Capítulo 6 Enfrentándose a la pequeña chica problemática

Empezando a llegar hacia los campos en el punto sur de la aldea que se dirigía a la escuela, Alixa estaba sobre la carreta mientras le retumbaba en la cabeza las palabras con las que se despidió aquella alegre y picara anciana.

- "Deberías tratar de arreglar las cosas con ella" -le grito Latiamama en el momento que Alixa ya había empezado a alejarse, después de su animada conversación.

A pesar de todo lo que le había dicho antes, estas no parecían palabras soltadas al azar.

¿De verdad sabe Latiamama la razón por la que he dejado de hablar con su nieta? ¿Pero cómo?, pensó Alixa un poco confundido, ¿Acaso ella se lo dijo?

Sin embargo, eso resultaría poco probable. Esa chica podrá ser hiperactiva, problemática y despreocupada; pero tenía suficiente sentido común como para saber que ese tema no era algo que podía estar contándole a todos; aunque no es como si Latiamama necesitara que alguien le contara las cosas para que ella se enterara de lo que estaba pasando. Alixa la conocía desde que era pequeña, y sabía muy bien que era imposible tratar de ocultarle algo a esa mujer; ya que de alguna manera, no había algo en la aldea de lo que no supiera.

Aunque la situación de ahora sería una excepción, supongo.

Pensó recordando por un momento el problema en el que estaba metido.

Logrando pasar los campos de cultivo, el camino se despejaba dejando a la vista un sendero decorado por un bello paisaje del lago.

Ese lugar era, en su opinión, el segundo lugar más bello de la aldea, luego del jardín de flores. Cada medio día la iluminación del sol o la luna, hacía que el lago tuviera un exquisito brillo que cautivaba a cualquiera que lo viera. Con aguas claras y cristalinas; quizás el único defecto que tenía, sería el que no hubiera rastros de vida en él.

Entre las historias antiguas que le contaban, estaban la existencia de animales que tenían la capacidad de vivir dentro del agua sin respirar aire, no muy grandes y algo escamosos, se les conocía con el nombre de "peces". Nadie en el clan los había visto nunca, solo en ilustraciones; eran una de las tantas especies que habían desaparecido en el mundo.

-"Algún día veremos los peces. Ya verás."

Para un más pequeño Alixa, aquellas palabras no fueron más que una de las tantas locuras que pronunciaba aquella extraña niña; pero fue esa determinación suya una de las cosas que lo había cautivado. Era un sentimiento que se reflejaba en tal magnitud que podía contagiarse, haciéndole sentirse con la capacidad de poder hacer lo que sea. Y fue una lástima que aquella sensación había dejado de verse de tal forma en ella desde hacía mucho tiempo.

Acercándose al lago, vio unos botes encallados en la orilla; estos eran para cualquiera que desee usarlos. En realidad, Alixa no era muy aficionado de navegar sobre el lago; pero a esa chica, por otra parte, le fascinaba todo lo relacionado con ese lugar. Y así un recuerdo vino a su mente.

Alixa había tenido algo importante que decirle y pensó que sería ese lugar seria escenario perfecto. Todo estaba saliendo de acuerdo a lo que había preparado; sin embargo cuando el momento llego,

-"Lo siento..."

Aquellas palabras volvieron a resonar en su mente, trayéndolo de regreso al ahora.

No había lugar para tonterías sin sentido, debía concentrarse en lo que era realmente importante ahora.

No es momento de estar distraídos.

Se dijo Alixa dándose ánimos a sí mismo.

A pesar de tratar de no darle importancia al asunto, el hacer a un lado todo un año de haberla ignorado no le resultaría nada fácil. No sabía que decir, o como empezar una conversación. Alixa ni siquiera le había dado la cara en todo ese tiempo; por qué sabía que de hacerlo, probablemente, no lograría ocultar lo mucho que le había afectado su respuesta.

-La verdad es mucho más fácil decirlo que hacerlo, Latiamama -murmuro en voz baja.

Ya se podía ver a la distancia la escuela, así que decidió apresurar el paso de la carreta.

-Llegados a este punto ya no hay marcha atrás -suspiró mientras bajaba de la carreta para llevarla al establo.

Quien hubiera dicho que el momento para enfrentar ese problema, tendría que ser durante tan difíciles circunstancias, en la que tanto dependería de él para defender a su padre. Pero claro esto no era una petición, sino una orden.

-Tampoco es que tuviera la opción de no hacerlo.

Amarrando al animal en el establo al aire libre (por así decirlo, ya que solo eran unos postes con un pequeño tejado que los protegía del sol), sintió el sonido de otra carreta en el mismo lugar.

Alixa se dirigió lentamente hacia ese ruido, notando a unos metros de él una carreta muy familiar. Todavía sujeta a ella, su animal guía empezaba a pastar la yerba cerca a la escuela.

