Mi vecino, mi tormento
img img Mi vecino, mi tormento img Capítulo 5 Virgen
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Capítulo 6 Invitación img
Capítulo 7 Humillaciones y secretos img
Capítulo 8 Ricky es el tío img
Capítulo 9 Cumpleaños de Carmen img
Capítulo 10 Mi hijo no lo acepta img
Capítulo 11 Desconfía de Gloria img
Capítulo 12 La hipocresía de Gloria img
Capítulo 13 Clínica Losac img
Capítulo 14 Contener a Bruno img
Capítulo 15 Encuentro en el Odisea img
Capítulo 16 Soy Solange Oroño Maglioni, Sol img
Capítulo 17 Conociendo a Anita img
Capítulo 18 Mis ojos y oídos img
Capítulo 19 Me traicionó con Sol img
Capítulo 20 Estafadora img
Capítulo 21 Gimnasio img
Capítulo 22 Reunión de consorcio img
Capítulo 23 Me separé ayer img
Capítulo 24 La socia de mi hermano img
Capítulo 25 Planificación img
Capítulo 26 Tía Morena img
Capítulo 27 Leandro Antonio img
Capítulo 28 La verdadera cara de Anita img
Capítulo 29 Sol es abogada img
Capítulo 30 Disculpas img
Capítulo 31 Casualidad img
Capítulo 32 Inauguración img
Capítulo 33 ¿Me perdí de algo img
Capítulo 34 ¿Mamá img
Capítulo 35 ¿Quién es el padre img
Capítulo 36 No estoy en un estrado img
Capítulo 37 Dudas existenciales img
Capítulo 38 Maternidad asumida img
Capítulo 39 Me tiene en la mira img
Capítulo 40 Quiero redimirme img
Capítulo 41 ¿Qué día nació img
Capítulo 42 Más juegos img
Capítulo 43 Nuevamente vecinos img
Capítulo 44 Un Dron img
Capítulo 45 Los reproches de Dante img
Capítulo 46 99.99 img
Capítulo 47 El Karma se adueñó de mi vida img
Capítulo 48 Invitado de honor img
Capítulo 49 El universo era mío img
Capítulo 50 Estoy enamorado de vos img
Capítulo 51 ¿Sos anormal img
Capítulo 52 Madre soltera img
Capítulo 53 Descarado img
Capítulo 54 ¿Querés que llore por vos img
Capítulo 55 ¿Tres img
Capítulo 56 ¿Qué robaste img
Capítulo 57 Necesito que me ayuden img
Capítulo 58 ¿Y si es una broma img
Capítulo 59 Nos vemos para cenar img
Capítulo 60 Emboscada img
Capítulo 61 Más abuelos img
Capítulo 62 Fibras sensibles img
Capítulo 63 Tensión s3xu@l img
Capítulo 64 ¿Cambiarle el apellido img
Capítulo 65 Es nuestro hijo img
Capítulo 66 Palabras amenazantes img
Capítulo 67 Hacer el @mor img
Capítulo 68 Algo de crédito img
Capítulo 69 A punto de creer img
Capítulo 70 Las mujeres del gimnasio img
Capítulo 71 Esperando por él img
Capítulo 72 Firmá o te mato img
Capítulo 73 Sol se fue a Italia img
Capítulo 74 Se movió hasta el piso img
Capítulo 75 Cambio de opinión img
Capítulo 76 ¿Un anillo img
Capítulo 77 ¿Qué cambió img
Capítulo 78 ¿Y Dante img
Capítulo 79 No son celos img
Capítulo 80 Apellido img
Capítulo 81 Abuelas img
Capítulo 82 Emanuel D´Alessio es el padre img
Capítulo 83 Mi hijo tiene familia img
Capítulo 84 Opciones img
Capítulo 85 ¡Papá, viniste! img
Capítulo 86 Cenar en familia img
Capítulo 87 Juntos img
Capítulo 88 Casi sincera img
Capítulo 89 Tu familia sabe img
Capítulo 90 El respaldo familiar img
Capítulo 91 Otro punto para Ema img
Capítulo 92 Saltando al vacío img
Capítulo 93 La proposición en Venecia img
Capítulo 94 París img
Capítulo 95 Respaldo img
Capítulo 96 Mi arrogante vecino img
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Capítulo 5 Virgen

Por Emanuel

Ella, luego de sus palabras, se alejó de mí.

Veo cómo se acercó a su pareja y a mi hermano, quién la abrazó sin ningún pudor, y le dio un beso en la coronilla, reiterando cuanto la había extrañado.

A mí me resultaba cada vez más rara esa supuesta amistad y tanto cariño que mi hermano le demostraba a Solange.

Tenía cierta incomodidad y los recuerdos surgían solos, como en una nebulosa, me veo recorrer varias veces, hace más de 6 años, la zona en donde estaban varias discotecas, esas en las que la juventud bailaba hasta bien entrada la madrugada.

