Capítulo 4 Inseguridades.

Desperté temprano pese a que no iría a trabajar. Como lo oyen, pedí en recursos humanos la semana de descanso, me debían unos días así que los solicité.

La verdad quiero estar sola, aclarar mi mente y sobre todo mis sentimientos. Hoy limpiaré mi departamento y organizaré muchas cosas que tenía pendiente porque viajaré a casa de mi novio.

Sí, visitaré a Salomón, quiero estar todos estos días con él a ver si puedo recordar realmente porque acepté su propuesta de matrimonio. Le daré la sorpresa así que no lo llamaré.

Salomón es un joven muy guapo, de cuerpo atlético, alto, cabello cobrizo, y ojos color aceituna, es un poco pecoso, pero se ve lindo. Como les decía iré a visitarlo porque él vive en otra ciudad no muy lejos de aquí, sus padres tienen un negocio familiar a sí que él les ayuda, más bien, el ejerce su profesión allí. Estudió administración y se especializó en gerencia y marketing, razón por la que estuvo aquí en la ciudad terminando sus estudios, vivió en casa de un familiar durante los 8 meses que le faltaban, después se fue a su ciudad.

Desde que se marchó nos vemos muy poco una o dos veces al mes, la gran mayoría es él quien me visita pues como les dije no me daban días libres y los fines de semana... mmm... no es que me guste viajar, todo es a la carrera. Eso sí, cuando él venía a visitarme él siempre en su casa y yo en la mía. Nos veíamos en el centro comercial para ir al cine o comer algo, claro siempre con compañía, nunca sola. Estas son cosas que aprendí de mi abuela Adela.

Salomón como novio es posesivo, tiende a querer dominar, pero como les dije, no dejo que me toque ni un cabello, solo uno que otro besito, si en verdad quiere estar conmigo tiene que ser a mi manera. Mi abuela Adela siempre me decía: «Hija, de la manera como el hombre se porte de novio así será de esposo». Y es por eso por lo que quiero hablar con él, quiero aclarar lo que siento y lo haré viéndolo, quiero saber si la inseguridad e incertidumbre que estoy sintiendo es solo por el tiempo que estoy sola, o porque realmente no estoy enamorada de él.

Aunque siendo sincera, no siento por Salomón las mismas cosas que cuando veo a mi jefe. No siento las mariposas en el estómago ni nada de eso. ¡Oh, Dios acabo de descubrir el agua tibia! ¡No lo puedo creer, después de dos años de relación acabo de darme cuenta de que el agua moja!

Mientras llegaba a mis brillantes conclusiones acerca del amor que siento por mi novio el timbre de mi departamento sonó.

-¿Visita? Nadie me visita.

Así es, no tengo familia, soy huérfana. Mi única familia era mi abuela Adela, pero ella falleció hace 4 años, desde entonces vivo sola, mis padres murieron en un accidente de auto cuando tenía 6 años, el estúpido chofer de un tracto camión se entretuvo viendo su celular e invadió el carril opuesto, los embistió fuerte y bueno, desde entonces mi abuela se hizo cargo de mí, y sí que la pasé super con ella, era fenomenal, me amó tanto que me protegió de todos y de todo, me enseñó a vivir la vida sanamente, sus enseñanzas siempre me acompañaran.

-¡Un momento! No me vaya a tumbar la puerta, por favor.

Cuando abrí la puerta quedé muda. Frente a mi estaba mi hermoso dolor de cabeza.

-Señor Brown ¿Qué hace tan lejos de los ojos de papi?

-Sara...

-Sí, así me llamo, no me ha contestado la pregunta.

-¿Puedo pasar?

-No.

-¿Por qué no?

-Porque no me da la gana de que pase.

-Estás con alguien ¿cierto? Estás con tu novio, es eso.

-Eso a usted no le importa. ¿Qué quiere? ¿A qué vino?

-Es que... no fuiste a trabajar y bueno... este... pues... esto...

