VELERO.
img img VELERO. img Capítulo 1 Un nuevo comienzo
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Capítulo 7 Regalo img
Capítulo 8 Rutina img
Capítulo 9 Mi hijo img
Capítulo 10 Es tan adorable! img
Capítulo 11 Visitar a los abuelos img
Capítulo 12 El renacuajo img
Capítulo 13 Nuevos reclutas img
Capítulo 14 MICHICK img
Capítulo 15 Cena elegante img
Capítulo 16 Casualidad img
Capítulo 17 Cumpleaños de Melay img
Capítulo 18 Encuentro inesperado img
Capítulo 19 Resaca img
Capítulo 20 Cocinando img
Capítulo 21 Corazón roto en el hotel img
Capítulo 22 Buen dia img
Capítulo 23 Recuerdos img
Capítulo 24 Él y la solicitud img
Capítulo 25 Fiesta de harina img
Capítulo 26 Hablando img
Capítulo 27 ¿Es él img
Capítulo 28 Desastre en la cocina img
Capítulo 29 Negocios img
Capítulo 30 Me estas retando img
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VELERO.

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Capítulo 1 Un nuevo comienzo

-¡Pasajeros con destino a Beiris, por favor, diríjanse a la puerta G5!- escucho a través de los auriculares desde lo alto de la sala de espera, donde me encuentro rodeada de personas. Algunas se levantan de sus asientos mientras otras duermen, aguardando por vuelos retrasados. Mi madre me señala que es hora de levantarme y encaminarme hacia una nueva vida que me espera en ese avión que pronto abordaré.

-Linda, cuídate mucho, ¿sí? Recuerda mantenerte saludable- me dice con lágrimas en sus ojos color miel, llenos de tristeza. A su lado, mi padre, con su traje impecable y ojos expectantes, observa la escena.

-Me duele que te vayas. Ya sabes de lo que hablamos, pero es tu decisión y yo te apoyo. Empezar una nueva vida en otra ciudad es lo mejor- me dice el castaño de ojos verdes, dándome un cálido abrazo después de tantos consejos y palabras de aliento.

Con las despedidas terminadas y toda la información recibida, me dirijo hacia la puerta que indica la ubicación del avión. El aeropuerto bulle de actividad mientras los pasajeros y el personal de tierra se mueven de un lado a otro, completando las últimas tareas antes del embarque. Me acomodo en el asiento asignado mientras observo a las diversas personas que me acompañarán en este largo vuelo de siete horas hacia mi nuevo destino.

Mi compañera de asiento es una señora de edad avanzada, con cabello canoso y gafas, vistiendo un vestido verde pálido con flores. Más allá, veo a una niña pequeña con sus padres y me siento incómoda al pensar que eso no va a pasar conmigo. Me traen un poco de comida porque salí algo rápido del lugar donde vivía, y después de saborear ese manjar, decido cerrar los ojos y dormir para reducir el cansancio del viaje.

Con música suave en mis audífonos, el ruido que me rodea se desvanece gradualmente. El zumbido constante del avión se convierte en una especie de murmullo reconfortante mientras me sumerjo en un sueño reparador. Imágenes de mi vida pasan por mi mente: los recuerdos de mi hogar, la calidez de las conversaciones familiares, los momentos compartidos con amigos. Poco a poco, el sueño me envuelve completamente, permitiéndole desconectar de la ansiedad y la incertidumbre que había sentido momentos antes.

El tiempo parece desdibujarse en el aire acondicionado del avión, mezclado con los sueños y los pensamientos dispersos. En mi mente, imagino cómo será mi nueva vida en Beiris: las personas que conoceré, las experiencias que viviré, los desafíos que enfrentaré. A pesar de la nostalgia por dejar mi hogar, siento una chispa de emoción por lo que está por venir. Este vuelo marca el comienzo de una nueva etapa, llena de posibilidades y oportunidades que me esperan al otro lado.

Así, con la música como mi única compañía y el suave vaivén del avión como mi arrullo, me sumerjo en un profundo sueño, lista para enfrentar lo que sea que me depare mi nueva vida en esta ciudad desconocida y emocionante.

