Él eligió a su hermana adoptiva
img img Él eligió a su hermana adoptiva img Capítulo 7
7
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
Capítulo 25 img
Capítulo 26 img
Capítulo 27 img
img
  /  1
img

Capítulo 7

Las palabras de Arthur me dieron una oleada de valentía.

Por la noche, yacía en la cama del hospital y mi mente estaba consumida por pensamientos.

Durante nuestra unión, le dije a Carl que tenía tres oportunidades para traicionarme.

Si las agotaba, me iría.

En solo tres días, me había traicionado dos veces.

La primera fue cuando se fue a salvar a Bianca. La segunda fue cuando la llevó corriendo al hospital, ignorando mi herida sangrante.

Aún le quedaba una oportunidad.

Esperaba que él no volviera a decepcionarme.

Si lo hacía, me iría para siempre.

Los recuerdos me dolían, y el agotamiento hacía que mis ojos se cerraran.

Pero un aroma familiar invadió mi conciencia.

Era el olor de Bianca.

Se envolvía alrededor de Carl como una red ineludible.

Luego, una sensación más aguda me golpeó.

El aliento cálido de Bianca rozó su cuello y sentí que su corazón se aceleraba.

Abrí los ojos de golpe mientras un sudor frío recorría mi espalda.

Mi pecho se sentía aplastado y el dolor rodaba mi aliento.

Me mordí el labio con fuerza, negándome a gritar.

Mis uñas se clavaron en las palmas de mis manos, sacando sangre que apenas noté.

"No puede ser...", repetía en mi mente.

Pero los detalles de nuestro vínculo emocional eran demasiado vívidos.

El dolor en mi cintura palpitaba, agravando la agonía en mi corazón.

Me acurruqué en mí misma, como un cachorro abandonado.

Quería llamar a Carl y enfrentarlo. Pero cuando mis dedos tocaron el teléfono, cayeron sin fuerza.

Una enfermera entró para las rondas y dijo que Arthur había arreglado una botella de medicina para mí.

Sostuve la botella y mis dedos temblaban.

Me tragué el líquido amrgo de una y su frío se deslizaba por mi garganta.

Pronto, la conexión se desvaneció, y ya no pude sentir el paradero de mi Alfa.

Miré la etiqueta de la botella la cual decía: Inhibidor de Vínculo.

No podía pensar por qué Arthur me lo dio. Tal vez lo hizo porque vio mi dolor.

Apoyada contra el cabecero, cerré los ojos y las lágrimas finalmente comenzaron a derramarse.

Carl agotó su última oportunidad.

Estaba demasiado cansada.

Demasiado cansada para seguir esperando una verdad que quizás nunca llegaría.

Al día siguiente, pedí el alta.

De vuelta en casa, mis dedos trazaron la "Solicitud de Disolución de Vínculo" ya redactada.

Al caer el crepúsculo, se escuchó el sonido de las llaves girando en la entrada.

Carl había regresado.

Respiré profundo agarrando fuertemente el documento.

Cada paso hacia él enviaba dolor a través de mi herida, como si caminara sobre brasas.

En la sala, Carl se inclinaba para cambiarse los zapatos.

El aroma de Bianca persistía en su cuello.

Él levantó la vista y frunció el ceño- "¿Por qué no estás descansando en la cama?".

No respondí.

Me acerqué a él y le entregué la "Solicitud de Disolución de Vínculo".

Mi voz estaba tranquila, sin una sola ondulación. "Carl, terminemos nuestro vínculo".

Su mirada se posó en el documento.

Se quedó petrificado y luego se burló apartando mi mano.

Su tono estaba lleno de desprecio. "¿Y esta escena ahora qué significa? Solo llevé a Bianca a que le vendaran la herida. ¿Realmente es necesario tanto drama?".

Su indiferencia hizo que mi pecho se tensara, dificultándome la respiración. "Carl, hueles a Bianca...".

Su rostro se puso sombrío, y extendió la mano hacia mi hombro, pero me aparté.

"Elizabeth, ¿puedes dejar de ser tan irracional?". Su voz se elevó, cargada con la queja de sentirse agraviado. "Bianca se lastimó la pierna y la sostuve. Claro que su aroma está en mí".

Solté una risa llena de frialdad y le dije: "Sentí su aliento en tu cuello, e incluso...". Me detuve y mi voz se quebró.

"Elisabeth, no es lo que piensas. Déjame explicarlo...". Carl frunció el ceño. "Ya te dije que solo te amo a ti. Lo que sentiste solo fue...".

Lo interrumpí, dando un paso atrás con firmeza. "Carl, ya no quiero escuchar tus excusas".

Le entregué el documento de nuevo y mis ojos se veían resueltos. "Cuando nos unimos, dije que tenías tres oportunidades. Ahora, esas oportunidades se han agotado. Solo quiero terminar este vínculo".

Solo entonces él se dio cuenta de que no estaba haciendo una rabieta.

Al ver la desesperación en mis ojos, su rostro cambió.

Apretó mi muñeca y su agarre era tan fuerte que casi me rompe los huesos.

El pánico se reflejaba en su voz. "¡Elizabeth, realmente te amo!".

Liberé mi mano y mi corazón estaba inmutable. "¿Amarme? Carl, después de decir tantas mentiras, ¿tú mismo empiezas a creértelas?".

Coloqué el documento en la mesa de centro y me dirigí al dormitorio. "Ya lo firmé. No olvides firmar el tuyo. No me hagas presentar una disolución forzada".

                         

COPYRIGHT(©) 2022