Desde aquella noche
img img Desde aquella noche img Capítulo 1 Prólogo
1
Capítulo 6 Recordar img
Capítulo 7 Me acosté con él img
Capítulo 8 En el ascensor img
Capítulo 9 Ella no es mi tipo img
Capítulo 10 Conversación entre hermanos img
Capítulo 11 Embarazada img
Capítulo 12 El merece saberlo img
Capítulo 13 Palabras sin pensar img
Capítulo 14 La decisión img
Capítulo 15 Años después img
Capítulo 16 Él regresó img
Capítulo 17 Necesitamos hablar img
Capítulo 18 La culpa img
Capítulo 19 Necesito ayuda img
Capítulo 20 A un hijo no se le abandona img
Capítulo 21 Renunciar img
Capítulo 22 Desayuno entre hermanos img
Capítulo 23 El contrato img
Capítulo 24 Ya saben la verdad img
Capítulo 25 No te quiere cerca img
Capítulo 26 Escondida img
Capítulo 27 Abrazos y besos img
Capítulo 28 De rodillas img
Capítulo 29 Una cena para hablar img
Capítulo 30 Los niños merecen un papá img
Capítulo 31 Por favor te lo pido img
Capítulo 32 Alguien especial img
Capítulo 33 Desayuno favorito img
Capítulo 34 ¿Eres nuestro papá img
Capítulo 35 Quiero reconocerlos img
Capítulo 36 La foto img
Capítulo 37 Voy a conquistarte img
Capítulo 38 Esto está mal img
Capítulo 39 Culpables img
Capítulo 40 La ayuda de mamá img
Capítulo 41 Quiero saber img
Capítulo 42 Sus besos img
Capítulo 43 Vacaciones img
Capítulo 44 La Isla img
Capítulo 45 Estamos solos img
Capítulo 46 Salir huyendo img
Capítulo 47 Quiero hacerte el amor img
Capítulo 48 Tengo ganas img
Capítulo 49 Decirle la verdad img
Capítulo 50 Soy tu mujer img
Capítulo 51 Ahora estamos juntos img
Capítulo 52 Regalo de cumpleaños img
Capítulo 53 Hacerte mía img
Capítulo 54 Largo de aquí img
Capítulo 55 Poniéndola en su lugar img
Capítulo 56 Sí, sí acepto img
Capítulo 57 Tradición familiar img
Capítulo 58 Ganando respeto img
Capítulo 59 Dejar los miedos atrás img
Capítulo 60 Total felicidad img
Capítulo 61 Epílogo img
Capítulo 62 Extra: Mi novia img
img
  /  1
img
img

Desde aquella noche

VENUS:
img img

Capítulo 1 Prólogo

Prólogo

Me levanto en medio de la noche con el corazón en la boca cada que escucho sus llantos y corro hacia su habitación para verlos sentado en sus camas abrazando sus muñecos favoritos. Sin embargo, en cuanto ellos se percatan de mi presencia, de inmediato dejan de llorar y me mira con esos hermosos ojos azules que derriten el corazón de cualquier persona. Es que desde la primera vez que los vi, hasta yo me enamore de ellos.

Muy despacio luego de secar sus lágrimas los tomo entre mis brazos y los llevo a mi habitación mientras esconden sus cabecitas en mi cuello. No cabe duda que yo soy su todo en este mundo y después de ese llanto sofocante de inmediato comienzan a quedarse dormidos otra vez, por lo que aprovecho para acostarlo de nuevo, pero esta vez lo hago a mi lado.

Hago un muro de almohadas a su alrededor para evitar que se caiga al suelo mientras duermen y después apago las luces dejando solo una pequeña lámpara de estrellas encendida para que el cuarto no se vea tan tenebroso si llegan a despertarse otra vez.

Me acomodo despacio junto a ellos para ver lo tranquilos que se ven mientras duermen y a veces envidio la paz que los rodea, tanta que ni siquiera se dan cuanta de todo los problemas que hay a su alrededor. Así que admiro como boba lo lindos que se ven y detallo a profundidad todos sus rasgos que, aunque me pesen, son iguales a los de él. Es que hasta parece un mal chiste, ya que sus labios pequeñitos y sus cachetes regordetes no los heredaron de mí que he sido la que los ha llevado 9 meses en la barriga. Aun así, sin duda vivo enamorada de ellos.

