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Danza entre la vida y la muerte

Danza entre la vida y la muerte

img Fantasía
img 29 Capítulo
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5.0
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Acerca de

Dos almas unidas por el destino o quizas por la voluntad de un ser superior, sienten el deseo de estar uno cerca del otro, topándose en las circunstancias mas increíbles posibles, ella que porta el poder de la vida y aquel que porta los poderes de la muerte, viven sus vidas manteniendo sus poderes en secreto del mundo, usándolos a plenitud en muchos otros mundos, donde haya luz existirá la vida y donde haya vida llegara la muerte.

Capítulo 1 Busqueda

SINOPSIS

Años atrás, en un caluroso paraíso terrenal, se haya el hogar de una pareja que amaba los desafíos mentales, al punto de buscarlos alrededor del mundo desde la feliz fecha en la cual fue concebida su hija hasta el día que encontraron la muerte. La hija también estaba hambrienta de los mismos retos que ellos amaban resolver.

Mei vivía adornada con el amor de sus padres y tenía una vida plácida y tranquila, todo marchaba bien hasta la noche tormentosa donde un estruendoso sonido la despertó de su sueño, encontró los cuerpos sin vida de sus padres y, más allá de la chimenea que cuya tenue luz alumbraba la horrible escena, logró vislumbrar una figura sombría que se encontraba de pie frente a la ventana con una gran sonrisa adornando su poco visible expresión y el arma homicida aun en sus manos.

Entre carcajadas, le arrojó un cubo rompecabezas con un diseño inentendible, y con la promesa de vivir plenamente a costa de la muerte de sus padres, se marchó en la obscuridad de la noche. Con el tiempo Mei descubrió que poseía poderes parecidos a los de las caricaturas que veía, parecía magia ante sus ojos, y esta magia se dedicó a entrenar en cuerpo y alma, creció con amor y odio en su corazón, el amor por la familia adoptiva que cuidó de ella y el odio por aquel que le arrebató a su familia.

En otra parte muy lejana, un joven llamado Javier estaba de paseo con su madre, y en un terrible accidente, un poder abrumador recorre su cuerpo, dándole la fuerza suficiente para salvar a su amada madre.

El joven creció y fue comprendiendo sus poderes poco a poco, usándolos cada vez que pudiera por el bienestar de otros, aunque la oscuridad habitaba en esos poderes, él uso la oscuridad para traer la luz de la esperanza a muchas personas.

Quizas sea el destino escrito en piedra o la voluntad divina de un ser superior, pero estas almas se encontrarán, dándole un nuevo sentido a sus vidas y al camino que van a recorrer.

Búsqueda

Un día caminando por la gran sabana Venezolana, vislumbraba el horizonte en tranquilidad mientras caía la noche, ya había preparado mi tienda y todo, aunque estuve distraído de verdad no pensaba que me hubiese saltado algún paso de seguridad, no obstante, allí estaba un gran jaguar, observándome, no podría decir que tuviese mala cara pero eh, caras vemos, corazones no sabemos, claro que con esa idea corrí entre los árboles cercanos tratando de evitar que me comiera, obviamente no es algo que me gustaría experimentar de primera mano. Allí estaba yo, pensando en tantas estupideces mientras un jaguar me seguía para hacerme pasar al otro barrio cuando, de un momento a otro, vi al gran animal temblando, casi que con miedo.

- Aquí no hay leones, así que si tu estas temblando, que quedará para mí.

Escuché unas ramas quebrándose, pasos en la grama seca y giré la cabeza buscando a que le temía el jaguar, que, para mi sorpresa, era solo un tipo, de tez obscura en sandalias, una camisa verde con negro, cabellos rizados, usando shorts a juego, con una bufanda tricolor de negro, verde y rojo puesta como pañoleta en su cabeza.

- Hola amigo ¿Todo bien? - Me preguntó él, con una cara entre pendejo y amistoso.

- Hay un jaguar aquí, creo que no ¿Qué opinas?

