AMOR EN LAS SOMBRAS DEL PODER
img img AMOR EN LAS SOMBRAS DEL PODER img Capítulo 1 UNO
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Capítulo 6 Seis img
Capítulo 7 Siete img
Capítulo 8 OCHO img
Capítulo 9 Nueve img
Capítulo 10 Diez img
Capítulo 11 ONCE img
Capítulo 12 Doce img
Capítulo 13 Trece img
Capítulo 14 Catorce img
Capítulo 15 Quince img
Capítulo 16 Dieciséis img
Capítulo 17 Diecisiete img
Capítulo 18 Dieciocho img
Capítulo 19 Diecinueve img
Capítulo 20 Veinte img
Capítulo 21 VEINTIUNO img
Capítulo 22 Veintidós img
Capítulo 23 VEINTITRÉS img
Capítulo 24 Veinticuatro img
Capítulo 25 VEINTICINCO img
Capítulo 26 VEINTISEIS img
Capítulo 27 VEINTISIETE img
Capítulo 28 Veintiocho img
Capítulo 29 VEINTINUEVE img
Capítulo 30 TREINTA img
Capítulo 31 BARRERAS img
Capítulo 32 No estoy aquí por ti img
Capítulo 33 Fuerza img
Capítulo 34 La razón y el corazón img
Capítulo 35 La huida img
Capítulo 36 La Condición img
Capítulo 37 Bajo las estrellas img
Capítulo 38 VERLO DESTRUIDO img
Capítulo 39 La calma img
Capítulo 40 Por nosotros img
Capítulo 41 Más planes img
Capítulo 42 Ataque img
Capítulo 43 Adiós img
Capítulo 44 Recuperarla img
Capítulo 45 Futuro incierto img
Capítulo 46 El futuro img
Capítulo 47 UNA UNIÓN QUE DUELE img
Capítulo 48 La noche de bodas img
Capítulo 49 Destino inevitable img
Capítulo 50 Encuentro inesperado img
Capítulo 51 Tianyu Qin img
Capítulo 52 Una oportunidad img
Capítulo 53 Pequeño Tesoro img
Capítulo 54 De rodillas img
Capítulo 55 Planes Malvados img
Capítulo 56 Orgullo Herido img
Capítulo 57 Vigilia img
Capítulo 58 Protección img
Capítulo 59 La sombra regresa img
Capítulo 60 El amor aun arde img
Capítulo 61 Mentiras img
Capítulo 62 Se desmorona img
Capítulo 63 MEI TRIUNFA img
Capítulo 64 La TRAMPA img
Capítulo 65 CAUTIVERIO img
Capítulo 66 LA MENTIRA NO CAE img
Capítulo 67 La verdad revelada img
Capítulo 68 Encuentro madre e hijo img
Capítulo 69 Ĺa verdad img
Capítulo 70 La confianza renace img
Capítulo 71 La llamada img
Capítulo 72 El paso al amor img
Capítulo 73 Amor, Verdad, Familia img
Capítulo 74 El último golpe img
Capítulo 75 FINAL img
Capítulo 76 Extra img
Capítulo 77 Extra Familiar img
Capítulo 78 HEREDEROS QIN img
Capítulo 79 Extras img
Capítulo 80 EXTRAS img
Capítulo 81 EXTRAS img
Capítulo 82 EXTRA FINAL img
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AMOR EN LAS SOMBRAS DEL PODER

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Capítulo 1 UNO

En una noche lluviosa, las luces de los rascacielos de Shanghái brillaban como joyas sobre el oscuro firmamento. Liang An, una joven de 22 años, ajustaba nerviosa los pliegues de su sencillo qipao blanco mientras se miraba al espejo del pequeño apartamento que compartía con su familia. A pesar de su juventud, sus ojos cargaban una madurez que la vida le había impuesto demasiado pronto.

-An, es tu deber -le susurró su madre mientras le colocaba un collar de jade al cuello-. No solo estás ayudando a nuestra familia, sino que también estás entrando a una de las familias más poderosas del país.

