Capítulo 3 La fé y la vida parte 2

Me lleve un susto de muerte cuando regrese al campamento y Yanis no estaba "¿Cómo es posible que hubiera podido levantarse? " mire hacia todos lados buscando algún indicio de hacia donde fue, sobre el sendero encontré pedazos de tela ensangrentada, me sentí culpable al haberla dejado sola, no pensé en que fuera a despertar estaba demasiado débil como para moverse, todo estaba muy oscuro aun, pero no era problema para mi, "Herida no puede haber llegado muy lejos"( pensé), seguí sus pasos más adelante encontrando más rastros de su ropa que parecían haber sido arrancados, había rastros más y más

adelante, parecía que tenía fuerzas como para poder correr, me tope con una colina abajo, atravesada por el riachuelo lleno de piedras filosas, "¿Como pudo llegar tan lejos?".

La busque entre los arbustos, detrás de las enormes rocas, pero no había ni rastro de ella, entonces la vi boca abajo, había caído al riachuelo, me deje resbalar sobre la composta húmeda que aún había ahí, empapándome la ropa, ella debió rodar colina abajo y debe haberse herido más de lo que ya no podía estar, cuando llegue a su lado no sabía si moverla o no, titubee un poco pero tuve que hacerlo, la ladee con delicadeza hacia mi pecho, rodeándola entre mis brazo. ¡Mierda! Se había golpeado la cabeza, cuando sentí su cuerpo frío me preocupe aun mas, esto no estaba bien, estaba helada como si estuviera muerta, su cuerpo ya de por si estaba débil y agregarle la hipotermia no ayudaría en nada, chihuahua suele ser muy frío y para empeorar la nieve se estaba derritiendo, la saque del agua poco a poco hasta tenerla entre mis brazos, empezó a temblar. Abrió los ojos y suspire con alivio. "Hey, hola" le susurre e intente hacer un comentario sarcástico agregando una media sonrisa, "¿Qué haces aquí?" me preguntó confundida, me pareció irónico que ella preguntara eso cuando debería ser yo, su cuerpo empezó a enfriarse mas, estaba temblando con fuerza, la acomode con más cuidado entre mis brazos sin importarme que me mojara mi ropa, ella se aferró con uno de sus brazos enroscados alrededor de mi cuello, estaba muy débil, y apenas y se sostenía con pocas fuerzas y con los temblores aún peor.

– Estás loca... ¿Porque te levantaste? – no sabía si debía regañarla fue muy tonto de su parte – Te has golpeado la cabeza y quizá te hayas roto unas costillas.

– ¿Dónde estabas?... Te busqué...– ella cerró sus ojos nuevamente. Temblaba con más fuerza, aún que su mente no parecía registrarlo... Era extraño que su voz sonara tan normal pero apenas débil, quizá estaba en un límite que ya no sentía si frío o calor y de hecho le brindaría el calor necesario. así tuviera que quitarnos la ropa.

– Kiara estuvo aquí... tuve que esconderme – murmuró, su cabeza se mecía con el ritmo de mi caminar, ahora ya no se preocupa por ella, genial. No entendía nada.

– Kiara no está aquí... ella jamás va a volver a tocarte – contuve mis emociones porque estaba tocándola, ella seguía ajena a que yo estaba ahí, en algún rincón de su mente cuidando de su frágil mente.

– Si. Ella. Aquí – susurro.

Apresure el paso con ella en mis brazos hasta llegar al campamento, había recargado con más fuerza su cabeza sobre mi hombro, apenas un día con ella y casi se pierde en el bosque, si hubiera usado mi velocidad no serviría de nada porque no pondría la atención suficiente, estaría preocupado de sacudirla demasiado y no podría sostenerse de mi, estaría concentrado en el camino y en no chocar contra los árboles, o toparme con alguien que pudiera verme, aunque eso sería casi imposible, porque hubiera concentrado mis otras habilidades hasta encontrarla.

Estaba a salvo en mis brazos, la abracé con delicadeza acercándola hacia mí, era muy embriagador respirar su olor, ella había dejado de temblar, pensé mirando a las estrellas, me acerque a sus labios acariciándolos suavemente con los míos antes de acercarme y recostarla en su lugar, ella abrió sus ojos de nuevo , sus ojo grises lleno de vida tan iguales a los míos, pero cuando mire bien me di cuenta que eran oscuros, todo el color de sus ojos no estaban. Mi corazón latió con fuerza y escuche el de ella como cambiaba cuando me miraba, no parecía enferma, no parecía asustada estando ahí conmigo, el pasado desaparecía teniéndola junto a mi.

– Una vez dijiste que era mío – me susurro colocando su mano sobre mi pecho, casi sonreí, guardó silencio esperando mi respuesta, ¿Pero, qué podía decirle que no supiera?, ¿Que podía decir? además que la amo con locura, que sin ella mi vida, mi propósito no tendrían sentido, que ella me devolvió la fe y que me salvó de la oscuridad aunque esta siempre formaría parte de mi, si no mas bien de esas tinieblas a la que todos los humanos le temen, yo ya no le temía más porque estaba con ella y no la dejaría morir, no me rendiría.

– Jamás ha dejado de ser tuyo.

No supe si escucho, lo que le paso su cuerpo, su cabeza cayó hacia atrás, no comprendí en ese momento viéndola en esa posición... mi corazón se detuvo por quinta vez, mi alma dejaba de existir por ella, "Yanis" grite en susurro. No podía dejarme... ella se estaba despidiendo. Estaba muriendo.

                         

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