Recuerdo que era la madrugada del día en que la mocosa me había brindado ese bailecito.

Yo había estado con unos amigos, tomando cervezas en un pub dónde solíamos ir.

Había tomado bastante, pero no lo suficiente como para no ser consciente de mis actos.

Fue cuando la vi, estaba en la parada de taxis, estaba con otras chicas que yo no conocía.

Frené mi camioneta y toqué la bocina.

Solange me miró.

En ese momento no supe si me había reconocido o no.

- ¡Solange!

Grité cuando bajé la ventanilla.

- ¿Qué?

Me preguntó ella.

-Subí que te llevo.

-Estoy con mis amigas.

-Morena no está, subí.

Le ordené, su impasibilidad, me exasperaba.

- ¿Lo conoces?

Le preguntó una de las chicas que estaba a su lado.

-Sí, es el idiota de mi vecino.

Sus palabras las adiviné, porque ella arrastraba las letras.

¡Estaba borracha!

¡Le podrían hacer cualquier cosa y no se iba a enterar!

-Entonces andá, yo me quedo en la casa de Camila.

Dijo una morocha bastante flaquita y vestida estilo Dark.

No tenía mucho que ver con la sensualidad de la mocosa que tenía por vecina.

- ¡Subí!

Le ordené.

Ella abrió la puerta y levantando mucho la pierna, mi camioneta era alta, subió con torpeza.

- ¿Estás borracha?

Le pregunté con voz acusadora.

- ¡Nooo!

Dijo de mala manera, mientras cruzó una pierna sobre otra, haciendo que su minifalda se subiera demasiado.

Yo hasta me imaginé el color de su tanguita...

Un bocinazo hizo que volviera a prestar atención al tráfico.

Estaba un poco mareado, creo que había tomado más de lo que pensaba.

Manejé con un poco más de cuidado de lo que solía hacerlo.

No hablamos demasiado durante el trayecto, aunque cada tanto la miraba y me preguntaba si se daba cuenta de que estaba mostrando mucho más de lo que debía.

Tenía esa minifalda que por poco se le veía su parte íntima y ese top que le marcaba el pecho tan sensualmente, que, al mirarlo, no podía contener mi erección.

Sin pensarlo demasiado, al estar cerca de nuestras casas, doblé dos cuadras antes...

Estacioné frente a la ligustrina que daba a la mansión de los Vernez, ellos eran un matrimonio mayor, que apenas salían.

Del otro lado había un parque, que a esa hora estaba desierto.

- ¿Llegamos?

Me preguntó mientras se acomodaba el cabello y no supe si me estaba cargando.

- ¿Estás muy borracha?

Le insistí.

-Nop... tomé champagne con una bebida energética y un par de chupitos...

¡Mezcló bebidas!

- ¿Sabés que eso te hace mal?

-Pero es divertido.

- ¿Te querés divertir?

Le pregunté, mientras ella se desabrochaba el cinturón de seguridad.

- ¿Cómo?

Me preguntó.

Juro que no estaba pensando con claridad, aunque era dueño de mis actos.

Yo no tenía cinturón puesto, y me acerqué a ella, rozando sus labios.

- ¿Hoy bailaste para mí?

Ella se sonrojó.

- ¿Cuándo?

¿Quiere disimular?

- ¿No te acordás?

Le pregunté, muy cerquita de su oído.

Sentí como se estremecía y fue mi perdición.

Le tomé la boca y ella me devolvió el beso, mis manos se dispararon a sus pechos y un gemido sonó en mi oído.

-Sos hermosa.

Le dije con mis sentidos nublados.

La camioneta que tenía en ese momento era un modelo grande, su interior era cómodo y sus asientos eran amplios.

Me encontré sobre ella, besándola con frenesí, olvidándome del odio casi atroz que esa mujer me despertaba.

Mi deseo era el que gobernaba esa noche.

Mis caderas se movían solas, la tanguita de ella hacía rato que se la había bajado, la masturbé con ganas, hasta que sentí su desesperación, seguía sin pensar, es que había estado todo el día imaginando tenerla así, mis pantalones estaban desabrochados y en un acto de locura, me enterré en ella.

- ¡Ay!

Se quejó, quedándose quieta.

-Perdón, creo que fui muy brusco.

Sin embargo, en ese instante me di cuenta de lo estrecha que era.

Algo ocurrió...

No podía ser virgen...

Me bailó desnuda esa misma tarde, y lo hizo sin ningún pudor.

Le tomé el pecho, sin querer pensar en mucho más, pero sintiendo un placer que nunca en mi vida había sentido, ella me seguía devolviendo los besos, que parecían estar marcados a fuego, era demasiado apasionada como para ser virgen.

