La falta de aire comprime mi pecho y me siento mareada, sin fuerzas. Un líquido caliente sale de mi nariz y lo limpio con el dorso de mi mano. De repente todo ante mí se torna obscuro y mis pies se quedan atrapados al intentar dar un paso más, se me complica seguir corriendo y me detengo con el corazón latiendo desenfrenado. Miro bajo mis pies y un líquido carmesí comienza a ascender por mis tobillos, dejándome inmóvil y sin escapatoria.
Lucho por soltarme y de repente el olor de la sangre llega a mis fosas nasales debilitándome. El líquido, ahora carmesí llega hasta mi cuello y comienza a faltarme el aire. Poco a poco caigo en la inconsciencia y mi respiración se detiene al sentir como la sangre obstruye mi faringe...
Despierto del sobresalto agitada, tomo mi pecho con fuerza intentando normalizar mi respiración que se detiene por instantes. Observo a mi alrededor y no hay rastro de la sangre de mi sueño, solo fue eso: un mal sueño.
Pero... se sentía tan real.
Me pongo de pie y camino hacia los depósitos de agua para lavarme la cara, aprovecho y me deshago de mis ropas, para lavarme el cuerpo y relajar las tensiones de mis músculos atentos a cualquier peligro que me aceche. Realmente me sentí en peligro, como si la vida me dejara, como si fuera a morir absorbida por mi propia sangre.
Luego de un buen rato me coloco una túnica clara que tenía guardada en mis cajones, hecha con mis propias manos, y me siento junto a la cama a cepillar mi cabello. Me pierdo en cada suave movimiento del cepillo y cierro mis ojos intentando relajarme. Tal vez conectar con el entorno me haga sentir mejor.
Intento aguzar mi oído hacia fuera, hacia algo que no sea esta vieja torre.
No escucho nada, en lo absoluto, solo silencio.
Un silencio que me desespera.
Mi cuerpo se siente tenso y molesto, estoy ansiosa por salir de este sitio. Algo en mi interior me impulsa a querer salir y siento que la isla me llama. El recuerdo de esa voz tan peculiar, que me decía que la siguiera, que fuera hacia ella me taladra la sien. Es como si hubiese creado un vínculo mágico con esa voz, sin saber de qué se trata, como si fuera de vital importancia para mí llegar a ella.
Veo a cada nada la entrada, esperando a que alguien venga a por mí ¿Será que se olvidaron de mí? Espero que no sea así. Ya necesito que alguien entre por esa puerta y me libere de este encierro.
Camino hacia la ventana y observo fuera. Ya el Sol es visible y los lugareños caminan de un lado a otro, supongo que comenzando a organizar su día.
Debo respetar las leyes y al líder, pero me siento atrapada, ahogada.
Me impaciento y me muevo de un lado a otro dentro de la habitación. Mi cuerpo se calienta y comienzo a sudar.
¿Qué es lo que me pasa?
La energía me abandona y se me hace imprescindible tomar aire fresco. Intento volver junto la ventana y antes de poder siquiera moverme pierdo el equilibrio y caigo al suelo. Me propino un fuerte golpe en la cabeza y me toco en el lugar para luego comprobar que estoy sangrando.
Lo último que escucho antes de sumirme en la profundidad de la inconsciencia es mi nombre desde una voz conocida.
...
Al despertar, me duele la cabeza muy fuerte.
-Emille ¿Te encuentras bien? - busco la voz del líder dentro de la habitación.
-Eso creo - me incorporo con cuidado y una punzada hace que detenga mis movimientos. - ¿Qué me pasó?
Sostengo mi cabeza con cuidado e instintivamente palpo en el lugar donde tenía sangre antes de quedar inconsciente.
No hay nada.
Ni un rastro de sangre, ni partidura.
-¿Has... has visto toda la sangre que salía de mi cabeza? - pregunto un poco mareada.
-¿De qué sangre hablas?
-Mi cabeza - digo y gimo del dolor tan fuerte que me provoca tan solo hablar - me golpeé con fuerza contra el suelo y había mucha sangre, todo estaba cubierto de sangre. Mis manos, todo.
-No vi nada de eso - dice con un tono preocupado adornando su voz - ¿Estás segura que te sientes bien?
-Estoy bien - aseguro. - Debo haberlo imaginado.
-Bueno, - carraspea - vine para decirte que podías salir cuando quisieras y cuando entré te encontré tendida en el suelo, casi inconsciente - explica - cuando intenté acercarme a ti... una fuerza extraña me impedía tocarte, hasta que te desmayaste y pude llevarte a la cama.
Proceso sus palabras, pero mis recuerdos solo traen sangre y dolor.
-No sé qué me pasó - soy sincera. - Me sentí muy impaciente por salir y porque nadie venía a sacarme de aquí. Comencé a caminar desesperada de un lado a otro y de repente mi cuerpo subió su temperatura y se disipó de un momento a otro dejándome sin energía - suspiro - lo último que recuerdo es querer acercarme a la ventana a por aire y pues... la sangre.
