Mi novio y mi ex
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Capítulo 2 ¿Estaba muy bueno

Estaba consciente que lo que estaba haciendo no era completamente correcto, y con cada paso que daba, mi mente me gritaba: «¡¿A qué coño estás jugando, Ella Roberts?!» no tenía una respuesta para esa pregunta, pero tenía claro que Marcus Queller quería hacerlo conmigo y eso me gustaba. Él me gustaba, y mucho.

Ahora, te preguntarás porqué carajos lo hice con su mejor amigo, si... bueno, era el mejor amigo de Marcus. Sinceramente no tengo idea y mucho menos una justificación para dar, así que no me esforzaré en buscar una explicación, porque la realidad es que, Mack ⸺su mejor amigo⸺ está muy bueno y él piensa lo mismo de mí. De hecho, después de que lo hicimos y Marcus se enteró, a Mack le importó un comino y me pidió que saliera con él.

Yo podía ser la chica que se acuesta con el amigo de su novio, pero jamás sería la chica que se metía con el amigo de su novio.

Mack Forrester estaba muy bueno; tenía una cabellera rubia no tan clara, más bien era un tono marrón claro. Te hacía reír por cualquier estupidez, bailaba muy bien, tenía aproximadamente un metro con ochenta y tres centímetros de altura, un cuerpo glorioso y bueno... la tenía grande.

Sin embargo, Marcus no se quedaba atrás, de hecho era dos centímetros más alto que su mejor amigo, le gustaba actuar en las obras de teatro de la escuela ⸺era muy buen actor⸺ se dedicaba a escribir guiones en su tiempo libre, escuchaba música de Sam Smith sin ningún problema o algún estúpido estereotipo que se inventan los hombres. A veces jugaba básquet, tenía un promedio académico intachable y envidiable y su actitud arrogante le daba un plus a su físico impecable si soy honesta. No era tan musculoso como Mack, pero tampoco era de esos chicos que sabes que una corriente de viento los destruirá por lo desnutridos que están. Estaba en el punto exacto «Sí, como si fuera una receta de cocina».

Y bueno, a toda esta descripción, sumaré la mía. Yo era una chica alegre, extrovertida, con alguno que otro problemita no tan grave, me gustaba correr por las mañanas, leer, cantar y me destacaba en la biología. Tenía el cabello tinturado de un tono cobrizo, porque el color natural era café y bueno, siempre quería resaltar y ser diferente a los demás. Nunca me había molestado atraer miradas, nunca fui tímida y desde pequeña había intentado reconocer mi talento; había practicado karate, ballet, natación, canto, teatro, patinaje, tennis, escritura, matemáticas y logré entrar a un curso de biología marina. Este último me encantó, me sentía atraída por las maravillosas criaturas que albergaba el mar, todos sus misterios; me parecía increíble ver cómo cada organismo cumplía una función sumamente necesaria en el ecosistema acuático, sin mencionar que el 70% del planeta era eso: agua.

Me gustaba tener mi cabello suelto, procurar vestirme con prendas holgadas, mantener un buen estado físico y mental, mis uñas eran iguales a las de Emma y en lo único que diferíamos era en el maquillaje. Yo siempre estaba con maquillaje encima, así fuera solo un poco, pero me gustaba mucho y mi madre siempre fue igual, por lo que desde pequeña vi una makeup routine perfecta.

Iba caminando hacia la casa de Marcus. Estaba nerviosa, porque llevaba mucho tiempo sin estar a solas con él. En el fondo me molestaba un poco haberme acostado con Mack solo por calentura, porque si era objetiva, me había traído más problemas que beneficios haberlo hecho.

Sabía que si yo hubiese sido Marcus lo habría tomado peor, era probable que hasta me cambiara de escuela con tal de no volverlo a ver. Aunque lo único que me hacía sentir menos culpable era que yo no había sido la única que lo traicionó, al fin y al cabo siempre he creído que primero están los amigos y luego los o las novias y bueno, se supone que no esperas una puñalada por la espalda del que dice ser tu mejor amigo para toda la vida. Eso era Mack para Marcus: un amigo hasta el final de los tiempos.

Abro la reja para llegar hasta la puerta de la casa y dar golpecitos para que alguien me abra.

Luego de varios segundos, la puerta se abre y Marcus se asoma con su típica cara de culo, en mi rostro se dibuja una sonrisa gigante en cuanto lo veo, mientras que él me escanea con mala cara todo el cuerpo. Rueda los ojos y me hace un gesto para que pase y con emoción pongo ambos pies adentro.

