Capítulo 4 CAPITULO 3 - Ecos Cósmicos: El Desafío de Terry

En el corazón de Omegara, mi reino de estrellas, el castillo familiar bulle en calma mientras el sol de la mañana baña sus antiguas piedras. Mis hermanos y yo compartimos el desayuno en la cocina, un oasis de paz en un sábado donde el resto de la familia aún abraza los sueños o se sumerge en mundos a través de los LumiCom, esos maravillosos aparatos que traen hologramas vivientes a nuestras estancias, borrando las distancias luz que nos separan.

Mientras degusto mi té andromedano, la conversación toma un giro inesperado. Mis hermanos, con esa chispa de travesura en sus ojos, inician su juego.

- "¿Y bien, líder de expediciones nocturnas, a qué confín de la galaxia nos transportarás esta noche?" Rodrick lanza la pregunta con una sonrisa socarrona, su café en mano como si brindara por aventuras futuras.

Ashtar se suma, la expectativa brillando en sus ojos.

-"¿Volveremos al 'GalaxSpa Hombres Estelares'? Aquella vez fue como tocar las estrellas, pero sin salir de la atmósfera."

Ethan, siempre el más directo, ríe a carcajadas.

-"¡Oh, por las siete lunas de Zenthar! Necesitamos algo que supere incluso eso. Estoy seguro de que en tu repertorio de amigos excéntricos hay alguno capaz de ofrecernos una noche legendaria."

-"¿Así que me han designado como su organizador de eventos intergalácticos, eh?" respondo, fingiendo indignación pero sin poder ocultar mi diversión. "¿Acaso mis talentos son solo para su entretenimiento?"

Rodrick se inclina hacia adelante, la mirada afilada pero el tono juguetón.

-"Vamos, sabes que disfrutas esto tanto como nosotros. Pero, claro, si tus servicios tienen precio, estamos dispuestos a negociar... con cosquillas si es necesario."

La amenaza cuelga en el aire, una promesa de caos y risas. Conozco sus tácticas, cada uno con su especialidad en la guerra de persuasión fraternal. Ashtar con su mirada de cachorro, Ethan con su insistencia inquebrantable y Rodrick, el estratega, siempre listo para la confrontación física.

-"Sí, sí, capitularé ante la amenaza de cosquillas," concedo entre risas, anticipando ya el ataque. "Permítanme consultar con mis contactos. Algo extraordinario encontraremos para esta noche."

Los rostros de mis hermanos se iluminan, la promesa de una nueva aventura titilando en sus ojos como estrellas recién nacidas. "Por el bienestar de esta familia estelar, y mi propia cordura," murmuro, ya marcando en mi LumiCom, buscando ese nuevo destino que supere incluso las expectativas de mis hermanos aventureros.

Ashtar intenta una vez más su mirada de cachorro desamparado. Con fingido fastidio, le lanzo una servilleta.

-"Ya basta con eso," le digo, pero ambos sabemos que siempre cederé ante esos ojos.

La mañana avanza, entre planes y risas, en ese rincón de la galaxia donde el amor y la aventura se entretejen en la cotidianidad de la vida de los hermanos de Whittaker.

Mientras mis dedos danzaban sobre el LumiCom, intentando conectar con el círculo de conocidos que podrían garantizarnos una noche memorable, la puerta se abrió y una figura familiar irrumpió en la cocina.

-"¿Y bien, joven aventurero? ¿Qué destino nos aguarda esta noche?" La voz de mi tío Darius llenó la estancia, su presencia imponente y llena de curiosidad.

Giré, sorprendido, arqueando una ceja.

-"Pensé que esta era tu noche libre de vigilancias. ¿Acaso no tienes siempre un plan bajo la manga para los sábados?"

Darius se encogió de hombros, una sonrisa juguetona bailando en sus labios. -"Parece que hoy deseo cambiar la rutina. ¿Tan malo es querer pasar tiempo con mi familia favorita?"

- "Vamos, Darius, suelta la verdad," - le insté, aún incrédulo. -"Eres el último que se quedaría sin planes. ¿Qué te ha pasado, el gran explorador nocturno se ha quedado sin mapas?"

Con una risa resignada, se rindió. - "Está bien, me has descubierto. Mis amigos están todos ocupados, y bien sabes que no disfruto de la soledad."

