El amor después del divorcio
img img El amor después del divorcio img Capítulo 1 Una apuesta
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Capítulo 7 Oferta de trabajo img
Capítulo 8 Vestida para el fracaso img
Capítulo 9 Una condición peculiar img
Capítulo 10 Esta soy yo img
Capítulo 11 Tres años son suficientes img
Capítulo 12 : Un salto al vacío img
Capítulo 13 Una prueba de fuego img
Capítulo 14 ¡Qué pequeño es el mundo! img
Capítulo 15 Ella es mi novia img
Capítulo 16 La sombra de otra mujer img
Capítulo 17 Una posición comprometedora img
Capítulo 18 Escena de celos img
Capítulo 19 Una última oportunidad img
Capítulo 20 Te has enamorado de otra img
Capítulo 21 Números al azar img
Capítulo 22 Trátame como a una hermana img
Capítulo 23 Un gesto calculado img
Capítulo 24 Presumir a mi novia img
Capítulo 25 : Mi motivo eres tú img
Capítulo 26 Un vacío imposible de llenar img
Capítulo 27 No menciones su nombre img
Capítulo 28 Copia y original img
Capítulo 29 El hombre que abrazaba img
Capítulo 30 Sombras del pasado img
Capítulo 31 Un nudo bien hecho img
Capítulo 32 Solo una secretaria img
Capítulo 33 : No está a mi altura img
Capítulo 34 Una indiscreta marca roja img
Capítulo 35 Madison puede con todo img
Capítulo 36 : Solo hay un Lorenzo Edwards img
Capítulo 37 Un juego de parejas img
Capítulo 38 : Pros y contras img
Capítulo 39 Dos por uno img
Capítulo 40 El narcisista img
Capítulo 41 Una camisa ajena img
Capítulo 42 Entre los arbustos img
Capítulo 43 : Será mejor que sigas siendo mujer img
Capítulo 44 Hemorroides img
Capítulo 45 El amuleto de la suerte img
Capítulo 46 Lo importante es en quién piensa ella img
Capítulo 47 Día y noche img
Capítulo 48 Complicidad tácita img
Capítulo 49 Un mal paso img
Capítulo 50 El beso img
Capítulo 51 Lo que reveló la grabación img
Capítulo 52 : Solo es cuestión de tiempo img
Capítulo 53 Lo mejor de lo mejor img
Capítulo 54 Mucho mejor que Zoe img
Capítulo 55 Hombres de poca monta img
Capítulo 56 Una venganza picante img
Capítulo 57 : Una mujer inolvidable img
Capítulo 58 Pequeños secretos img
Capítulo 59 Verdad o reto img
Capítulo 60 Me gusta tu carácter img
Capítulo 61 Si te atreves a tocarme img
Capítulo 62 Acorralada img
Capítulo 63 El cuñado img
Capítulo 64 : Una llamada inesperada img
Capítulo 65 Solo un instrumento img
Capítulo 66 ¿Te atreves a colgarme img
Capítulo 67 Dos gotas de agua img
Capítulo 68 No una, sino dos veces img
Capítulo 69 La bata rosa img
Capítulo 70 Un trato diferente img
Capítulo 71 Eyes img
Capítulo 72 Corazón roto img
Capítulo 73 ¿Acaso tu matrimonio es normal img
Capítulo 74 El hombre que vino por ella img
Capítulo 75 Adiós img
Capítulo 76 Un consuelo inesperado img
Capítulo 77 Una visión inesperada img
Capítulo 78 Un golpe bajo img
Capítulo 79 Soy una persona muy pura img
Capítulo 80 : He hecho una concesión img
Capítulo 81 Solo eres mi empleada img
Capítulo 82 La prueba img
Capítulo 83 La pintura img
Capítulo 84 : Una concesión img
Capítulo 85 Humillación pública img
Capítulo 86 Soy su esposo De acuerdo , concedió Madison, con la voz cargada de una amarga resignación. img
Capítulo 87 Es toda mi culpa img
Capítulo 88 : No quiero volver a lo de antes img
Capítulo 89 Un novio con suerte img
Capítulo 90 Yo me encargaré de ella img
Capítulo 91 : La tomé a escondidas img
Capítulo 92 : Erick ha caído img
Capítulo 93 Una dulce mentira img
Capítulo 94 El pretendiente img
Capítulo 95 : Una foto en la piscina img
Capítulo 96 Esfuérzate más img
Capítulo 97 Entonces, despídeme img
Capítulo 98 Una bofetada img
Capítulo 99 : No hay nada que explicar img
Capítulo 100 : La pieza clave img
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El amor después del divorcio

Nert Stiefez
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Capítulo 1 Una apuesta

"Te necesito en Goldshore. Ahora mismo".

