Capítulo 7 Ella fue quién lo vendió

INDUSTRIA METALGREY.

Adams trabaja muy duro en la industria, es una de las mejores en metalúrgica que genera grandes cantidades de dinero a nivel internacional por la buena calidad de material que manejan.

Él debe ser muy perspicaz, así como está la gran empresa de industria METALGREY, también hay pequeñas sucursales y grandes constructoras de metal, sus ojos deben estar puestos en todas partes, por tal motivo la vida de Adams es solitaria aunque tenga a su novia, el tiempo es muy corto para él.

-¿Puedo pasar?- pregunta Marcus, dando dos leves golpes en la puerta para tener la afirmación de ingresar a la oficina.

-adelante- Adams está revisando el libro de contabilidad.

-señor tengo algo que decirle- ingresa y cierra la puerta.

-habla de una buena vez- le ordena, está irritado porque debe entregar una mercancía jugosa y todo debe salir perfecto, más cuando su primo le está pisando los talones porque quiere tomar su posición.

-es el anillo señor, el anillo importante de la familia Grey.

Adams deja de hacer el análisis para mirar a su hombre de confianza. -¿Qué sucede con el anillo?

-señor esto es muy delicado. Fue vendido a una casa de empeño, pequeña sucursal.

-¡Imposible!- golpea el escritorio con la palma de su mano, eso le podría traer grandes problemas y más si su familia se llega a dar cuenta o peor aún, su abuelo que afortunadamente salió bien la cirujía, Dios le dió una oportunidad más de vida al cabecilla de la familia.

-señor se sabe que el anillo es una reliquia importante en la familia Grey, por eso lo llamaron a usted y yo tuve el atrevimiento de contestar- le entrega el móvil a su jefe.

-¡No logro entender! Eso debería estar en manos de Adamaris Campabell.

-Lo entiendo señor, pero lo extraño es que no fue ella quien lo empeñó. El empeño está bajo el nombre de Jacobo.

-¿Quién carajos es ese imbécil?

-el ex prometido de la señorita Adamaris Campabell, señor.

-¡Esto debe tener una m*****a explicación!

-¿Y si ellos se reconciliaron señor?- pregunta Marcus con curiosidad.

-eso no puede ser posible, ella es la que mi abuelo aceptó. Ella debe ser mi esposa y mi método debe funcionar, no pienso permitir que ella se burle de mi.

-tenga calma señor.

-¡No me digas que hacer Marcus! Enfócate en tu trabajo, necesito ver a Adamaris. Ahora que mi abuelo sobrevivió, me preguntara por ella y no quiero causarle una decepción, quiero que hagas una denuncia.

-pero señor...- Adams lo interrumpe.

-¡Pero nada! Haz una denuncia, llegaré al fondo de esta m****a y no quiero ningún escándalo. Quiero que vayas a la mansión Campabell junto a dos oficiales de suma confianza.

-Como ordene señor, ¿Desea algo más?

-sí- respondió con prepotencia.

-a sus órdenes señor.

-¡¡Que muevas tu maldito trasero!!- le grita y Marcus trago grueso, la mirada fría de su jefe es algo que a pesar de trabajar años con él, aún le causa temor.

-sí... Señor- se marcha rápidamente.

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En la casa de Myriam, suena el timbre seguidamente, llamando su atención por lo tanto se apresurara a abrir, al ver a Ada pálida y sucia, la toma entre sus brazos rápidamente. -agua por favor...- suplica a un hilo de voz.

-¡Amiga!- se asusta al verla así y la ayuda a ingresar a la casa para luego cerrar la puerta con seguro.

-no puedo más...- murmura y Miryam la acuesta en el mueble.

-tranquila todo va a estar bien- corre a la cocina en busca de agua y al regresar, observa que Adamaris está sangrando por sus rodillas.

Le da de beber agua y para Adamaris fue la gloria sentir el agua sobre sus labios y luego que su garganta se saciará. -no había podido dormir amiga de lo preocupada que estaba por ti. ¡Tú familia es un asco! Estuve llamando tantas veces que cortaron la línea.

Ada termina de beber agua y reposa su cabeza en la pequeña almohada para luego cerrar los ojos. -me habían encerrado Myriam, son unos miserables y lo peor de todo es que Bianca me quitó el anillo.