An apretó los labios, tragándose las palabras que quería decir. Esto no era lo que había soñado para su vida, pero sabía que no tenía opción. Su hermana mayor, Liang Mei, había sido originalmente la prometida de Qin Zeyan, el frío y distante CEO del imperio Qin Enterprises. Sin embargo, un escándalo inesperado había descalificado a Mei, y An fue arrastrada como sustituta. Era un acuerdo de negocios disfrazado de matrimonio, y ella solo era una pieza más en el tablero.

El matrimonio se llevó a cabo sin fanfarrias ni romanticismo. Qin Zeyan, un hombre de 30 años con una reputación de ser implacable tanto en los negocios como en su vida personal, no asistió a la ceremonia. En los meses que siguieron, An vivió como una sombra en la mansión Qin. No lo había visto ni una sola vez. Las habitaciones eran frías, los empleados distantes, y su única interacción era con su cuñada, Qin Ling, una mujer que hacía de su vida un infierno.

-Eres una vergüenza para esta familia, ¿sabes? -le espetó Ling un día, arrojándole una taza de té caliente que An apenas logró esquivar-. Mi hermano merece a alguien digno de él, no a una campesina inútil como tú.

An se quedó en silencio, limpiando el té derramado en el suelo. Había aprendido a no defenderse. Qin Ling era influyente y sabía que cualquier queja sería ignorada. Además, no quería crear problemas. Sabía que Zeyan no la respaldaría. Para él, ella no era más que una formalidad.

Esa noche, doce meses después de su matrimonio, An se encontraba en su habitación, terminando de bordar un pañuelo para enviar a su madre. De repente, el sonido de una puerta cerrándose de golpe la hizo sobresaltarse. Los pasos firmes y tambaleantes en el pasillo anunciaron la llegada de alguien inesperado.

La puerta se abrió de golpe, revelando a Qin Zeyan. Su camisa estaba desabrochada, y el aroma del alcohol llenó el aire. An nunca lo había visto antes en persona, pero las fotos no le hacían justicia. Su presencia era imponente, sus ojos oscuros cargados de algo que no pudo descifrar.

-¿Tú eres mi esposa, verdad? -preguntó, con una voz cargada de sarcasmo y amargura.

An retrocedió un paso, sorprendida por la intensidad en su mirada.

-Sí... soy Liang An -respondió en voz baja, su corazón latiendo con fuerza.

Zeyan cerró la puerta detrás de él, tambaleándose hacia ella. An no sabía qué hacer. Él nunca había mostrado interés en ella, pero esta vez parecía diferente. Su rostro era una mezcla de frustración y algo más oscuro que la asustaba.

-Doce meses, Liang An. Doce meses de este juego ridículo, y ni siquiera me molesté en mirarte. Pero eso cambia esta noche -declaró, acercándose peligrosamente.

An sintió un nudo en la garganta. Quiso hablar, detenerlo, pero las palabras se atascaron. Su cuerpo estaba inmóvil mientras él tomaba su rostro con una mano firme pero no violenta.

-A partir de ahora, no te ignoraré más. Quiero saber quién eres realmente, Liang An -dijo, su voz suave pero decidida.

Aunque sus palabras no eran agresivas, había algo en su tono que la hizo estremecer. Aquella noche marcaba el comienzo de algo que cambiaría sus vidas para siempre.

Liang An se quedó inmóvil, incapaz de procesar la situación. La cercanía de Qin Zeyan, su esposo, un hombre que había sido poco más que un fantasma en su vida durante el último año, la hacía sentir vulnerable. Su respiración olía a alcohol, pero sus ojos estaban fijos en los de ella, como si buscara algo que ni él mismo entendía.

-¿Por qué no dices nada? -preguntó Zeyan con una voz ronca, un destello de irritación en su mirada.

-No sé qué decir -murmuró An, bajando la cabeza. Su corazón latía con fuerza, y el miedo y la incertidumbre luchaban por dominarla.

Zeyan dejó escapar un suspiro pesado, soltando su agarre y tambaleándose hacia una silla cercana. Se dejó caer con un movimiento torpe, inclinándose hacia adelante con las manos en el cabello. Parecía más agotado que enfadado.

-Este matrimonio... este maldito acuerdo -dijo con amargura, más para sí mismo que para ella-. Doce meses y ni siquiera sé quién eres.

