Victoria y April, eran las primas de mi objetivo.
Adam Douglas, era el hombre que tenía que seducir, para descubrir si sabía que había heredado la dimensión.
No quería traicionar así a mis amigas. No quería denigrarme así ante ningún hombre y menos ante él, que era tan sexy que sabía que todas se arrastraban por él. Yo sería una más de la extensa lista. Aunque quizás, la única que no tenía opción.
Tenía veinticinco años y una carrera impecable. Carrera de administración de empresas que había pagado la maldita mafia que me estaba obligando a hacer esto, por una absurda venganza en la que solo me involucraba, el simple hecho de ser mujer, estar en desventaja por mi pequeño hermano y ser, básicamente, el tipo de mujer que acostumbraba a follarse, el cabrón de Adam.
Me quedé en la calle a los veinte. Mis padres murieron de manera cruel e intempestiva y mi hermano de días de nacido, pasó a ser mi única familia, además de mi mayor responsabilidad.
Un tiroteo mató a mis padres, regresando del hospital con el bebé entre mis brazos, el mismo día que nació.
Lo ví todo y eso me convirtió en el blanco perfecto. O tal vez eso creía yo, porque luego descubriría que había todo por saber. Y cada cosa más devastadora que la anterior.
Mi tía materna, se encargó de nosotros inmediatamente y presentó la denuncia.
Ese mismo día la mataron y quedó sin efecto para mí, cualquier posibilidad de denunciar. No podía morir y dejar a James sin familia y en la calle. Tampoco podía seguir exponiendo un mundo que no tenía idea de cómo funcionaba hasta que no me ví sumergida en el.
Resultó que una semana después comenzaron las amenazas y solo pude librarme de ellas, cuando descubrieron que me mantendría callada, para no perder más vidas.
Pero el silencio no es solución en estos casos... Otra de las cosas que descubriría después.
Mi universidad siguió pagada, supuse que gracias al seguro de mis padres y pude llegar hasta el último año sin problemas, a pesar de tener a un menor bajo mi tutela.
Hace dos meses, justo cuando perdí mi trabajo de forma imprevista, secuestraron a mi hermano y me han obligado a seducir a este potente hombre, solo para descubrir si tiene conocimiento de un herencia que de seguro ni le interesa, dada la cantidad de dinero que posee.
Adam Douglas, mi futuro jefe. Es el único que puede librarme para siempre de estos crueles hombres, los mismos que si en un mes no les doy alguna información, empezarán a mutilar a mi hermanito, sin importar los cinco cortos años de vida que tiene.
Así que aquí estoy. En la casa de Victoria Carter, una de mis mejores nuevas amigas, las únicas que tengo, pues no me gusta socializar, porque acostumbro a perder todo lo que amo a manos de la muerte; pero en este caso, es mi hermano o Adam. Mi orgullo o mi deber.
Creo y espero, que con el pasado que esta linda familia tiene, puedan salvarse y yo consiga salvar también, la vida de mi hermano.
A fin de cuentas... ¿Que tanto daño puede hacer una simple información de la maldita herencia?