Capítulo 4 Alfa

Él viajaba de copiloto junto a su hermano hacía el restaurante japonés. Estaba eufórico, por fin se había vengado de ese bastardo que había intentado aprovecharse de él, había esperado cinco largos años para ello y se sentía genial. De pronto sintió de nuevo esa sensación de calor detrás de su nuca, se removió en su asiento un poco incómodo, ¿acaso su celo se estaba acercando? pero según sus cálculos aún faltaban dos semanas. ¿Y por qué demonios olía tan deliciosamente a chocolate, si ya habían salido de la cafetería?

Empezó a olisquear su ropa, pero solo encontró su aroma a canela y el agua de mar de su hermano, olisqueó dentro del auto, pero tampoco lo sintió más fuerte ahí.

- ¿Qué sucede? - preguntó Demian apartando brevemente la vista del camino.

- ¿No hueles el chocolate? - Su hermano olisqueo el aire.

- No

- Es qué siento un intenso olor a chocolate desde hace rato - le informó sintiéndose inquieto.

- Tal vez el olor se te quedó grabado porque tienes hambre - conjeturó su hermano - llegaremos pronto, no te preocupes y de postre te pediré un buen trozo de pastel de chocolate ¿de acuerdo?

- De acuerdo - le sonrió.

¿Tendría su hermano razón y solo era eso o pasaba algo más? su pecho se sentía comprimido y el pulso se elevaba por momentos, al principio pensó que era por lo que estaba sucediendo, pero ahora que estaba en el auto con su hermano, no se había detenido, el calor y el cosquilleo detrás de su nuca persistían, al punto que se estaba volviendo incómodo.

El amigo de Demian y Presidente de la constructora los seguía desde su auto. No sabía porque motivo lo había invitado, simplemente sintió el impulso de hablar más con él y aunque su hermano insistió que era mejor ir en un solo auto y luego volver por el otro a la compañía, se rehusó excusándose que luego tenía que ir a casa de su familia y perdería tiempo volviendo por él.

Cuando llegaron al restaurante y se bajaron del auto, sintió como el viento frío golpeó su cara, sintiéndose mucho mejor, esperaron en la entrada al señor Dehua y, cuando esté los alcanzó, no pudo evitar observarlo, el hombre era imponente, elegante y muy apuesto, su cabello negro firmemente peinado hacia un lado, le daba ese toqué profesional y maduro, el traje ajustado le marcaba muy bien su musculatura atlética y sus ojos de un hermoso azul celeste parecido al del mar caribeño, casi lo hacían perderse en ellos. Ese Alfa era peligroso, pero por alguna razón que no comprendía quería estar cerca.

Ya había notado que el Alfa era alto, más alto que su hermano, la cabeza de Devon apenas le llegaba al pecho, ya de por si su hermano se burlaba de su baja estatura, cuando tenía quince pensó que crecería aun más, pero al cumplir dieciocho se había estancando en el metro setenta y tres, y ese Alfa tal vez le sobrepasaba por unos buenos veinte centímetros.

- Es hora de entrar - lo alentó su hermano, le colocó una mano en el hombro para guiarlo por el establecimiento, la mesera los dirigió hacía una mesa privada, dondé tomaron asiento.

Se quitó su abrigo y lo colocó en el respaldar de la silla como de costumbre, se quitó su bufanda de un blanco nieve y también lo colocó sobre su abrigo, solo llevaban un par de minutos en la sala cuando el cosquilleo en su nuca empezó de nuevo esta vez más intenso, trató de ignorarlo y concentrarse en su hermano y el invitado.

- Hay algo que aun no me queda claro - comentó su hermano de repente - ¿Cómo es que te hiciste dueño de la cadena de Hoteles Fargo?

- ¡Ah! - rio al recordar el modo en que había adquirido el primer Hotel y Resort Fargo - Fue hace tres años y medio, en ese entonces solo era un Hotel y Resort, estaba a punto de caer en la bancarrota por un escándalo del dueño, nadie quería invertir en él, ya que había sido un rotundo fracaso, el dueño estaba endeudado; así que, decidió que lo mejor era venderlo y entonces lo compré.

- Pero en ese tiempo aun eras menor de edad y no tenías dinero.

- Eso... Bueno, en realidad invertí todos mis ahorros en la bolsa y en seis meses ya tenía una buena suma de dinero y en cuento hacer menor de edad, quién se presentó e hizo el trato fue mi abogada. Todo el papeleo se hizo a su nombre y luego cuando cumplí la mayoría de edad todo me fue devuelto.