-Así que te trajeron a ti también -dijo Alixa más relajado al ver al animal que caminaba buscando alimento.

Una gran hembra un tanto robusta hacia un resonar con sus patas mientras se dirigía a tomar agua al bebedero; con un bello pelaje del color del atardecer y un pelo oscuro que salía de su cabeza hacia su espalda, era el perfecto ejemplar de la fuerza de los cenuros.

Los cenuros eran unos animales usados principalmente para el transporte, eran grandes y fornidos, que relinchaban y trotaban sin cansarse durante un largo tiempo. Pero ante los ojos de la dueña de este ejemplar, representaba mucho más que solo eso. Era algo así como su símbolo de la libertad, aquella que (según ella misma) sentía no nadie en Geroger poseía. Claro que Alixa nunca concordó con la forma de pensar que tenía ella; pero eso no hacía que este creyera que estuviera mal que le permitiera mantener su cabello sin cortar, o dejar andar libremente a su cenuro por toda la aldea; al menos hasta el momento, el animal no había ocasionado problemas.

Su dueña resulta ser mucho más problemática.

Pero aun así lejos de todo ello, al parecer ella quería darle la mayor libertad posible que podía ofrecerle.

Pareciendo notar la presencia del chico, el cenuro lo vio por unos momentos y se le empezó a acercar paso a paso. Reconociendo la apariencia del muchacho parado frente suyo, extendió su hocico hacia él para que este le acariciara.

Aunque está un poco robusta para mí gusto.

Se jactó Alixa un poco, mientras la mimaba.

-Ha sido un tiempo sin verte, Chinzu. Te vez bien, ¿acaso has estado haciendo ejercicios?

Pareciendo entender sus indirectas, Chinzu le empujo con su hocico en son de protesta, causando la risa de Alixa que le suplicaba detenerse ante los leves ataques del cenuro.

Debido a toda la tensa situación y las múltiples preocupaciones, esta era la primera vez en todo el día (o desde hace días para ser más exactos) en la que Alixa había soltado una carcajada...una carcajada real.

Ambas fueron sus compañeras en muchas travesuras que siempre terminaban en problemas; pero de las que no se arrepentía, debido a que las compartía con las mejores cómplices que podría desear. No importara el tiempo que pasara, incluso las cosas que les ocurrieran, ya que ambas siempre tendrán un lugar especial dentro de él. Aquellos eran en realidad unos bellos recuerdos que se mantenían en su memoria; recuerdos de antes de empezar su preparación.

Suspirando un poco, Alixa recordó que no era el momento para ponerse nostálgico, debido a que tenía un deber que cumplir y ya se había demorado mucho tiempo. Pensó que si Chinzu estaba atada a la carreta, significaba que su dueña estaba cerca, probablemente seguía en la arena.

-Oye Chinzu, sigue cuidando de ella ¿de acuerdo?

Dándole una última caricia al cenuro, Alixa se despidió mientras se dirigía al campo de entrenamiento.

* * * * * *

Viendo alejarse al niño que se había acercado a saludarle, Chinzu se le quedo mirando por un tiempo hasta que este desapareció en la entrada de la edificación de enfrente.

No había visto al muchacho en un tiempo, pero algo le parecía diferente de lo usual, aunque era idéntico al que conocía, algo en su interior había cambiado. De cualquier forma no resultaba ser de su importancia; y habiendo desaparecido de su vista, se puso de nuevo en su búsqueda de alimento hasta que regresara su niña.

* * * * * *

Solo en el caso específico, cuando el Guardián de la reliquia celestial no puede cumplir su cargo, el primer Maestro asume su responsabilidad hasta que la autoridad del Guardián se le reponga nuevamente. Siendo que tanto el Guardián como los otros dos Maestros no se encuentran en las fronteras de Geroger, ahora toda la carga cae sobre el único Maestro en el lugar; desde la seguridad y el orden de los habitantes del clan, hasta la protección de la reliquia sagrada. Ahora todos son deber de Setrus.

Vistiendo su armadura y llevando siempre una de sus espadas, parecía estar listo para la batalla en cualquier momento; era un joven de apenas veintisiete años que pareciera tratar de aparentar mayor madurez dejándose crecer la barba y el cabello. Este era, por así decirlo, el modelo perfecto de lo que se supone debería representar el Guardián para el clan; un modelo de disciplina y honor, de lo que es alguien leal a el juramento de la aldea, que era la base de todo en Geroger.

Cualquiera podría pensar que su imagen se vería manchada, debido a la falta que realizo al callar la salida no autorizada del Guardián. Pero por lo que pudo ver Alixa, todo estaba siendo manejado para que le conviniera a Setrus; después de todo "el deber de un soldado es el solo seguir órdenes".