-Señor Brown, si solo vino a mi puerta a decir conjunciones, interacciones, interrogaciones e interrupciones se puede ir porque tengo mucho que hacer.

No sé ni lo que estoy diciendo, pero su sola presencia me tiene aturdida. No habló nada y siguió parado en mi puerta viéndome como idiota.

-Adiós, señor Brown.

Cuando iba a cerrar la puerta reaccionó.

-¡Me vengo a disculpar!

Wow, eso me tomó por sorpresa, pero a todas estas, disculparse de qué si la única atrevida e impertinente asalta bocas soy yo.

-¿Disculparse de qué?

-Bueno en realidad vengo es a agradecerte.

-¿Agradecerme qué señor Brown?

-...

Estoy que lo mato.

-Sara es que yo... bueno...

-¡No más! Cuando venga a hablar conmigo intente escribir su disculpa o agradecimiento porque no soportaré más monosílabos, estudié finanzas no gramá...

No vi cuando se abalanzó hacia mí y me besó, sí, me besó, ¿quería esto? Sí. No, claro que no. Como pude me separé de él y le di una sonora bofetada.

-No señor Brown.

Tomé valor, ese que debía tener si quería aclarar mis sentimientos.

-Usted tiene novia y yo estoy a las puertas del altar. Así que no, usted ya lo dijo dejemos este jueguito.

Lo vi fruncir el ceño y entrecerrar los ojos, no pude comprender su expresión si era de enojo o confusión... no sé.

-Creo que tienes razón Sara, yo no debería estar aquí.

Tinis rizin Siri, yi ni dibiría istir iqui... Es un idiota con todas las letras.

Lo vi dar la media vuelta y partir, no entendía que le pasaba.

Sentí como unas traicioneras lágrimas salieron sin permiso de mis ojos ¿Tristeza, dolor? En verdad no sabía que era, pero mi corazoncito estaba comprimido en mi pecho, latiendo desenfrenadamente.

Quería salir tras él, quería que me volviera a besar con pasión, con locura, que me dijera cuanto me ama y me necesita, pero no, no permitiré que nadie me humille ni me haga menos. No me rebajaré a rogarle amor a mi jefe, eso nunca.

Charles Brown.

Demonios, esa mujer sí que pega duro. Ay... pero que hice, si seré estúpido. Vine a disculparme y terminé humillándola. Que inteligente Charles. Ahora sí perdiste tu oportunidad.

Hoy acabo de darle la razón a mi padre cuando me humilla: «... tu inteligencia no sobrepasa ni los huesos de tu cráneo hijo». Soy un idiota, creo que el mejor de todos.

Con un nudo en mi garganta salí del edificio, tomé mi auto y conduje hasta mi casa, en realidad había retrocedido en todo, no sé qué hacer siento que avanzo y retrocedo al mismo tiempo. Mi miedo y mi inseguridad ha hecho que Sara me odie y ahora con más razón, mí Sara, tanto quererla en silencio para venir a humillarla con mi comportamiento.

Cuando llegué a casa me encontré con mi madre. Mi hermosa madre Clara Brown, la única que me ha amado de verdad todo este tiempo.

-Mamá que gusto verte por acá.

Apenas estuve frente a ella me arrojé a sus brazos. Quien creyera que un hombre de 32 años fuera un inmaduro, miedoso.

-Hijo. Llamé a tu oficina, pero nadie respondió. Así que me imaginé que estabas en casa.

En cuanto me abrazó no aguanté más y me quebré. Lloré como hace muchos años no lo hacía, ella me sostuvo y me consoló.

-Mi amor, que ha sucedido, por qué estás así. ¿Fue tu padre verdad? Ese viejo carcamán. De seguro ya te dijo la noticia y sin anestesia.

Levanté mi cabeza de su regazo, me sequé las lágrimas y la miré directamente a los ojos.

-¿Qué noticia señora Clara?

-La noticia de tu boda, te casas en un mes.

-¡¿Qué?!