- ¿Abogada? - La expresión de su hermano era de incredulidad total.

- Dominica es una excelente abogada - comentó con inocencia.

Su hermana había estudiado leyes en la universidad, cuando aún creía que Demian heredaría la compañía. Luego que su hermano declinó, pasó a estudiar dos carreras a la vez y aparte de dirigir la compañía. El papeleo de adquisición lo había hecho junto a un maestro de su facultad.

- ¿Todo eso pasó frente a mis narices? - Se quejó.

- Bueno, en ese tiempo estabas lidiando con tus exámenes finales y empezando con el proyecto de la constructora.

La comida estaba empezando a llegar, delicioso y fresco sushi además de bollos al vapor y demás.

- ¿Aún haces inversiones? - preguntó el Sr. Dehua.

- Si - contestó tímidamente - principalmente me gusta ser inversionista en proyectos nuevos o empresas emergentes.

- Espera - Su hermano había estado sumido en sus pensamientos por un momento - Eso quiere decir ¿qué tú convertiste a Fargo en lo que es hoy? me refiero a que la cadena de hoteles no existía en ese momento.

- Pues... sí.

- ¿En solo tres años?

- Si.

- ¿Sin ayuda de ningún inversionista?

- ¿Para qué necesitaba inversionistas si yo tenía él dinero? - preguntó sin comprender - En cuanto invertí en el primer hotel y esté se inauguró, el dinero para invertir en el siguiente se dió solo, en los únicos donde tengo inversionistas minoritarios son en los resorts.

Tomó con los palillos un rollo primavera y se lo metió a la boca. Simplemente delicioso.

- Creo que él abuelo eligió mal cuando decidió que yo tenía que heredar el negocio familiar - dijo Demian riendo divertido, no esperaba esa reacción de parte de su hermano mayor - no quiero ni pensar en la cara que pondrá cuando se enteré que el pequeño Omega de la familia es más exitoso que él.

Él si deseaba ver esa cara y la de su madre retorciéndose de la rabia, pero ese placer lo dejaría para luego.

- Si hubiéramos sabido que eras inversor, te hubiéramos presentado nuestro proyecto a ti primero - el Sr. Dehua se miraba como todo hombre de negocios en ese momento y la mente de de Devon se inundó con una sola palabra "caliente" - casi nos rendimos cuando nadie quería invertir y no quería pedirle ayuda a mi familia. Por suerte alguien vio el valor del proyecto y nos dio su apoyo.

Al principio Devon pensó que se burlaría de él, un Alfa dominante siendo sobrepasado por un joven e inmaduro Omega, cualquiera se molestaría y se burlaría de él diciendo que todo lo que decía eran puras mentiras o que simplemente había tenido suerte. Sin embargo, él lo tomaba con seriedad, como si fuera un igual, sin ver su edad o género. El Omega sintió algo revolotear dentro de su estómago, a él no le agradaban los Alfas, pero Emeric Dehua era alguien diferente, por primera vez sintió que aparte de sus hermanos, existía otro Alfa que le caía bien.

- De hecho - tragó su rollo primavera con dificultad, no sabía si su hermano se molestaría por lo que estaba a punto de decir, pero lo iba a saber de todas maneras - fui el que invirtió en la constructora hace dos años - informó tímidamente.

Los dos Alfas lo miraron atónito, un rubor avergonzado se extendió por sus orejas y quizá por sus mejillas, sentía como su corazón bombeaba sangre con fuerza, no sabía como reaccionarían por su atrevimiento.

- ¿Eres el inversor anónimo? - preguntó el presidente Dehua dejando caer sus palillos en la mesa.

- Una noche que Demian se había quedado en la sala trabajando hasta altas horas de la noche, encontré la carpeta del proyecto, me interesó y era muy bueno, sentí que tenía el potencial para convertirse en un gran éxito, ya había investigado sus antecedentes y sabía que era un hombre talentoso, además confiaba en la mente y el talento de mi hermano, no vi ninguna falla en cuanto al proyecto, pero luego me di cuenta que estaban teniendo problemas en conseguir inversores, no entendía el motivo, ya qué el plan era bastante bueno, entonces investigue y... - estaba jugando con sus dedos de nuevo, dejando en evidencia su nerviosismo - me enteré que el abuelo estaba detrás de todo. Invertí no solo porque era un proyecto en el que Demian estaba trabajando, si no porque el proyecto valía totalmente la pena.

- ¿Entonces por qué invertiste de forma anónima? - Su nerviosismo aumentaba al sentir el silenció de su hermano. ¿Estaba molesto?

