llegar tarde otra vez, así que me senté en silencio y traté de concentrarme en la ponencia.

Las siguientes horas transcurrieron con la monotonía habitual. Estudiaba la licenciatura en Criminalística, siguiendo los pasos de mi papa, dueño del bufete de abogados Diaz & Melgar, que en colaboración con mi mama habían abierto durante sus años de juventud; donde ofrecían servicios tanto de asesorías legales como de peritajes en diferentes ámbitos, aunque ambos ya se han retirado de ejercer, y el bufet quedo a cargo de mi hermana mayor Victoria quien ejerce de abogada en el ámbito penal.

Mientras mis compañeros pasaban a exponer me distraje recordando la sonata que presentaría en mi siguiente competencia, el llamado de la profesora me regreso a la realidad sin saber que me había preguntado, mire a mi alrededor en busca de alguien que me auxiliara, por fortuna Sandra la chica, que se sienta atrás de mí, me repitió la pregunta en un murmullo "Te pregunto. ¿Qué es un perfil criminal?"

Con la mirada de la profesora Alicia fija en mí, respondí "Un perfil criminal es como un retrato psicológico que los investigadores crean a partir de pruebas y patrones en la escena del crimen para ayudar a identificar posibles sospechosos. Ayuda a entender quién podría haber cometido el delito basándose en su comportamiento, la mecánica de hechos, los motivos que lo pudieron orillar a cometer el acto y la evidencia disponible." Girándome de manera disimulada hacia Sandra, agradecida le dije "gracias me, salvaste la vida". Sandra solo me sonrió de lado.

Mientras que la profesora asintiendo levemente se levantó de su asiento y dio por terminada la clase llamándome en voz alta, al acercarme me dijo seriamente.

"Alitzel sé que eres muy inteligente pero que es lo que te pasa últimamente?, estas muy distraída, llegas tarde, ¿tienes algún problema, o algo en lo que necesites ayuda?"

"No profa lo que pasa es que se acerca una competición de cello, en la cual participare y me siento algo presionada ya que es bastante importante. Pero le aseguro que me concentrare más en clases y hare todo lo posible para ya no llegar tarde. "

Soltando un suave suspiro la profa Alicia solo me dijo: "Esta bien pero que no se repita y suerte en tu competencia", recogiendo su maletín se despidió simplemente con un gesto de la mano y se fue.

Sintiendo unos brazos rodear mi cuello escuché como Lía mi mejor amiga me decía: "Ali pensé que te iban a colgar, la profa Alicia da miedo cuando se enoja, ¿pero porque llegaste tarde?, es raro en ti, ¡a ya se seguro te quedaste leyendo hasta tarde y por eso no te despertaste a tiempo! ¿verdad?". Me pregunto con mirada acusadora, yo culpablemente colgué la cabeza y asentí mientras le hacía ojitos para que no se enojara.

Riendo me dijo "bueno era de esperarse eres tú", "Siempre te pierdes en tu mundo, e ignoras todo lo demás" sintiéndome ofendida le reclame diciendo "Oye, que mala eres".

Entre risas me respondió "Es justo, casi pierdo 10 años de vida al ver que no llegabas a la clase y la profa ni bien llego pregunto por ti, bueno cambiando de tema, ¿me esperas en la mesa de siempre?, voy a comprar mi desayuno porque muero de hambre mis pobres tripitas no han dejado de rugir durante toda la clase"

Aceptando recogí mi caja de desayuno, mi celular y me dirigí a las mesas ubicadas en el jardín, ocupando mi lugar de siempre, sentándome me dispuse a esperar a Lía para desayunar juntas.

Abrí mi caja de desayuno revisé lo que doña luz me había empaquetado, descubrí que el menú de hoy eran croquetas de pollo rellenas de queso manchego, cubiertas con una salsa de mango-habanero, acompañadas de arroz y una ensalada de lechuga, tomate, aguacate y nuez moscada con una vinagreta de manzana como postre llevaba un coctel de frutas con granola y miel.

Un desayuno que de solo verlo abre el apetito, por fin llego Lía con su charola de desayuno empezamos a comer, mientras conversábamos de la visita que realizaríamos con los chicos de primer semestre al anfiteatro.