-Maestro Setrus.

-Joven Alixa, buenas tardes.

Aun a cierta distancia, Alixa le aviso de su llegada mientras se iba acercando; y Setrus que estaba de pie en las gradas se aseguró de poner la postura correcta de un soldado, mientras le contestaba el saludo con un puño al pecho bajando la mirada en respeto.

Esa era una de las cosas de las que Alixa no podía acostumbrarse; era costumbre y señal de respeto saludar con la vista abajo al Guardián y a los miembros de su familia. Era un miembro de ese linaje desde su nacimiento; desde su bisabuela hasta su padre, eran tres generaciones consecutivas de guardianes que generaba en su familia. Por ello cualquiera debería pensar que estarían ya acostumbrados a ese trato; sin embargo no era así.

Esta era una de las razones por la que a mi padre no le agradaba ser tratado diferente a los demás.

Pensó al verla mirada de Setrus de esa forma.

Solo eran simples protocolos que no hacían más que diferenciar a los miembros del clan, que consideraba como integrantes de una gran familia.

-No pensé encontrarlo aquí de entre todos los lugares. La verdad, si no me lo hubiera comentado Latiamama no creo haberlo encontrado fácilmente.

-Lo sé; tampoco tenía planeado venir, pero la gravedad de la falta no podía ser ignorada.

Respondiendo a la pregunta del pequeño, Setrus se incorporó luego de no recibir la respuesta a su saludo, aunque le restó importancia. Alixa era consiente que al no responderle el saludo era un acto de grosería; pero por toda la agitación del momento del que ambos ya estaban enterados, se sintió permitido de hacerlo.

Se podría decir que uno de los factores que sentaban sus sospechas de una conspiración de parte de Setrus se debía a los rumores que circulaban por la aldea. El tema de la sucesión del cargo del Guardián, era uno de los que se comentaba siempre entre la comidilla del pueblo, por así decirlo; y si un requisito para esto no fuera que el anterior ocupante tendría que fallecer, seria incluso el evento más esperado. Aunque era bien sabido que la elección de este no correspondía a nadie del clan, siempre se han tenido posibles candidatos a esta sucesión, y coincidentemente siempre eran uno de esos quien lo ocupaba.

Entre los candidatos ponían a Setrus como el segundo favorito para esta posición, con una bien merecida fama ganada por su esfuerzo y sin hacer uso nada más que su propio ejemplo como soldado. Sin embargo, Alixa no podía evitar pensar que sería capaz de hacer una conspiración contra su padre de ser necesario.

Claro que Alixa también estaba considerado, aunque como el tercero en esta lista; lo que quizás era debido a su falta de experiencia en este campo de entrenamiento. A pesar de haber obtenido un puesto entre los Guerreros de las siete Hojas, no estaba entre los más fuerte de estos, quizás por su falto de entrenamiento y carácter. Inclusive había quienes decían que la única razón por la que era considerado un futuro candidato solo era debido a su linaje familiar. Mientras que Alixa por su parte, por más que tratara de ignorarlos, sabía muy bien que estos tenían razón.

Alixa no sabía con exactitud si su padre conocía del todo estos rumores; pero de lo que si estaba seguro, era que este deseaba que fuese él quien lo sucediera. Era debido a ello que no dejaría que Setrus manipulara a todos con su actuación de buen hombre; pero si no tenía posibilidades contra él, prefería dejarle el cargo a la primera candidata.

El chico poseía un gran odio hacia Setrus, el cual excusaba con esas razones; mas no se daba cuenta que esa no era la verdadera razón su rencor hacia el Maestro.

Estando al lado de Setrus junto a las gradas de la colina, Alixa se percató de cierta persona corriendo en la arena, por lo que se quedó mirando hacia allí tratando de no mostrar signo alguno de emoción.

Mientras que, dándose cuenta de la concentración del muchacho, Setrus también dirigió su mirada al frente.

-La encontré haciendo algo más peligroso de lo usual esta vez. Como su Maestro a cargo me pareció que este era el mejor castigo para ella.

Considerando que sus principales habilidades se basaban en su nivel de velocidad y agilidad, castigarla de esta forma era, inclusive, lo más instructivo también. A pesar del mal concepto que tenía el chico de Setrus como persona, no podía decir lo mismo con su desempeño como Maestro; aún más si se considera el cargo que tienen sus dos únicos discípulos dentro de Geroger.

-Su abuela también me comentó algo parecido, ¿podría saber qué cosa fue lo que hizo?

Aun sin dirigirse las miradas, Alixa pregunto al Maestro tratando de no demostrar el interés que tenía por dentro.