-¡Aparte de zorra, ladrona!- espetó Myriam, analizando a su amiga de pies a cabeza para ver por dónde empezar a sanar.

-lo son. Todos son ladrones, hasta mis joyas las robaron, los regalos que me dió mi madre, los odió a todos ellos...

-te entiendo amiga, pero no llores más por favor, daría cualquier cosa para ya no verte sufrir.

-no puedo Myriam, no puedo dejar de llorar. Mi corazón siente amargura y a veces solo deseo la muerte. Pero me ganan las ganas de quererme vengar de todos ellos. En especial de Bianca y Jacobo.

-habrá tiempo para eso, debes primero recuperarte, vamos a mi habitación, debes darte un baño, estás sangrando.

-me lastimé el tobillo, pero no podré ir a una clínica aún, sabes que mi padre tiene ojos por todas partes y estoy segura que debe estarme buscando a toda costa.

-pues sí aquí viene lo pondré en su lugar- dijo Myriam con firmeza, está cansada de las injusticias que le han hecho a Ada.

En la mansión Campabell, hay una catástrofe por la huida nuevamente de Ada. El señor Adrián Campabell, ha despedido a varios escoltas por complacer a su mujer y por los berrinches de Bianca porque pensó que podría tener a Adamaris sufriendo en la habitación.

Adrian se ha marchado a la empresa, no puede bajar la guardia, menos ahora que el trabajo se la ha acomulado tras el accidente de Adamaris meses atrás. Nada es lo mismo sin ella.

-¡Es injusto mamá! Esa estúpida debía estar aquí sufriendo, la odió y merece sufrir- Bianca está con un genio insoportable.

-disculpe señora- una empleada de servicio se acerca.

-¿Qué quieres mugrosa?- pregunta Bianca y su madre ni siquiera le reprende su mal comportamiento.

-afuera... Hay dos oficiales y un hombre.

-¿Oficiales?- Sonia que estaba tomando su taza de café como toda una señora adinerada, posición que le queda bien, se coloca de pie.

-¡Seguramente esa estúpida de Adamaris hizo algo y nos hizo pasar vergüenza!- bufó Bianca con su rostro enrojecido.

-o seguramente nos ha denunciado- sospecha Sonia.

-¡No seas ridícula mamá! Adamaris es una enferma mental.

-déjalos pasar y ni una palabra de esta a mi marido- ordena Sonia.

-sí señora Campabell- dice la empleada y se marcha.

Sonia obliga a que las empleadas le digan señora Campabell, cuando ni siquiera es la señora porque es la amante del señor Adrián. Ya que la única esposa es la difunta, madre de Adamaris. Adrian no la ha tomado por esposa, no puede hacerlo, si lo hace, Adamaris puede reclamar su herencia totalmente dejándolos a todos en la calle y por eso todos la odian.

-buenos días- Marcus saluda caballerosamente.

-¿Quién es usted?- pregunta Sonia mostrando un fuerte carácter.

-soy Marcus, asistente del señor, Adams Grey.

-¡Oh... Adams, el multimillonario Grey?- por poco y a Bianca se le salen los ojos de las cuencas.

-¿Qué se le ofrece, señor Marcus?- pregunta Sonia -¿Por qué ha venido con dos oficiales?- todos se miran entre sí.

-hay un reporte de que el anillo costoso de la familia Grey, ha sido vendido.

Bianca palidece. -¿Y qué tenemos que ver nosotros?- pregunta Sonia que no sabe nada del tema.

-yo sí sé a qué se refiere el señor, madre- Bianca habla melodiosamente -esa fue Adamaris, seguramente se lo robó, yo sé lo ví ayer, seguramente ella fue quien lo vendió. Deberían buscarla y llevarla a prisión!

-está equivocada señorita Campabell. El anillo fue vendido por el joven Jacobo, y sabemos que usted es la prometida.

-¡Imposible! Mi prometido no haría algo así ¡Exijo hablar con él señor Grey!

-Eso no será posible. El señor es un hombre sumamente importante y por eso me envió a mí.

-¡Entonces dígale al señor Grey, que la culpable es Adamaris, la hija despreciable de mi padre. Fue ella quien hizo todo esto por celos- la acusa Bianca.

Sin embargo, Marcus está al tanto de lo que está pasando en la familia Campabell. -siendo así, solicito hablar con la señorita Adamaris Campabell.