Así se pasó el receso rápidamente y al mirar el reloj solo faltaban 10 minutos para el inicio de la próxima clase, recogimos todo, Lía camino a prisas a la cafetería a dejar sus trastes y yo me dirigí al salón, al llegar a este, el docente ya se encontraba adentro sentado en su lugar así que lo saludé amistosamente.

"Buenos días profe, hoy llego muy temprano, ¿Cómo le fue con su audiencia?"

El levantó la vista y sonriendo me dijo "Hola Ali, me fue muy bien, el abogado demandante, parecía que era nuevo en el ámbito, le falta algo de experiencia y su contrainterrogatorio solo beneficio a mi cliente y su defensa, asi que yo diría que me fue excelente".

"¿Ya lista para la clase?", me pregunto, pero fue interrumpido por el efusivo saludo de Lía y los demás al entrar en el salón, asi comenzó la segunda clase.

Cuando las clases finalmente terminaron al mediodía, el sol brillaba intensamente. Decidí que mi próximo destino sería mi refugio: la librería Sol y Luna, que le pertenecía al esposo de mi hermana Nicolay; que por haber salido de viaje con Vic a visitar a sus familiares en Rusia me la había dejado encargada, conduciendo por las calles conocidas, llegué a ese rincón tranquilo donde los libros eran mi mejor compañía.

Al entrar en la librería, el tintineo de la campanilla sobre la puerta me dio la bienvenida. Dirigí mis pasos hacia el segundo piso que era mi estudio, para guardar mi violonchelo y mi bolso. Saludando a mi paso a Omar un chico de 20 años, encargado de la librería, un joven muy soñador, que recientemente empezaba a escribir novelas, con el deseo de que un día alguna editorial de renombre le pida publicar sus escritos.

"Hola, Omar ¿Cómo ha ido el día?, ¿Ha habido clientes?"

Omar me contesto con su amable vos de siempre" Hola Ali, bien, ha estado algo tranquilo solo por la mañana nos visitó el maestro Rodrigo en busca de su pedido. y unos cuantos clientes nuevos. Nada extraordinario". "¿Y a ti como te fue en la universidad?, ¿Vas a querer tu frappé de siempre o prefieres un vaso de agua?, hoy es de Jamaica y me ha quedado deliciosa"

"Hum. me podrías dar un vaso de agua con hielos por favor, estaré en el estudio repasando me avisas cualquier cosa va"

El asintió y yo proseguí con mi camino mientras me preparaba para una tarde de práctica, a los pocos minutos entro Omar con una bandeja en la cual descansaba un vaso de agua de Jamaica con hielos y un pedazo de panque de moras agradeciéndole me detuve un momento para degustar el aperitivo, de repente el tono de llamada de mi celular interrumpió mi comida y al contestar vi que era mi madre, quien cariñosamente me dijo " Hola cielo ¿Cómo estás?, ¿Qué tal la universidad?, ¿todo bien en la casa?

"Hola mamá, estoy bien, la universidad ha estado bastante tranquila aun que me inquieta un poco lo de la competencia vez, ya me empecé a poner nerviosa, pero de ahí en fuera todo bien Lía me ha estado acompañando y doña luz a mantenido limpia la casa. ¿Qué tal todo por haya como esta mi papá?, ¿han comido bien?, ¿Cuándo regresan? porque ya se aproxima el cumple de Vic."

Respondiéndome más tranquila me dijo "no te preocupes yo sé que todo saldrá bien en tu competencia, tu papa está bien, está aquí al lado escuchándote", la voz algo ronca de papa me dijo "hola hija aquí estoy te aseguro que tu mama no me dejaría saltarme alguna comida aun que quisiera, así que ni te preocupes vale". mamá lo regaño por interrumpir lo que ella iba a decir y continúo diciéndome, regresaremos para principios de agosto así que queríamos pedirte de si por favor podrías organizar la fiesta de tu hermana"

Sonriendo conteste," Si claro no hay problema", ella respondió "Bueno hija ya tenemos que colgar cuídate te mandamos mensaje en la noche adiós", "Adiós mamá, adiós papá, cuídense".

Terminada la llamada, decidí retomar mi practica el tiempo paso demasiado rápido y pronto dieron las 4:00 de la tarde, trayendo consigo unos leves golpecitos en la puerta y la voz amortiguada de Omar al otro lado que me decía que ya se iba, dando por terminada mi practica de manera apresurada baje para despedirlo y hacerme cargo de la librería hasta que diera la hora de cierre.

