Capítulo 2 Sus Comienzos

Carlos Russo, ese es mi nombre. Vivo en Assago una provincia cerca de Milán en Italia, mi país de origen. Mis padres se casaron en Florencia cuando eran jóvenes, hace bastante tiempo. Su amor era grande. A poco tiempo del matrimonio, justo en la luna de miel yo fui concedido, mi mama le permitió a mi padre el honor de colocarme el nombre, y él fue el que decidió llamarme Carlos, como su segundo nombre. Franco Carlos Russo, ese es el nombre de mi razón de existir.

Cuando yo recién cumplía los 8 años de edad empecé a notar que mi madre no era la misma. Permanecía en cama la mayor parte del tiempo, no comía, estaba pálida, casi no hablaba....simplemente no era ella. De un día para otro su cabello se empezó a caer poco a poco y a veces en las noches se la pasaba en vela sin poder dormir o vomitando....

Cuando cumplí 10 años al fin me dijeron que lo que ella tenía era cáncer. Pero no un cáncer cualquiera, era uno de los más agresivos, que se desarrolló de manera muy rápida en ella. Mi papa y yo tratamos por todos los medios de ayudarla. De verdad que lo intentamos. La manteníamos distraída y feliz lo más que podíamos. A pesar de que también estábamos rotos por dentro. Luchando lado a lado junto con ella. Papa batallo mucho para mantenerla con vida, pero en un abrir y cerrar de ojos, papa y yo ya estábamos en su funeral llorando su muerte, perdió la batalla... es decir, perdimos la batalla. No pudo sobrevivir al cáncer y murió por culpa de la enfermedad que nunca le desearía a nadie.

Desde entonces han pasado 10 años. Ahora tengo 20 años de edad recién cumplidos y desde la muerte de mi mama, mi padre se ha convertido en todo para mí. nos volvimos inseparables el uno con el otro, ha tomado el papel principal en mi vida. El siempre peleo por el bienestar de ambos. Por brindarme la mejor calidad de vida, la mejor educación, hogar y salud. Pero ahora... el está enfermo. Tiene un tumor en el cerebro que lo mantiene en coma. Recostado en una camilla en la habitación de un hospital. Desde la muerte de mi madre me jure a mí mismo que a mi padre no le pasaría lo mismo y si algún día llegara a morir seria de viejo y no enfermo como lo hizo mama. Y ahora pasa esto. No lo entiendo. Que mal estaré pagando para que esto me suceda por segunda vez...

La operación y el tratamiento juntos son muy costosos, en realidad, si podría conseguir el dinero. Pero sin ayuda y sin poder trabajar por tener que cuidar de papa se me ha hecho muy difícil hasta pagar la habitación en la que se encuentra en coma. He pensado vender mi casa. Pero está a nombre de mi papa. Y no tengo tiempo para papeleos y demás. De todas formas ¿qué pasaría después? Operado, recibiendo tratamiento pero sin hogar propio. No.

Hable con unos amigos, y notaron mi desesperación por conseguir lo suficiente para costear los gastos médicos y me propusieron lo que menos yo me imagine que me propondrían. Un trabajo sumamente especial, rápido y sobre todo, peligroso... muy peligroso para alguien como yo. Que nunca ha obtenido siquiera una infracción. Trabajar para una mafia. Y no cualquier mafia, la mafia más poderosa de toda Italia. Y como primera tarea, secuestrar a la hija del famoso diseñador de modas Sebastián Javier de Montalve. Me prometieron el 40% de lo que obtuviéramos del rescate. El trabajo consiste en secuestrarla y mantenerla cautiva hasta que entreguen el pago

Lo único que se de ella es por una rápida búsqueda en internet. Se llama Isabela Carolina de Montalve, tiene 18 años, estudia en la universidad de Bocconi y vive en un lugar céntrico en Milán con su padre. Los chicos me informaron sobre su ruta diaria, ya la habían estado estudiados por unos días. Me dijeron que pasa casi todos los días por la misma ruta y a la misma hora en su camino a la Universidad y de regreso. La estudian pero el trabajo sucio al final me toca hacerlo a mí. Bien

Desesperado y sin ninguna otra opción, decidí que me tendré que convertir en un secuestrador para la mafia. No me agrada la idea. Sobre todo meterme en problemas con la ley es en lo que más pienso. Ni me puedo imaginar lo que me diría mi padre ahora mismo. Pero hare lo que sea por salvar la vida de mi padre. Así sea lo último que haga.

Hoy es. Ya llego el dichoso día, ya me decidí. Hoy la secuestrare. La mafia me presto una camioneta Jeep negra con vidrios oscuros y polarizados, un arma cargada y con más municiones, un pasamontañas, cuerdas, cintas y otras cosas que necesitare. Ellos me ubicaron una casa abandonas no muy lejos de la ciudad donde me ocultaré con la chica por un tiempo. También me dieron teléfonos desechables para no ser interceptados cuando me llamen a dar órdenes

Me preparo, me armo de valor, organizo mi plan. Armo mi bolso. Agarro la camioneta en la madrugada y conduzco hasta unas calles más debajo de su casa. Espero a que amanezca y salga la tal Isabela. Todavía sigo dudoso de realizar la orden. Pero ya me metí en esto y no me ira bien si no les cumplo. Veo por última vez la foto de mi padre antes del amanecer y me decido completamente. ¡Por ti!

Amaneció... 7:00 am. La camioneta esta estacionada en la esquina. Es tan temprano que no hay casi nadie. De igual manera tengo que ser cuidadoso con mis movimientos. Nadie me puede ver. Tengo el arma cargada. Escondida en la esquina de mi pantalón, el pasamontañas puesto y el saco negro junto con la cinta listo para ella, es hora. Pero todavía no la veo, me dijeron que era extremadamente puntual en su ruta, pero no la veo. ¡Mierda! Lo que falta es que la chiquilla arruine todo el plan. Pero de repente...

La veo cruzar. Allí esta, Isabela. Es idéntica a la foto que me dieron para poder reconocerla. Al igual que las fotos en google. Es ella... llego la hora. Este es apenas... el comienzo

            
            

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