Los días seguían pasando, y el aire denso que tanto he mencionado a lo largo de estas páginas se volvía aún más perceptible. Se notaba a lo largo del pasillo, en las habitaciones, y era casi un asesino sigiloso en la habitación 502. Asfixiando sutilmente a todo aquel que entraba.
Los pacientes estaban incómodos, pero no sucedía nada, hasta aquel día lluvioso y tormentoso. Iba a hacerle un chequeo médico al paciente que allí estaba. Justamente cuando entré en el pasillo escuché gritos de ayuda, y golpes en la puerta. Corrí para abrirle, e ir en su ayuda. Empujaba la puerta para abrirla, pero estaba bloqueada, y mientras tanto seguía escuchando gritos. Entonces vinieron más compañeros de trabajo en mi ayuda, pero nada. En el interior todo se empezaba a colorear de sangre y a oscurecer, hasta no verse nada, y las súplicas de ayuda se silenciaron.
-¿Qué coño está pasando aquí?
-Te lo dije compañero, este lugar está maldito. Hay que tomar medidas ya de ya.
Inesperadamente salió un brazo de la puerta, el cual estaba cubierto de heridas de sangre, de ellas salía un líquido parecido al vómito. Algo realmente asqueroso. Pero luego desapareció, y el agujero hasta se cubrió, pero no del material de la puerta, sino con un trozo de piel humana.
La puerta se desbloqueó y se abrió un poco, entramos con miedo, no había otra opción, y allí lo vimos, el paciente estaba totalmente coloreado de carmesí, con la mandíbula totalmente desgarrada, y atado al techo con alambres de espinos. Y en la pared estaba escrita una frase:
NO BUSQUÉIS SOLUCIÓN, YA ES DEMASIADO TARDE PARA ARREGLAR EL INFIERNO, O PARA CREAR ESPERANZA DONDE HAY ODIO, ESTO SERÁ TAN OSCURO QUE NI LOS ÁNGELES SE ATREVERÁN A VENIR. OLVIDAD LAS...
Parecía estar incompleta la frase, y el miedo estaba muy presente, pero sólo eran unos minutos para coger aire, pues algo empezó a escucharse proveniente de las paredes.
Un sutil crujido de algo que se movía dentro de las paredes, pero lo sutil se volvía molesto y notable.
Trozos de piel comenzaron a caer al suelo, y un monstruo horrendo aparecía en escena, pues en donde debía haber un cráneo habían tentáculos con ventosas, y el resto del cuerpo era parecido a una sirena, pero gelatinoso, y totalmente despellejado, lleno de verrugas abiertas y fabricadoras de pus.
Dicho ser salía, como si de un feto se tratase, del agujero de la pared. Primeros sus tentáculos, me olvidé mencionar que cuando el monstruo gritaba, los tentáculos se abrían como una flor, y dejaban a la vista uno ojos amarillos y unas mandíbulas peligrosas.
Después la bestia sacó el resto de su cuerpo repugnante.
-¡VAYÁMONOS DE AQUÍ! ¡NO VOLVERÉ A PISAR ESTE LUGAR!
Todos empezaron a huir asustados, yo solo salí y cerré la puerta con llave, y seguí mirando.
Del mismo agujero que hizo nacer al anterior monstruo, salió la misma niña del pasillo. Se quedó mirando toda la sala, luego miró al monstruo con odio, y lo empezó a estrangular hasta que lo reventó literalmente, y como si de una fruta exprimida se tratase, los líquidos del cuerpo salieron disparados, ensuciando toda la sala.
Posteriormente comenzó a dar saltos de alegría y a corretear en círculos por toda la sala 502, donde había fallecido. Lo hacía en un ambiente lleno de sangre y oscuridad.
Pero ese círculo no era en vano, parecía que estaba forjando una especie de portal, por donde daría salida a algo maligno, a algo tenebroso. Y entonces me miró, clavando su mirada en mí rostro.
Asustada, hui como pude de aquella pesadilla.