Capítulo 4 Stela, ¿qué has hecho

Ezrah caminaba de un lado a otro, tratando de aparentar calma, aunque su mente estaba llena de confusión y miedo tras colgar la llamada.

"¿Quieres chantajearme? ¿Cuánto dinero quieres?". Estaba furioso y despreciaba la mezquindad de Stela, pero estaba dispuesto a pagar lo necesario con tal de evitar que el audio se volviera viral.

A pesar de todo su esfuerzo en la empresa, sabía que sus padres no dudarían en rebajarlo de puesto, mientras sus hermanos mayores, que se mantenían lejos del trabajo, seguirían aprovechándose de la situación sin hacer nada.

"Ya me habías dado lo que quería. Pero el accidente me lo quitó, así que ya no puedes darme nada", respondió ella, sin revelar sus sospechas. Ya había contratado una investigación sobre el tema.

Ezrah de repente se rio burlonamente. "La empresa de tu padre no es tan fuerte como crees. Ha estado buscando una alianza conmigo. Lo que en realidad quieres es el cincuenta por ciento de mi trabajo duro".

Esta podría ser la razón por la que Stela presionaba para el divorcio. El cincuenta por ciento del Grupo Gannon elevaría el negocio de su familia a nuevas alturas. Ella sintió amargura que él pensara tan mal de ella.

A pesar de sus sentimientos, mantuvo la compostura.

"No. Fuiste tú quien propuso el divorcio, ¿así que planeabas dejarme sin nada?". Su pregunta lo dejó sin palabras, y ella le recordó el acuerdo prenupcial.

"¿Olvidaste que firmé un acuerdo prenupcial antes de casarnos? Solo te refresqué la memoria para que te sientas libre de firmar".

Ezrah recordó que Stela había preparado ese acuerdo cuando anunciaron su matrimonio, tras el escándalo. Ella lo hizo para demostrarle que no le interesaba su dinero, y ahora, de repente, se sintió incómodo con la situación.

Este no era el escenario que había anticipado al entrar en la habitación. Además, no estaba en el estado adecuado para tomar una decisión así. ¿Y si Stela contaba con el apoyo de uno de sus hermanos, o de ambos?

"Puede que lo hayas descartado, pero es solo cuestión de tiempo antes de que reveles que te fuiste sin nada".

Stela luchó por reprimir el dolor al darse cuenta de que el retraso de Ezrah en finalizar el divorcio no se debía a que estuviera desarrollando sentimientos por ella o a la culpa, sino a la necesidad de proteger su imagen ante los medios y la familia. Sintió que una sonrisa amarga se formaba en sus labios.

"Créeme, nada de nuestro divorcio se filtrará a la prensa".

"No te creo", respondió el hombre sin rodeos. Ella había trabajado codo a codo con él, y aunque llevaba semanas sin aparecer en la oficina, sabía demasiada información confidencial.

Nunca la había considerado una amenaza por el enamoramiento que sentía, pero ahora temía que pudiera complicarle la vida.

"Tan pronto como se firmen los papeles, no volverás a saber de mí para que puedas ser feliz con la mujer que amas", propuso Stela.

Ezrah ya contemplaba cómo beneficiarse de su desaparición tras el divorcio. Parecía que ella planeaba comenzar de nuevo en algún lugar muy lejano.

"De acuerdo. No soy un desalmado, te daré cincuenta millones igualmente", dijo mientras firmaba el documento, solo para descubrir que Stela ya había firmado su parte.

Tras firmar el acuerdo de divorcio, el celular de Ezrah sonó. Al ver que era Piper, contestó y comenzó a subir las escaleras a grandes zancadas. Piper seguía rompiendo el acuerdo. Se suponía que no debía llamarlo cuando él estaba en casa.

Stela lo escuchó por teléfono: "¿Fuiste tú quien grabó nuestra conversación en el hotel?". No pudo escuchar la respuesta, pero tenía la certeza de que era ella.

Decidió que lo mejor era pasar la noche en el sofá, pues no podía imaginarse compartir la habitación con él tras su divorcio. Estaba demasiado agotada para mudarse a otra habitación.

Su sueño fue inquieto, lo que la llevó a despertarse antes que Ezrah. Ya había empacado sus maletas, se vistió y se acercó a él. "Ezrah, es hora de finalizar nuestro divorcio en el tribunal".

Él se despertó y la miró con tristeza. Ella seguía de un humor sombrío; a pesar del maquillaje, se notaban sus ojos rojos. Él suspiró y dijo: "Solo unos minutos".

Una hora más tarde, llegaron al tribunal de divorcios. Gracias a que Stela había hecho los arreglos previos, el proceso fue rápido. Pronto tuvieron sus certificados de divorcio. Sin dudarlo, firmaron sus respectivas partes.

"Deberías cumplir tu palabra e irte de Nueva York para siempre. De lo contrario, no te gustará lo que haré", le advirtió Ezrah con voz grave.

Stela tenía una leve sonrisa en el rostro. "Tengo un regalo esperándote en casa".

Ezrah frunció el ceño, preguntándose qué tipo de regalo le había preparado tras su divorcio. Stela siempre había sido generosa, comprándole regalos y cualquier cosa que sabía que le gustaría.

Él ni aceptaba ni rechazaba, mientras que nunca usó ninguno de los regalos que ella le compró. Salieron juntos, pero Stela se fue en un taxi en contra de sus deseos de dejarla en el aeropuerto, y reiteró que nunca volvería a verlo. Ezrah se sintió en conflicto, pero recordó su promesa a Piper.

Aunque su deseo era dirigirse directamente a la oficina para una reunión, la curiosidad se apoderó de él. Reprogramó la reunión y condujo a casa para ver el regalo que Stela le había dejado.

Al llegar, encontró una carta sobre la mesa del comedor dirigida a él. 'EZRAH'. No recordaba haberla visto esa mañana. Una sensación de inquietud se apoderó de él mientras se acercaba y abría la carta.

Estaba escrita con la letra de Stela, inconfundible para él. A medida que leía, el miedo, el pánico y un arrepentimiento abrumador se apoderaron de su corazón. La carta resbaló de sus manos temblorosas y, con un grito ahogado, exclamó: "¡¿Stela, qué has hecho?!".