Por la mañana no me desperté con el ruido de las doncellas al entrar -aunque ya habían entrado- ni con la preparación del baño -aunque ya estaba preparado-. Me desperté con la luz que se coló por mi ventana cuando Anne retiró suavemente las pesadas y elaboradas cortinas, tarareando con dulzura alguna canción, encantada con su trabajo.
Yo aún no es