-¿De qué sangre hablas?
-Olvídalo - susurro más para mí misma.
-Creo que deberías quedarte aquí por un tiempo más... prolongado - dice.
-¿Qué? De ninguna manera. No - no puedo quedarme ni un segundo más aquí. - Estar encerrada es lo que me impide estar bien, lo sé. Lo siento.
-No lo sé, tu caso es raro, extraño. Es complicado y no eres segura ni siquiera para ti misma, así que mucho menos lo serás para el pueblo...
-Me iré - declaro - no quiero estar más aquí. No puedo seguir encerrada, por favor.
-No estás bien - da un paso en mi dirección y retrocedo, su cercanía me hace sentir amenazada - tienes que estar aquí para poder vigilarte.
-¿Vigilarme? No, claro que no.
Le doy la espalda dispuesta a salir por mi cuenta de la torre.
Mi cuerpo comienza a agitarse, exigiéndome espacio.
-Déjame sola - sentencio.
-Bien, - lo escucho suspirar a mis espaldas - daré la orden de dejarte salir. Si es lo que quieres lo tendrás, pero si algo se sale de su curso habitual, si existe alguna afectación por mínima que sea o si alguna criatura sale lastimada tendrás que asumir las consecuencias - hace un pausa situándose a mi lado. - No pienso poner en peligro a todo mi pueblo para protegerte a ti, no serán todos por uno.
Y con eso pasa por mi lado y sale dando un portazo. Escucho como se aleja por los pasillos y mientras más lejos lo siento, voy recuperando mi autocontrol. Respiro calladamente y me decido a salir, por fin, de la torre.
Una vez fuera, no niego que el miedo me acecha, pero el aire fresco del bosque llega fuerte a mi rostro, lleno de vida. La vista es encantadora, no hallo en qué dirección es mejor ver. Todos los pueblerinos están aquí, al alcance de mi mano. Van de un lado a otro sin parar, ajetreados, ocupados llevando sus vidas. No sé por qué, pero ver todo esto me llena de energía y felicidad, una alegría que no sentí antes.
Emprendo mi viaje por la aldea este y observo las flores y sus hermosos colores. Los rayos de Sol se pierden en el cielo del atardecer y poco a poco se tiñe de un gris claro, torneado con colores brillantes.
Sonrío mirando al cielo. Todo lo que no pude ver mientras estuve encerrada toma nuevas tonalidades, es como si mi vida se hubiese transformado en algo mucho mejor y nuevo.
Ya soy parte de ello.
Avanzo entre las criaturas y veo sus caras felices. Me encuentro con duplus. Nunca pensé que fuera posible ver semejantes criaturas.
Los duplus son criaturas que se entrelazan. Se atraen naturalmente y crean un vínculo irrompible que los une hasta su muerte. Solo surgen luego de la mayoría de edad. Deciden continuar sus vidas juntos, como un todo, ya no viven separados, son una misma alma, es incluso más fuerte que el vínculo con la propia naturaleza.
Desgraciadamente no viven durante muchos años, pues no es lo "habitual". Cada criatura se debe solo a su madre naturaleza. Al vincularse entre ellas se crea algo más fuerte, irrompible y eso distrae el verdadero objetivo de nacer aquí.
Eso no significa que las criaturas no se relacionen profundamente entre ellas, las relaciones son de lo más común, pero solo hasta la mayoría de edad, ahí deciden si seguirán su vida juntos o se entregarán únicamente a la isla.
Admiro todo y me siento maravillada por tanta hermosura. Los puestos de bebida y comida no faltan. También hay baratijas y creaciones.
Me acerco a uno de ellos donde hay amuletos hermosos. Las leyendas cuentan que cada uno tiene un don especial y si está destinado para ti, nunca lo perderás. De las prendas me llama la atención un rubí de Sylos que me enamora. Lo tomo en mis manos y puedo sentir como de él emerge un poder extraño. Es oscuro he inexplicable.
-Luce hermoso con su aura - dice la femins que lo vende - ¿Le gustaría quedárselo?
-Es hermoso... pero no tengo con qué pagarlo, acabo de obtener mi libertad.
Le digo amablemente y noto como me observa con cautela, tal vez ya se dio cuenta quién soy. Además, no han vuelto a hacer ningún ritual. Toma con cuidado el rubí de mis manos y lo coloca con recelo en su lugar de origen.
-Es un desperdicio que no lo tengas - me volteo ante la voz de Mikel.
Lo observo con atención. Luce más sano de lo que se veía el día de la iniciación. Viste completamente de negro acompañado por un medallón de piedras azul marino. Su ropa contrasta perfectamente con su misteriosa cabellera blanca.
-Fem, dé ese colgante a la señorita. Aquí tiene el pago.
Estira su mano y le brinda unas semillas a la mujer. Ella las acepta encantada y le entrega el amuleto.
-Te ayudo - se ofrece. - La verdad es que se te ve muy hermoso. - Me gira hasta quedar de frente.