La casa de los Queller es bastante iluminada y a la vez acogedora. En el exterior hay una enredadera, plantitas de todo tipo y un gran roble que decora la fachada. Cada habitación posee dos ventanas y casi todo tiene un lindo piso de mármol reluciente, a excepción de la cocina, los baños y el patio, obviamente.

Tomo el atrevimiento de sentarme en el sofá de la sala sin mediar palabra mientras que Marcus solo me mira con aburrimiento y los brazos cruzados.

⸺¿Qué esperamos? ⸺inquiero aún con la sonrisa en mi rostro.

⸺Pensé que no vendrías ⸺enarca ambas cejas.

⸺Bueno... es verdad lo de que necesito ayuda.

⸺También es verdad lo de que no te voy ayudar ⸺se le escapa una risa.

⸺Marcus... por favor ⸺junto las manos como si fuera a rezar. No me responde nada y sigue inexpresivo. ⸺Para empezar, si no me vas ayudar, ¿por qué me dejas entrar a tu casa?

⸺No lo sé. A veces ocurren cosas de la nada, Ella.

Sí, buena respuesta, idiota. Le dije eso mismo el día en que se enteró que Mack y yo habíamos estado juntos.

⸺Entonces, creo que entiendes que lo de Mack no significó nada para mí.

⸺No me importa si fue significativo o no, Ella. El problema es lo que hiciste y sobretodo con quien lo hiciste. ¿Aún no logras comprenderlo?

⸺Lo sé, ⸺aprieto la mandíbula. ⸺pero toda la culpa no es solo mía.

⸺Sí, ambos son unos hijos de puta.

⸺¡Marcus!

⸺No te hagas, Ella. Sé cuantas ganas le tenías a Mack, no intentes disimularlo ahora.

Me levanto con las manos en forma de puño a cada lado:

⸺Bien, sí, lo acepto, Mack... ⸺cierro la boca de golpe.

⸺¿Estaba muy bueno?

⸺Sí ⸺confieso apretando los dientes.

Sonríe, dejando a la vista sus dientes: ⸺Almenos ya no te esmeras en fingir que te gusto.

⸺Pero sí me gustas, Marcus ⸺doy unos pasos hasta lograr estar frente a él⸺y mucho.

Hunde las cejas y sus ojos se desvían a mis labios, varios segundos su mirada se queda fija ahí. Sin decir nada, como si se debatiera entre hacer algo o no hacerlo.

Enredo mi mano derecha en su cabello y lo atraigo hacia mí.

⸺Y sé que yo todavía te gusto... ⸺susurro en su oreja.

Bajo mi mano con delicadeza mientras rozo con suavidad su hombro.

Los ojos del chico me examinan toda la cara, su mirada está llena de confusión. Sale un sonrisa sin despegar los labios de mi rostro y con lentitud, su boca se abre levemente, dejándome sentir su aliento a milímetros de mis labios.

De inmediato y con brusquedad, las manos de Marcus se posan a cada lado de mi cintura y hacen que me acerque más a su torso. Sin dudarlo me lanzo sobre él para juntar nuestros labios.

Marcus responde de la misma forma. El ritmo del beso no es lento, pero tampoco desesperado. Nuestras lenguas se entrelazan y mis manos automáticamente agarran el final de su camiseta. Comienzo a sentir parte de su piel con las yemas de mis dedos, mientras intento deslizar la prenda hacia arriba para tirarla algún otro lugar y que no nos estorbe.

⸺¡Ella!

Salto en mi puesto asustada y vuelvo a la realidad.

Marcus Queller no me está besando, no me está tocando la cintura y no me está mirando confundido. Marcus Queller me está gritando, porque me distraje pensando cómo lo haríamos.

⸺¡¿Qué?! ⸺abro los ojos impresionada.

⸺No estás prestando atención.

Ruedo los ojos, resoplo y apoyo mi rostro sobre mi mano.

⸺Ya, sigue.

Suspira: ⸺No entiendo porqué quieres que te explique.

⸺Pues... no me ha ido muy bien ⸺me encojo de hombros.

⸺Estamos en la misma clase. Solo tienes dieces y Brown te adora más que a su propia vida.

⸺Bien... yo, no lo sé.

⸺Ella, dime ¿qué demonios quieres?

Mi mente empieza a generar muchas respuestas, todas son mentira, porque es imposible que le diga que quiero volver a estar con él. Volver a estar con él de todas las maneras posibles.