Madison Graves miró el reloj, somnolienta. Eran las dos y media de la madrugada.

"¿Ahora?", preguntó con una exasperación que apenas lograba disimular.

El hombre al otro lado de la línea se mofó: "Mi secretaria debe estar disponible las veinticuatro horas. Si no puedes con eso, búscate otro trabajo".

La llamada no solo la había arrancado del sueño en mitad de la noche; para colmo, Madison tenía un fuerte resfriado. El mareo de la medicina se disipó al instante ante la dureza de aquellas palabras.

Respiró hondo y se pellizcó el muslo para obligarse a permanecer despierta. "De acuerdo. Voy para allá", respondió.

Se vistió a toda prisa y bajó a su auto. Goldshore era un bar prestigioso en el bullicioso centro de la ciudad, así que Madison sabía que sería imposible encontrar estacionamiento cerca.

No le quedó más remedio que dejar el auto a la entrada de un callejón y caminar el trecho restante sobre unos tacones de diez centímetros. Cuando por fin llegó a la entrada del bar, volvió a mirar su reloj.

Las 2:57 a. m.

Afortunadamente, solo le había tomado veintisiete minutos llegar.

Se arregló el cabello antes de entrar.

El bar estaba abarrotado, pero aun así, Lorenzo Edwards era el hombre que más destacaba en el lugar.

Vestido con un impecable traje negro, estaba sentado en un reservado, haciendo girar con lentitud una copa de vino. Sus facciones cinceladas y su aura magnética lo convertían en el centro de atención de cualquier lugar al que fuera.

En ese instante, levantó la muñeca para ver su reloj y frunció levemente el ceño.

Madison apresuró el paso y se detuvo a su lado. "Ya estoy aquí, señor Edwards".

Lorenzo no dijo nada, pero su llegada provocó la reacción de otra persona.

"¡Dios mío! ¡Son las 2:59! ¡De verdad llegó antes de las tres!".

"Lorenzo, eres un profeta. Llegó en media hora".

Solo entonces Madison se percató de que había otras tres personas en el reservado: dos hombres y una mujer.

Los dos hombres estaban sentados lado a lado frente a Lorenzo, mientras que la mujer estaba sentada en su regazo.

Lorenzo sonrió con aire de triunfo y miró a la mujer. "Gané".

Ella le dio un golpecito juguetón en el pecho y puso un puchero. "Está bien, tú ganas", dijo. "¿Qué quieres que haga?".

Los otros dos hombres soltaron una carcajada.

Madison frunció el ceño. "¿Qué significa todo esto?".

Uno de los hombres se lo explicó, divertido. "Lorenzo juró que su secretaria era infaliblemente puntual; que sin importar cuándo la llamara o dónde estuviera, siempre llegaría en menos de media hora. Nadie le creyó, así que apostamos. Si llegabas a tiempo, él ganaba".

Mientras hablaba, deslizó las llaves de su auto sobre la mesa en dirección a Lorenzo, con un gesto de amarga resignación. "Acabo de comprar este auto, es una edición limitada. ¡Ni siquiera he podido estrenarlo como se debe!".

Lorenzo tomó las llaves y jugueteó con ellas. "Una apuesta es una apuesta", dijo con una sonrisa.

Luego, miró al otro hombre y enarcó una ceja. "¿Y tú?".

"Está bien, está bien. Toma. Es la llave de mi casa. Ahora es tuya". Dicho esto, el hombre miró a Madison con enfado y espetó: "¿Cuánto te pagan al mes? Vaya que te tomas en serio tu trabajo, ¿no? ¡Por tu culpa y tu maldita puntualidad, este infeliz acaba de quitarme una villa de cientos de millones!".

Madison apretó los labios, sin decir nada.

Luego, su mirada se posó en la mujer que estaba sentada en el regazo de Lorenzo.

Las luces del bar eran tenues y no le había prestado mucha atención hasta entonces. Sin embargo, en el instante en que distinguió su rostro, la sangre se le heló en las venas.

Aquella mujer no era otra que la famosa actriz Zoe Harris.

Pero lo más impactante era su asombroso parecido con alguien; un parecido que superaba con creces el que ella misma tenía.

El rostro de Lorenzo permanecía inexpresivo. Se recostó en el asiento, con las largas piernas cruzadas y un brazo rodeando a la mujer.

La miró directamente y dijo con frialdad: "Bien, ya puedes retirarte".

Madison respiró hondo y preguntó lentamente: "¿Así que me hizo venir en mitad de la noche solo por una apuesta?".

Lorenzo enarcó las cejas y esbozó una sonrisa ladina. "¿Y qué?".

            
            

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