-Gracias - digo mirándolo con desconfianza. - Ahora dime ¿Te han mandado para que cuides de mí?
-Por supuesto que no - dice como si no tuviera importancia.
-No sabes mentir - aseguro - dile que estoy muy bien y que no he causado problemas de los que tenga que asumir consecuencias.
-No me ha ordenado seguirte - dice nervioso.
-¿Sabes qué? Dile que desde que salí de esa horrible prisión me siento llena de energía.
Doy media vuelta y sigo mi camino mirándolo todo. Curioseo y pregunto cada cosa que se me ocurre.
Me topo con una cabaña vieja, pero bien cuidada. Por simple curiosidad entro al lugar y me asombra lo que veo allí.
Las criaturas están ubicadas en mesas a la redonda del salón hay varias puertas que no tengo idea a dónde conducen, pero lo más llamativo es el centro acomodado perfectamente para bailarinas. Mis ojos no pueden creer lo que ven. Las sirenas son las protagonistas del lugar, seduciendo a los hemins y a una que otra femins.
Las sirenas casi no visitan Orgen. Viven en rincones alejados del bosque, son criaturas mágicas que encantan y te cumplen tus más grandes deseos. No son peligrosas, por eso están aquí, pero nunca pensé que las explotaran de esta manera.
Tomo una mesa y enseguida un hemins se acerca a mi posición ofreciéndome bebidas. Tomo lo primero que veo, que es un pequeño vaso con un líquido viscoso de color amarillento. Lo pruebo y sabe muy dulce, tanto que se vuelve ácido en un punto.
Luego de un rato me siento mareada, como si me asfixiara la sensación de estar aquí. Me pongo de pie y camino hacia la primera puerta que veo entreabierta. Entro y escucho voces en la sala. Camino un poco más hacia dentro y me escondo detrás de unos estantes observando la luz del centro.
Hay tres criaturas ahí, están hablando bastante acalorados.
-Nadie puede sospechar de ese lugar - dice uno y me inclino más para verlo con claridad. - Es un secreto muy poderoso y estamos implicados hasta el fondo en esta situación
-Pero ¿Qué pasa con el líder? - dice otra voz - Entra y sale todo el tiempo de ahí, ya son demasiados años con ese secreto ¿No crees que ya se habría dado cuenta?
-Tenemos que averiguarlo - dice el tercero. - Somos los únicos que se han atrevido a acercárseles, hemos desmentido las teorías, pero nadie tiene por qué saberlo. Todo debe quedar entre nosotros. Solo así obtendremos el poder suficiente para reinar en este lugar.
Tapo mi boca con sorpresa ante la declaración de este último sujeto, me inclino para observarlo y solo veo su perfil. Tiene la cara cubierta hasta la nariz, pero su cabello es de un rojo intenso, demasiado llamativo.
Me dispongo a huir del sitio sin ser escuchada y tropiezo con algunos viejos libros que había en el suelo, haciendo un poco de ruido. Los hemins seguían hablando, pero detuvieron su conversación con el estruendo de mi salida.
Me apresuré a correr fuera y luchar por que aún estuviera libre mi mesa. Corrí tan rápido que tropecé con una sirena que salía del centro y esta me observó dubitativa, mi cara seguro era de pánico.
Logré alcanzar mi mesa y la sirena me siguió, pero un hemins la tomó de la mano y la apartó de mi vista.
Esperé durante un rato a ver si salían en mi búsqueda, mi olor era detectable a miles de kilómetros si se trataba de un adulto, pero al salir un hemins de cabello oscuro de la puerta por la que yo salí observó toda la cabaña y no se percató de mi presencia.
Suspiré con alivio y salí de ese lugar.
De camino a la torre vuelvo a sentirme mareada. Mi mirada se torna oscura y pierdo la visión, todo a mi alrededor se vuelve extremadamente silencioso y mi cuerpo se inmoviliza.
Esa presencia.
Siento la energía obscura que sentí la noche del ritual...
Intento buscar algo no la mirada perdida, la negrura me impide ver. Siento la energía cada vez más cerca y lucho por huir.
Está justo frente a mí, no lo veo, pero puedo sentirlo. Puedo olerlo y su olor me es familiar...
Me toma con ambas manos del rostro y percibo nuevamente ese sabor metálico que me desagrada. Es un beso áspero y se mueve sobre mis labios obligándome a responder.
Mientras más intento resistirme, es peor el sabor desagradable, sí que relajo mi cuerpo que no paró ni un instante de luchar y me dejo llevar.
Todo el escenario cambia, una oleada de poder recorre mi cuerpo de pies a cabeza. El beso es intenso y el sabor a sangre se disipa, dejando un gusto dulce que me provoca.
Tras unos segundos todo vuelve a la normalidad y me quedo de pie, esta vez estoy dentro de la torre ¿Cómo llegué hasta aquí? No lo sé, pero de lo que sí estoy segura es que ese beso fue... impresionante.