Capítulo 4 Negación

Tras un largo tiempo con los ojos cerrados, desperté, estaba tumbado sobre una camilla de hospital, con varios aparatos médicos a mi alrededor, me sentía agotado, desorientado, como si hubiera estado trabajando durante varias horas sin descanso, en la sala del hospital reinaba la tranquilidad.

Al momento una enfermera entró en la sala, con una carpeta y un bolígrafo en la mano.

-Por fin se despierta usted.

-¿Qué me ha pasado?

-Le encontraron en su oficina inconsciente, parece que ha sufrido una subida de tensión ¿Cómo se encuentra ahora?

-Mejor, pero agotado, tengo la sensación de haber estado aquí durante mucho tiempo.

-Es lo normal en un desmayo, veamos, mire a esta linterna y sígala con la mirada- así lo hice- ahora dígame el color de la luz.

-Rojo, azul, verde.

-Bien, analicemos sus pulsaciones- me colocó su fonendoscopio en la zona del corazón- bien, son normales, nada alarmante, bueno señor Peter, usted decide, puede descansar aquí unos cuantos días más o puede irse a su casa, pero recuerde, no se altere y repose adecuadamente.

-Gracias doctora, lo haré, me iré a casa, necesito estar en mi espacio personal, gracias por su atención.

La doctora abandonó la sala, recogí mis cosas y abandoné el hospital, cogí el metro que iba hacia mi hogar, y pasadas unas horas de viaje llegué a mi edificio, miré el buzón, solo habían cartas del banco y publicidad, nada importante, subí hasta mi puerta, la 345, dentro solo había silencio, era una casa pequeña, pero con lo necesario, con una buena temperatura en todo el año y unas hermosas vistas, me senté en el sofá del salón, no me apetecía ver la televisión, así que me puse a leer unas revistas de lugares exóticos para viajar, yo había viajado mucho en mi vida, a Francia, a Italia, a Colombia y a España.

España, ese país era interesante, pero me traía recuerdos no muy agradables, miré la última página de la revista y en ella se escribió un mensaje:

"¿Sabes dónde estás? No te pierdas"

Medio asustado, tiré la revista lejos de mí, me levanté a mirar los cajones de los muebles que rodeaban la televisión, solo habían papeles, facturas, premios, y fotos de mi pasado, cogí unas cuantas de ellas, las observé con nostalgia, y mientras las miraba, una pequeña foto se cayó al suelo, me agaché a recogerla, y antes de tenerla en mi mano otro mensaje se escribió en la parte trasera de la fotografía:

"Se valiente, no huyas siempre, llegará un momento en el que no podrás hacerlo"

Cogí la fotografía con la mano derecha, la giré para ver de quien era, al verlo me quedé paralizada, sin saber que decir, miles de recuerdos corrían por mi cabeza, tenía ganas de llorar, pero tenía que ser fuerte y plantar cara a ese dolor, pero otra vez apareció otro mensaje en la imagen:

"¿De verdad querías huir? Mírate en el espejo y dime si ves lo que quieres ver"

-¡NO QUIERO SABER NADA DE ESO, YA NO ES IMPORTANTE PARA MÍ!- grité lanzando la fotografía contra el mueble, para luego apoyarme en él, sin apenas fuerzas para mantenerme en pie.

Un ruido procedente de mi espalda me hizo girarme para ver lo que pasaba, y allí, en medio del salón había aparecido una sombra, era delgada, no sabía si era mujer o hombre, pero era de media estatura, y sus ojos eran rojos, se mantenía inmóvil, tuve miedo, le lancé una revista, pero esta le traspasó sin causarle algún daño.

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?- le pregunté, era cómico verme hablar con una sombra.

-No sabes quién soy, pero yo sí sé quién eres tú, Peter es tu nombre, un joven trabajador, serio y responsable en su oficio, le dedicas mucho tiempo, ¿Por qué tanta atención? ¿Quizás para olvidar otros asuntos que te incomodan?- respondió la sombra con una voz rasgada y femenina.

-Te equivocas conmigo.

-No, Peter, eres tu quien está equivocado en muchas cosas, por eso huyes, por eso te refugias en tu trabajo, pero tú y yo sabemos de qué estás huyendo, huyes de un pasado, un pasado que no aguantaste y del que te separaste.

-Ya me olvidé de él, ya no me importa ese pasado.

-Te vuelves a engañar tu solo, pero ¿También te has olvidado de Zoofie?

Me quedé sin palabras, ese nombre me heló la sangre por completo, no sabía que decir, las manos me temblaban, intenté decir algo, pero de tanto tartamudear no pude.

-Veo que lo recuerdas, es muy fácil borrar la sonrisa de alguien a quien quieres olvidar, pero eliminar su nombre de tu memoria no lo es tanto, si... Zoofie, ese ser a quien amaste, a quien le prometiste cosas maravillosas y a quien abandonaste por egoísmo.

-Uno tiene que pensar en su futuro.

-¿Y eso implica abandonar a alguien tan cercano a ti? ¿Alguien que siempre procuraba hacerte sentir bien? Ella solo quería verte sonreír, te ayudó en tus sueños, sin querer nada a cambio, solo tus abrazos, pero no, decidiste marcharte aquella noche, a escondidas, sin decirle nada, solo pensando en ti, solo para conseguir tus metas, y nunca has sido lo suficientemente valiente para ir a verla o enviarle un mensaje.

-No sabes nada de lo que pasó, ni siquiera sé si eres real, no sabes lo que uno tiene que decidir para conseguir lo que quiere, y ni siquiera sabes lo que me costó alejarme de ella, no sabes la verdad de tales acontecimientos, te vuelvo a repetir que ya lo superé.

-Entonces no te atormentes por esa foto y demuestra que puedes caminar por esos recuerdos sin agobiarte, demuestra que sientes un vacío hacia Zoofie- hubo un momento de silencio- tú la das por pérdida, pero ella te sigue esperando en vuestro lugar especial, ve.

-¿Esperándome? ¿Dónde?- un sentimiento de alegría me invadió sin saber porque, me giré hacia la sombra, ya que le había dado la espalda, pero ya no estaba, confundido, me volví a sentar en el sofá, mientras las gotas de la lluvia golpeaban el cristal de la ventana.

            
            

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