Le sonreí, aún asombrado por su confesión. - "Bueno, parece que estás de suerte. Estoy en plena misión de encontrar algún lugar donde nos acojan esta noche. Algo me dice que mis 'amigos excéntricos', como los llama Ethan, podrán ayudarnos."

Su respuesta llegó cargada de sarcasmo. - "Oh, qué alegría, me uniré a la expedición de mi sobrino 'inocente'. Seguro que jamás has pisado esos santuarios de relajación masculina."

Nos reímos juntos, su comentario elevando el ánimo de la búsqueda.

- "Prepárate, tío. Esta noche promete ser una que ni el más experimentado de tus amigos querrá perderse."

Entre bromas y retos, la mañana avanzó, tejiendo en su paso la promesa de una noche inolvidable. La familia, unida por la sorpresiva inclusión de Darius, se preparaba para embarcarse en una aventura que, sin duda, dejaría historias para recordar.

Finalmente, tras una búsqueda intensa, la luz al final del túnel apareció gracias a una llamada de Rigel.

-"No te preocupes, estoy más que feliz de recibirte a ti, tus hermanos y tu tío esta noche. Tu amistad significa mucho para mí, y no olvido que te debo la vida. Aunque, he de admitir, necesito un favor a cambio, uno que sé que no me negarás."

Al escuchar su petición, no pude evitar suspirar, la familiaridad de la situación pesando sobre mis hombros.

-"Rigel, ¿qué has hecho esta vez?"- pregunté, mi tono teñido de exasperación. Desde nuestros días de estudio, Rigel ha sido una constante fuente de caos, su espíritu aventurero y emociones indomables siempre lo llevan a situaciones complicadas. Mi padre, aunque desconfía de esta amistad, nunca ha intervenido, convencido de que las pruebas que Rigel me presenta son beneficiosas para mi crecimiento y astucia.

- "Te contaré los detalles cuando llegues,"- fue su única respuesta.

A pesar de las advertencias y preocupaciones, no pude evitar sentir una chispa de emoción ante la promesa de una nueva aventura. Rigel, con todas sus imperfecciones, siempre ha sabido cómo transformar un día ordinario en una odisea inolvidable. Y así, con un suspiro resignado pero expectante, acepté su invitación, preparándome para lo que fuera que esta noche nos deparara.

Con la promesa de una velada llena de diversión y, sin duda, algún desafío cortesía de Rigel, regresé a mis hermanos y tío, la anticipación burbujeando entre nosotros. La aventura nos llamaba, y sabíamos que, sin importar lo que nos esperase, enfrentaríamos juntos lo que viniera, enredados en la complicada pero inquebrantable red de amistad y familia.

La noche había envuelto a Voluptar en su manto estrellado, y el "Club Galaxia de Caballeros" se erigía como un faro de indulgencia en este planeta de climas mediterráneos y tentaciones sin fin. Mis hermanos y mi tío Darius estaban hechizados por la vista panorámica de las hectáreas de diversión que se desplegaban ante ellos, mientras yo me adentraba en las profundidades del edificio de Rigel para una conversación más íntima.

La sobriedad del salón en el que nos encontramos contrastaba fuertemente con la extravagancia exterior.

- "¿Qué misterios esconde este lugar tan apartado de tu usual exuberancia?" le pregunté, una sonrisa juguetona en mis labios.

Rigel, con una mirada seria y un tono inusualmente sombrío, compartió la razón de su preocupación.

-"Este es mi refugio para la reflexión, un lugar donde puedo encontrar claridad lejos del caos. Pero ahora, más que nunca, necesito esa claridad. Mi prima, aquella que siempre ha estado a mi lado, se encuentra en un peligro inminente. Se ha enredado con el hombre equivocado, uno que ha desatado la furia de criminales peligrosos. Y ahora, ella es quien paga las consecuencias de sus acciones."

La historia de su prima resonó con urgencia en el aire. - "Ella es como una hermana para mí, y ahora está atrapada en una red de la que solo nosotros podemos liberarla. Necesito tu ayuda, amigo. Tu ingenio y valentía son lo único que se interpone entre ella y un destino que no se atreve ni a nombrar."