An se armó de valor para responder, aunque su voz era apenas un susurro.

-Fui elegida como reemplazo... sé que no esperabas nada de mí. Yo tampoco esperaba esto.

Zeyan alzó la cabeza y la miró fijamente, sus ojos oscuros perforándola. Había algo en su expresión que la hizo sentir que él veía más de lo que ella quería mostrar.

-¿Reemplazo? -repitió con un tono sarcástico-. Todos somos reemplazables en este mundo, Liang An. Incluyéndome. Pero dime, ¿por qué aceptaste? ¿Por qué decidiste venderte a esta vida?

An se tensó. Sus palabras eran crueles, pero no eran del todo falsas. Sin embargo, ella no lo había hecho por ambición o conveniencia.

-Lo hice por mi familia -respondió con honestidad, mirándolo a los ojos por primera vez-. No porque quisiera estar aquí.

Zeyan arqueó una ceja, sorprendido por su respuesta directa. Había esperado evasivas o, quizás, una explicación calculada, pero no la verdad desnuda. Por un momento, pareció evaluar lo que acababa de escuchar.

-¿Tu familia, eh? -repitió en un tono más suave-. Entonces, supongo que no eres tan diferente de mí.

Antes de que An pudiera preguntar a qué se refería, Zeyan se levantó de golpe. Sus movimientos seguían siendo algo torpes, pero su mirada era clara.

-Ya es suficiente por esta noche. Mañana hablaremos... si tengo ganas.

Se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo antes de salir. Sin mirarla, dijo:

-No soy un hombre amable, Liang An. No esperes de mí lo que no puedo dar.

Cuando la puerta se cerró detrás de él, An sintió que podía volver a respirar. La presencia de Zeyan había sido como una tormenta, caótica y peligrosa. Sin embargo, también había algo en él, una grieta en su máscara fría, que la intrigaba.

Se sentó en el borde de la cama, abrazándose a sí misma. Su mente estaba llena de preguntas, pero una sobresalía sobre las demás: ¿Quién era realmente Qin Zeyan, y qué significaba este cambio repentino para su vida?

A la mañana siguiente, An se levantó temprano como de costumbre. Aunque los empleados de la mansión eran eficientes, ella prefería hacerse cargo de las pequeñas cosas por sí misma. Mientras preparaba un té para calmarse, escuchó pasos acercándose.

Levantó la vista justo a tiempo para ver a Qin Ling entrar en la cocina, su expresión como siempre llena de desprecio.

-¿Qué haces aquí tan temprano? -preguntó Ling, su tono ácido-. ¿No deberías estar en tu habitación, escondida como la ratona que eres?

An apretó las manos alrededor de la taza, resistiendo el impulso de responder. Había aprendido a no enfrentarse a Ling; sus palabras solo empeoraban las cosas.

-Estoy preparando té -respondió con calma.

-¿Té? -Ling se burló, cruzándose de brazos-. Qué patético. Ayer escuché a mi hermano entrar en tu habitación. Supongo que finalmente decidió ocuparse de su... "esposa".

El sarcasmo en su voz era evidente, y An sintió cómo el calor subía a sus mejillas. No quería discutir ni dar explicaciones.

-No te preocupes, no durará. Zeyan no se queda con algo que no le interesa por mucho tiempo.

Ling se giró y salió de la cocina, dejándola sola con sus pensamientos. An sabía que las palabras de su cuñada estaban diseñadas para herir, pero no podía evitar que se quedaran grabadas en su mente.

Esa misma tarde, An estaba en el jardín trasero, cuidando las flores que habían sido su único consuelo en la mansión. El aire fresco y el suave murmullo del agua en la fuente cercana la ayudaban a calmarse. Sin embargo, no esperaba ver a Zeyan aparecer de nuevo. Esta vez, estaba completamente sobrio.

-¿Siempre te escondes aquí? -preguntó, cruzando los brazos mientras la miraba con curiosidad.

An dejó de regar las flores y se volvió hacia él.

-No me escondo. Solo me gusta este lugar. Es tranquilo.

Zeyan asintió.

            
            

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