- Pero si es una lindura - Comentó acercándose al gran ejemplar de animal en frente de nosotros.

- ¡Cuidado! - Grité.

Él, muy tranquilo y sonriente, hablándole con dulzura a un animal que puede descuartizarlo en segundos. Pero he allí lo curioso, esa bestia empezó a retroceder, se terminaba la luz en el horizonte, allí en corto me di cuenta, ese pendejo amistoso tenía un aura monstruosa, contemplaba a la muerte, jamás había visto nada parecido.

- ¿De dónde has salido tu?

- De por allí, estaba paseando con mi esposa.

- ¿Esposa?

- Si, esa sería yo - Escuché a mis espaldas.

Ella, una mujer, más baja que su esposo, de tez blanca, cabello largo y liso, usando ropas más adecuada para el lugar donde estábamos, una cara menos pendeja, más seria, pero igual de amistosa.

- Oye coso, déjalo quieto, sabes cómo se ponen los animales contigo cerca si no estoy yo.

- Pero es que quiero jugar con él, no es justo.

- Deja de chillar.

Ella era todo lo contrario a él, igual de monstruosa su aura, pero era bastante agradable, era cómoda y tranquila, pero era raro tener tanto antagonismo en un solo lugar, el jaguar se acercó a ella, como cachorro asustado, tan manso, ella se dedicó a hacerle cariño, él se acercó, eso puso incomodo al animal, pero al estar tan juntos, todo se puso normal, así que el jaguar se dejó hacer cariño por ambos.

Al cabo de un rato, el animal que tan mal rato me hizo pasar, se fue de los más feliz, vaya Dios a saber dónde. La pareja se presentó uno tras de otro, ella se llamaba Mei Garleon, él se llamaba Javier Garleon. Personas extremadamente agradables, pero al menos en mi caso, ellos tenían que estar juntos para que los pasara con facilidad, esas auras eran incomodas por separadas.

Llegó la noche, ellos decidieron pasar el tiempo conmigo para evitar que algún animal peligroso me hiciera daño, bastante considerados debo decir. Desempacamos todo, hicimos lo necesario para cómodos en un ojo de agua que habíamos encontrado horas antes por mera casualidad puedo suponer. Mientras ellos preparaban las tiendas, yo me encargaba de la fogata para estar cálidos esa noche.

Sacamos la comida de nuestras respetivas mochilas para compartir lo que cada quien tenía. Ellos sacaron peces, unos muy peculiares y colores extraños que nunca había visto, lo más curioso de todo es que parecían frescos para estar en una bolsa dentro de una mochila. Yo saqué la típica carne seca y comida enlatada, cosas en conserva.

- ¡Vaya! Tenía mucho tiempo sin ver carne seca ¿Podría probar un poco? - Me preguntó Javi, tan escandaloso como si lleváramos años conociéndonos.

- Claro, no hay problema, por cierto, nunca había visto peces así ¿Por qué lucen tan frescos? - Les cuestioné intrigado.

- Las mochilas tienen una tela que se conserva siempre fresca y permite que salgan los malos olores, pero evita que entren bichos en ella - Respondió Mei con una sonrisa.

- Vale, entiendo, no preguntaré.

Nos dispusimos a comer, tras calentar al fuego la comida al fuego y cocinar los pescados con unas especias en mi mochila, todo olía muy bien la verdad, fue una cena agradable.

- Joder, que carne más buena - Expresó Javi muy toscamente.

- ¿Estás diciendo que no te gusta como hago la comida? - Recriminó Mei.

- Ay no empiezas con tus bromas locas cosita.

- ¿Me estas llamando loca?

- Ah no vale, deja tus locuras.

Empecé a reírme a carcajadas con esa demostración de tan buena relación, desde que dejé mi comodidad, pasó mucho tiempo sin que me sintiera tan relajado, eran personas agradables.

- ¿Y tú de que te ríes más o menos? - Me reprochó ella. Tragué en seco puesto que la seriedad en su mirada y tono me habían tomado desprevenido. Miré a Javi para ver que señal me hacía para entender que había hecho mal.