El peso de su petición cayó sobre mí como una losa. La diversión y el jolgorio que había anticipado para esa noche se evaporaron, reemplazados por un sentido del deber que no podía ignorar. Rigel, mi amigo de tantas aventuras, estaba en apuros, y su familia necesitaba de nuestra intervención.

-"Considéralo hecho," le aseguré, la determinación afilando mis palabras.

-"No permitiremos que le pase nada a tu prima. Juntos, enfrentaremos a estos criminales y traeremos a tu prima de vuelta a salvo."

Así, lo que había comenzado como una noche de desenfreno en el "Club Galaxia de Caballeros" se transformó en el preludio de una misión de rescate. Con la promesa de acción y peligro acechando en el horizonte, sabíamos que lo que nos esperaba sería una prueba de nuestra astucia, valor y la inquebrantable fuerza de nuestra amistad. Envueltos en un manto de oscuridad que impedía ver más allá de nuestros propios pasos, Rigel y yo avanzábamos con determinación por un pasillo estrecho, envueltos en un hedor casi palpable de moho y descomposición. En nuestros bolsillos reposaba el BioView, una maravilla tecnológica capaz de desentrañar la biología de cualquier ser vivo hasta el más mínimo detalle, desde su ADN hasta su metabolismo, aunque en aquel momento permanecía inútil ante la necesidad de discreción.

Después de un periplo que pareció eterno, casi dos horas después, dimos con una entrada oculta que nos condujo directamente al corazón de la fortaleza enemiga. Era aquí donde Sira, la prima de Rigel, estaba cautiva. Con el BioView en mano, localizamos su celda exacta a 40 grados de nuestra posición actual. Nos equipamos con gafas de visión nocturna y procedimos a navegar por los laberínticos pasillos de la fortaleza. Nos topamos con dos guardias, pero Rigel, con una mezcla de sigilo y eficacia, neutralizó la amenaza sin emitir más sonido que el susurro de las sombras.

Al llegar a la celda de Sira, nos enfrentamos al reto de un candado digital con lector de iris. Rigel, visiblemente preocupado, cuestionó cómo podríamos sortear tal obstáculo sin el iris adecuado o el código de acceso.

Con una sonrisa, saqué de mi bolsillo un pequeño dispositivo capaz de hackear y simular un iris de manera holográfica, tan convincente que parecía real. Rigel, impresionado, quiso saber su procedencia.

"Una 'muestra gratis' de mi hermano Ashtar," confesé con una sonrisa, "todavía no sabe que lo tomé, así que mantengámoslo entre nosotros. Si se entera, me hará un escándalo. A él no le gusta que toquen sus inventos, aunque no tenga problemas en experimentar con los míos."

Rigel lanzó una carcajada y replicó, "Sé lo que es vivir con un genio; después de todo, he compartido contigo suficientes aventuras."

"Gracioso," respondí, enfocándome en el candado. "Ahora, déjame hacer lo mío antes de que nos descubran."

Con habilidad, coloqué el dispositivo frente al lector de iris. En segundos, la cerradura digital cedió, abriendo el camino a la libertad de Sira y añadiendo otro éxito a nuestra inesperada aventura.

Al franquear la puerta de la celda, nos topamos con una escena inesperada. Sira, con un aire de resolución feroz, estaba agazapada detrás de una pared, empuñando un rudimentario palo de madera como única defensa. La voz de Rigel resonó en el silencio, cargada de alivio y urgencia.

"Sira," exclamó, "soy yo, tu primo. Debemos irnos de aquí antes de que nos encuentren." Extendió su mano hacia ella, un gesto de seguridad y familiaridad en medio del caos. Mientras tanto, me adelanté para asegurar el camino, echando un vistazo al pasillo. La costa estaba clara, ningún guardia a la vista. Señal para avanzar.

Nuestro regreso fue una odisea de sigilo y precaución. Pegados a las paredes y camuflados por las sombras, nos desplazamos con la máxima discreción para evadir las omnipresentes cámaras de seguridad y los esporádicos patrullajes de los guardias. Finalmente, alcanzamos la bodega sin incidentes. Nos ocultamos detrás de unas cajas justo a tiempo, mientras dos guardias entraban en busca de algo entre unas mantas ocultas. Esperamos, conteniendo el aliento, hasta que se marcharon.