-Cuando llegue esta madrugada, le informe que su deber de llevar comida a la prisión se posponía; y aun así uso una excusa para ir en la tarde aprovechando que me encontraba coordinando asuntos con los soldados en el cuartel.

Paró un momento mientras suspiro debido al simple fastidio que le resultaba el recordarlo,

-La encontré charlando con el intruso; y aunque dice que no hablaron mucho, la verdad no sé si le ha filtrado información sin darse cuenta.

-Aunque puede que también haya conseguido algo de información por parte de él, ¿no lo cree así, Maestro?

Aunque eso sería darle mucho crédito al insensato acto de esa chica.

Pensó luego de darse cuenta que la había defendido inconscientemente.

Ser amable con todos, era una de las mejores cualidades que tenía ella; pero también su falta de ambición la había puesto en un estancamiento desde hacía tiempo.

-Pues si lo hizo, no parece tener intenciones de compartirlo.

¿A qué se refiere con eso?

Pensó Alixa al ver la sombría actitud de Setrus, quien seguía observando a la chica corriendo.

- ¿Acaso insinúa que ella está conspirando con ellos?

-No, lo dudo mucho, joven. Es demasiado inocente para eso; aunque ese es también el problema. Puede que sea esa inocencia la que la deje ser fácilmente manipulable por ellos.

-Pues eso es algo muy peligroso.

-Si, lo es.

Setrus seguía observando hacia la arena con cierta incertidumbre en su mirada; pero esta vez no parecía estar viéndola a la niña, sino algo que se encontraba en sus recuerdos.

Con lo tensa que estaba la situación, el que se filtrarse información resultaba ser muy peligroso para toda la aldea. No se sabía casi nada de esos prisioneros; y la verdad, aunque se les interrogasen, nada confirmaba que estuvieran diciendo la verdad de cualquier forma. Alixa se dio cuenta que de saberse lo que ella hizo, la pondría en una difícil situación ante los otros.

-Setrus, ¿Qué posibilidad hay que no se le informe a nadie de la Asamblea lo que ella hizo?

Al escuchar esta pregunta, Setrus observó al chico a su lado con una expresión de confusión y sorpresa; y sin tardar de contestar le respondió,

-Ninguna. Esto ya ha sido informado a la principal Firian, y ella vera como resolver este asunto.

Callado por unos momentos, Alixa contesto solo un: "Comprendo", mientras ambos devolvían su mirada a la arena.

Parece que toda esta situación te favorecerá al final.

Pensó para sí Alixa.

Corriendo en el campo de entrenamiento, la chica ya parecía estar exhausta. Teniendo los brazos caídos, de un momento a otro se tropezó cayendo hacia delante; mas se levantó rápidamente para seguir.

Evitando soltar una pequeña risa por aquel típico acto, Alixa trato de fingirla con una tos.

-Maestro Setrus, el principal Tririas ya está consiente de toda la situación en el fortín y ha decidido tomar algunas medidas.

-Si eso ya lo suponía. Lamento mucho no haber podido mantener mi promesa a su padre, joven Alixa.

Alixa noto cierto arrepentimiento en sus palabras; mas si toda la situación no le fuera tan conveniente, creería en sus disculpas.

-No hay necesidad de eso; para bien o para mal ya está hecho. Por ahora él está convocando a una reunión de la Asamblea para el atardecer en el fortín. Supongo que se decidirá lo que sucederá a partir de ahora; y necesita que lleves al intruso allá sin que nadie del clan lo vea.

-Comprendo. Usted ha venido en una carreta, ¿verdad?

-Ah, sí. Llévala si la necesitas, será mejor que llegues cuanto antes. Yo iré caminando luego de avisarle a ella que vaya cuando termine.

Alixa sabía que para poder hacer las cosas a tiempo, sería mejor que Setrus llevarse su carreta ahora mismo; ya que el usar la que estaba conectada a Chinzu no era opción para el Maestro.

Aceptando las palabras de Alixa como si vinieran del mismo Principal, Setrus retomó su postura y se dispuso a salir a cumplir sus órdenes, antes recordando algo importante.

-Joven Alixa, tendré que pedirle que por favor usted la escolte a ella al fortín.

- ¿Eh?

Pareciendo no dar crédito a lo que había oído, Alixa no pudo seguir manteniendo la serenidad de hace unos momentos.

A este punto, sabía que no iba a poder librarme de hablarle, ¿pero llevarla hasta el fortín?

-Pe...pero cuál es la necesidad que la lleve yo...digo, estoy seguro de que si va ella sola no se hará ningún daño. Sabe dónde es, llegara sin problemas.

Sin poder ocultar con su nerviosismo, hizo que Alixa hablaba de manera un poco torpemente.

