Vengo de unos padres estrictos y liberales a la vez. Es un poco confuso ahora que lo pienso correctamente. Más que todo porque me dieron mucho, a pesar de su mente cerrada. Mi padre me escuchaba, pero no me entendía en algunas ocasiones, por no decir siempre. Él tenía la certeza de que las cosas en el mundo eran como en sus tiempos, en ningún momento se percató de que las cosas habían cambiado... su mente cerrada me dio la razón algunas veces, pero venía después de una pequeña discusión.
Mi madre fue un poco mejor, ella me escuchaba y me dejaba desahogar, pero no encontraba las palabras de apoyo que necesitaba... ella solo quería que tuviera todo lo que deseara.
Ellos nunca me negaron su sabiduría y cuando más tenía dudas sobre cualquier tema, con paciencia y total calma me explicaban.
Mientras todo fuera lejos de mis sentimientos, eran muy sabios.
Mis padres siempre creyeron en mí y mi trabajo, mis esfuerzos ellos los aplaudían y esperaban que me sintiera bien. Fuera de mis padres y mi nana, recibí burlas y señalamientos de las personas del parlamento.
Es desgastante tener siempre que estar demostrando cuanto vales...
En mi nación hemos avanzado muchísimo y aunque viví peleando por mis ideales, por hacer la diferencia y porque todos tengan los mismos derechos... las personas que más me dañaron fueron las que un día consideré mis amigas.
Era el tema favorito de ellas... por eso me alejé y decidí dedicarme al trabajo.
No es muy diferente a este lugar, creo yo. Puedo decir muchas y jurar que no soy una espía, pero mi palabra no tiene validez para ellos. Antes podía hacer mi voluntad, pero aquí otra persona maneja las leyes y su palabra es ley.
El vicepresidente de Noruega no es una persona cuerda.
He guardado la compostura más de una vez para no perder la cordura y he tolerado tantas cosas que me resulta agobiante también. Nadie en su sano juicio acepta lo que a mí me ocurre en cuestión de horas. No, no lo he aceptado del todo. Me duele, me destroza saber que lo que un día conocí... simplemente no existe.
Me duele tanto que me sorprende que no he tenido la oportunidad de vomitar y eso después será un desastre.
La mujer que dejé en el jardín solo quiere que acepte las cosas de una vez, quiere que acepte que todos están locos y que vienen de la era sobrenatural. Pero simplemente no puedo hacerlo.
Aceptar que ellos son reales es aceptar que mi amada familia no existe.
-Todo lo que un día creí que era real... todo simplemente se esfumó -miro hacia el otro lado de la cerca metálica-. No quiero adaptarme, no quiero estar aquí...
Estoy sentada en el suelo en una zona alejada del jardín de la mansión, parece el límite entre el oscuro bosque y esta casa. Hay un cartel que dice "zona peligrosa". En este momento tengo muchas emociones encontradas, más que todo porque estoy sentada aquí sola, no tengo a mi dama de compañía, no hay una criada que me diga que me están esperando para hacer algo.
No me había dado cuenta de que mis sirvientes también eran mi familia.
-¿Si algún día regreso, ellos sabrán que soy yo? Tal vez me están buscando desesperados... tal vez el tiempo ni les pasó -empiezo a sollozar-. ¿Por qué no puedo regresar a casa? No soy una espía o una mala persona. Jamás en mi vida hice algo tan malo como para merecer todo esto -sorbo por la nariz-. Aquí ni sé qué edad tengo.
Seguí viendo el bosque como si esa oscuridad tuviera más respuestas de las que alguien me darán aquí. Como princesa nunca se puede demostrar algún tipo de emoción cuando estás mal. Para la nación, para las personas en situaciones precarias, tú siempre debes estar en perfecto estado, pero esto es demasiado hasta para la persona más fuerte del mundo.
Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierdes.
-Pero yo no quiero perder a nadie. Yo valoraba lo que estaba a mi alrededor... -murmuré entre sollozos.
Acá no se escuchaba nada más que mis sollozos, el silencio del bosque era aterrador, pero por alguna razón, estaba dispuesto a ayudarme. No sé cuántos años me había cohibido de llorar, pero siento que en este momento es una buena idea desahogarme con el silencio.
Si llorar me hará sentir bien, espero poder hacerlo hasta morir y así volver a casa.
-¡Isabella! -su grito me hizo entender que no había corrido lejos-. ¡¿Isabella, en dónde estás?!
Eres la presa en un nido de víboras y por más que corras, jamás podrás esconderte. En una película de misterio todos desconfían de ti, pero terminas siendo la víctima.
Aquí yo no sé quién es el cordero disfrazado de lobo hambriento.
-¡Isabella! -su llamado se escuchaba más cerca-. Al fin te pude encontrar... -su voz sonó con tanto alivio que me hizo enojar.
Quería limpiar mis lágrimas antes de que él me viera, pero rápidamente se acuclilló frente a mí. No sé cómo es el clima en otros lados de Noruega, pero aquí todo es muy cálido y es un poco extraño, ya que en mi dimensión era invierno y el frío era tan fuerte que iban a suspender todo por ese día por la cantidad de nieve que cayó. Eso recuerdo que dijeron las noticias esa mañana.
-Isabella... -dice, observando todo de mí, el alivio en su voz y en su rostro se le notaba tanto, que sus ojos verdes brillaban con emoción-. Valentina dijo que habían tenido una pequeña discusión -tensa su mandíbula, lo miro sin entender-. La rubia que dejaste en medio del jardín o calle... no lo recuerdo.