Fue entonces cuando revelé mi plan de escape. "Ahora voy a abrir el portal para salir de este lugar," anuncié. Rigel, con una mirada de entendimiento y confianza, asintió. Concentré mi energía, gestualizando con las manos para tejer la magia necesaria. Ante nosotros, el aire vibró y se rasgó, revelando un portal que sería nuestra vía de escape.

Insté a Rigel y a Sira a atravesarlo primero. Antes de seguirlos, lancé una última mirada alrededor, asegurándome de que no hubiera testigos. Satisfecho, me sumergí en el portal, que se selló detrás de nosotros con un silencio definitivo, borrando cualquier indicio energético de nuestra presencia y dejando atrás la fortaleza enemiga sin dejar rastro alguno.

Con el portal cerrándose suavemente detrás de nosotros, nos encontramos en la habitación de Rigel, un espacio que reflejaba su naturaleza metódica y serena. A pesar de la tensión recién disipada, un aire de determinación persistía entre nosotros. La urgencia de nuestra misión no había mermado; en cambio, nos encontramos tejiendo planes para poner fin a la amenaza que había oscurecido la vida de Sira.

La solución se cristalizó en una estrategia audaz: capturar a Bolasco, la ex pareja de Sira que la había abandonado sin remordimientos a pesar de su amor y sacrificio por él. Era evidente que este hombre era la clave para liberar a Sira del acoso de la mafia de una vez por todas.

"Deja esto en mis manos," les aseguré, "localizaré a este hombre a través de una búsqueda psíquica, escaneando su energía. Solo necesito un espacio tranquilo y silencioso."

Rigel, comprendiendo la importancia del momento, me guió a un cuarto aparte, más pequeño y envuelto en sombras, ideal para la concentración necesaria. Con la foto de Bolasco y su peine personal, elementos vinculados íntimamente a él, me senté en posición de loto y comencé mi búsqueda a través del tejido del cosmos, planeta por planeta.

Finalmente, mi percepción se afinó sobre un pequeño planeta de aire seco, donde Bolasco se escondía, ajeno a que su breve idilio de libertad estaba por terminar. Regresé al lado de mis compañeros, la ubicación de Bolasco grabada en mi mente.

"Lo he encontrado," anuncié, emergiendo del cuarto de concentración. Rigel, con una determinación férrea, afirmó que era momento de actuar.

Ante nosotros yacía un desafío colosal: enfrentar a una mafia con tentáculos extendidos a lo largo de múltiples planetas, una organización intocable por sus conexiones con lo más alto del poder. Sin embargo, la captura de Bolasco representaba una oportunidad única, una vía para acorralar a la mafia y, en última instancia, liberar a Sira de su alcance. Con el plan trazado y la ubicación de nuestro objetivo en mano, nos preparamos para el siguiente capítulo de nuestra cruzada, armados con la certeza de que, contra todo pronóstico, la justicia prevalecería.

Armados con determinación y la ubicación precisa de Bolasco, nos dispusimos a planificar el siguiente paso de nuestra misión. La captura de este individuo no solo era crucial para desmantelar la persecución mafiosa contra Sira, sino también representaba una oportunidad para desestabilizar una fracción de su red criminal. Sabíamos que el tiempo era esencial, y cualquier retraso podría significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Antes de partir, nos equipamos con todo lo necesario para enfrentar los imprevistos de una misión interplanetaria. Rigel, con su conocimiento en tecnología avanzada, preparó un conjunto de dispositivos que nos ayudarían en nuestra tarea, incluyendo un localizador cuántico para asegurar nuestra llegada exacta al escondite de Bolasco y un conjunto de inhibidores de señal para evitar que pudiese alertar a sus asociados de nuestra presencia.

Mientras tanto, Sira, fortalecida por el deseo de poner fin a su tormento y con un nuevo sentido de propósito, se encargó de reunir información crítica sobre las operaciones de la mafia que pudiese ser utilizada como moneda de cambio o para debilitar aún más su estructura desde dentro.

Con todo preparado, activamos el dispositivo de salto cuántico que Rigel había ajustado con las coordenadas exactas del planeta donde Bolasco se escondía. La transición fue inmediata, transportándonos a través del vasto espacio interestelar hasta el árido y solitario planeta que ahora servía de refugio al traidor.