- Porque no quería que Demian pensará que había fallado. - Estaba a punto de echarse a llorar y pedirle perdón a su hermano.

De pronto sintió como él lo envolvía entré sus brazos, apretando fuertemente que casi lo deja sin aire, pero no quiso quejarse, ni decir nada.

- Gracias por confiar en mí - le susurró al oído.

Devon sabía lo mucho que se había esforzado su hermano en ese tiempo, él lo vió desvelarse noches enteras intentando sacar a flote su empresa recién fundada, tratando de conseguir el capital necesario. Era injusto que su abuelo tratara su sueño como algo inútil y él no dejaría que su familia lastimara a su hermano como lo habían lastimado a él.

Hizo su mayor esfuerzo para no llorar, su hermano ya lo sabía todo, ya no tenía nada que ocultarle. Luego de un rato se separaron para no hacer sentir incómodo al invitado y siguieron con la cena. Devon trató de concentrarse al comer, pero mientras pasaba el tiempo se empezaba a sentir más y más extraño, su temperatura corporal había aumentado, el hormigueo en su nuca se había convertido en una quemazón incómoda, la comida ya no le sabía bien y solo podía sentir el intenso aroma a chocolate. Sabía que no era su celo, porque no se sentía como tal, jamás había sentido algo parecido. Estaba empezando a sudar y sentía como sus feromonas empezaban a alterarse.

- Demian no me siento bien - Se quejó el Omega. Los dos Alfas habían estado tan absortos en la conversación que no se habían dado cuenta del estado en el que se encontraba el pequeño.

Pronto empezaron a sentir feromonas agresivas emanar de su cuerpo, esas feromonas solo salían cuando Devon estaba enojado o quería alejar a los Alfas.

- ¿Qué sucede? - preguntó su hermano alarmado, comenzando a percibir las feromonas agresivas del Omega - ¡diablos! Estás ardiendo.

- Quiero irme a casa - pidió casi con lágrimas en los ojos. Era extraño, su cuerpo se sentía extraño. El dolor y la quemazón lo estaban haciendo sentir mareado.

- ¿Es tu celo? - Demian podía sentir las feromonas de su hermano, pero por ser familia no podía sentir cuando entraba en celo y a Devon tampoco le afectaba su rut por la misma razón. Pero recordaba vagamente la sensación que le provocó cuando tuvo su primer celo y era exactamente igual.

- No, no se siente así - de todas formas si fuera su celo ya tendría a un montón de Alfas amontonados tras las puertas del salón - solo llévame a casa.

- Adelantense, yo pagaré la cuenta - escuchó decir a lo lejos.

Demian lo tomó en brazos y salió del restaurante con él, le escuchó hablar con un camarero.

- Disculpe, ¿hay alguna otra salida al exterior?

- Por supuesto, puede seguir por este pasillo y cruzar a la izquierda, ahí encontrará una salida para el personal.

- Gracias.

Sintió como su hermano expulsaba feromonas calmantes, sin embargo esta vez no le eran suficientes, el necesitaba algo más, la quemazón se estaba volviendo cada vez más dolorosa, apretó los dientes para soportar el dolor. Su hermano lo depositó en la parte trasera del auto.

- ¿No sería mejor llevarte al hospital?

- Casa - dijo seguido de un sollozo, ya no podía aguantar el dolor en su nuca - solo quiero ir a casa.

- Si, lo entiendo. Gracias doctor. - Se escuchó la voz del presidente Dehua fuera del auto - Cúbrelo con esto.

- ¿Por qué con tu saco? - preguntaba Demian cauteloso.

- Te lo explicaré todo luego ¿si?. Ahora solo conduce y llevemos a tu hermano a casa. Confía en mi Demian.

Su hermano colocó algo sobre su cuerpo que olía verdaderamente bien. Sintió como su cabeza era acomodada sobre el regazo de alguien y nuevas feromonas calmantes llenaron su nariz, estas con un olor intenso a chocolate amargo y algo más dulce. La quemazón en su nuca empezaba a disminuir y solo se sentía el cosquilleo del principio. Pero su temperatura corporal seguía sin cambiar todavía se sentía afiebrado y sus feromonas aún eran expulsadas sin voluntad. Luego de unos minutos alguien lo tomó de nuevo en brazos, abrió los ojos, pero su vista era borrosa, rodeo el cuello del individuo y acercó su nariz a su cuello, sintió el temblor del otro cuerpo, olía tan bien que no lo pudo evitar, hincó los dientes en el cuello con fuerza, sacándole un gemido de dolor y provocando qué el cuerpo de Emeric se paralizara de la sorpresa.