Ya en el primer piso me dispuse a leer un rato para distraerme así que camine entre los estantes mientras escogía algún título que llamara mi atención, al final termine escogiendo una de mis lecturas favoritas "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu. para después sentarme en uno de los cómodos sillones que adornaban y volvían más placentera la estadía en el lugar.

Apenas había terminado de acomodarme cuando entró una cliente regular, la señora Laura. Con sus 45 años y una pasión por los libros de poesía que rivalizaba con la mía, Laura era una visitante asidua de la librería. Siempre se sumergía en las páginas de sus poemas favoritos mientras disfrutaba de una buena taza de café.

Saludé a Laura con una sonrisa mientras ella se acomodaba en su lugar favorito y me pedía un capuchino y una tarta de fresas. Sus ojos brillaban de emoción ante la perspectiva de otra tarde de lectura. La llovizna comenzó a caer afuera y al combinarse con la música de Chopin que resonaba suavemente, creaba un ambiente de paz y tranquilidad.

Mi corazón se sintió más ligero mientras preparaba su capuchino y lo servía con cuidado en una taza que sabía que le gustaba, colocándolo junto a la tarta en la charola me dirigí al sofá en el que cómodamente se perdía entre los sonetos de un nuevo poema.

Sabía que para muchas personas esta librería, era un refugio, en donde disfrutaban de su pasatiempo predilecto sin preocupaciones. dentro de este pequeño lugar, el tiempo seguía su propio ritmo, y las historias se desplegaban en cada página y en cada párrafo.

La lluvia, que al principio había sido ligera y reconfortante, comenzó a intensificarse. Las gotas caían con fuerza sobre el techo de la librería, creando un tamborileo constante que parecía marcar el ritmo de la noche. Estaba completamente absorta en mi propia lectura, ajena al mundo exterior.

Cuando de pronto, la señora Laura, decidió poner fin a su tarde de lectura en la librería. Pidiéndome el libro que estaba leyendo prestado. Se retiro apresuradamente para resguardarse de la tormenta que se avecinaba.

Al verme sola en la librería decidí prepararme un capuchino y un trozo de pastel de chocolate para disfrutar, sintiendo el frio que anticipaba la tormenta, corrí al estudio para tomar una de las cobijas que hay guardaba, al fin viéndome con todo lo necesario para estar más cómoda me acurruque en el sillón y retome mi lectura.

El temporal llego con fuerza y el viento comenzó a azotar las ventanas más bruscamente, las luces de la librería parpadeaban intermitentemente. Sintiendo un escalofrío, me arropé aún más y continué mi lectura. La atmósfera en la librería se volvía cada vez más taciturna y siniestra.

Fue entonces cuando un suave tintineo de la entrada me hizo levantar la mirada de mi libro. Con una sonrisa profesional, me preparé para atender al nuevo cliente que había llegado. "Buenas noches, librería Sol y Luna, ¿en qué le puedo ayudar?", comencé a decir con cortesía, pero mis palabras se quedaron en mis labios al encontrarme con la mirada de ese misterioso hombre alto de aspecto frio y peligroso.

Los ojos cafés oscuro del visitante me miraban de una manera que me hizo sentir vulnerable y, al mismo tiempo, intrigada. Como un depredador acechando a su presa, su mirada me atrapó y me dejó sin palabras. La gabardina negra del hombre goteaba agua sobre el suelo de madera, creando un halo enigmático a su alrededor.

Con una voz profunda y seductora, el hombre dijo: "Buenas noches. Me gustaría refugiarme un momento de la tempestad en lo que llega mi conductor. No tardará mucho, solo serán unos 30 minutos."

Me sentí hipnotizada por esos ojos penetrantes, azorada bajé la mirada de forma apresurada para recobrar la compostura, con el corazón latiendo descontroladamente. Me esforcé por recuperar el aliento y, entre tartamudeos y miradas furtivas, logré responder: "Claro, no hay problema. Tenemos servicio hasta las 8 de la noche."

El hombre asintió agradecido y se adentró en la librería, acompañado del amortiguado sonido de sus pasos, y la desconcertante sensación de que llevaba consigo algo más que la humedad de la lluvia.

            
            

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