Un infeliz desconocido: Atrapada en la oscuridad
img img Un infeliz desconocido: Atrapada en la oscuridad img Capítulo 3 LA MARCA
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Capítulo 6 MANTHE img
Capítulo 7 DEJA VU img
Capítulo 8 LUGAR img
Capítulo 9 ESTUVO ALLÍ img
Capítulo 10 NO ESTA VEZ img
Capítulo 11 TE TRAJE AQUÍ img
Capítulo 12 ¿ME RECUERDAS img
Capítulo 13 ATRAPADA img
Capítulo 14 TE ENCONTRÉ img
Capítulo 15 REAL img
Capítulo 16 DESHECHO img
Capítulo 17 EL BOSQUE OSCURO img
Capítulo 18 HASTA ÉL img
Capítulo 19 EXTRAÑO img
Capítulo 20 TÍTERE img
Capítulo 21 FINAL img
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Capítulo 3 LA MARCA

Emille

Hoy, aunque no lo parezca, es un día sumamente importante aquí en Orgen.

Para mí, es un día igual que todos, teniendo en cuenta todos los días que he estado en este lugar hace 21 años...

El día sigue siendo el mismo, aunque la diferencia es que hoy al fin seré libre, podré al fin salir de aquí.

La tradición en este pequeño pueblo, perdido entre mares llenos de criaturas e islas casi desiertas (para nuestro conocimiento), es tomada muy en serio.

Se conoce por una antigua leyenda que desde hace siglos, incontables, cada habitante que ha despertado en Orgen a las 23:59 horas de su ciclo número 21 alrededor del astro mayor, aparece una extraña marca en la nuca, justo en el nacimiento de los cabellos, digo extraña porque nadie conoce su procedencia o explicación. La marca luce como dos puntos consecutivos en un color rojo ardiente y con el paso del tiempo se tornan oscuros hasta llegar a un tono ennegrecido.

Esa misma noche todos los habitantes del pueblo acuden al centro de la isla, al menos a lo que todos conocen como el centro, y allí se lleva a cabo un ritual de iniciación. Minutos antes es llevado el sujeto al lugar con los ojos vendados y tras la invocación tradicional aparece lo que nos hace a todos parte de la tribu: la marca.

Nadie del pueblo conoce nada de su vida anterior a la iniciación, es como si en ese momento todos sus recuerdos fuesen borrados o bloqueados por la nueva vida que llevarán. La verdadera explicación la desconozco y en realidad ese es mi mayor miedo. Temo despertar y olvidar todo lo que sé o lo que soy. Hoy, en esta noche, se llevará a cabo mi ritual de iniciación. Al fin obtendré la marca que me une a todos, pero en realidad no sé si es lo que quiero. Mi deseo es ser enteramente libre y si esa marca significa ser libre, lo acepto, pero si las leyendas son ciertas y toda mi vida anterior desaparece no creo que pueda obtener lo que siempre he anhelado.

En estos 21 años he dedicado mi tiempo entre las sombras a investigar muy a fondo la vida en este lugar. Cada habitante en esta isla suele vivir unos 100 o 150 años aproximadamente. La madurez es alcanzada justo a medio siglo, donde cada uno es premiado con un don especial.

Mi curiosidad me ha llevado a descubrir tantas cosas, a veces temo saber demasiado, o muy poco. Hasta ahora no he tenido oportunidad de salir de aquí, este oscuro y frío lugar donde estoy encerrada desde que desperté. Hoy será el gran día y luego... no sé qué pasará, pero espero poder saciar mi curiosidad y encontrar respuesta a tantas preguntas que aún no he podido descubrir.

Ahora estoy siendo preparada por un trío de femins bastante iguales, me están alistando para el ritual que se llevará a cabo en pocas horas, está prohibido hablarles, son las primeras criaturas que veo desde que tengo consciencia.

Les observo con curiosidad, su parecido me resulta interesante, pero que sean como yo lo es aún más. Sus cabellos como llamaradas, se ven en un perfecto y largo recogido, alisado totalmente y sin un desperfecto, lo que hace que resalten sus ojos finos y rasgados, así como sus puntiagudas narices y orejas. Igualmente se encuentran vestidas con túnicas claras con detalles en negro.

Se toman muy en serio todo esto del ritual.

Me colocan una túnica bastante parecida a las suyas, pero en contraste, el tono es tan oscuro que puede ser confundido con las penumbras de la torre, solo que los detalles en plata hacen que parezca una noche de luna creciente. Mi cabello, también diferente al de ellas se encuentra suelto. Sé que mis cabellos lucen totalmente negros, más oscuros que la propia noche, haciendo contraste con mis ojos ámbar. Cae en cascada sobre mis hombros y mi espalda. Una de las femins (la cual no puedo distinguir) coloca una diadema de plata sobre mi cabello y cae en pequeñas cadenas sobre mi frente y la parte frontal de mi cabeza.

Puedo asegurar que la elegancia es mi aliada en esta noche.

Finalmente usan tintas en negro para cubrir mis labios y vendan mis ojos como es la tradición.

