Frederic estaba en su despacho encerrado desde hace horas, Mackenzie esperaba en el salón principal. Cuando escuchó el motor rugir supo que ese hombre había llegado, contuvo el aliento, con una gran seguridad, estaba preocupada, sentía temor, pero no mostraría debilidad ante nadie.
La servidumbre abrió y Andrew empujó la puerta con violencia
-¿Dónde está Frederic?
-¡Señor...!
-¡¿Dónde está?
Mackenzie apareció en el pasillo, mirando al hombre aturdida, encontrándolo salvaje y con una ira relampagueando en su rostro, casi bufaba de coraje, aunque lucía perfecto vestido de novio
-Lord Derickson, permítame hablarle un momento...
-¡Yo no tengo que hablar nada contigo, niña! ¿Dónde carajos está tu padre?
Mackenzie sintió temor, pero alzó la vista, sosteniendo la mirada azul
-Le he dicho que hablará conmigo -sentenció con voz firme
-¿Acaso será tan cobarde, y enviará a una pequeña mujer?
Ella enrojeció. Su padre apareció de pronto
-Aquí estoy, Lord, hablemos -dijo con seguridad, Mackenzie sintió miedo, fue entonces que Lord Derickson perdiendo los estribos se lanzó contra el hombre, tomándolo del cuello con fuerza, sorprendiendo al padre. Mackenzie, aterrorizada, atinó a sujetar el brazo de Derickson con fuerza
-¡Deténgase! -exclamó apretando con valentía su brazo
-¡Suéltame, pequeña! ¡O juro que no responderé!
-¡No se atreva a lastimarlo! ¡Entiéndase conmigo! -gritó enloquecida, pero Fred se desafanó del agarre, y Derickson que había fijado la mirada en Mackenzie, sorprendido por su temple, desistió de su violencia
-¡Ya basta, Lord! Tiene todos los motivos para estar enfurecido, pero actuemos como caballeros, pase a mi despacho, por favor.
Derickson miró con furia al hombre, y asintió despacio, caminó a la sala
-¡Yo también iré! -dijo Mackenzie
-¡Detente, Mackenzie! -gritó su padre con disciplina-. Esto es cosa de hombres, no te entrometas.
Mackenzie no pudo evitar que la puerta se cerrara justo en sus narices, permaneció a la espera de escuchar algo.
Dentro del despacho seguía un entorno turbulento. Derickson tenía esa expresión felina, y Frederic estaba preocupado, pero, sobre todo, se sentía avergonzado
-Lamento lo sucedido, Lord, no fue con intención.
-¿Qué no fue con intención? Por favor, Rosenbaum, fuiste a mi casa, consentiste que desposara a tu hija, te di dinero confiando en que serías mi familia, y después me envías a un mensajero diciendo que has cancelado el matrimonio, pero, ¿No fue con intención?
-Se que parece algo estúpido, no creo encontrar en el mundo un mejor pretendiente para Rosbell, pero ella huyó, ha ofendido mi nombre y el de mi familia, no pude evitarlo -dijo con la mirada baja y el dolor calentando su interior. Lord Derickson estaba realmente sorprendido, no lo esperaba
-¿Acaso ella ha huido con otro? -Rosenbaum asintió
-Debí decirlo, pero, mi situación era desesperada, creí que era solo un capricho, me temo que todo está terminado.
Lord Derickson hizo una mueca de rabia contenida
-¡Se ha burlado suficiente! Mas vale que me entregue mi dinero este viernes, pese a todo le daré esa oportunidad, si no paga créame que me encargaré de que está propiedad sea vendida, y les dejaré en la inmundicia. Ahora todos los privilegios serán cancelados -Fred quiso objetar, pero Derickson dio la vuelta para irse y el viejo cayó sobre su sofá derrotado.
Lord Derickson salió del despacho, encontró a Mackenzie justo frente a él. A pesar de todo, su rabia había pasado, estaba molesto, decepcionado, pero no con el ímpetu de antes.
