Mi Alpha Protector (II libro)
img img Mi Alpha Protector (II libro) img Capítulo 3 Capitulo 2 - Lucas Thunder
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Capítulo 6 Capitulo 5 - Lucas Thunder img
Capítulo 7 Capitulo 6 - Lucas Thunder img
Capítulo 8 Capitulo 7 - Karen Romanov img
Capítulo 9 Capitulo 8 - Karen Romanov img
Capítulo 10 Capitulo 9 - Aisha Romanov img
Capítulo 11 Capitulo 10 - Aisha Romanov img
Capítulo 12 Capitulo 11 - Karen Romanov img
Capítulo 13 Capitulo 12 - Karen Romanov img
Capítulo 14 Capitulo 13 - Lucas Thunder img
Capítulo 15 Capitulo 14 - Lucas Thunder img
Capítulo 16 Capitulo 15 - Karen Romanov img
Capítulo 17 Capitulo 16 - Karen Romanov img
Capítulo 18 Capitulo 17 - Lucas Thunder img
Capítulo 19 Capitulo 18 - Lucas Thunder img
Capítulo 20 Capitulo 19 img
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Capítulo 23 Capitulo 22 - Karen Romanov img
Capítulo 24 Capitulo 23 - Karen Romanov img
Capítulo 25 Capitulo 24 - Lucas Thunder img
Capítulo 26 Capitulo 25 - Lucas Thunder img
Capítulo 27 Capitulo 26 - Lucas Thunder img
Capítulo 28 Capitulo 27 - Lucas Thunder img
Capítulo 29 Capitulo 28 - Lucas Thunder img
Capítulo 30 Capitulo 29 - Karen Romanov img
Capítulo 31 Capitulo 30 - Karen Romanov (parte uno) img
Capítulo 32 Capitulo 31 - Karen Romanov (parte Dos) img
Capítulo 33 Capitulo 32 - Karen Romanov (parte tres) img
Capítulo 34 Capitulo 33 - Karen Romanov (parte cuatro) img
Capítulo 35 Capitulo 34 - Karen Romanov img
Capítulo 36 Capitulo 35 - Karen Romanov img
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Capítulo 38 Capitulo 37 - Karen Romanov img
Capítulo 39 Capitulo 38 - Karen Romanov (parte seis) img
Capítulo 40 Capitulo 39 - Karen Romanov img
Capítulo 41 Capitulo 40 - Karen Romanov img
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Capítulo 3 Capitulo 2 - Lucas Thunder

Ella sonrio ampliamente al verme, me acerqué a ellos. Karen, se levantó y sin dudarlo, presionó sus labios contra los míos en un beso que me hizo olvidar momentáneamente todo lo demás. Amo a esta mujer. Y por eso, le daré todo el espacio que necesite. No quiero presionarla de ninguna manera. Si la marqué fue porque ella me lo pidió, y amé que lo hiciera, porque honestamente, no creía poder soportar más tiempo sin hacerla mía.

Habían pasado casi tres años desde que la encontré, y a pesar de todos los sube y baja que habíamos tenido, todo parecía acomodarse de manera perfecta cuando estábamos juntos.

-¿De qué hablan? -pregunté al sentarme en una de las sillas.

Karen se separó de donde estaba y, sin dudarlo, se acomodó en mi regazo. Sonreí al sentir su calidez y la rodeé por la cintura, disfrutando de la manera en que su aroma me envolvía.

-De nada importante -respondió ella con una sonrisa.

-¿Nada importante? -repitió Francheska en un tono exagerado-. Posiblemente te quedes sin hijo y ¿es "nada importante"? -bromeó con ironía.

-Bueno, mejor para mí. Así seré el único niño de mamá... -dijo Eren con naturalidad.

Karen se tensó ligeramente, su mirada se oscureció, Francheska soltó una risa burlona cargada de ironía y veneno.

-Eren, mi niño siempre será Arturo -dijo Karen con indiferencia, tomando otra galleta de la mesa-. Además, él no morirá. Tengo esperanza en que Marissa lo salve, porque Arturo no se defenderá al ser su padre.

Eren bajó la mirada, su expresión se ensombreció. No entendía Por qué pedia mas de lo que recibía.

-¿Sigues molesta? -preguntó en un tono apagado.

Karen, que ya había comenzado a comer su galleta, se quedó inmóvil por un segundo. Un pequeño tropiezo en su respiración y el ligero atascamiento en su garganta delataron que la pregunta la había tomado por sorpresa. ¿Qué pasó entre ellos?, Era algo que aún no lograba entender, pero cada vez que Eren lo mencionaba, Karen reaccionaba así. Y Karen no quería decírmelo, siempre que le preguntaba cambiaba de tema.