Sin que lo viera venir, tuve un orgasmo tan potente, que creía que no terminaría nunca más de eyacular.

Lo recuerdo hasta hoy, porque esa noche muchas veces viene a mi mente.

Sin salir de su interior, seguí besándola.

-Sos muy hermosa.

Le repetía.

-Estoy hipnotizado por tu belleza.

Su carita me miraba asombrada, mientras su boca respondía con fervor, dejándose gobernar por la mía.

Mi miembro creció nuevamente y mis embestidas eran casi salvajes, me pareció que ella se quejaba, pero yo no podía dominarme y estaba escuchando sus gemidos, en un momento sus uñas se enterraron en mi espalda y su boca mordió mi hombro, mientras que sentí como su interior se empapaba con su eyaculación, esa tan femenina que lubricaba toda su zona y yo volví a explotar de placer.

Pocas chicas eyaculaban, más allá de tener orgasmos y pocas eran tan apasionadas, ni siquiera mi novia tenía ese ardor.

-Sos la mejor que existe.

Le dije, pensando en los dos poderosos orgasmos que sentí.

En ese momento, ya estando los dos más tranquilos, me di cuenta del terrible mordisco que tenía en mi hombro derecho.

-Me mordiste.

Le dije acusándola y pensando que fue demasiado fácil sacarme las ganas de ella, hasta me molestó que se haya entregado de esa manera.

-Perdón... es que... no pude controlar lo que sentía.

Me dijo con sencillez y no creí que fuera sincera, recuerdo que pensé que me había dejado esa marca a propósito, para crearme algún tipo de problema con mi novia, de hecho, si me veía, le tendría que poner alguna excusa.

Hasta que salí de ese interior que me hizo sentir tan espectacular, porque entre las dos veces que eyaculé, no había salido de ese paraíso de pasión, tan caliente y húmedo como aguas termales, pero mucho más placentero...

Al mirar mi pene, lo veo lleno de sangre.

Me di cuenta de que verdaderamente no supo controlarse, porque no tenía experiencia.

Luego pensé, casi con orgullo, que me quedé con la virginidad de mi antipática y sexi vecina.

Aunque en el interior de mi camioneta, no me parecía tan antipática, ni tan engreída.

-Eras virgen.

Le dije, como si eso fuera un detalle menor, algo sin importancia.

-Sí, tengo 16 años, aunque la mayoría de mis amigas debutaron hace rato, yo... estaba esperando sentir algo especial y tus besos y tus caricias lo fueron.

¿Qué me quiso decir?

¿Le gusto tanto?

Nunca pensé que yo le podría gustar a esta antipática pibita.

Mi ego creció como la espuma.

Me limpié con unos pañuelos descartables que suelo tener en la guantera de mi camioneta y hasta fui caballero, porque también la limpié a ella.

Solange miraba atentamente mis movimientos y de pronto me sonrió, su sonrisa era cálida y no me gustó lo que me hizo sentir.

- ¿Qué?

Le pregunté con sequedad.

-Nada... sos muy lindo.

Hasta el día de hoy recuerdo cada detalle y cada sensación, eso me molesta bastante, porque siento que no soy el dueño de la situación, ni de lo que mi cuerpo desea.

- ¿Te parezco lindo?

Le había preguntado y hasta me parecía infantil esa palabra.

-Sí, mucho.

-Disfrutame, nena.

La volví a besar y ella me devolvió cada beso, estaba amaneciendo y pronto saldría algún vecino, por lo que me apuré a penetrarla y solamente pensaba en terminar de sacarme las ganas de tenerla en mis brazos, ni pensaba esperar a que tenga su orgasmo, pero ella de pronto comenzó a gemir y a moverse con un ritmo único, y nuevamente sentí su explosión y su líquido squirt, calentó hasta la última célula de mi ser y eyaculé con alma y vida.

¡Cómo gocé con ese cuerpo!

Unos pocos minutos después de pasado el momento, me acomodé la ropa, casi sin mirarla, esa chica era el diablo, ejercía sobre mí una atracción que yo no tenía intención de sentir, por eso iba a doblegar cada impulso que sintiera.

-Bueno, ya debutaste, ahora acomodate la ropa.

Le dije, como si le hubiera hecho un favor.

Sí gozó tanto, se lo hice ¿No?

Antes de bajar, ella buscó mi boca, yo apenas le devolví el beso, ya había pasado el momento de besarnos, no tenemos una relación ni nada que se le parezca, no quería que se confundiese.

Bajó en la puerta de mi casa, antes de que yo guardara mi camioneta.

No esperé ni que ella abriera la puerta de su hogar, porque el portón de mi garaje ya estaba abierto.

Recuerdo que, al acostarme, algo me molestaba.

Al rato me quedé dormido, aunque estaba un poco inquieto.

                         

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