Al llegar, nos encontramos en un paisaje desolado, marcado por la sequedad y la soledad, un espejo del alma vacía de Bolasco. La búsqueda no tardó en dar frutos; gracias al localizador cuántico y al escaneo psíquico previo, ubicamos su escondite, una estructura rudimentaria esculpida en la roca del desértico planeta.

Nos aproximamos con cautela, cada paso calculado para no alertar a nuestro objetivo de nuestra presencia. Rigel y yo tomamos posiciones estratégicas, mientras Sira, usando un dispositivo de camuflaje, se acercó a la entrada para asegurar un elemento sorpresa.

El momento de la verdad llegó sin previo aviso. Bolasco, confiado en su aislamiento, no esperaba visitantes. Aprovechando el factor sorpresa, Sira lo confrontó, su voz firme y llena de una resolución inquebrantable. Rigel y yo irrumpimos en el momento oportuno, asegurándonos de que no tuviese oportunidad de escapar o resistirse. Con Bolasco finalmente en nuestro poder, iniciamos el viaje de regreso, no solo con la satisfacción de haber capturado al traidor, sino también con la esperanza de que este acto marcase el comienzo del fin de la persecución mafiosa contra Sira. La información recopilada por Sira, combinada con la entrega de Bolasco, prometía ser un golpe significativo contra la mafia, un paso hacia la paz y seguridad que tanto anhelaba.

La misión había sido un éxito, pero éramos plenamente conscientes de que la lucha contra una organización tan arraigada y poderosa estaba lejos de terminar. Sin embargo, aquel día, regresamos no solo con un enemigo capturado, sino también con un renovado sentido de esperanza y unidad, decididos a enfrentar juntos cualquier desafío que el futuro nos deparase.

Después de una misión tan intensa y agotadora, la quietud que reinaba en la casa, contrastando con el cansancio y la tensión que aún palpitaban en mis venas, era casi irreal. Mientras mis hermanos y mi tío Darius dormían plácidamente tras una velada de celebración, el peso del agotamiento me envolvía, tanto físico como psíquico, tras nuestro enfrentamiento y captura de Bolasco.

Rigel, observando mi estado, no tardó en intervenir con una propuesta que era música para mis oídos.

"Escucha, amigo, te mereces un descanso," comenzó Rigel, su voz impregnada de una mezcla de preocupación y entusiasmo. "Tengo algo especial reservado para ti."

Mirándolo con cansancio, intenté bromear a pesar de la fatiga. "Más te vale que así sea, amigo. Estoy al borde del colapso."

Su sonrisa se ensanchó, y asintió con confianza. "Oh, lo es. Prepárate para experimentar lo mejor de mi spa y centro recreativo. Sabes que siempre puedes contar conmigo para esto."

Asentí, la promesa de un descanso reparador empezando a disipar la niebla de fatiga. "En este momento, lo único que deseo es algo sustancioso para comer. Y rápido. Sabes cómo me pongo cuando el hambre aprieta."

Rigel soltó una carcajada. "¡Oh, lo sé muy bien! Y no, definitivamente no quiero a un monstruo hambriento suelto en mi resort." Acto seguido, pulsó un botón en su comunicador y empezó a dar órdenes rápidas y precisas a su asistente. "Por favor, asegúrate de que se le atienda con todos los honores. Y que la comida sea de primera, ¡rápido!"

Mientras él organizaba mi bienvenida, me deshice de mis ropas de viaje, cansadas y sucias por la aventura. Rigel, siempre atento, había previsto incluso este detalle. "Ya te he preparado algo de ropa. Nada ostentoso, claro. Conozco tu estilo," dijo, guiándome hacia una sorpresa adicional que había olvidado mencionar.

"Y antes de que te pongas eso, he organizado algo para asegurar que te sientas completamente renovado." Con un gesto, Rigel abrió la puerta hacia un baño lujosamente equipado, donde el vapor suave ya llenaba el aire, prometiendo calidez y relajación. "Un baño te esperaba, y no estarás solo. He pedido a unas doncellas especializadas en técnicas de relajación y limpieza profunda que te asistan."

Al entrar, dos doncellas me recibieron con una reverencia cortés. Su presencia, lejos de ser intrusiva, emanaba profesionalismo y una calma tranquilizadora. Con eficiencia y respeto, me guiaron hacia una amplia bañera de piedra, cuyas aguas cálidas y burbujeantes invitaban a sumergirse sin reservas.

