Capítulo 3 Ella volvió.

Genko MC-Daniel.

-¡Una simple y maldita tarea, Calum! Una puta tarea.

-Alessandro, cálmate, cancelé tu vuelo de ayer en la noche por problemas con el clima.

-¡Lárgate de mi vista!

-Podrás salir hasta que el clima se encuentre en su estado normal, nos vemos.

Calum sale de mi oficina.

Le pido a Susan un café bien cargado y me relajo en mi oficina, ya que no puedo irme por el mal clima, no podré salir de mi mansión. Trabajaré desde casa por algunos días.

Alguien llama a la puerta.

-¡Pasa!

-Señor, ¿puedo servir la cena?

-No te preocupes, Susan, ve a casa, no tengo hambre y me iré a dormir temprano.

-Cómo usted diga, señor, nos vemos mañana.

Alguien llama una vez más a la puerta. Susan olvidó consultarme sobre algo.

-¡Entra, Susan!

Continuó tomando mi café y revisando los pedidos de arena para las constructoras.

-Dime, Susan.

-¿Quién es Susan, Alessandro?

-¡¿Qué haces aquí?!

-Siempre cumplo mis promesas, prometí volver, su ama de llaves me dejo pasar. ¿Cómo estás, Alessandro?

-¡Largo de mi casa, niña!

Me levanto y ella me sonríe y extiende sus brazos mientras camino hacia ella. Esto me hizo detenerme y mirarla por un momento, sus ojos son verdes como esmeraldas, su cabello es como el oro, largo, sin maquillaje, pero cada detalle de su rostro parece tallado a mano, cada peca en su rostro, cara pequeña y labios deseables.

No lo había pensado, pero esto puede ser una trampa.

-¿Qué quieres? ¿Cuánto te están pagando?

-¿Pagando? Soy Raven y tengo la enfermedad de los vampiros.

-¡¿Qué demonios?!

-Sí, mi enfermedad se llama porfiria, no puedo salir al sol o mi piel podría quemarse, cuando era niña salí al sol y me provocó quemaduras de segundo grado. También tengo dolores de cabeza constantes y una o dos veces al año tengo convulsiones, eso es lo que más aterra a mis padres. Por esa razón estudié en casa y ayer por la noche, cuando nos conocimos, fue mi primera vez afuera.

»Por eso mi padre me llamaba de niña, su pequeña, vampiro.

-No me importa una mierda tu enfermedad, ¿qué quieres de mí?

-¿Quieres ser mi novio? Yo nunca he tenido uno, quiero experimentar muchas cosas. ¡Dime que si y haré todo lo que me pidas! Ayer leí en un blog de chicas en Internet y decía que a los hombres les gustan vírgenes, yo lo soy, si quieres puedes mirar.

Se levantó la falda para que pudiera ver sus largas piernas blancas que parecían de terciopelo. Se ve suave y...

La tomo del brazo y la saco de mi oficina.

-¡Espera, por favor, Alessandro!

La obligó a bajar por las escaleras y la llevo a la puerta.

-¡Lárgate y te juro que si te veo merodeando por mi casa te mato!

La arrojo afuera y cierro la puerta.

Cayó al suelo y, antes de que pudiera darme la vuelta, estaba de pie, mirándome a través del cristal como un cachorro indefenso y hambriento. Regresé a mi oficina y seguí con mi trabajo, ¿qué le pasó a esa maldita chica? Sé que solo pretende ser inocente y linda, y le pediré a Calum que la investigue, estoy seguro de que todo esto no es coincidencia.

Raven Braus.

Cassie pasa por mí y me siento tan triste.

-¿Dónde está Damla?

-No podía decirle, sé que yo soy la mayor, pero es más seria y madura. Si le digo que traje a mi amiga de 18 años con cero experiencia en la vida con un hombre desconocido me matará y después le dirá a tus padres.

-Lo entiendo, me siento tan triste, Cassie. ¿Y si no le gustó?

-¿Cómo dices eso? Eres una rubia hermosa de ojos verdes y cuerpo perfecto, ese idiota se lo pierde. Raven, no deberías rogar por el amor de nadie.

-Él es muy amable, lo sé. Tiene un buen corazón, puedo sentirlo, ¿me ayudarás, Cassie?

-Eres como mi hermana, por supuesto que lo haré, pero esto queda entre tú y yo.

-Está bien, será un secreto, Cassie.

Cassie vive a tan solo tres cuadras más adelante de mi casa, me despido de ella y busco las llaves en mi bolsillo. Al entrar en casa dejo mis cosas sobre el sofá y voy directo a la cocina por un vaso de jugo.

Al entrar me encuentro a mis padres cocinando.

-¡Mi pequeña vampira! Ven y dale un abrazo a tu padre.