- No le prestes atención, está burlándose de ti.

- Se lo estoy diciendo en serio - Contestó ella - Apenas nos conocemos, no tienes porque reírse así - Ella hablaba con razón, lo cual me ponía aún más tenso.

- Hazme caso, ignórala, solo se quiere reír de ti - Cosa que la muy descarada hizo tras escuchar a su pareja, se burló de mi en toda regla.

- Te lo tomas todo en serio, relájate por favor - Comentó ella.

- Perdonar, he tenido mis experiencias con casos así.

- Tranquilo con nosotros, no pasa nada, no era la intención incomodarte - Sentenciando su oración, saqué el cuchillo que yacía en mi bota y lo arrojé con fuerza desde donde estaba sentado hasta el lateral derecho de su pierna derecha.

- ¡¿Que te pasa, estás loco?! - Exclamó ella.

- ¿No lo notaste? - Me levanté dejando mi brocheta de carne y pescado a un lado de mi asiento para acercarme y tomar el cuchillo. Al sacarlo de entre unas hierbas trajo consigo un escorpión bastante grande.

- ¡Joder! - Exclamó Mei arrimándose a Javi.

- Vaya ¿Cómo lo viste? - Preguntó él un poco desconcertado.

- Solo lo escuché y después lo vi.

- Pudiste hacerme daño con ese cuchillo.

- Tengo buena puntería, tómalo como venganza por burlarte de mi - Exclamé riéndome.

- Ridículo - Expresó ella mientras su pareja se reía conmigo.

- ¿Quieren escorpión asado?

- Joder, yo quiero - Exclamo Javi.

Tras pasarlo por el fuego un rato, lo picamos en dos y Javi y yo disfrutamos del bocado inesperado.

- Sabe a pollo, no puede ser - Comento él entre risas.

- Sabe a escorpión hermano, error común decirles a todas estas carnes que saben a pollo.

- Coma mierda puto, sabe a pollo.

Nos reímos un rato mientras Mei vislumbraba el cielo estrellado, al parecer disfrutaba mucho del ambiente. Esos dos eran una mezcla rara, cualquiera diría que no durarían juntos por lo extraño que son, pero ese nivel de paz, no se consigue con cualquiera.

- Bueno, cuéntanos tu historia ¿Qué te trae por este lugar? ¿Por qué estas aquí solo? - Mei me tomó por sorpresa con esas preguntas.

- Bueno, lo mismo que a cualquiera, una historia de dos que termino con uno de ellos solo y con otro en brazos de alguien más, mientras le robaba a la persona anterior para dárselo a la actual, y así al final ser abusada por la otra persona, terminar embarazada y rogar a la persona que dejó para que regresara con ella, lo típico.

- Vaya. . . Que mal - Comentó ella.

- Es muy triste eso - Dijo él.

- Supongo, ya pasó, ahora con eso ¿Cuál es su historia? - Pregunté yo.

- ¿Nos creerá? - Preguntó Javi.

- Vamos a contarla, la noche es joven, empiezo yo.

Vagaba por el bosque, cruzando desde el Reino de Ixforn hasta el Reino de Nueva Lynem. Cansada después de varias noches en el bosque, negándome a tomar comodidades por unos días solo porque necesitaba más aire fresco, aunque agotada, las noches habían sido muy bonitas y las creaturas del bosque cuidaron de mí, que tiernas son las Amnumal, tan suaves como el algodón recién salido de la fábrica y se ofrecieron a ser mis almohadas, esperaba no haberlas aplastado mucho. Con mi bolsa y mochila llenas de frutas, refrescadas por esa runa de hielo que me dio un enano como obsequio por ayudarlo a investigar el paradero de hija perdida hace algunos días, normalmente los guardias no hacen mucho trabajo, al final nunca entenderé porque divago tanto en mi cabeza antes de llegar a mi destino, supondré que es para no aburrirme tanto antes de llegar a la entrada de algún Reino.