Unos toques en la puerta hacen que ambos nos volteemos. Marcus se levanta hasta lograr abrir la puerta. De inmediato veo a una chica pelinegra que lo abraza por el cuello y le proporciona varios besos por toda la cara, él se ríe y la aparta.

⸺¿Qué haces aquí? ⸺pregunta mientras le sonríe.

⸺Visitarte, idiota.

La chica entra como "Pedro por su casa" y arrastra a Marcus hasta arrinconarlo con la pared. Su mano hace los mismos movimientos que yo había imaginado hacer hace tan solo unos minutos atrás y Marcus pone sus manos en la cintura de la desconocida. Todo igual a como yo imaginé que sería nuestro primer encuentro a solas.

Finalmente, Marcus recuerda que yo estoy ahí en modo espectadora de su besuqueo con una chica que jamás en toda mi vida había visto, pero bueno, pasó un año desde que rompimos.

Él la aparta con suavidad y me mira con los ojos llenos de alegría, como si su amargura se hubiera tomado unas vacaciones express a Nueva Orleans.

⸺Ella es Ella ⸺me señala. ⸺Ella, ella es Gianna, mi novia.

¿Novia? ¡¿Novia?! ¿Qué demonios estaba pasando? ¡Yo era la ex de Marcus, la que tenía una relación perfecta con el chico solitario, grosero, irreverente e indiferente a su entorno! ¡Y yo, siendo su ex, estaba frente a su actual novia!

Un montón de mini Ellas comenzaron a correr por mi mente, como si se hubiera activado la alarma de incendios en mi cerebro. Un completo error de mierda haber venido aquí.

⸺Iré a la cocina y te traeré algo de tomar ⸺Marcus le aprieta la mejilla a la chica y desaparece por una puerta. Ignorando mi presencia por completo.

⸺¡Hola! ⸺saluda la chica animada.

⸺Hola.

⸺Tu nombre se me hace conocido, ¿ya nos habíamos visto?

­⸺No, pero quizás Marcus te habló de mí.

⸺¿Por qué me hablaría de ti? ⸺arruga el entrecejo.

⸺Porque soy su ex.

La sonrisa de Gianna desparece y su expresión de good vibes se esfuma por completo.

⸺¡Ah!, eres esa perra.

Efectivamente, Marcus me había mencionado en alguna ocasión.

⸺¿Disculpa? ⸺me levanto hasta quedar a su altura.

⸺Mira... bonita, Marcus está conmigo y te aseguro que es muy feliz a mi lado.

⸺No voy a pelear por mi ex, Gianna.

Esa era la mentira más grande que había salido de mi boca, porque si tenía que encontrar el cádaver de Hitler para volver a estar con Marcus, lo haría sin dudar un solo segundo.

⸺Bien, ⸺hace un gesto restándole importancia. ⸺igual no ganarías la pelea.

⸺Jugo ⸺aparece Marcus con un vaso en la mano.

Gianna toma el vaso y comienza a sorber el contenido dentro de él.

⸺Creo que ya debería irme.

Marcus me mira con el entrecejo arrugado: ⸺No he terminado la explicación.

⸺No te preocupes, tú mismo lo dijiste: "solo tengo dieces", significa que no necesito una explicación.

Empaco las cosas en mi morral, Marcus todavía me mira con extrañeza y camino con dirección a la puerta. Él la abre en cuanto logro estar frente a ella y me despido con una sonrisa de oreja a oreja de ambos. Fingiendo que no ha pasado absolutamente nada.

Salgo de la casa a paso acelerado. Ya ha llegado la noche, misteriosamente el aire, las estrellas y la soledad de las calles, acompañadas de una tenue iluminación, son la combinación perfecta para que lleguen a mi mente un montón de recuerdos sobre mi pasado con Marcus. Siempre fuimos unidos, amorosos y no había nada, ni nadie que nos pudiera separar; a excepción de Mack, claro.

A unas cuadras está la casa de Emma, tengo un debate interno entre ir a mi casa o llegar a la de Emma y dormir allá. Después de todo, mi madre no sabe que engañé a Marcus con su mejor amigo y mi cara triste con dudas por absolutamente todo, no me harán muy fácil la parte en donde le digo que hoy fue un gran día.

Llego al jardín que da la bienvenida a la casa de mi amiga, toco el timbre y la madre de Emma -la señora Swan- me abre la puerta y me recibe con un fuerte abrazo.

-¡Todo el verano sin verte, Ella!

-También los extrañé a todos, señora Swan.