-Joven, estoy seguro de que se habrá dado cuenta que ella es muy distraída; pero desde que llego ese niño hace dos semanas lo ha estado mucho más de lo usual. Por lo tensa de la situación seria muy grave que no llegue a tiempo, o que simplemente no se presente. Esta no será como en otras ocasiones. Si no se comporta adecuadamente, no sé qué decisión terminará tomando la Asamblea con respecto a ella.

¿Y de quien crees que es la culpa?

Pensó Alixa dentro de sí un tanto molesto.

Pero sabía que ajeno a lo que Setrus haya informado a la mayor de los principales, esa chica de por sí sola ya era un problema. Cualquier tontería que resultara graciosa para la gente del clan, no sería tolerada de la misma forma por los miembros de la Asamblea, quienes no dudarían en sancionarla o aún peor, quitarle su puesto, si es que las realizaba dentro de una reunión oficial. Además, estaba su ya mencionado extraño comportamiento.

-Lo hare, yo me encargare de ella.

* * * * * *

Sentado sobre las gradas implantadas en la colina junto al campo de entrenamiento, Alixa se quedó esperando mientras vigilaba a la muchacha.

Setrus antes de marcharse de regreso a la aldea para ir de camino a la prisión, le había dicho que a ella le faltaban un par de vueltas más y luego podrían irse.

El principal Tririas le había confiado que fuera Setrus quien llevase a la criatura con mucho sigilo de regreso al fortín para la reunión, tal vez porque cree que en cualquier caso Setrus sería capaz de manejarlo solo como la última vez. Aunque Alixa había estado allí y fue el primero en encontrarse con ese monstruo; en realidad no pudo ni verlo. Durante el momento en que el intruso logro entrar en su habitación, todo estaba oscuro; y Alixa apenas pudo distinguir por la silueta de este que no era un ser humano. Setrus fue el que lo había noqueado y llevado a la prisión por orden de Tririas, y ya que todo paso tan rápido, ni siquiera pidió acercase a ver a la criatura.

Ahora, por lo que podía suponer, esa chica también lo había visto.

-Y hablando de ella -murmuro Alixa mientras volvía a poner atención en la chica corriendo en la arena- parece que lo logro.

Empezando a ir más lento, estando por terminar la última de las vueltas impuestas alrededor de la arena, la chica con uniforme de los Guerreros de las siete Hojas había logrado terminar a duras penas, y recostándose sobre sus rodillas aun de pie, estaba traspirando y con la respiración muy agitada, exhalando rápidamente mientras miraba al suelo sin poder alzar la cabeza.

El haber cumplido esta tarea de la forma más rápida posible, la había llevado casi al punto del colapso, pero aun así se sentía a gusto de haberlo logrado.

Sin poder sostener más su cuerpo, Alixa contempló como en un instante la chica se desplomo hacia el suelo mientras trataba de acomodarse para quedar boca arriba.

-Y esta es nuestra candidata número uno.

Dijo Alixa mientras cogía una vasija de agua, que al parecer había dejado Setrus, y se dirigió hacia ella.

Al igual que todos, la niña que conoció de pequeño había cambiado; y aunque no estaba seguro en donde tenía puesta ella su visión, parecía que parte aquella determinación seguía allí impulsándola a ser la mejor.

Quizás sería lo mejor dejar los dramas a un lado y tratar de ser aquel amigo que había sido hasta hace un año; aunque no lo merezco. Ojalá acepte al menos amabilidad de mí parte.

Pensó Alixa, sintiendo que la indiferente cara de todo un año se le caía a cada paso que daba hacia ella.

Llegando hasta donde se encontraba postrada, Alixa se inclinó un poco cubriéndole su rostro del sol.

-Tomar un poco de agua te ayudara a rehidratarte, Sileria.

- ¿Alixa? Espera, ¡¿Cuándo llegaste aquí?!

Tirada en posición de estrella, estaba aquella amiga un par de años menor que él. Usando la vestimenta de los Guerreros de las siete Hojas, tenía el cabello en una trenza, la cual era tapada por su cuerpo en este momento y que de hecho ya se abría ensuciado con toda la arena del campo, al igual que su espalda. Además parecía tener un pequeño objeto metálico con la forma del símbolo de la reliquia celestial en su pecho.

Mostrándole una sonrisa que había estado preparando previamente, Alixa le ofreció amablemente la vasija de agua. Mientras que, sorprendida por ver al chico en ese lugar, Sileria trato de levantarse del suelo sin lograrlo; su cuerpo estaba totalmente exhausto como para hacer algún movimiento.

Quizás deba ayudarla.

Pensó Alixa; y sosteniendo el cuello de esta la ayudo a que se incorpore un poco.

Sileria por su parte sintió un escalofrío al ver la acción de Alixa, resistiendo un poco su cuerpo hasta que noto sus intenciones. El chico estaba acercando la vasija de agua para que tomara de ella, así que sin cuestionarse más, acepto el gesto de su amigo.