Mis hijos son el regalo más grande que me haya podido dar la vida y por ellos soy capaz de cualquier cosa. Es por eso que no me cabe en la cabeza que su padre los haya rechazado aún sin haber nacido y para colmo como ya he dicho, son como dos gotas de agua idénticas a él, solo que en versión miniatura.

Cuando por fin logro agarrar el sueño una vez más, sin poder evitarlo recuerdo cada cosa que me ha pasado desde que tuve a mis hijos. Los cuales ya han cumplido los 5 años y sin duda no cambiaría ni un solo segundo de todo lo que he vivido junto a ellos.

La mañana llegó por fin y por alguna razón las cosas hoy no me estaban saliendo como lo esperaba. Hoy tuve que traer conmigo a mis hijos al trabajo debido a que nadie lo podía cuidar. Mis padres tenían una cirugía de emergencia en el hospital y mi hermana aún no llegaba de su viaje escolar, a eso súmenle que mi mejor amiga tenía un caso en el juzgado muy importante esta mañana al cual no podía faltar. Afortunadamente para mí París y Milán eran unos pequeños muy bien portados y dulces que no daban mucho que hacer.

Para los que no me conocen mi nombre es Ibiza González y soy diseñadora paisajista de una de las empresas constructoras más importantes de todo Madrid. Hace siete años comencé a trabajar para el CEO Julio Galle y en poco tiempo me hice su mano derecha al demostrarle mi talento. Él y su esposa han sido cómo unos padres para mí desde que entré a trabajar en este lugar, pero ellos desconocen mi secreto mejor guardado. Uno que sin duda destruirían la imagen perfecta que se han creado de mi persona.

Cuando descubrí mi embarazo unos años atrás, pensé que ellos me despedirían de mi puesto por ser madre soltera. Había escuchado que en muchas ocasiones, en algunas empresas despedían a las mujeres solamente por ese simple hecho. Sin embargo, lejos de lo que creí que sería mi fin, por parte de ellos solamente recibí amor y confianza. Tanto así que ellos adoran a mis hijos y los tratan cómo si fuera sus propios nietos lo que es obviamente muy irónico porque sin saberlo, en realidad son los abuelos paternos de mis bebés. Solo que eso jamás lo sabrán porque cuando su hijo, Alejandro Galle, decidió desaparecer como un cobarde rechazando sus responsabilidades, yo juré que este secreto se iría a la tumba conmigo. No obstante, lejos de lo que juré y creí, la vida me demuestra que para todos hay un plan y un destino escrito que no se puede cambiar.

Cuando salgo del ascensor siendo seguida por mis hijos, veo como estos salen corriendo como dos correcaminos directamente hacia mi oficina. Ellos al ser gemelos hacen todos juntos y más cuando se trata de travesuras.

De un momento a otro por estar corriendo no notaron a la persona que venía saliendo de una de las oficinas y por el choque de inmediato caen al piso sin poder enviarlo. Es ahí cuando de inmediato yo voy hacia ellos para ver si no se hicieron daño, pero al ver a la persona que está agachado a su lado revisándolos, de inmediato me quedo paralizada sin saber qué hacer.

– ¿Están bien pequeños? – pregunta con esa voz suya que no he podido sacarme de la cabeza en todos estos años.

En un segundo me sentí morir cuando sus manos se atrevieron a acariciar a mis hijos y más al ver como los pequeños le sonríen tan ampliamente como si nada hubiese pasado. Es ahí cuando el miedo me invade por completo y reacciono para apartar a mis hijos de él. Ni siquiera quiero que respiren su mismo aire y mucho menos que venga a arruinarnos la vida.

En cuanto lo veo incorporarse no puedo evitar retroceder un paso mientras sostengo la mano de mis hijos, pero él no se mueve, solamente está ahí mirándome de una manera muy intensa, pero ni así va a lograr hacerme flaquear.

– Desde ahora te lo advierto, no me importa por qué regresaste, pero no te quiero cerca de mis hijos. Que esta sea la última vez que te acerques a ellos.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022