- Devon - jadeo su hermano asustado.

- Déjalo - escuchó qué decía la voz ronca de Emeric - está bien.

- pero...

- No me hace daño, no te preocupes.

- Nunca se había comportado así.

Escuchó el Ding del elevador. Él soltó el cuello del Alfa y empezó a lamer la zona con gran diligencia, estaba tan concentrado en los encantadores jadeos bajos, qué no se dio cuenta cuando ya habían entrado a su apartamento, Demian sabía su código de entrada, por lo que no tuvo que preguntarle.

- Su habitación está a la derecha - le indicaba su hermano.

Escuchó una puerta abrirse y que alguien lo colocaba sobre algo mullido, cuando intentó soltarlo él se aferró a su cuello con fuerza.

- No te vayas - le pidió en un susurró bajo.

No quería dejarlo, se sentía demasiado bien tenerlo cerca y ese aroma tan irresistible, quería más de eso.

- No me iré - prometió - me quedaré aquí hasta que te quedes dormido.

- ¿Y luego te irás? - Se sentía triste.

- ¿No quieres que me vaya? - sonrió. Y Devon sintió como su corazón dio un vuelco.

- No.

- Déjame un poco de espacio para acostarme a tu lado.

El Omega lo soltó rápidamente y le dejó un poco de espacio. El Alfa se acomodó a su lado y le tendió el brazo para que lo usará como almohada, pero no era suficiente para el Omega, el quería tener su cuerpo más cerca así que se acomodó sobre su pecho y sin permiso le aflojo la corbata y desabrocho los primeros botones de su camisa, inhalando ese maravilloso aroma qué hacía vibrar cada una de sus células. Pero aunque él seguía expulsando feromonos calmantes, sentía que necesitaba algo más para que su fiebre bajara, levantó la cabeza apoyando los brazos en su pecho, el Alfa era completamente atractivo.

- ¿Qué sucede?

La vista del Omega bajó a los labios del Alfa, eran carnosos y de un color rosa pálido, escucho al Alfa tragar fuerte, y sintió cómo su garganta empezaba a sentirse seca, sí, decidió, eso ayudará. Bajó lentamente hacía los labios del contrario, los presionó suavemente unos contra los otros, los separó y frunció el ceño, claramente sentía el cosquilleo en sus labios por el contacto, pero extrañamente se sentía insatisfecho, luego recordó como besaban en las películas y lo intentó de nuevo. El Alfa se había quedado quieto, así que aprovechó y esta vez trató de mover los labios como había visto en las series y películas, esta vez el Alfa no se quedó quieto, movió los labios junto con lo suyos, el Alfa subió una de sus manos hasta su nuca y sin previó avisó introdujo su lengua dentro de la boca del Omega, sacando un pequeño jadeo de la impresión, hizo presión en su cuello para un beso más profundo, se estaba quedando sin aire. Cuando se separó, respiraba con dificultad y un hilo de saliva conectaba las dos bocas que jadeaban en busca de aire.

- Más - pidió, sentía su cuerpo menos caliente y la incomodidad estaba disminuyendo - un poco más.

El Alfa lo miró por unos minutos, esos ojos cristalinos lo observaban con atención, retiró la mano de su cuello y con el pulgar acarició su labio inferior.

- Tu hermano va a matarme - dijo mientras le daba la vuelta y lo recostó suavemente en la cama - Eres demasiado encantador.

No lo hizo esperar, sus bocas se conectaron de nuevo en un profundo y tierno beso que poco a poco iba aumentado en intensidad, jamás pensó que el besar se sentiría tan bien, se aferró a la ropa del contrario con fuerza, con la determinación de no dejarlo ir, sin saber que era algo innecesario por que el Alfa tampoco quería separarse de él, no supo cuando tiempo pasó hasta que se quedó dormido del cansancio y con su cuerpo por fin relajado, perdiéndose por completo en un agradable sueño.

*Demian

Demian estaba perdido, no sabía lo que estaba pasando, había salido a comprar inmediatamente algunos medicamentos que podrían ayudar a su hermano, pero ni siquiera sabía que era lo que tenía. Eme le había dicho que estaría bien, pero la angustia que sentía no se desvanecía. Aparcó el automóvil y subió rápidamente al apartamento de su hermano, cuando entró, encontró a su mejor amigo sentado en el sofá de la sala, se le notaba preocupado.

- ¿Cómo está? - preguntó un poco nervioso.