¿Qué está pasándole?

Se preguntó Sileria al ver la inusual actitud de Alixa.

-Gracias, Alixa.

-No hay de qué. Disculpa por haberlo hecho sin preguntarte pero parecía que ibas a morir en cualquier momento.

-No, descuida. Estoy agradecida por tu preocupación.

Notando lo extraño que se ponía la escena, Alixa la dejo cuidadosamente de regreso al suelo.

Su respiración empezaba a normalizarse, ya que Sileria había tomado casi todo el contenido de la vasija, solo esperaba que sus fuerzas se fueran recuperando poco a poco. Además, tampoco apartaba la vista de Alixa ya que quería hacerle algunas importantes preguntas.

-Y bien Alixa, dime ¿hace cuánto estás aquí?

-Bueno, llegue aquí hace como unas cinco vueltas atrás.

- ¡¿Qué?!

Gritando debido a la respuesta de Alixa; Sileria, que no podía mover sus manos para ocultar su cara, movió su cabeza hacia el lado opuesto donde él se encontraba para que no viera la vergüenza en su rostro.

¿Cómo es posible esto?, durante las últimas vueltas he estado desmayándome, tropezando y cayendo y...y... ¡Ahhh!

Pensó gritando en su interior.

-Sileria ¿estás bien?

- ¡Claro que no estoy bien!

Volviendo a alterarse, Sileria vio a Alixa sin importarle ya ocultar su rostro; y a pesar de estar un poco cubierto por la arena, se podía notar que su cara se estaba tornando de un ligero rojo. Una mescla de vergüenza y algo de enojo.

- ¡¿Cómo se te ocurre observar a una chica mientras está cumpliendo una sanción que la deja en un estado tan deplorable?! ¡A las mujeres no nos gusta presentarnos de esa forma ante nadie, es demasiado vergonzoso; ya no somos niños, ¿te das cuenta?!

"Ya no somos niños", resonó en los oídos de ambos.

Era cierto, definitivamente ya no lo eran, y justamente esa fue la razón de donde había provenido su pelea en primer lugar. Sileria, quien se había sentido culpable por cómo terminaron las cosas ese día; se dio cuenta que no debió haber mencionado aquello, y menos ahora que estaban teniendo su primera conversación en más de un año.

-Alixa, lo siento no debí decirlo así.

-Oh no descuida, tienes razón. Mi problema es que todavía pienso en nuestra relación como si fuéramos aquellos niños. Es tonto, ¿no?

Un poco apenado por las palabras de Sileria (que lo tomaron desprevenido), Alixa se disculpó mientras rascaba un poco su mejilla y fingía una risa.

Cuando éramos aquellos niños -recordó Sileria- ¿te refieres a cuando jugábamos de pequeños?

Caminar por los distintos talleres y lugares de la aldea, causando problemas y cabalgando en Chinzu; esos fueron una gran parte de la alegría que había tenido Sileria de niña. Los más gratos recuerdos de una infancia agradable.

-Quizás no sea tonto comportarse como niños algunas veces.

Tendida en el suelo en posición de estrella, Sileria le sonrió a su amigo esperando que comprendiera lo que trataba de decirle. Y Alixa, que se tranquilizó al ver que el ambiente se había salvado, sonrió sintiéndose aliviado; aunque claro, esto solo duro unos momentos.

-Por cierto, Alixa. ¿Dónde está el Maestro?

Sintiendo como si algo aplastara toda la tranquilidad que había sentido, Alixa trato de forzarse a no perder la sonrisa que tenía en el rostro.

-Oh, Setrus tuvo que ir a la prisión para llevar al prisionero al fortín.

- ¿Al fortín? ¿Para qué necesitan llevarlo al fortín?

-Bueno, no estoy seguro, pero el principal Tririas ha convocado una reunión de la Asamblea para el atardecer. Así que necesita que estemos todos presentes.

Aunque sintiéndose celoso al principio por escucharle mencionar a Setrus, Alixa noto que Sileria rápidamente dejo de lado el tema de su Maestro como si le restara importancia; esta inusual actitud le dio un poco de esperanza. Sin embargo, lo siguiente fue más extraño.

-Ojalá no sean tan drásticos con él.

- ¿De quién hablas?

- ¿Eh? -dijo Sileria al darse cuenta que había hablado en voz alta.

-Dijiste que esperabas no fueran drásticos con alguien, ¿a quién te referías? -le insistió Alixa.

- ¿Quién?, ¿yo dije eso?, te abra parecido Alixa. Ja, ja, ja.

Riendo exageradamente, Sileria trato de ignorar la pregunta de su amigo.

No se había dado cuenta que por poco mencionaba al muchacho que había conocido en la prisión.