-¿Cómo está mi padre?
-¿Y a mí que me importa? -exclamó con ironía, ella frunció el rostro en una mueca de reproche-. Vaya hermanita que tienes, una gran estafadora libertina, por lo visto viene de familia.
-¡Cállese! No permitiré su falta de respeto -dijo Mackenzie, el Lord se quedó pasmado, nadie lo trataba con tal soberbia
-¿Acaso quién te crees que eres? ¿Has visto en la situación en que estás, pequeña? Estás al borde de la calle y me tratas de esa forma, eres demasiado tonta.
-Diga lo que quiera, pero no ofenda a mi familia.
-Ustedes me deben demasiado dinero, y van a pagar por ello -dijo altivo
-Le pagaremos, téngalo por seguro -Derickson sonrió malvado
-Yo ya no creo en la palabra de ningún Rosenbaum, mejor que tu padre consiga el dinero para el viernes, o de lo contrario dormirán en las calles de Edimburgo -dijo tocando su nariz con la punta de su dedo, Mackenzie atinó a lanzar un manotazo, y Lord Derickson se fue riendo
Ella sintió un escalofrió y una rabia, pero se echó a llorar apenas se fue, sabía que el hombre tenía razón.
Al siguiente día, Frederic recibió un duro golpe, estaba seguro de poder devolver el dinero prestado a Derickson con la venta de su producción de manzanas, pero no contaba con que el Lord le quitara acceso al agua, y a las tierras que siempre le había otorgado, ahora estaba desolado. Aguantando su orgullo llegó a casa de Derickson, estaba estresado, fatigado. Había mentido a su esposa Gema, haciéndole creer que Rosbell estaba por volver a casa, pero llegaría en barco, y que Derickson estaba de acuerdo, era una mentira blanca, para ganar tiempo, así ella estaría tranquila y comenzaría a comer, pues se había abandonado a la depresión.
Cuando llegó fue recibido por Derickson en la biblioteca, el tipo tenía una actitud narcisista y egoísta, estuvo seguro de que no llegarían a nada bueno
-Dígame, Frederic, soy todo oídos.
-No puedo devolver su dinero si me ha quitado el agua y las tierras, permítame pagarle y después haga lo que quiera.
-¿No cree que es demasiado cínico? ¿Quiere que le preste mis tierras, y mi agua para pagarme? No lo haré, haga lo que pueda, porque hoy a media noche se vence el plazo y si no lo hace, su propiedad será mía, tengo muchos testigos que avalarán el dinero que le presté, no me haga usar mi poder.
-Por favor, negociemos.
-¿Qué quiere?
-Usted quería un matrimonio, Lord, mi hija Rosbell... pero eso no podrá ser -inquirió con la cabeza llena de dudas, pero con una idea desesperada-. Le daré el consentimiento para una boda con mi hija Clarence.
Derickson frunció el ceño, confundido, no esperaba eso, tragó saliva, pensó en la hija pequeña, mientras desechaba las ideas que venían a su mente. Pero, también pensó en Jenna, se mostró dudoso
-Bueno, no lo sé... es apresurado.
-Usted quiere cumplir la voluntad de su madre, usted sabe que hemos sido cercanos, y no podemos controlar a todas las personas, yo quisiera que Rosbell hubiese sido su esposa, pero ella ha elegido un futuro oscuro, no puedo hacer nada -miró los ojos de Frederic, estaba sufriendo, estaba atormentado, aquello era una medida desesperada
-Está bien, aleguemos a todos que Rosbell está enferma, y que he cancelado la boda, porque me he interesado en la otra hermana, así, salvaremos su honra por un tiempo más.
Frederic se quedó muy impactado, aceptó. Volvió a casa con el corazón roto, porque conocía a Clarence, era tan frágil que no soportaría un sacrificio así.