Capítulo 2 Si ese marido fuera yo. Entonces sí. ¡Yo sería su dueño!

Resulta que tuve que ir directamente a la habitación donde estaba Miguel porque estaba comprado.

Por cierto, la noche que Miguel hizo el trato con Alejandro, el canalla no me llamó a sus aposentos como dijo que haría.

Confieso que tuve mucho miedo y que pensé que el acuerdo de Miguel con Alejandro, no impediría que él me buscara. Sin embargo, parece que funcionó. Todavía me mira a veces cuando como ahora que nuestros ojos se cruzaron en el salón.

Todavía contiene maldad en su mirada. Es como si él me amenazara con los ojos. Veo en ellos que no estoy seguro y que soy una presa fácil para él. Es fácil y jugoso.

Como un ciervo y una hiena.

La hiena está mirando a su presa, no ve la hora de comerlo, pobre maricón.

Y la hiena traicionera sigue vigilando.

Lo miro a la distancia, el me mira con la mitad de la sonrisa en la cara, y puedo jurar que lo veo muy bien como una hiena de hecho, hasta puedo oír las risas: "ah ah, ih ih"

Sigo con los proxenetas hasta el cuarto de la última vez. me doy cuenta que tendré que disculparme con Sara al final de la noche, porque ahora no hay tiempo.

Aún la busco con los ojos y la encuentro caminando con las chicas en fila, y luego esparciéndose por el salón.

Llegué a la habitación y casi me atraganto con mi saliva al ver a Miguel sin camisa.

Lupi: es... - engullo en seco - ¿Por qué estás sin camisa?

Miguel: Porque quiero estar sin camisa - él responde tranquilamente - ¿Te molesta?

Hago un sonido con la garganta intentando disfrazar mi nerviosismo con la situación.

Lupi: ¡sí! Si puedes vestirte, por favor...

Miguel: ¡no, no puedo! - va hasta la mesa del centro donde se encuentra una botella de vino. Poner un poco en un vaso y un poco más en otro vaso - ¿Por qué estás rojo Lupi? - Él me mira fijamente en la retina y yo desvío la mirada lo más rápido que puedo.

Guadalupe: rojo? debe ser el medio ambiente, las luces - digo rápido.

Miguel: hun - emitió un sonido con la garganta y me ofreció la copa de vino. A mí me dio la que estaba en menor cantidad y él se quedó con la que contenía más - ¿Como esta?

Miro en todas partes que puedo, tratando de no mirar para el. Entonces miro mi copa de vino y sigo caminando con el dedo en la boca del vaso.

Guadalupe: ¡bien! De hecho, bien mismo - digo sincera. Porque realmente estuve bien, pero tranquila con la situación de haber sido traficada y obvio, él me dio esa tranquilidad - gracias a usted - yo lo miro rápidamente. Porque no quería decirlo en voz alta. No es que tuviera algún problema, pero no quería decirlo en voz alta, salió por mi boca totalmente sin querer.

Miguel: ¿Gracias a mí? - Está frunciendo el ceño.

Guadalupe: sí! Estoy más tranquila con el hecho de no tener que ir a la cama con más de 5 chicos por noche.

Miguel: ¿realmente quieres estar en esta vida? - Su pregunta fue extraña. Pero creo que fue solo una pregunta, sin nada detrás. Así que pensé en qué responder.

Guadalupe: no. Eso no es lo que quería para mí - digo y me controlo lo más que puedo para no llorar. Le parecería extraño.

Miguel: ¿Entonces por qué sigues aquí? si no es lo que quieres? Eres una chica... Hermosa - ahora miro su cara - No es difícil encontrar algo mejor por ahí. Además de parecer bien inteligente, tú vivirías bien en México,sin dudas - yo bajo la cabeza sintiéndome medio avergonzada. Era incómodo escucharlo llamándome hermosa de esa manera. Sin contar que él sigue sin camisa y por Dios. Él sí es muy guapo. Miguel es delgado, pero bien definido. Del tipo que debe ejercitarse y tener una alimentación regrada para mantener ese mismo físico. No es tan fuerte, pero es suficiente para que sus músculos llamen la atención. Sus manos son gruesas, grandes y contienen venas. Al igual que en sus brazos y en sus músculos. - Usted sería una gran esposa - yo lo miro y estrecho los ojos.

Guadalupe: esposa? Entonces me iría bien en México siendo hermosa e inteligente,pero como esposa de alguien ?

Eso no es lo que dije.

Guadalupe: pero eso es lo que parecía.

Miguel: ¿Qué tiene de malo ser la esposa de alguien?

Guadalupe: el problema no es ser esposa. Es ser resumida a eso.

Miguel: No te he reducido a eso.

Guadalupe: porque así es como se ve. ¿Una mujer hermosa e inteligente no es capaz de conseguir un buen trabajo sola? ¿Y convertirse en una mujer digna y ser capaz de lograr una buena vida financiera sin tener que estar casada con un hombre?

Miguel: ¿Por Dios qué estás hablando? No vengas con historias feministas ahora.

Guadalupe: ¿historias de feminismo?

Miguel: Está bien, me equivoqué cuando dije que serías una buena esposa. De hecho, serías terrible.

Guadalupe: ¿Por qué ahora sería una pésima esposa? ¿Por qué tengo opiniones feministas? ¿Por qué no obedecería a mi marido? - Estoy un poco exaltada

Miguel: ¡no! - él, a diferencia de mí, estaba muy tranquilo ahora - porque eres insolente - entonces empieza a acercarse a mí. Jesús, él estaba en el pecho nul y se estaba acercando a mí - Acerca de obedecer a su marido, usted es bien el tipo que no obedecería incluso.