Soy guiada por el pasillo que tan bien reconozco, por el olor, de la torre donde he vivido tanto tiempo. Conozco este lugar como la palma de mi mano.

Mis sentidos son agudos, pero al privarme de uno de ellos se intensifican más las sensaciones. Puedo distinguir entre el silencio, sobre el sonido de los pasos sincronizados de las femins, el sonido de las lechuzas que habitan en los robles del bosque. La intensidad de la noche puede llegar a ser tortuosa cuando no tengo el suficiente control sobre mis sentidos. Para mi suerte ya estoy acostumbrada, por todo el tiempo que he pasado sola y encerrada en este lugar.

Sigo mis instintos y aprecio todos los sonidos que me regala la noche, me encanta. Las cosas más maravillosas ocurren cuando las sombras acechan y el manto oscuro cubre el cielo sobre toda la isla, estoy segura.

Capto movimiento a mi alrededor, una energía extraña que me envuelve, muy distinta a la energía que sale de las femins. El sonido de los pasos se detiene de repente. Mis sentidos entran en alerta y escucho nuevos pasos acercarse. No me muevo, no sé qué hacer, ni qué sea eso, pero estoy segura que no es lo habitual, lo presiento.

Giro la cabeza en varias direcciones, pero la venda en mis ojos me impide ver, no la puedo retirar porque mis manos se encuentran paralizadas a mi espalda y estoy completamente segura que hace un momento no estaban así. De repente todo se sume en un silencio tan pacífico como molesto y vuelvo a sentir esa inquietante energía, pero ahora está justo frente a mí, lo siento, lo huelo.

Intento moverme, pero estoy completamente inmóvil, en contra de todo lo que intento, mi cuerpo no responde a mis llamados de alerta.

Siento unas manos suaves, pero grandes cubrirme la sienes y lentamente acarician mi rostro, una secuencia de imágenes cruzan por mi cabeza. Se sienten como recuerdos, pero no soy capaz de distinguir si me pertenecen o no.

De pronto siento algo sobre mi boca, algo suave. Alguien o algo me está besando, intento resistirme, pero un sabor metálico invade mi boca, como a sangre. Me remuevo nuevamente y por un segundo me separo del beso, pero lo que sea que está frente a mí afianza su agarre en mi rostro provocando un fuerte dolor de cabeza.

Una oleada de mareos llega a mí y se aleja la energía, dejo de percibirla. Las femis retoman su camino y mis pies en automático las siguen. Todo pasó muy rápido, es como si nada hubiese sucedido.

¿Qué ha pasado? ¿Qué se supone que fue eso?

El camino sigue y cada vez siento nuevos sonidos, me mantengo en alerta, recordando repetitivamente lo que acaba de suceder.

Estoy confundida y el dolor en mi cabeza no desaparece del todo.

Capto con mayor intensidad el ruido de la multitud de Orgen, esperando mi llegada. Una mano sobre mi hombro me impulsa hacia abajo y entiendo que debo colocarme de rodillas frente al altar. Coloco los brazos tras mi espalda.

-Ha empezado la hora 23:00 - escucho una voz firme a mi lado, debe pertenecer a un Hemins - el ritual ha de comenzar.

Todo queda en silencio, hasta los sonidos de la noche se detienen, es como si todos y todo estuviera esperando el momento exacto para la iniciación, como si la isla, con su vida propia hiciera que este momento fuera perfecto.

-Emille Peerce, acepta tu marca y tu destino con el alma, para cuando llegue el momento de alcanzar tu mayoría de edad seas bienvenida en la corte suprema del pueblo de Orgen -repito todo en primera persona y hago silencio.

Mencionan otro nombre, no me toma nada darme cuenta que no soy la única entrando en el ritual.

Mikel Johns.

Le repiten los códigos, al igual que a mí y acepta sus votos.

Me quitan la venda de los ojos y veo frente a mí un hemins de cabello totalmente blanco y ojos color azabache. La profundidad de su mirada y la oscuridad que emanan sus iris me dejan un segundo sin aliento.

De repente todas las antorchas del ritual se apagan y eso desvía mi atención enternecida con el tal Mikel. Un humo oscuro, casi espectral sale de en medio de nosotros, los iniciados, y nos alcanza a una velocidad increíble a los ojos.

Siento que quema, mi piel siente el ardor, pero no se queja. Todos retroceden en silencio y Mikel se pone de pie con ojos completamente negros, como si estuvieran sin vida. Comienza a susurrar palabras ininteligibles y cae al suelo inconsciente.

Todos comienzan a murmurar y a observarme con curiosidad, otros con aspecto de crítica o incluso miedo. Observo los rostros extrañados y me doy cuenta que esperaban que me ocurriera algo similar a mí, pero nada sucedió.

Mikel se despierta y les da la cara a los isleños, levanta su cabello desde atrás y noto la marca aparecer poco a poco.

Toco mi nuca por instinto.

Quién supongo, por su aspecto, es el jefe de la isla se acerca a mí y me aparta el cabello con cuidado.

-No están.

Es lo que escucho antes de sentir un líquido caliente salir de mi nariz y seguidamente caer en la inconsciencia.

            
            

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