Ella tragó con algo de dificultad y, luego de un momento, respondió en un tono calmado:

-Dije que eso quedó en el pasado, no te atormentes...

Aun así, pude notar que el tema le desagradaba. Automáticamente, llevó una mano a su cuello y comenzó a rascarse.

Fruncí el ceño.

-¿Estás bien? -pregunté con preocupación.

Karen negó lentamente con la cabeza.

-Donde debería estar la marca... Desde esta mañana tengo comezón y no sé por qué -admitió con tono preocupado.

-Déjame ver.

Asintió y ladeó la cabeza, mostrándome su cuello. Me acerqué, observando con atención.

-Está apareciendo -le dije y, sin poder evitarlo, besé suavemente la zona.

Ella se estremeció un poco.

-No te rasques, podrías lastimarte -le advertí-. Es normal. Realmente tendrías que estar dormida mientras la marca se asienta, pero tú eres diferente, mi Luna...

Le sonreí y ella me miró con ternura antes de acomodarse mejor contra mi pecho.

Eren se puso de pie de repente.

-Bueno, regresaré a entrenar -anunció sin más, con una actitud extraña.

Lo miré con curiosidad. Algo le pasa.

-Nos vemos en la cena -se despidió antes de marcharse sin esperar respuesta.

Francheska suspiró y también se levantó.

-Yo iré a ver a mi niño... -dijo con un leve sonrojo en sus mejillas.

-¿Por qué no lo reclamas y le dices? -pregunté extrañado. Francheska pasaba todos los días observándolo desde lejos, como si solo eso le bastara-. Eres su mate, no creo que haya problema.

Ella negó lentamente y desvió la mirada.

-No quiero asustarlo... -murmuró con voz apagada-. Después de todo, soy una vampira. O como ustedes nos dicen... chupa sangre.

Dicho eso, sonrió con tristeza.

-No quiero que me rechace... él no lo soportaría.

Guardé silencio por un momento, asimilando sus palabras.

-No creo que eso pase... Pero es tu decisión.

Ella levantó la mirada y me dedicó una pequeña sonrisa.

-Gracias, Lucas.

Asentí y la vi marcharse.

Karen se removió en mis brazos y me llamó con un tono somnoliento.

-Amor...

-Dime, bebé -respondí, besando su cabeza mientras acariciaba su espalda con ternura.

-No voltees, pero hay alguien vigilándonos -susurró sin levantar la cara de mi pecho ni abrir los ojos siquiera.

Mi cuerpo se tensó al instante.

-¿Cómo...?

-Sangre O+ al norte... Y en la manada no hay nadie con ese tipo de sangre -me interrumpió en un tono bajo.

Mis ojos se entrecerraron.

-¿Cómo lo sabes?

Karen levantó el rostro y me miró fijamente.

-Mi olfato ha mejorado desde mi último cumpleaños... y desde que me marcaste.

Mi pecho se llenó de orgullo al escucharla decirlo.

-Es extraño que esa persona esté aquí... Está a unos ochenta metros de nosotros, pero su aroma lo arrastra el aire -agregó antes de suspirar pesadamente-. Quiero más calma, pero ya veo que no la tendremos por mucho...

Había tristeza en su voz.

La tomé del mentón y la obligué a mirarme.

-No importa. Me tienes a mí y a los chicos -le aseguré.

Ella rió suavemente y, sin previo aviso, me besó los labios antes de abrazarme con fuerza.

-Te amo -susurró.

Sonreí como un idiota.

-Yo te amo más.

-Tiene razón-, murmuró mi lobo en mi mente, su voz profunda y grave. -Y no solo eso... esa persona es un vampiro... Pronto comenzará de nuevo...

Mi mandíbula se tensó.

-Pero esta vez me tendrá a mí. No la dejaré sola.

Corté el enlace mental con determinación y besé la cabeza de Karen, acurrucándola mejor en mis brazos. Con el pasar de los minutos, su respiración se volvió más lenta y pausada hasta que, finalmente, se quedó dormida.

Hacía mucho que no dormía de corrido... Sé que sigue despertándose en las madrugadas. O está en la biblioteca, buscando una forma de liberar a su hija del amuleto, o en el jardín, viendo las estrellas mientras llora en silencio.

La observé por un momento antes de levantarme con cuidado y cargarla en brazos.

-Te amo, bebé... -murmuré antes de depositar un beso en sus labios.

Con delicadeza, la acosté en la cama y me tumbé a su lado. Inmediatamente, ella se pegó más a mí, frotando su rostro contra mi pecho mientras aspiraba mi aroma.

Ronroneó suavemente.

Dios... qué tierna se ve.

Sonreí como imbécil y, sin darme cuenta, el sueño me venció a su lado.

            
            

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