Jenna Black
Avanzamos por donde pudimos, las carreteras aún tenían personas huyendo, gritando y haciendo su debido escándalo atrayendo más de aquellas cosas, haciéndose poco a poco pequeños grupos de hordas destruyendo la ciudad a su antojo.
El tráfico estaba obviamente detenido y eso bloqueaba toda la carretera; así que procedimos a subirnos en la acera para salir de allí.
-Agárrense bien.- Nos grita Bength y acelera con brusquedad.
Me aguanté de su cintura y las manos de Natalie tomaron mi muslo con fuerza.
Mi mirada se desvió a su rostro, se le notaba el ceño fruncido y un puchero de enojo. O celos.
Llegamos lo suficientemente lejos como para avanzar por la carretera, pasando la escuela de Aftil a punto de salir de dicha ciudad.
-¿Por qué había un refugio en el zoológico?- Indaga Natalie gritando contra el viento.
-Estábamos preparándonos hace mucho tiempo.- Responde Bength.
-¿Preparándonos?- Cuestiono.
-¿Nunca oyeron el rumor del viejo?- Bengt alza la voz. -Pues yo soy hijo del dueño del zoológico y mi paranoia me llevó a pedirle hacer un refugio en una de las áreas vacías. No fue del todo mala idea, solamente no tomé las medidas con tanta seriedad.
-¿Dónde está tu padre?- Curiosea Natalie. Bength bajó la mirada y la devolvió al frente ignorando su pregunta.
-¿A dónde nos dirigimos?- Hablé para romper esa atmósfera tan fría que se había formado.
-A un refugio en la montaña- Bength mira por el espejo.
-¿Por qué en la montaña?- Cuestiona Natalie.
-Porque es más recomendable que un centro comercial.- Grita para nosotras -Una de las principales claves para sobrevivir ante un apocalipsis zombie es mantenerse en una zona montañosa poco poblada, más en específico las montañas gemelas de Aftil.
-¿Esas que se ven desde todas partes de la ciudad al norte?- Cuestiono en voz alta.
-Esas mismas.- Respondió.
El viento en mi cara se hacía un poco molesto, pero mis ojos observan a mi alrededor y se detienen en una base militar minada de zombies.
-Detente.- Dijeron mis labios sin conciencia.
Bengt detuvo la moto de un tirón haciendo caso a mi petición y casi salimos volando.
-¿Qué pasa? ¿Se te cayó algo?- Pregunta Bength.
-¿Estás bien? ¿Qué puedo hacer?- Indaga Natalie.
-No pasa nada, solo me dio curiosidad esta base, ¿por qué tiene de esas cosas?- Respondí.
-Que puto susto- Respira Bength. -No tengo ni idea, pero mejor no bajarnos, no necesitamos quedarnos para averiguarlo.
En lo que Bength estaba hablando Natalie hizo todo lo contrario de sus palabras, estaba fuera del transporte.
-¡Natalie vuelve aquí!- Grité bajándome y esas cosas se acercaron a la reja acumulándose cada vez más de ellos.
-No pueden hacer nada desde aquél lado.- Natalie hace monerías y gestos burlones.
-Niña ven aquí ahora mismo.- Bength se baja de la sidecar y acercándose a ella a paso lento.
-¡Vamos! No pueden tenerles miedo si no les van a hacer nada.- Pone sus hombros arriba y alza las manos. -Si los miras bien son hasta adorables, mira Jenna ¿a que sí?
Observé el lugar dónde se encontraba Natalie y un pedazo de tela en un lado de la reja rota me llamó la atención. Un zombie estaba intentando pasar por allí rompiendo su tejido y estirando el brazo hacía Natalie.
Bength y yo nos miramos, él pone su mano en posición para agarrar el hacha, acelero mi paso y le pongo una mano en el pecho deteniéndolo.
-Sí, algunos.- Le sigo la corriente a la molesta curiosa y voy hacía ella con naturalidad para no asustarla.
El zombie le toma un pie y ella cae al suelo gritando, corrí hacía Natalie tomé sus manos y la arrastre para atrás cayendo con ella entre mis brazos y piernas, Bength sacó su hacha y cortó aquél brazo muerto.
-Perdón.- Dice Agitada.
-Deberías ser mas cuidadosa.- Riñe Bength guardando su hacha de vuelta.
Natalie se da cuenta de la situación en la que se encuentra conmigo y sus mejillas se pusieron como tomates, se acurruca en mi pecho y yo interrumpí su comodidad levantándome y dejándola caer.
-Vámonos- Me limpio un poco el polvo y me dirijo hacía nuestro transporte.
Bength se monta, acto seguido lo hacemos Natalie y yo. Él arranca la moto y continuamos nuestro camino, vuelvo a agarrarme de la cintura del chico pero esta vez con un poco de molestia por el olor de la sangre y el aire haciendo que algunas cayeran en mí.
Recto se encontraba el seguimiento de la carretera y a la izquierda un camino de tierra. Bength gira a la izquierda.
-¿Qué hay por aquél camino?- Pregunta Natalie rompiendo el sonido del fuerte viento.
-Por ahí se encuentra un hospital psiquiátrico- Responde Bength.
A lo lejos se observa la montaña, pero se ve que está a unas buenas horas incómodas de viaje y espero que la gasolina nos alcance.