Los sillones ensangrentados, las paredes invadidas por insectos enormes, el suelo que era de madera pasó a ser de tejido humano, las ventanas fueron tapiadas por tablones de madera, la luz desapareció por completo, el aire se volvió denso, costaba respirar con tranquilidad. Y fuera empezó a llover sangre.
-¡HUYE, ENCUENTRA EL CAMINO!
Entonces del suelo empezaron a sobresalir varios brazos, luego aparecieron sus cabezas totalmente desfiguradas, por el aspecto parecían que se habían quemado con fuego. No tenían ojos, donde debería estar estaba hueco y totalmente negro, en sus mejillas tenían grapas que cerraban heridas profundas. En sus brazos tenía un cable por el que transcurría la sangre, pero luego este cable se incrustaba por los ambos lados del cuello. Sus torsos también estaban coloreados por numerosas quemaduras, y para finalizar no tenían piernas, se las habían amputado. Avanzaban hacia mí lentamente y haciendo un grito de desesperación muy desgarrador.
Tuve que empezar a correr como bien podía, pero no iba a ser tan fácil, pues los pasillos eran traicioneros, puertas que a primera vista estaban abiertas, luego se cerraban cuando estaba justo delante de ellas, y viceversa. Luego escaleras que se rompían por el mal estado de la madera, otras llevaban a abismos inmensos, si, habían vacíos enormes dentro de la casa de Michael. Entonces retrocedía, esquivaba los intentos de atraparme de varios brazos nada amistosos, pero uno de ellos lo consiguió, me rodeó con sus brazos repugnantes el cuello, me apretó con gran fuerza, quería asfixiarme. Tenía que actuar rápido, pero no sabía cómo.
Casi al borde de la asfixia, cuando mi visión se empezó a nublar, cuando las gotas de sudor me humedecieron la frente, apareció escrito en la pared de enfrente un mensaje:
"Las tinieblas son derrotadas por la claridad de la luz"
Al principio no entendí nada, pero decidí enfocar mi linterna hacía los ojos del monstruo, y funcionó, ya que este dejó de agarrarme, gritó de dolor, retrocedió mientras daba pasos sin sentido y se frotaba los ojos.
Yo mientras permanecía en el suelo arrodillado, recuperando aire, y observando como aquel ser sufría por haber visto la luz de la linterna. Entonces comenzó a desintegrarse, y su forma física acabó hecha pedazos, todos desperdigados por el suelo, y rodeados por un gran charco de sangre.
Una vez recuperado totalmente proseguí con mi huida, me encontré con más monstruos similares al anterior, pero les hice lo mismo, les iluminé los ojos con la luz de mi linterna, y pude pasar sin peligro alguno.
Posteriormente llegué a una gran sala circular, con un agujero con la misma forma de aquella estancia. Curioso de mí, decidí acercarme a él.
Era raro aquel agujero, de sus profundidades se oían voces de personas susurrando, los susurros son algo que me dan malas sensaciones, detesto esa forma de hablar tan baja. Por otro lado aquel agujero estaba vacío, solo oscuridad, pero sentía como si quisiera atraparme, me sentía atraído a ir hacia él, además ¿Que podía haber allí abajo? ¿Había algo acaso?
De repente escuché un grito femenino sobrecogedor, miré para arriba, vi a un montón de mujeres ahorcadas, vestían trajes blancos, pero sucios, estaban descalzas, pero estaban peinadas y maquilladas, y de ellas caían gotas de sangre, que luego se dirigían hacia el agujero y desaparecían en el ¿Había sangre allí abajo?
Volví a observar aquel agujero, ya no se oían voces, pero el agua estaba en movimiento, algo había moviéndose allá abajo. Inesperadamente empezaron a salir unos enormes tentáculos de las profundidades. No pude contar cuantos tentáculos habría, pero eran bastantes.
Asustado decidí abandonar aquella zona, pero cuando me iba hacía la puerta, la misma criatura que vi antes en mi casa, cerró la puerta y la bloqueó, y antes de alejarse se asomó por el cristal, me miró y sonrió con maldad, luego la escuche alejarse y riéndose, parecía divertirse con todo esto.
Intenté abrir la puerta con todas mis fuerzas, pero fue imposible, sin otra opción disponible fui atrapado por un tentáculo, me empezó a llevar hacia el agujero, desesperado, intenté evitarlo, pero fue inútil. Grité, mientras veía como descendía hacia la oscuridad y me hundía en el mar de sangre, donde sin oxígeno perdí el conocimiento.