Estaba preocupada por lo que los miembros de la Asamblea pudieran hacerle. Había escuchado de Setrus que el pequeño que había llegado hace semanas a la aldea, estuvo en una reunión de estas donde solo asistieron el Guardián, los Principales y los Maestros, pero desconocía como habían terminado las cosas.

Puede que sea después de lo que le hayan hecho; la razón por la que ese niño se niega a hablarme.

* * * * * *

Sentado todavía en la celda, Cario tuvo la extraña sensación; como si alguien estuviera limpiándose las manos descaradamente de algo (que era claramente) culpa suya.

* * * * * *

-Bueno, Sileria, será mejor que vayamos de una vez antes que pase más tiempo. El atardecer casi comienza.

-Si, tienes razón.

Alixa pudo suponer que se refería al monstruo que estaba en la prisión. Por lo que dijo Setrus, Sileria estuvo manteniendo una conversación con él, de la cual desconocen el contenido.

Será acaso que logro convencer a esta ingenua chica, pensó intrigado mientras iba caminando hacia la escuela. Será mejor que no se le ocurra comentar nada de... ¿Dónde...? ¿Qué está haciendo?

Aún sobre la tierra, Alixa vio desde su distancia que avanzó que el cuerpo de la chica parecía dar unos leves temblores. Acercándose rápidamente de regreso, vio a Sileria esforzarse como si tratara de levantar algo súper pesado con cada parte de su cuerpo.

-Ya sé cómo se debe ver esto, Alixa; pero te juro no lo hago por molestarte.

Sin dejar de esforzarse en levantarse del suelo, Sileria le dijo a su amigo en el momento en que volvió a verlo regresar.

Al parecer, Sileria descubrió que el esfuerzo que dio por acabar las vueltas lo más rápido posible no fue una sabia decisión como se lo advirtió su Maestro. Este le dijo que empezar corriendo para terminar rápido solo acabaría agotándola antes de siquiera llegar a la mitad.

Dando un último esfuerzo por reincorporarse; no logro tener éxito por lo que terminó derrumbándose nuevamente con la respiración agitada.

-Descuida, ve avanzando, Alixa. Solo necesito un rato más para recuperarme. Iré a la escuela; mi abuela seguro ya está en camino con mi ropa de cambio, así que me cambiare allí.

Sonriendo para no preocupar a su amigo, Sileria le indico que ya se encargaría ella misma de ir, a pesar de ser consiente que no podía moverse ni un poco.

-Ah, sobre eso.

No puedo dejarla aquí tirada sobre la tierra. Setrus me encomendó llevarla, y si por alguna razón no llega me terminare metiendo en más problemas. Además, Latiamama no vendrá.

Viendo el paquete que llevaba consigo, recordó el encargo que llevaba.

-Sileria, tu abuela me entrego esto para ti. Es tu "recado", así que ya no creo que vaya a venir- dijo Alixa mostrándole un paquete envuelto en una tela.

- ¿Mi...recado? -Sileria dudó por unos momentos de a que recado se refería Alixa.

Sileria no recordaba haberle pedido que le llevara algo de comer; por el contrario, le había dicho que no debido a la ligera insinuación que tuvo ella misma de que comía demasiado, luego de su charla con aquel ser llamado Dress. Solo le pidió a su abuela que le llevara un conjunto de ropas de cambio.

Pero dudo que sea eso, ya que le pedí a mi abuela que también trajera mis...,

Detenida por unos minutos, a Sileria se le vino a la mente un recuerdo de hace unos días atrás; uno donde su abuela le recomendaba que tratara de hablar con Alixa y solucione el problema que habían tenido. Aquella conversación no termino en un acuerdo específicamente; lo último que recuerda es a Latiamama diciendo "No esperes a que se tenga que intervenir yo misma para que ambos tengan que hablar forzadamente."

¡ABUELAAA!

Gritando desde su interior al darse cuenta que todo había sido una maquinación de Latiamama para forzarles a ambos una situación en que tuvieran que hablar, Sileria no pudo evitar que su rostro se tonara de un rojo vivo.

Alixa que noto la vergüenza de esta, solo desvió su mirada ligeramente, dándose cuenta que ya adivino lo que hizo su abuela. En ese momento no podían evitar imaginarse a aquella ancianita teniendo una ligera sonrisa en su rostro.

-A...Alixa, mi...mi abuela acaso te dijo que hay allí -dijo Sileria tartamudeando de la vergüenza.

-Ah...No -Alixa le mintió.

A como estaba la situación, si no la manejaba con cuidado podría terminar peor a que si le hubiera escuchado insinuar que tenía pecho plano.

-Solo me dijo que por favor te lo llevara.