Generalmente no hubiera dejado a su hermano solo con otro Alfa, pero conocía a Eme desde hace años y confiaba plenamente en él.

- Se quedó dormido y la fiebre ya le bajó - le comunicó.

- ¿De verdad? - intentó dirigirse a la habitación de su hermano para verificarlo, pero Eme lo tomó del brazo para que no avanzara.

- Espera un momento - se le notaba abatido - tenemos que hablar. Por favor siéntate.

- Eme me estas asustando.

Sentía que algo no iba bien y estaba sintiendo ansiedad, no entendía nada de lo que estaba pasando. Se sentó obedientemente en el sofá.

- Lo que le pasó a tu hermano - dijo con nerviosismo - creo que fue mi culpa.

- No entiendo.

- Por favor escúchame con atención y no me interrumpas hasta que termine ¿vale?.

- Está bien - Tomó uno de los cojines que estaba en una esquina y lo apretó contra su pecho como cada vez que se sentía indefenso.

- Hace unos días fui al médico por un malestar que no entendía, el detonante fue una feromona de un Omega que mi hermano llevó impregnadas en unas prendas que ese Omega le había prestado, el aroma era a avellana, lo extraño era que ni mi padre, ni mi hermano podían sentirla, pensé que me estaba volviendo loco. Ese día sentí los mismos síntomas que tu hermano, pulso acelerado, piel afiebrada y ansiedad por encontrar ese aroma de nuevo. Fui al hospital en plena madrugada y ahí me explicaron que el aroma que había sentido era debido a la compatibilidad del 100% que tenía con ese Omega.

- ¿Estás diciendo que mi hermanito encontró a un Alfa 100% compatible con él y por eso tuvo esa reacción?

- Algo así.

¿Acaso era eso posible? jamás escuchó a una pareja Alfa y Omega tener una compatibilidad del 100%. Eso quería decir que Devon había encontrado a su pareja. De pronto se sintió aliviado, pero luego sintió temor ¿y si no era un buen Alfa? ¿y si resultaba ser igual o peor que el bastardo de Beckman? No, no permitiría ver a su hermanito romperse de nuevo.

- ¿A qué te refieres con algo así? ¿Y por qué sería tu culpa?

Jamás había visto a su mejor amigo tan nervioso, un atisbo de miedo cruzó sus ojos.

- El Omega 100% compatible del que te hablé es tu hermano - su mente se quedó en balnco - te juro que no lo sabía, me acabo de enterar hoy en cuento lo vi y sentí su feromona - Cuando recobró el sentido frunció el ceño, algo no cuadraba.

- Pero la feromona de Devon huele a canela.

- Y esa es la evidencia más sólida, solo yo puedo sentir el aroma a avellana, huelo la canela en él, pero la feromona a avellana predomina más para mí, es la que más me atrae.

Eso quería decir que el Alfa de su hermano era su mejor amigo. Casi quiso llorar, Emeric era bueno, lo conocía desde hace años, sabía que no existía un Alfa dominante más gentil que él, aunque a primera vista se veía serio y frío, no era así en realidad. Se levantó del sofá y le dio un fuerte abrazo a su amigo que tomó desprevenido completamente a Eme.

- Gracias - de verdad estaba completamente agradecido - en serio me alegra que seas tu y no un desconocido.

- No creo que debas agradecerme aún - dijo Emeric un poco triste - Aún hay un problema.

- ¿Cuál?

- Aparentemente hay un rechazo de feromonas y creo que yo lo provoque.

- ¿Cómo? - Estaba confundido.

- Cuando vi la reacción de tu hermano sentí que algo no estaba bien, así que llamé al médico de Tim - le informó - me explicó que la reacción intensa se debe a que hubo un rechazo de feromonas. el día que fui al hospital y recibí la noticia, me rehuse a conocer al Omega dueño de la feromona compatible conmigo, básicamente lo rechace por miedo, pero hoy tu hermano apareció en la constructora sin previo aviso y en cuanto lo vi no me pude resistir y estuve muy cerca de él, por ello, el médico me aconsejó que lo rodeara con mi olor, para ayudarlo a estabilizarse.

Demian se apretó el tabique de la nariz, su jaqueca amenazaba de nuevo.

- No, tu no eres el que está rechazando las feromonas de Devon - dijo triste de nuevo - Es Devon quien está rechazando las tuyas.

- ¿Cómo estás tan seguro? - preguntó su amigo desconcertado.

- Porque Devon rechaza a los Alfas.

- ¿Por qué haría...? - no terminó la preguntá, su mandíbula se tensó y apretó los dientes - ¿Beckman? - preguntó con los dientes apretados y rabia contenida. Demian asintió con la cabeza.