Creo que sentí que todo mi cuerpo se iba por un tubo, sentí como se me bajaron los colores y empezó un martilleo en mi cabeza. No puede ser, casarme con Emma, eso significaría estar a su merced para siempre, seré su muñeco, su títere. Definitivamente tengo que hacer algo y rápido.

Pero qué puedo hacer si acabo de echar por la borda la única posibilidad que me quedaba.

-Hijo, dime algo me asustas.

-Mamá lo que sucede es que... me enamoré, no sé cómo, no me preguntes solo sé que me enamoré.

Mi madre me miró asombrada o preocupada.

-Hay hijo ¿no me digas que te enamoraste de Emma?

-No mamá. Es otra mujer -ella llevó su mano a su pechó y exhaló el aire como un alivio-.

De solo recordarla sentía mi corazón latir rápido y una sonrisa se dibujaba en mi rostro, pude notar como mi madre me miraba con picardía y complicidad.

-Debe ser una grandiosa chica para que haga que mi Charles se sonroje y le brille la mirada.

-Es estupenda mamá, pero acabo de dañar todo, hice todo lo contrario a lo que me has enseñado, la humille, me porté como un patán con ella.

-Hay mi muchacho, me gustaría que me contaras todo, no me veas como tu madre, soy tu amiga, dime que te pasa hijo para que hayas llegado hasta este punto en el que tu padre decide tu vida. Eres mejor de lo que tú mismo crees Charles, solo debes creer en ti.

Escuchar a mi madre hablarme de esa manera me hizo tomar valor para contarle todo lo que me sucedía, no solo con Sara, sino con todo, conmigo mismo, con mis miedos, con la empresa, con todo.

No sé en qué momento me convertí en el títere de mi padre que hasta dejé que decidiera todo en mi vida, desde mis estudios, hasta mi futura esposa. No comprendo como un hombre de mi edad, porque tengo 35 años, ha permitido que su padre lo maneje a su antojo.

A veces pienso que si no le obedezco puedo condenarme en el infierno, ¿Pueden creer eso? Si que estoy loco, he sido buen hijo, lo he honrado como padre, pero siento que me estoy perdiendo a mí mismo.

Cuando finalicé de contarle todo a mamá suspiré soltando todo lo negativo que había retenido mi cuerpo.

-Hijo, lo que hiciste con esa chica estuvo muy mal y debes disculparte con ella, veo que no será fácil.

Miré a mamá con vergüenza, ella siempre me decía que a las mujeres se trataba con delicadeza, "las mujeres somos como unas frágiles piezas de cristal las cuales hay que saber cuidar, porque si no se quiebran y allí es casi imposible repararlas".

-Los sé mamá, pero no sé cómo disculparme.

-Dale tiempo, deja que se tome los días que pidió, después ve por ella y si en verdad la amas lucha, aunque no te será fácil, tu padre está empeñado en que te cases con Emma.

-No sé si podré aguantar esta semana sin ella. Solo faltó al trabajo el día de hoy y yo me sentía que había pasado mucho. Sentía que la necesitaba allí, junto a mí.

Mi madre me sonrió, pude notar su sinceridad y su cariño.

-Hazme caso Charles. Dale tiempo, mientras tanto vas a visitar un viejo amigo que te ayudará con tu problema de inseguridad.

-¿Y si en ese tiempo ella se marcha?

-Por Dios, Charles, no seas tan negativo, ya te dije confía en mí. Tú vas resolviendo tu problema y a la vez te voy ayudando a conquistarla, pero en ti está que tomes una decisión con respecto a Emma, eso lo tienes que hacer tu.

Mi madre tenía razón debía resolver primero mi problema de inseguridad y cortar el lazo con mi padre antes de intentar tener una relación con Sara. Ah, y también está el hecho de resolver el asunto con Emma, mi dolor de cabeza.

Sara, te voy a enamorar, porque tú lo iniciaste todo bajo la lluvia.

            
            

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