Guadalupe: ¿Por qué debería obedecer? ¿Acaso mi marido es mi dueño?

Miguel: ah Guadalupe - continúa acercándose con una sonrisa rebelde en la esquina de la boca. Mientras que no sé si estoy nerviosa o molesta porque me llamó por mi nombre. ¿Cómo descubrió mi nombre si nunca lo había dicho? - Si ese marido fuera yo. Entonces sí. ¡Yo sería su dueño! - en ese instante él está con el cuerpo sobre el mío.

Quiero decirle que no me toque. Que Miguel quitara su cuerpo del mío, pero yo... no puedo formular esa frase.

Guadalupe: primero que nunca serías mi marido. Y segundo ,señor Miguel - yo quise burlarme - Usted nunca me haría obedecer usted - veo la cara de él cambiar. Miguel comienza a sonreír lentamente, de forma inexplicablemente sexy. Hasta que abre la sonrisa y por primera vez veo su sonrisa. De repente mi respiración se descompensa.

Miguel: yo te haría obedecer - él susurra en mi oído y me mira,después baja la mirada hasta mi regazo - ¿Por qué está respirando así? -

¡Maldita sea! ¿Tiene que mirar todo?

Guadalupe: así como ? - yo trago en seco.

Miguel: así... que jadea.

Guadalupe: estás muy cerca.

Miguel: ¿Y eso te deja sin aliento?

Guadalupe: ¡No! - Mierda, hablé demasiado rápido - Eso me irrita - mentí.

Miguel: ¿lo juras? - ¿Es muy cínico y tiene un ego que de hecho me irrita - ¿Y si yo... beso aquí? - se acerca a mi cuello y me besa allí. Y yo me retorcí entera. Y traté de salir rápidamente de junto a él.

Guadalupe: para con eso - digo de espaldas para él volteando todo el resto del vino que tenía en la copa.

Miguel: hey... ve despacio con eso, no quiero que te emborraches

Guadalupe: ¿por qué? ¿no sería más fácil para usted?

Miguel: ¡No! Sería muy aburrido. Verte coquetear conmigo como una loca que me quiere dar - se me cae la barbilla - y no es que no quiera, no. Pero las mujeres borrachas tienen mucho fuego y yo no soy el tipo de hombre que le gusta tener sexo con una mujer completamente borracha.

Guadalupe: ¿Cómo te sientes! ¿Por qué crees que te amaré borracha... estar contigo? - Ni siquiera le dejé responder. Y su cara de sinvergüenza sólo me irritaba aún más - porque sabes que no lo haría, ni borracha - hablo irritado.

Miguel: ah Lupi. Está estampado en su cara que usted me quiere allí - como él es abusado, por Dios !

Guadalupe: Ham, por supuesto, ¿por qué una mujer no quiere dormir con este tipo tan... arrogante y mimado no? - Estoy bromeando. Miguel se rió en voz alta, mostrándome de nuevo esa gran sonrisa de dientes medios y bien alineados.

Miguel: ¿Mimado? Aaah Lupi, no me conoces en absoluto... - dice sonriendo mientras balancea la copa de vino en círculo y luego se vuelve todo. Me mira y me mira de arriba a abajo. Y fue la primera vez que lo hizo esa noche. Siempre estaré súper torpe porque hay algo en tu mirada que me deja sin aliento.

Y yo sigo con poca ropa para empeorar mi cara de vergüenza que siempre se pone roja. Llevaba un vestido negro, tacones altos y maquillaje pesado.

Miguel llena su copa de vino de nuevo y viene a mí con la botella en la mano,hace movimiento de poner vino en mi copa y yo extiendo la mía a él. Miguel pone vino de vuelta en mi vaso, pero aún más poco que la primera vez. Realmente no quiere emborracharme.

Entonces empieza a acercarse a mí de nuevo.

Guadalupe: usted dijo que hablaríamos - yo huyo de él nuevamente - Para ser más fácil... - digo refiriéndome a hacer relación.

Miguel: dijo que intentaríamos conocernos,para hacerte más fácil - él pone la botella y la copa de vino que contenía en sus manos en la mesa más cercana y hace lo mismo con la mía,tomando de mi mano.

Y entonces él agarra mi mano y tira de ella hacia sí, haciéndome pegar con mi cuerpo en el suyo nuevamente - No quiero que te pongas tímida cerca de mí. No quiero que tenga formalidad al tocarme, de mi cuerpo. Y ni mucho menos de tu - él habla con la boca bien cercana a la mía - Quiero que me dejes tocarte,dentro de tus límites y quiero que me toques - él pone mis manos por sobre tus hombros - De esa forma, tú me conoces y yo te conozco. De esta manera te sientes segura - toma mis manos de nuevo y baja con ellas, me dice dónde tocarlo. Entonces él sigue bajando con mis manos en su pectoral,en su vientre rígido por los músculos - Necesita permitirte Lupi. Tienes que permitirme acercarme - miro tus ojos y luego sigo pasando las manos por tu cuerpo nul. Ahora sin tus instrucciones. Yo lo toco mientras sigo con los ojos mis movimientos. Y Miguel miraba todo.

Parecía estar en trance, era tan, tan bueno tocarlo de esa manera.

Creo que lo estoy deseando ahora.

            
            

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