- Hace cinco años, cuando Devon apenas tenía catorce, nuestros padres firmaron un acuerdo de matrimonio, no había tenido su primer celo aun y el maldito bastardo intentó abusar de él - los ojos de Eme se oscurecieron - él se defendió y le reventó el macetero favorito de mamá en la cabeza ¿y sabes lo que hizo mi familia? - Sentía como sus ojos se humedecían - echarlo a la calle si no le pedía perdón de rodillas.

- ¿Qué? - La expresión de Emeric era de incredulidad total - ¿Tu familia hizo eso?

- No tienes idea de lo que me partió el corazón ver al pequeño en la puerta de mi antiguo apartamento, suelto en llanto rogando de favor que lo dejara pasar la noche en mi casa - Sentía como su corazón dolía al recordarlo en ese estado - aterrorizado de tener que dormir en la calle si le decía que no.

- Pero tú lo adoras.

- Él no lo sabía Eme - casí lo gritó, todavía se sentía indignado - nuestra madre se encargó de meterle en la cabeza que lo odiabamos por ser un simple Omega inútil. Cuando a nosotros no nos permitían acercarnos a él por ser un Omega frágil, a él le decían que era un bueno para nada, y por esa razón nos rehusamos a acercarnos. ¿Sabes el coraje que reunió ese niño para venir a la puerta de mi casa con la posibilidad de rechazarlo y mandarlo a la calle? ¿entiendes lo solitario que pudo haberse sentido en todo ese tiempo? las humillaciones que recibió de parte de la familia al ser llamado cosa inútil, al ser vendido como un objeto a un Alfa.

-No puedo creerlo - dijo tapándose la boca con las manos, lo entendía, él tampoco podía creerlo al principio.

- No te imaginas lo agobiado que me sentí cada vez que escuchaba sus gritos a mitad de la noche cuando tenía pesadillas, tuve que contratar un terapeuta para que lo ayudará, cuando tuvo su primer celo tuvimos que aislarlo porque no soportaba nuestras feromonas. Y casi mata a Nica con las suyas. Sus feromonas eran tan agresivas con nosotros que me causaban dolor de cabeza, pero las nuestras lo ponían enfermo. No pudo salir de casa por cuatro malditos años por miedo a toparse con un Alfa.

Sentía culpa por ser un mal hermano mayor, él tuvo que haberlo protegido desde pequeño, se suponía que era un Alfa y no pudo cuidar de su hermano menor. ¿Cómo rayos iba a cuidar a una pareja si ni siquiera podía cuidar a su hermanito?

- ¿Por qué nunca me contaste lo que estabas pasando? - le recriminó.

- Vergüenza supongo - suspiró - no fui capaz de proteger a mi hermanito que adoraba tanto. Sentía que no servía para ser Alfa - rió sin ganas - ¿y sabes qué fue lo peor de todo? que mi familia, mi tan amada familia, borró del registro familiar a Devon después que lo botaran como basura, solo porque ya no era algo útil.

Su amigo lo atrajo para darle un abrazo y así reconfortarlo. Tenía suerte de haber conocido a Emeric, aunque al principio no se habían llevado bien, con el tiempo forjaron una amistad fuerte e inquebrantable.

- Ahora llamame cuñado - bromeó.

Escuchó a Eme reir.

- No creo que sea conveniente, él aún no me ha aceptado.

- Si - dijo pensativo - deberíamos arreglar eso primero.

- Encontraré una solución, lo prometo.

Demian se sintió afortunado, no había mejor Alfa para su hermanito que Emeric.

- Es encantador ¿cierto? - presumió.

- Muchísimo.

- Por favor cuidalo Eme - le pidió con un nudo en la garganta - es lo más valioso que tengo.

- Te lo prometo.

*Devon

El pequeño Omega empezó a revolverse entre las sábanas, antes de desperezarse y ponerse de pie, había un vago recuerdo sobre estar comiendo un pastel de chocolate, ni siquiera recordaba cuándo ni cómo volvió a casa, era extraño. Caminó fuera de la habitación hacia la cocina, sentía la garganta seca y necesitaba un vaso de agua con urgencia.

- ¿Y esto qué? - dijo cuando se encontró con el par de Alfas durmiendo apoyados cabeza con cabeza y una manta cubriendo a ambos como una pareja en una cita.

Sonrió con travesura buscó su teléfono, y lo encontró sobre la encimera de la cocina, les tomó una foto y luego se metió al chat de su hermana, su mensaje matutino ya estaba ahí.