Vuelve abrazarme y me sonríe:

-¿Vienes a ver a Emm?

-Sí... resulta que...

-¡Emma Swan! ¡Te esperan en la puerta! -me interrumpe con un grito.

Mi amiga se asoma desde el fondo de la cocina, me saluda con la mano y la señora Swan me invita a pasar hasta dejarme al lado de su hija mayor. Tiene puestas una sandalias con calcetines, una sudadera muy holgada, un top y un moño gigante con su pelo enrollado sobre su cabeza. Está friendo unas papas.

-¿Y? ¿Cómo estuvo todo? -inquiere sin mirarme.

-Tiene novia, Emm.

Emma deja de mirar las papas, apaga el fuego y se fija en mi rostro.

-¿En serio?

-Claro, hasta los vi limpiarse las gargantas.

Se acerca hasta lograr abrazarme y separarse de nuevo para prestarle atención a mi cara.

-¿Tú crees que me superó así de rápido? -pregunto en un tono absurdo.

-¿Quieres que sea sincera?

Asiento con la cabeza sin pronunciar palabra.

-No, pero no te ilusiones.

Junto mis cejas con rareza:

-Pero, él fue mi primer novio y yo su primera novia. Sabes lo que dicen, el primer amor no se supera.

-Sí, es cierto. Aunque, me dijiste que fuera sincera y si soy sincera: nunca te va a perdonar. Yo no te perdonaría.

-¿Por qué no? Ambos tenemos historia solo con el otro y en todo el tiempo que estuvimos juntos nunca peleamos, nunca hubo desacuerdos. Éramos perfectos.

-Y tú te encargaste de arruinar eso -enciende el fuego de nuevo.

-Solo fue una noche con Mack.

-Una noche en la que le demostraste a Marcus que no te importaba, Ella.

-A ver, Mack estaba bueno ¿no? Por lo menos la última vez que lo ví estaba buenísimo ¿no crees?

-Sí, se veía genial. Y eso no le quita peso a que lo hayas hecho con él.

-Ay vamos, si hubieras estado en mi posición también lo habrías hecho.

-No, porque se supone que amabas a Marcus.

-Todavía lo hago.

-No lo sé, Ella. -niega con la cabeza sin sus ojos sobre mí. -Mack se fue porque no quería volver a sentir lo que sentía cada vez que veía a Marcus, pero tú te quedaste, y eso no tiene ningún problema, el único problema es que sigues insistiéndole y te aseguro que eso lo va aburrir.

-Me quedé y le insisto porque lo quiero recuperar.

-Sigue haciéndolo, si quieres, pero no quiero verte lastimada de nuevo ¿okey?

Eso lo guardé en mi memoria, jamás iba a resultar lastimada, porque lo haría si fallaba y no me iba a permitir fallar.

-¿Vas a quedarte?

-Necesito que me acompañes a la casa de Marcus -suelto, ignorando la pregunta.

-Me da pereza -sirve las papas fritas en un plato y comienza a caminar hacia el comedor.

-Te lo ruego.

-¿Para qué?

-Tengo que saber qué demonios está haciendo con su noviecita.

-Eso no te incumbe, Ella.

-Deja de ser aburrida -la agarro de la mano y la arrastro por toda la sala, haciendo que sus papas se rieguen por todo el piso, el plato cae sobre la alfombra y afortunadamente no se rompe. Abro la puerta y antes de cerrarla con un golpe, grito: -¡Ya volvemos, señora Swan!

Salgo del jardincito aún agarrando la mano de Emma para que no se le ocurra devolverse. Las calles de Winstown son muy silenciosas y ordenadas, pero súper seguras. Las luces públicas te dan la suficiente visibilidad para que sepas qué pasa a tu alrededor, aunque nunca pasa nada.

El frío de la noche es tranquilizador mientras roza mis mejillas y las enfría.

Sé que pensarás: "esta chica está loca, ¿Por qué no solo lo deja en paz y ya?" bueno, para eso sí tengo una respuesta, pero ya la debes saber. Lo he dicho desde que inició ésta historia: Él, Marcus Queller, me gusta y me gusta mucho.

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¡Hola!

Oh por diosito, ya segundo capítulo y no lo creo.

Para quien sea que esté ahí, gracias por tomarse un tiempo para leerme y conocer esta historia.

Espero que les haya gustado y que a partir de aquí logre llenar sus expectativas.

Partecita para sus comentarios:

No siendo más, me despido...

With all my love,

Sofía.

            
            

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