Le doy un abrazo a papá y después a mamá.

-Hija, siéntate mientras tu padre y yo terminamos de preparar una deliciosa lasaña.

-Gracias, mamá.

Me siento y veo a mis padres preparar lasaña, ellos se abrazan y besan. Quiero un amor como el de mis padres.

-Hija, ¿a qué hora volviste ayer, tomaste tu medicamento?

-No te preocupes, mamá, lo hice. Y volví a las once, la fiesta estaba aburrida, creo que no estoy acostumbrada.

-Lo sé, mi vampira, pero es por tu bien.

-Hablando de tu bien, hija, ¿podrías posar para mí en la revista? Tenemos lista la nueva colección, pero nos falta una modelo, yo pensé en mi hermosa y única hija.

-No me gusta, mamá, pídeselo a Damla o Cassie.

-Elizabeth, yo no estoy de acuerdo y lo hablamos, no quiero que los hombres vean a mi hija en ropa interior. Apenas cumplió 18 años.

Mamá es la gran Elizabeth Smith, diseñadora de lencería y trajes de baño, papá es un modelo retirado que estudio fotografía profesional, el gran Jacob Braus. Ahora mi padre solo se dedica a tomar las fotografías a modelos famosas que usan los diseños de mamá. Ellos dos formaron una gran empresa y estoy tan orgullosa de que sean mis padres.

-Mi vampira, ¿qué opinas tú? Sé que tengo mi opinión, pero no puedo decidir por ti, si tú quieres hacerlo, para mí está bien.

-No, no quiero, gracias por tomar en cuenta mi opinión, papá, eres el mejor. Y tú, mamá, gracias por tomarme en cuenta, eres tan hermosa y talentosa, eres mi ejemplo a seguir.

-Ah, me siento tan orgullosa de mi pequeña, hicimos un buen trabajo con ella -dice mi madre.

-Papá, mamá, ¿a qué hora volverán mañana por la noche? Es que quiero salir con Cassie a pasear a Bambú.

-Está bien, pero cualquier cosa quiero que me informes de inmediato, mañana vendremos muy tarde, tenemos mucho trabajo con la nueva línea de lencería y creo que nos quedaremos toda la noche en la empresa. Por esa razón quería hacer la cena esta noche y pasar tiempo contigo.

-Gracias, mamá. A propósito, papá, me dijiste que al cumplir los 18 me dirías lo que te paso en la garganta.

Mi padre toca la cicatriz en su cuello.

-No es nada hija, solo fue en un robo, cuando era joven no quería darle mis cosas a un ladrón y él me lastimo con una navaja, eso es todo.

-El tío Dante tiene una cicatriz en la mano y me dijo que fue en una pelea y que en esa ocasión te cortaron el cuello, ¿quién dice la verdad?

-Es más viejo que yo, hija, solo lo olvido. Dejemos ese tema y ayúdame a poner la mesa, linda.

-Está bien, te ayudaré, papá.

Genko MC-Daniel.

La noche siguiente.

Alguien toca la puerta de mi oficina.

-Buenas noches, señor, la cena se encuentra servida, provecho.

-Susan, mañana tengo una reunión con dos hombres importantes, quiero que antes de irte prepares una botella de vino y una cena especial.

-Señor, lo siento, pero... mañana es mi día libre y mi hijo está en el hospital, le prometí volver a mi pueblo y cuidar de él.

-Lo olvidé, lo siento, ve tranquila, Susan. Espera...

Saco algunos billetes de mi bolsillo.

-Toma, creo que podrías necesitarlo, es un regalo.

-Gracias, señor, usted es muy bueno, pero esto es mucho dinero, son como tres meses de mi sueldo.

-Es un regalo, ve a tu pueblo.

-Qué disfrute la cena, una vez más, gracias.

-¡Por cierto, si ves a la misma chica de ayer no la dejes pasar!

-¡Está bien, señor!

Después de algunos minutos mi estómago duele, tengo hambre. Iré a cenar y después a dormir.

Bajo por las escaleras y veo a esa chica sentada en la alfombra, fuera de mi puerta. Abro la puerta y ella se levanta rápidamente.

-¡Buenas noches! ¿Cómo estás, Alessandro?

Ella tiene una sonrisa inocente.

-Largo de mi casa.

-¡Alessandro, por favor, ayúdame! Quiero que seas mi novio, tú me gustas mucho. Quiero que me hagas lo que le hacías a esa chica hace dos noches.

Cierro la puerta con todas mis fuerzas, ella me mira a través del cristal que tiene la puerta.

Me dirijo a la mesa y me siento a cenar, espero que se largue o tomaré las medidas para que lo haga, me he portado demasiado bien con esa puta niña.

            
            

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