Nica

Buenos días, pequeño dormilón.

Devon

Buenos días.

A que no adivinas quienes tuvieron una cita.

Su hermana no tardó en contestar. Nunca lo hacía, aunque estuviera en una reunión sus mensajes eran su prioridad.

Nica

¿Quién?

Cuenta, cuenta.

Devon

Chismosa

Le envío la foto seguido de un emoticon de corazones.

Nica

!Ugh!

Asqueroso. Ya no podré pasar mi desayuno.

Devon

Jajajaja

No seas así. Tienes que ser más abierta de mente.

Pasa un buen día. Te llamo en la noche.

Nica

Soy de mente abierta.

Bien. Espero tu llamada.

Te quiero bonito.

Devon

También te quiero.

Cerró el chat y en silencio, sacó una botella de agua del refrigerador. Observó detenidamente la sala y se dio cuenta que habían libros, documentos y una laptop en la mesita de centro ¿trabajando hasta tarde en la noche?, eran unos adictos al trabajo. Los dejó descansar y se dispuso a darse una ducha y cambiarse de ropa; ya que, no se había puesto ni su pijama la noche anterior y aún vestía la ropa de salir. Cuando se había bañado y vestido, sacó unos cereales de la alacena y un poco de leche para desayunar. Iba por su tercer bocado cuando uno de los Alfas soltó un quejido de dolor, con semejante postura no era de extrañar qué amanecieran con dolor de cuello. Se había sentado encima de la encimera como de costumbre.

- Buenos días - saludo al presidente qué se quedó congelado en cuanto escuchó su voz - ¿Quieres cereales?

El Alfa se quedó callado por un momento, antes de decidir levantarse del sofá y acercarse a él.

- Buenos días - saludó con cortesía - ¿Cómo te sientes? - por alguna razón se escuchaba cauteloso.

- Estoy perfectamente - contestó sin comprender - ¿Por qué? ¿Pasó algo anoche? - no había cometido un error ¿o sí?

Devon notó el terror dibujarse en la cara del más Alto. ¡Demonios! ¿Qué había hecho?

- ¿No... no recuerdas lo que sucedió anoche?

- Solo recuerdo sentirme mal y de ahí nada - le informó - ¿tomaron sake? ¿me dieron a mí? Porque he escuchado que esa cosa es fuerte y yo nunca he bebido alcohol ¡oh por Dios! ¿Qué te sucedió en el cuello? - acababa de ver una mordida bastante profunda en el cuello del Alfa - ¿mi hermano te mordió?

- ¿Yo? Fuiste tú el que le clavó los dientes como si fuera una barra de chocolate.

¡Ups! Sintió su cara arder. Lo que hace la gente en estado de ebriedad. Ni siquiera había escuchado a su hermano levantarse del sofá.

- Lo lamento -se disculpó.

Su hermano lo miró unos minutos, qué él sintió bastante largos. Era como si estuviera evaluando cuán sobrio se encontraba en esos momentos.

- Devon ¿qué piensas de Emeric? - preguntó de pronto.

- ¿Qué? ¿Por qué de pronto me preguntas eso?

- Solo contesta, por favor. - él frunció el ceño, a veces no entendía a su hermano, aun así contestó a su pregunta.

- Parece buena persona. - contestó sinceramente.

- ¿Te sientes incómodo cerca de él? - las preguntas de su hermano no tenían sentido, al menos no para él.

- No - Ciertamente no se sentía incómodo cerca del Alfa, lo que era extraño, él siempre se había sentido incómodo con Alfas alrededor.

- ¿Emeric te agrada? - ¿Qué si me agradaba? ¿Por qué tendría que agradarle? El presidente era su socio, no tenía ninguna relación con él, a menos que...

- Espera, Espera - lo detuvo de pronto haciendo su tazón a un lado - ¿de verdad están saliendo?

- ¿QUÉ? ¡NO! - gritaron al unísono sacándole un susto.

Si no estaba saliendo ¿por qué le hacía esa clase de preguntas tan raras? Su hermano se estaba masajeando el tabique de la nariz con frustración.

- Yo no tengo problemas con que dos Alfas se gusten - tal vez solo estaban avergonzados - no tienen que ocultarlo, soy de mente abierta.

- No es así - se apresuró a decir el presidente.

- No se preocupe presidente, el amor surge sin mirar el género y... - miró por un momento a su hermano - estoy seguro que mi hermano será el de abajo - susurró.

- ¡Oye! mocoso insolente - su hermano había alcanzado a escuchar y el presidente casi se atragantó con su propia saliva.