Mientras me ayudaban a lavar las marcas del viaje, sus manos expertas trabajaban con aceites aromáticos y sales minerales, masajeando la tensión acumulada y revitalizando cada músculo cansado. La combinación de calor, aromas, y el cuidado meticuloso de las doncellas obraba milagros, disolviendo el peso del cansancio y dejándome en un estado de relajación profunda.

"Gracias, realmente esto era justo lo que necesitaba," les dije a las doncellas, agradecido por su habilidad para transformar mi agotamiento en bienestar. Ellas, con una sonrisa, simplemente continuaron su trabajo, asegurando que cada momento en el baño fuera una experiencia rejuvenecedora.

Al salir del baño, me sentí como una persona completamente nueva, libre del polvo y las tensiones de nuestra misión. La ropa limpia y fresca que Rigel había preparado me esperaba, y al vestirme, la sensación de renovación se completó. El cuidado y la consideración de Rigel, sumado a la eficacia y gentileza de las doncellas, habían obrado juntos para devolverme a un estado de equilibrio y paz.

"Rigel, esto ha sido increíble," le dije, encontrándolo después de mi experiencia transformadora en el baño. "Realmente sabes cómo cuidar de tus amigos."

Con una sonrisa de satisfacción, Rigel asintió.

"Solo la excelencia para mi mejor amigo. Ahora, vamos. Tu festín te espera, y después, te aguarda aún más descanso."

Con un suspiro de alivio, acepté la ropa que me ofrecía: unos jeans y una polera que encajaban perfectamente con mi preferencia por lo cómodo y semi formal.

"Gracias, Rigel. Realmente, ¿qué haría sin ti?" dije, sintiéndome ya un poco más humano.

"Probablemente morir de hambre o vestirte como un ermitaño," bromeó él, guiñándome un ojo. "Ahora, vamos. Tu festín te espera, y después, el descanso que tanto necesitas."

Con una sonrisa de satisfacción, Rigel asintió. "Solo la excelencia para mi mejor amigo. Ahora, vamos. Tu festín te espera, y después, te aguarda aún más descanso."

Así, entre el calor de la amistad y las promesas de nuevas aventuras, nos dirigimos hacia el comedor, donde un banquete digno de reyes ya estaba siendo servido. Cada bocado parecía borrar las huellas del cansancio y cada risa compartida tejía hilos más fuertes en el vínculo inquebrantable que nos unía.

Pero mientras la noche avanzaba y las estrellas titilaban en el firmamento, una sensación de anticipación se asentaba en mi corazón. La captura de Bolasco y el desmantelamiento de una fracción de la mafia sideriana era solo el principio. La galaxia estaba llena de misterios por resolver, peligros por enfrentar y justicia por impartir.

"¿Qué nos deparará el futuro, Rigel?" pregunté, contemplando el cielo nocturno a través de la amplia ventana del comedor.

Con una mirada que reflejaba tanto determinación como el destello de nuevas aventuras, Rigel respondió, "Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos. Y te aseguro, será extraordinario."

A medida que seguía a Rigel hacia un merecido descanso, la calidez de la amistad y el cuidado que me rodeaba me llenaban de una profunda gratitud. En un universo a menudo hostil y despiadado, momentos como estos eran un recordatorio de la luz que podíamos encontrar en la conexión y el apoyo mutuo.

Y así, mientras la luna ascendía, marcando el fin de un capítulo y el umbral de incontables historias por venir, sabía que cada desafío, cada victoria, nos acercaba más a nuestro destino.

Y ahora, querido lector, te extiendo la invitación a continuar junto a nosotros en esta jornada. La historia de Terry Whittaker, su familia, y sus amigos está lejos de concluir. Juntos, nos embarcaremos en una odisea a través de los confines más remotos del universo, desvelaremos misterios ancestrales y enfrentaremos amenazas que desafían nuestra existencia. Acompáñanos en el próximo capítulo de esta epopeya galáctica, donde el destino de Zenith y la seguridad del universo penden de un hilo.

La historia aún no ha terminado. La saga de los Whittaker y sus aliados se extiende hacia el horizonte, lleno de promesas, desafíos y, sobre todo, esperanza. Acompáñanos en esta continua lucha por la paz y la justicia en el vasto universo que Terry Whittaker ha jurado proteger.

            
            

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