Él chico estaba sentado en el suelo absorto en sus pensamientos, me senté junto a él sin decir nada. Lo mire por un momento y aunque estuviese oscuro pude ver su rostro, su pelo era algo largo y con rulos, su barba era corta y combinaba muy bien con su pelo. Me miró por un momento y luego bajo la mirada. - estas mejor - pregunte. - mucho mejor - dijo con un tono de voz calmado - te pasa esto seguido? - sí, últimamente ha empeorado desde... – dijo dejando la frase a medias, parecía ser algo que lo afectaba mucho a tal punto de no poder pronunciarlo.
- lo siento - dije comprensiva y algo avergonzada - no te preocupes, te debo las gracias, me... ayudaste sin conocerme. - no te iba a dejar solo aquí. - y ahora los dos estamos solos. Hubo silencio por unos segundos que parecieron eternos. No pude evitar pensar en que haría ahora, como llegaría a casa. Mire hacia al rededor y que sorpresa. Estaba en aquel lugar que tanto había admirado, la pradera y allá estaba aquella pequeña montaña con el árbol. No me había percatado que el 16 autobús nos dejó justo aquí. Pasé de estar preocupada a estar totalmente emocionada. - es aquí - dije sin poder evitarlo. - qué? - dijo confundido - el lugar más bello de esta ciudad. El miró también aunque sin la misma emoción que yo. Me puse de pie y camine por aquel lugar. La luz de la luna y el brillo de las estrellas hacían que aquello pareciera irreal. Fui hacia la pequeña montaña y no esperaba lo que vi. Aquello hacía de ese lugar aún mejor. Desde allí se podía ver una pequeña ciudad iluminada. No cabía duda que ese era mi nuevo lugar favorito en el mundo. Por un momento olvidé todo lo que estaba pasando y solo me senté bajo el árbol a contemplar todo aquello. - es muy bello - escuche una voz que me devolvió a la realidad. - por Dios! me asustaste - dije - lo siento, pero vi que te levantaste y viniste aquí y tuve que seguirte. - tuviste? - pregunte. - Si - dijo obvio. La luz de la luna se reflejaba en sus ojos y lo hacía parecer atractivo. - por cierto me llamo Mateo – dijo extendiendo su mano. 17 - yo soy Elina - dije poniéndome en pie. Mi teléfono sonó, era mi mamá. Sin contestarle aún ya sabía lo que me iba a decir. Se preocupaba mucho por mí, parecía que ahora me protegía más. - dónde estás? ya es tarde - dijo preocupada - en la carretera. - porque Elina que paso? - dijo alertada. No podía decirle que estaba con un extraño en medio de la nada. Así que le mentí y dije que se le había dañado el neumático del bus otra vez. - se está volviendo muy frecuente eso - dijo. - lo sé, pero llamare a Santiago para que venga por mí, así que no te preocupes – dije tratando de sonar convincente. - está bien, te veo aquí. Le envié un mensaje a mi hermano Santiago pidiéndole que viniera por mí, con mi ubicación. El chico me miraba con una sonrisa acusadora. - le mientes a tu mama. - no, o sea sí, pero, lo hice para no preocuparla. - lo entiendo – dijo - esto es mi culpa. - no te culpes por esto, yo decidí quedarme aquí y estoy segura que tu no elegiste que te pasara eso. Bajo su mirada sin decir nada. - llamare a un amigo también para que venga por mí - dijo. 18 Hizo una llamada que fue bastante corta, mientras yo me quedaba ahí parada sin decir nada. - listo. - está bien. Hubo silencio otra vez mientras mirábamos el paisaje. Juro que si pudiese construir mi casa ahí lo haría sin dudarlo, siempre admire este lugar cuando pasaba a lo lejos. Pero al estar aquí era aún más bello. - así que Elina - dijo rompiendo el silencio - es un nombre muy bonito. - gracias, mi mamá me nombro así por un libro que leyó, fue una fortuna que no haya leído a Quijote. - dije El chico río a carcajada dejando ver sus hoyuelos. - me hiciste la noche - dijo - te gusta leer. - sí y mucho, ahora estoy leyendo un libro que se llama el mundo perdido. - lo conozco, ya lo leí - dije - fue el primer libro que leí. - eso es genial - dijo. Una luz que nos deslumbró y el sonido de un motor que era muy escandaloso interrumpió la conversación. Era una camioneta blanca. Yo esperaba que fuese el amigo de mateo pero quien 19 manejaba era una mujer mayor de pelo corto. Bajo rápidamente del auto y corrió hacia mateo. Luego salió un chico del auto, era alto y pálido. - mamá que haces aquí - dijo mateo - hijo! estas bien, Estiven me llamo – dijo muy preocupada. - si mamá, ella me ayudo - dijo el chico. - te lo agradezco tanto - dijo ella tomándome de la mano. - un placer - dije tímidamente En ese momento llegó Santiago en su moto se bajó de ella y se acercó a mi mientras Mateo y su mamá hablaban. - quienes son ellos - preguntó - esa es una historia - dije. - genial porque me encantan. Mateo se acercó a mí. - nos volveremos a ver – preguntó cariñosamente - quizás si - dije - me puedes dar tu número - preguntó algo avergonzado. - por supuesto - dije mientras tomaba su celular. - ahí lo tienes - dije. Me despedí de ellos y subí a la moto con Santiago. Mientras nos alejábamos de aquel lugar no pude 20 evitar voltear hacia atrás para ver a Mateo. Estaba ahí parado viéndome. Sentí una sensación rara, pero no le puse atención. El viaje a casa fue corto, estábamos más cerca de lo que pensé. Cuando llegue a casa mamá aún estaba despierta esperándome con zeus. Apenas entré el corrió hacia mí como acostumbraba. Abrase a mamá y me fui a mi cuarto, ya era muy noche y aunque mañana no tenía clase quería dormir. Pero mi hermano llego - me debes una historia – dijo. Teníamos una relación bastante buena, desde que lo recuerdo siempre nos contábamos todo, él era unos años mayor que yo y desde que nuestro papa nos abandonó el tomo su lugar en mi vida y siempre me cuidó. Le conté todo lo que había pasado y como presentía recibí un pequeño regaño por haberme quedado sola con un extraño. - no confíes tan fácilmente – dijo - lo sé pero no podía quedarme sin hacer nada, el necesitaba ayudaba. - eres demasiada buena para este mundo, pero las personas son malas y crueles – en sus ojos podía ver dolor, su vida no había sido fácil y hablaba desde su experiencia - prometo no volver a bajarme en medio de la nada con un extraño - dije - decirlo en voz alta suena a terror - solo quiero que estés bien – dijo tomando mi mano. Era muy afortunada de tener un hermano como él. 21 Mi celular sonó. Número desconocido. Era Mateo. - muchas gracias otra vez, lo siento pero vas a tenerme agradeciendote por mucho tiempo. Atte. Mateo Su mensaje me había hecho sonreír. - eso no me molesta – respondí Luego de enviar el mensaje pensé en lo que había pasado. Era algo extraño pero por alguna razón sentía que conocía a aquel chico de todo la vida.