Devón rió divertido y su hermano suspiró cansado.

- De verdad, no es así - negó el Alfa un poco pálido.

- Usted tranquilo yo los apoyo, si sus familias se oponen a su relación, yo los respaldaré, sé que a mi hermano lo van a desheredar, pero no creo que su familia sea tan mala - razonó.

Emeric solo miraba a Demian sin poder decir algo. Demian por su parte lo miraba con duda, cautela y también algo de molestía.

- ¡Al diablo! - dijo de pronto - Es tu Alfa - le anunció de pronto.

La diversión que había sentido se borró de pronto y un sentimiento nuevo lo reemplazó con rapidez. En ese momento solo sentía confusión.

- ¿Mi qué? - claramente había escuchado mal.

Demian tomó del cuello a su amigo para acercarlo a él.

- Huelelo - demandó.

- ¿Por qué?

- Solo hazlo - A regañadientes empezó a olfatear el cuello del Alfa, tenía un olor encantador, tan encantador qué provocaba qué se le hiciera la boca agua y salivara en exceso, quería morderlo - ¿A qué huele? - preguntó su hermano sacándolo del transe justo a tiempo.

- Chocolate - tragando con dificultad - chocolate amargo.

- La feromona de Eme tiene aroma a whisky - le explicó.

- ¿Y yo cómo demonios voy a saber a qué huele el whisky si nunca me has dejado probarlo? - le recriminó.

- Ese no es el punto - Demian suspiró con frustración - solo tú puedes sentir el aroma a chocolate.

Devon se acercó una vez más para olfatear la esencia del Alfa y claramente podía notar el fuerte aroma a chocolate amargo, sin embargo, en el fondo podía notar matices dulces y picantes qué combinaban perfecto con el aroma fuerte del chocolate, era justo de su gusto.

- ¿Por qué sólo yo? - temiendo un poco la respuesta.

- Porque es tu Alfa Devon, tienen 100% de compatibilidad.

Devon abrió los ojos como platos de la impresión, miró al Alfa qué se encontraba bastante nervioso, no había dicho absolutamente nada hasta ese momento, como si temiera una reacción de rechazo. El hombre era bastante atractivo, no importaba qué se acabará de despertar y tuviera la ropa y el cabello desordenado, ese aspecto no le quitaba méritos a su belleza, sus ojos azul cristalinos lo observaban con cautela, esperando ansiosamente su reacción.

- ¿Soy tu luna? - preguntó al Alfa, un atisbo de emoción cruzó por sus ojos, qué pronto trató de ocultar.

- ¿Sabes lo que significa eso? - Su tono era cauteloso y al mismo tiempo expectante.

Por supuesta qué lo sabía, cualquiera que hubiera prestado la debida atención en sus clases de secundaria, sabría lo que eso significaba, sobre todo para los Omegas qué se armaban una historia de romance empalagoso en sus cabezas, ilusionados con encontrar a su pareja perfecta. Era irónico qué el Omega qué menos deseaba emparejarse estuviera recibiendo lo que los demás deseaban.

- Lo sé. Eres mi destino, mi pareja perfecta, mi predestinado, yo nací para ti y tu para mí, si uno de los dos se rechaza el que esté más apegado morirá de depresión y tristeza o algo así.

- ¿Morirá? - de pronto el semblante de Demian se tornó pálido y miró a su amigo con tristeza - no me habías dicho nada de eso.

- No tenía idea - Devon pudo notar el miedo en la voz del Alfa.

Aunque él no deseaba tener una pareja, el destino quería que si la tuviera y aunque el miedo le carcomía cada centímetro de su piel, no estaba dispuesto a dejar morir a un buen hombre como lo era Emeric Dehua. Se acercó un poco más al rostro del Alfa y le sonrió gentilmente para que ya no sintiera miedo.

- Jefe, quiero panqueques.

- ¿Qué? - susurró desconcertado por la petición repentina del Omega.

- Lléveme a comer panqueques - le animó - tengamos una cita.

- ¿Cita? ¿Ahora? - El pobre estaba en estado de shock, claramente se esperaba un rechazo.

- Si, una cita para comer panqueques - le confirmó - iré a cambiarme - miró su reloj - Una hora será suficiente ¿o necesita más tiempo para ir a su apartamento y pasar a recogerme?

- Una hora es suficiente - Aún se veía un poco aturdido.

Devon se bajó de la encimera y corrió hacia su habitación repentinamente emocionado.

- Nos vemos dentro de una hora Jefe.

            
            

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