Sileria no dejaba de verle. A pesar de decir eso, Alixa estaba tratando de no hacer contacto visual con ella como si tratara de ocultar algo.

-No habrás abierto el paquete de camino aquí, ¿verdad?

-Claro que no, porque lo abriría, no es para mí y no soy ningún chismoso.

Definitivamente lo sabe.

Pensó Sileria al darse cuenta que Alixa mentía en decir que desconocía el contenido del paquete. Claro que sabía que él no sería capaz de husmear en las cosas íntimas de una chica, lo que solo le dejaba una opción.

Latiamama le obligo a traérmelo justo antes de decirle que era.

Aunque sabía que debió prever un movimiento como ese de su abuela, no creyó que llegaría a tanto como para ponerla en una situación tan vergonzosa, solo para que arreglara la amistad rota con su amigo de toda una vida...

Enserio eres una metiche, Latiamama, se dijo a si misma con un poco de ternura y furia.

-Alixa, si Latiamama te vuelve a pedir que me envíes un "recado" como este. Por favor solo niégaselo. Te juro que no pensare mal de ti si lo haces.

Aunque un poco más tranquila, Sileria se lo pidió avergonzada y todavía con el rostro un poco enrojecido.

Alixa supuso de a qué "recado" se refería, por lo que se dio cuenta que no debía preguntar.

-Si. De acuerdo, Sileria.

En silencio por un momento, ambos chicos se habían quedado callados luego de acordar tácitamente no preguntar más sobre el tema.

Viendo hacia el cielo, Alixa noto que faltaba menos de una hora para que llegue el ocaso.

Si no nos apresuramos, no llegaremos a tiempo

Se dijo a si mismo al darse cuenta que solo había una cosa que podía hacer.

...

En solo un momento; mientras aún estaba distraída viendo hacia otro lado, Sileria sintió que la tomaban de las piernas y los hombros para levantarla en el aire. Alixa la había levantado del mismo suelo cargándola en sus brazos.

Sileria solo se le quedo mirándole sorprendida con ambos ojos bien abiertos.

-Ya no falta mucho para que empiece la reunión, así que yo te llevare a la escuela para que te alistes. Y si aún no puedes moverte, será mejor que descanses allá que tirada sobre en la arena.

Más avergonzado de lo que creía estar, miro hacia otro lado mientras le explicaba a Sileria el porqué de lo que hizo.

Estando a una corta distancia del rostro de Alixa, Sileria le pudo ver con claridad luego de mucho tiempo. Los grandes ojos redondos, y una sonrisa que tenía que poner apropósito, porque de lo contrario ese todavía rostro infantil se vería algo serio; una cabellera un poco larga y despeinada, con una nueva cinta roja que le rodeaba cubriéndole la frente. Vistiendo ya la armadura de los Guerreros de las siete Hojas, y que a pesar de tener un cuerpo delgado, demostraba tener más fuerza de la que aparentaba.

Eso me recuerda...

-Alixa necesito que me lleves a mi casa.

- ¿Qué? ¿Pero tenemos que ir al fortín?

-Ahora que recuerdo, entre las ropas que... Bueno, lo que Latiamama me mandó no era un uniforme de Guerrera, sino ropa de casa. No puedo usar este ya que está todo sucio; y tampoco puedo ir con ropa de casa, pensaran que estoy cometiendo una falta de respeto. Ya debes saber lo que dirían los Principales.

-Si, tienes razón.

A pesar de no estar animado por de ver de nuevo a Latiamama, que quizás ya esté en su casa en esos momentos, era cierto que Sileria no podía ir con otra ropa que no fuera su uniforme de Guerrera de las siete Hojas, de lo contrario causaría más problemas de los que de seguro ya tendrá en la reunión gracias a Setrus.

-Muy bien, vamos. Yo conduzco a Chinzu, mientras tú descansas en la parte trasera.

Empezando a moverse para ir de regreso al camino hacia la aldea, el incómodo momento que tuvieron se había disipado, apresurados por el tiempo que iba corriendo en su contra.

Viendo aquellas manos que estaban sosteniéndola, Sileria tuvo un ligero pensamiento.

Fue él quien dio el primer paso y se atrevió a hablarme.

Todo ese tiempo, había estado esperando una oportunidad en la que pudiera hablar con él y arreglar aquel asunto. Sileria se culpaba por no manejar de una mejor forma la situación aquel día, y el no tener el coraje de hablar con Alixa cada día luego de eso. Y aunque no fue por su iniciativa propia, Alixa tuvo el coraje de hacerlo.

-Alixa.

Dirigiendo su atención hacia la niña que le llamaba, Alixa noto en aquellos bellos ojos dorados como si le estuvieran dando toda la gratitud del mundo.

Con una tierna sonrisa, Sileria terminó diciendo: Muchas gracias.

                         

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