Capítulo 8 Su novio

Adrien suspiró aliviado al oírla decir eso, y con calma, ordenó que le trajeran el vestido de novia a la chica.

"Te espero aquí", le dijo.

"¡Espera! Firmemos un acuerdo. ¿Qué me garantiza que de verdad me darás el anillo? ¿Y si no cumples tu promesa?", intervino Celia, sabiendo que ya no podía creer en su palabra.

"¿Me estás diciendo que no confías en tu propio padre, Celia?", soltó el hombre.

"¿Cómo podría confiar en un tipejo que le tendió una trampa a su hija, y la puso en peligro por el bien de una bastarda?", replicó ella.

A raíz de ello, Adrien no tuvo más remedio que aceptarlo, ya que no podía influir en Celia de ninguna manera.

En ese sentido, la joven se apresuró a crear un documento que le presentó al hombre. En el mismo, estaba escrito que ella estaba dispuesta a casarse con un miembro de la familia Shaw, y que Adrien le entregaría el anillo de zafiro cinco días después de la boda. Con esto, Celia tendría derecho a demandarlo si él no hacía su parte.

Después de que ambos firmaron, Celia guardó el papel en un lugar seguro, y fue a alistarse. Luego, se subió al auto para dirigirse a la villa de los Shaw.

El lugar estaba repleto de costosos adornos por todas partes, tanto así que la histórica casa parecía más un impresionante castillo. Era fantástica, aun cuando no podía compararse con la mansión del hombre con el que había estado la noche anterior, lo que daba a entender que ese sujeto poseía una tremenda cantidad de poder y riqueza.

Al verse pensando en él otra vez, la chica se reprendió a sí misma con disgusto.

Por otra parte, a pesar de que se suponía que era la boda de Tyson, no se lo veía por ninguna parte.

Dadas las circunstancias, Celia se sentía un poco ansiosa. A su vez, Adrien mantenía su objetivo bastante claro, que consistía en ganarse la simpatía de Danilo Shaw, el padre de Tyson y actual patriarca de esa familia.

No obstante, Danilo lo ignoró para caminar directamente hacia Celia con la intención de inspeccionarla de pies a cabeza. "No está mal. Alguien te explicará todas las reglas y tradiciones de la familia Shaw. No puedes permitirte deshonrarnos", espetó con frialdad.

Perpleja, la apatía y la arrogancia mostradas por el hombre con el que estaba hablando le recordaban a Celia al chico con el que había pasado la noche anterior.

Para ser franca, sus actitudes eran bastante similares. Claro, Danilo parecía ser mucho mayor y menos atractivo.

Ajeno a ese pensamiento, Danilo se dio media vuelta y se alejó sin mirar atrás.

Pronto, otro hombre se paró junto a él, y tuvieron una breve conversación. Celia no tenía idea de lo que estaban discutiendo, pero ese otro hombre se le acercó frunciendo el ceño.

"Me sorprende ver que es muy hermosa", dijo el joven, cuyo traje que vestía hacía un gran trabajo al enfatizar su estatura. Aparte de eso, sus cautivadores ojos brillaban como piedras preciosas.

"Hola. Mi nombre es Mack Shaw, el hermano de tu futuro esposo".

La sonrisa del chico era tentadora, y tenía un aspecto llamativo. Además, la forma en la que se había presentado era imponente. Aun así, a Celia no le agradaba.

"Mi apellido es Kane", contestó ella.

"Oh, lo sé, señorita Kane", dijo Mack con una sonrisa, sacando de su bolsillo una tarjeta de presentación chapada en oro. "Si necesitas algo, puedes contactarme cuando quieras. Disfruto ayudar a otras personas".

Celia no podía creer lo que intentaba transmitir ese hombre. Básicamente pensaba que él era demasiado frívolo y grosero. De todos modos decidió aceptar tener su contacto, considerando que ahora eran una familia.

Pero para su sorpresa, él trató de meter la tarjeta de presentación en su escote, e incluso casi toca su busto.

Asombrada por el gesto, ella lo empujó antes de que la mano de Mack pudiera hacer contacto con su pecho.

"Vaya, ¿es así como suelen comportarse los Shaw?", dijo enfurecida. ¡Ese tipo era un psicópata!

A pesar de lo que acababa de ocurrir, Mack no mostró signos de resentimiento. "Por favor, no te enfades. Simplemente estoy tratando de ser útil. En fin, creo que Tyson no se presentará. Es una pena que pretenda dejar plantada a una novia tan maravillosa como tú, como si no fueras nada para un perdedor como él. Oh, no puedo soportar ver esto".

Al escuchar eso, varios de los presentes comenzaron a chismear. A fin de cuentas, Mack no era para nada discreto.

"El señor Shaw no estuvo presente ayer. Y parece que tampoco estará hoy".

"A la señorita Kane no parece importarle".

Honestamente, Celia también creía que Tyson no aparecería.

Lo más probable era que él no estuviera de acuerdo con el matrimonio que sus padres habían arreglado para él, al igual que ella.

Al rato, dado que el novio seguía sin aparecer, la gente comenzó a discutir acaloradamente sin prestarle atención a Celia.

"¿Por qué no ha llegado?".

"¿Será que no quiere casarse con la señorita Kane?".

"Bueno, ¿quién va a querer casarse con una mujer así? Escuché que tiene mal carácter. Es arrogante y le gusta dominar a la gente. Ah, ¡y cambia de novio con frecuencia!".

"¿En serio? ¡Con razón el novio no la quiere!".

Escuchando esos comentarios ofensivos, Celia comenzó a sudar frío debido a la incomodidad que sentía.

Por supuesto, Adrien y Mabel también habían estado oyendo todo, pero no les importaba mucho cómo se sentía Celia. Solo temían que si la boda se arruinaba, no podrían conseguir el financiamiento de los Shaw.

Entonces, con los dientes apretados, Adrien pisoteó al lado de Celia mientras decía en voz baja: "Perra inútil. ¡Si el señor Shaw no viene, jamás podrás tener el anillo de tu madre!".

Mirando hacia la entrada del salón, Celia se preguntaba si la persona de verdad no pensaba aparecer.

Si no se casaba, ¿cómo podría recuperar el anillo de su madre?

A medida que pasaba el tiempo, las críticas y las acusaciones de la gente se hacían cada vez más fuertes.

La chica estaba desesperada.

En ese instante, la pesada puerta del salón se abrió, provocando que todos los presentes se apresuraran a mirar en su dirección.

Aguantando la respiración, Celia escuchó unos pasos que sonaron como un trueno en su cabeza.

Al mismo tiempo, los latidos de su corazón parecían haberse acelerado.

Esos segundos se habían sentido como una eternidad para ella. ¿Era su novio?

Con los ojos bien abiertos, miró a la persona con absoluto asombro.

"Perdón por llegar tarde", dijo él. La voz del hombre llamó su atención, aunque los gritos de la multitud la ahogaron de inmediato.