Sonrío con tristeza y caigo en cuenta de lo que hice.
-Me comporté como una pesada con ella -murmuro con voz ronca-. Valentina no tenía la culpa de nada, pero le hablé de una manera poco agradable -digo sollozando, arrepentida-. No vi si me siguió, pero la dejé sola en ese lugar peligroso, tampoco le di una oportunidad de que hablara o me dijera su nombre que es hermoso y no lo sabía...
Acerca su mano con cuidado y con su pulgar una de mis lágrimas.
-Valentina es fuerte, aunque ella parezca débil y noble -empiezo a llorar-. Ja, ja en serio, Isabella... -dice entre risas nerviosas-. No soy la mejor persona consolando a los humanos, pero ella se encuentra bien -se sienta a mi lado, lo sigo con la mirada hasta que me señala el bosque-. Es la frontera entre el ministro de alimentación y yo. Ahora que lo veo, es más oscuro de lo que pudiera imaginar.
Me siento culpable por lo que le dije a la chica y por tratar mal a Austin. De verdad no parecen malas personas ahora que lo pienso bien.
Honestamente ya no sé.
Algo debe haber ocurrido entre él y ese ministro porque en su rostro tiene varios golpes llenos de sangre, la ropa arrugada y sus nudillos están rojos.
-¿Todo bien con el ministro? -pregunto, me enseña sus manos mientras las gira-. Parecen vikingos arreglando situaciones que se pueden solucionar hablando -sonríe, pero sigue sin verme-. ¿Tengo mucho tiempo desaparecida?
Mira sus manos antes de volver a hablar.
-No somos vikingos, pero tenemos una manera peculiar de ser... cavernícolas, tal vez -admite, dirige su mirada hacia mí-. Solo no estuvimos de acuerdo en algunas y terminó de esa manera -lo miro incrédula-. No hay tragedia... Dylan es mi mejor amigo y tenemos diferencias algunas veces -sus ojos cambian de color nuevamente, volví a ver el bosque-. No es fácil no tenerte cerca, créeme.
Me da un poco de miedo eso que hace con sus ojos.
-Últimamente tengo que creer muchas cosas -suspiro-. Aunque me cueste un poco aceptar lo que sucede en sus vidas, estoy haciendo mi mejor esfuerzo. No quiero lastimar a nadie, pero me es imposible aceptar que mi familia no existe -termino de limpiar los rastros de lágrimas que insistían en seguir saliendo-. Las personas que he conocido solo me hablan de lo maravilloso que eres, pero yo no...
-Tú no tienes por qué aceptarme. No te estoy obligando a nada porque tienes una perspectiva diferente de quien soy -responde-. No te estoy exigiendo nada, solo debes estar tranquila mientras termino de investigar quién eres -suspira y se incorpora para verme mejor-. No debí ser imponente y mucho menos hablar sobre tu familia a la ligera. Sinceramente te pido una disculpa. Mi intención no era herirte y mucho menos ofenderte con mis palabras.
-Todo estará bien, lo prometo -se forma nuevamente un nudo en mi garganta-. Mientras más rápido acepte lo que sucede, menos sufriré por mi familia y su ausencia.
-Puedo ayudarte a que te sientas un poco mejor mientras estás aquí y Ana descubre cómo hacerte regresar a tu mundo y si aquí tienes alguna conexión con espías -eso último lo dice con una mueca de desagrado-. Dame un poco de tiempo y te haré regresar a tu hogar.
-¿Lo dices en serio? -digo, con emoción, pero con un poco de miedo-. ¿Harías eso por mí o estás mintiendo?
Me da una mirada llena de tristeza.
-Si es lo que te hace feliz, ¿quién soy yo para limitarte y obligarte a quedarte aquí? -se levanta del suelo-. Sé qué será incómodo por un tiempo, pero prometo que todo estará bien -extiende su mano para que la tome-. Prometo que volverás a tu casa, pero por ahora debes venir conmigo... en la próxima luna llena te haré volver a casa.
-¿En la próxima luna llena? -me da una sonrisa pícara-. ¿Qué es lo divertido?
-Ese día es mi toma de posesión como vicepresidente de Noruega -tomo su mano y me levanto del suelo-. ¿Podrías esperar hasta que llegue ese momento y después irte, Isabella?
-No sé cuándo será la próxima luna llena, pero prometo quedarme para verte convertirte en vicepresidente -aprieta mi mano con delicadeza-. Solo no olvides lo que acabas de decirme hoy aquí.
-Lo prometo. Ese día será inolvidable para todos -suelta mi mano después de acariciarla-. Todo saldrá bien. Tienes mi palabra.
Empezamos a caminar y veo que se espera para igualar sus pasos con los míos.
-Tengo el presentimiento de que nos llevaremos bien. ¿Quieres ser mi amigo? -pregunto, él se detiene haciéndome chocar con su espalda-. Oh, no te vi. Yo...
-Podemos intentar llevarnos bien y te puedo prometer muchas cosas, pero jamás en mi vida aceptaré ser tu amigo -responde, para después empezar a caminar nuevamente.
¿Perdón? Qué manera de ofenderlo y honestamente no me importa porque tengo que sobrevivir con el más fuerte hasta que pueda volver a casa.
Al fin tengo una respuesta de la persona que maneja Noruega y eso para mí es un alivio. Con lo que respecta a ellos, voy a pensarlo y voy a asimilar lo que tengo enfrente.
Lo que me llena de emoción es que volveré a casa y veré nuevamente a mi familia.