Capítulo 9 Un refugio en la montaña

Jenna Black

Avanzamos por donde pudimos, las carreteras aún tenían personas huyendo, gritando y haciendo su debido escándalo atrayendo más de aquellas cosas, haciéndose poco a poco pequeños grupos de hordas destruyendo la ciudad a su antojo.

El tráfico estaba obviamente detenido y eso bloqueaba toda la carretera; así que procedimos a subirnos en la acera para salir de allí.

-Agárrense bien.- Nos grita Bength y acelera con brusquedad.

Me aguanté de su cintura y las manos de Natalie tomaron mi muslo con fuerza.

Mi mirada se desvió a su rostro, se le notaba el ceño fruncido y un puchero de enojo. O celos.

Llegamos lo suficientemente lejos como para avanzar por la carretera, pasando la escuela de Aftil a punto de salir de dicha ciudad.

-¿Por qué había un refugio en el zoológico?- Indaga Natalie gritando contra el viento.

-Estábamos preparándonos hace mucho tiempo.- Responde Bength.

-¿Preparándonos?- Cuestiono.

-¿Nunca oyeron el rumor del viejo?- Bengt alza la voz. -Pues yo soy hijo del dueño del zoológico y mi paranoia me llevó a pedirle hacer un refugio en una de las áreas vacías. No fue del todo mala idea, solamente no tomé las medidas con tanta seriedad.

-¿Dónde está tu padre?- Curiosea Natalie. Bength bajó la mirada y la devolvió al frente ignorando su pregunta.

-¿A dónde nos dirigimos?- Hablé para romper esa atmósfera tan fría que se había formado.

-A un refugio en la montaña- Bength mira por el espejo.

-¿Por qué en la montaña?- Cuestiona Natalie.

-Porque es más recomendable que un centro comercial.- Grita para nosotras -Una de las principales claves para sobrevivir ante un apocalipsis zombie es mantenerse en una zona montañosa poco poblada, más en específico las montañas gemelas de Aftil.

-¿Esas que se ven desde todas partes de la ciudad al norte?- Cuestiono en voz alta.

-Esas mismas.- Respondió.

El viento en mi cara se hacía un poco molesto, pero mis ojos observan a mi alrededor y se detienen en una base militar minada de zombies.

-Detente.- Dijeron mis labios sin conciencia.

Bengt detuvo la moto de un tirón haciendo caso a mi petición y casi salimos volando.

-¿Qué pasa? ¿Se te cayó algo?- Pregunta Bength.

-¿Estás bien? ¿Qué puedo hacer?- Indaga Natalie.

-No pasa nada, solo me dio curiosidad esta base, ¿por qué tiene de esas cosas?- Respondí.

-Que puto susto- Respira Bength. -No tengo ni idea, pero mejor no bajarnos, no necesitamos quedarnos para averiguarlo.

En lo que Bength estaba hablando Natalie hizo todo lo contrario de sus palabras, estaba fuera del transporte.

-¡Natalie vuelve aquí!- Grité bajándome y esas cosas se acercaron a la reja acumulándose cada vez más de ellos.

-No pueden hacer nada desde aquél lado.- Natalie hace monerías y gestos burlones.

-Niña ven aquí ahora mismo.- Bength se baja de la sidecar y acercándose a ella a paso lento.

-¡Vamos! No pueden tenerles miedo si no les van a hacer nada.- Pone sus hombros arriba y alza las manos. -Si los miras bien son hasta adorables, mira Jenna ¿a que sí?

Observé el lugar dónde se encontraba Natalie y un pedazo de tela en un lado de la reja rota me llamó la atención. Un zombie estaba intentando pasar por allí rompiendo su tejido y estirando el brazo hacía Natalie.

Bength y yo nos miramos, él pone su mano en posición para agarrar el hacha, acelero mi paso y le pongo una mano en el pecho deteniéndolo.

-Sí, algunos.- Le sigo la corriente a la molesta curiosa y voy hacía ella con naturalidad para no asustarla.

El zombie le toma un pie y ella cae al suelo gritando, corrí hacía Natalie tomé sus manos y la arrastre para atrás cayendo con ella entre mis brazos y piernas, Bength sacó su hacha y cortó aquél brazo muerto.

-Perdón.- Dice Agitada.

-Deberías ser mas cuidadosa.- Riñe Bength guardando su hacha de vuelta.

Natalie se da cuenta de la situación en la que se encuentra conmigo y sus mejillas se pusieron como tomates, se acurruca en mi pecho y yo interrumpí su comodidad levantándome y dejándola caer.

-Vámonos- Me limpio un poco el polvo y me dirijo hacía nuestro transporte.

Bength se monta, acto seguido lo hacemos Natalie y yo. Él arranca la moto y continuamos nuestro camino, vuelvo a agarrarme de la cintura del chico pero esta vez con un poco de molestia por el olor de la sangre y el aire haciendo que algunas cayeran en mí.

Recto se encontraba el seguimiento de la carretera y a la izquierda un camino de tierra. Bength gira a la izquierda.

-¿Qué hay por aquél camino?- Pregunta Natalie rompiendo el sonido del fuerte viento.

-Por ahí se encuentra un hospital psiquiátrico- Responde Bength.

A lo lejos se observa la montaña, pero se ve que está a unas buenas horas incómodas de viaje y espero que la gasolina nos alcance.

            
            

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