Al abrir nuevamente los ojos, el avión había aterrizado suavemente en la pista del aeropuerto de la nueva ciudad. Estiré mis músculos, sintiendo el cansancio del viaje acumulado. Había aceptado la invitación de Lucas, mi hermano, para quedarme con él por un tiempo y estaba emocionada por descubrir su nueva vida en este lugar desconocido.

Después de recoger mi equipaje y pasar por el control de aduanas, me dirigí hacia la salida. Un cartel luminoso me indicaba los servicios de taxi y transporte público. Siguiendo las indicaciones, subí a un taxi con la dirección que Lucas me había dado por teléfono: "Cerca de un parque, al lado hay un árbol enorme con un pequeño jardín". Recordaba vagamente las referencias, pero al pasar las calles, la mayoría tenía árboles. "Genial, las indicaciones son un asco", pensé con frustración.

El taxi me dejó en una calle tranquila con casas bien cuidadas y jardines verdes. Revisé el mensaje de Lucas y caminé con confianza por la acera, admirando la arquitectura diferente a la de mi ciudad natal. Pronto encontré el número que buscaba: una casa de dos pisos con un pequeño jardín en el frente.

Sin embargo, cuando toqué el timbre, un hombre mayor abrió la puerta y me miró con confusión.

-Hola, busco a Lucas- dije, tratando de sonar segura.

-Lamento decirte que no conozco a ningún Lucas aquí- el hombre estaba confundido.

-Lucas es el novio de la chica que vive aquí, Mel...

-¡Cariño!- Me sobresalté por el grito repentino y la puerta se abrió más, revelando un comedor lleno de comensales curiosos. -¿Cómo que tienes novio?- preguntó el hombre, mirando a la mujer que se acercaba.

-Señor, lo siento, no busco a...- al observar a una mujer de más de 50 años, me golpeé mentalmente.

-Lo siento, creo que me he equivocado de dirección- me disculpo con una sonrisa incómoda.

-¡Hola! ¿Cuál es la dirección de dónde vives exactamente?- hablo por mi celular luego de que cerraran la puerta blanca tras disculparme con una señora.

-¿Por qué preguntas? ¿Te has perdido?- escucho a través del teléfono esa voz inconfundible que ha pasado gran parte de mi vida conmigo.

-Parece que me he confundido de lugar porque aquí vive una familia algo grande y no conocen a nadie con tu nombre, a menos que seas un amante, lo cual dudo- respondí, alejándome de esa enorme casa donde he preguntado por mi hermano justo cuando estaban en un almuerzo familiar. Qué vergüenza ver a una desconocida buscando a otro desconocido.

-¿Qué? ¡¿Qué estás diciendo?! Oye, que no te escuchen en esa casa, que me pueden perseguir y asesinar por tu estupidez- esa voz del cavernícola, también conocido como Lucas, mi hermano.

-Creo que me he equivocado. Ups, y no te preocupes, terminarás entero- bromeé al teléfono.

-Qué graciosa- dijo con sarcasmo.

-¿No es carrera 58 G?

-¡No! Estás tres cuadras más abajo. ¿Qué te pasa? ¿Estás en el taxi? Ven acá- me reclamó, burlesco.

Decido caminar mientras me fijo específicamente en la dirección que muestran unos letreros en cada esquina, hasta encontrarme frente a una casa más pequeña que la anterior. De dos pisos, del lado derecho tiene el espacio para colocar el auto y del lado izquierdo un pequeño jardín con un enorme árbol. Muy lindo.

-¡Hola, Carter! ¿Cómo has estado? ¿Qué tal el viaje?- me recibe apenas se abre la puerta una pelinegra de ojos cafés, un poco más baja que yo, abrazándome.

-Bien, excepto que alguien vomitó en el avión y se extendió el olor, generándome ganas a mí también- mencioné un poco avergonzada. -¿Cómo has estado con el cavernícola de mi hermano?- le dije con una sonrisa a la chica frente a mí, de ojos oscuros, nariz perfecta, estatura parecida a la mía y tan amable como siempre. Desde que la conocí hace tres años, me ha caído muy bien, en comparación con las otras novias de mi hermano.

-¡Hola, enana! Tu cavernícola está acá- interrumpió en la pequeña sala un castaño de ojos verdes, un poco alto, muy sonriente, que corre para rodear sus brazos alrededor mío.

            
            

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