- Documentos - Me tomó por sorpresa la petición.

- ¿Disculpé? - pregunté aun en las nubes.

- Señora, documentos, para entrar a la ciudad y motivo de visita - Sin darme cuenta había llegado a la entrada del Reino.

- ¿A qué se debe? En otros Reinos no me han pedido documentación, además, soy una señorita, no me he casado todavía.

- ¿Puede por favor cooperar mujer? ¿Sabe lo molesto que es tener que pedir documentos todo el día? Deme sus papeles y ya, podrá pasar.

- Se dice por favor, mal educado, al parecer no sabes lo que es la educación y la cortesía.

Mientras uno me veía con malos ojos, el otro guardia se acercó muy sutilmente.

- Buen día señorita, mis disculpas por la actitud de mi compañero, han ocurrido varios inconvenientes en la ciudad, entre ellos robos y secuestros así que tenemos que ser precavidos.

- Un caballero al fin, adelante, revisa - Expresé entregando mis documentos firmados por el gremio de aventureros y un sello particular como recompensa del grupo de investigación real de la nación - Vengo por trabajo.

El guardia me veía de arriba hacia abajo, inspeccionándome supongo, había varias cosas importantes en mis documentos.

- Vaya, pase adelante señorita, todo en orden.

- Gracias caballero, que tengas un gran día sin complicaciones.

- Alto allí, revisaré tus pertenencias.

- ¿¡Por qué!? - Pregunté hastiada de su comportamiento.

Me tomó del brazo y sujeto mi cadera hacia él.

- Ven para acá - Dijo él.

- ¡Oye! Eso no es necesario - Expresó su compañero.

- Cállate - espetó pasando su mano de mi brazo a mi hombro derecho.

- Grave error - Comenté.

Sujete su mano con la mía y la giré hasta presionar al punto de romperle la muñeca, se quejaba del dolor inclinado en a la dirección en la que iba su muñeca, exigiendo que lo soltara con ton soez y altivo, giré su muñeca en dirección contraria colocándome a su lado mientras él quedaba de rodillas con la cara al piso y yo sujetando con firmeza su mano tornando su brazo en una especie de palanca. Empezó a gritar de dolor, rogando entre sollozos que lo soltara mientras su compañero nos veía, seguramente preguntándose qué hacer.

Lo solté y lo dejé tirado en el piso.

- Aprende modales, patán.

Sin mediar palabra alguna y con una sonrisa acomodé mi bolsa y mochila, tomé mis papeles del otro guardia y continúe mi camino hasta el gremio de la ciudad. Veía las tiendas mientras caminaba por la calle principal, pequeños locales, otros más grandes, tiendas completas, herreros, armeros, me sorprendí de ver una tienda de runas, entré a echar un ojo, quería una runa de fuego para cuando fuese a cocinar, según dicen, tienen la temperatura perfecta para cocinar cualquier cosa sin llegar a quemarla. Y así como entré, salí, estaban horriblemente caras, claro que tengo para ellas, pero no voy a gastar tanto en una runa. Pase bastante tiempo viendo precios por cada local.

- Si, hay un trabajo de investigación en el gremio, nadie ha podido hacerlo, dicen que no hay pistas ni nada parecido en las escenas del suceso - Particular conversación, que encontré interesante de camino a mi destino.

Habían pasado un par de horas, casi era medio día y tenía un poco de hambre asi que marché rumbo al gremio para hacer lo que vine a hacer. Tras unos minutos pude dar con su ubicación por el gran logo de tortuga que se alzaba sobre la entrada principal, lucía muy bonito pero un poco descuidado, será cosa del personal de limpieza. No me di cuenta de que cargaba las monedas un poco fuera de la bolsa así que las acomodé y la sujeté un poco más fuerte a mi cintura, en cualquier cosa pensaba hasta que de repente alguien corriendo tropezó con mi hombro derecho, tambaleándose un poco.

Antes de que siguiera corriendo lo sujeté por el cuello de su camisa y lo de una patada tras de su pierna derecha lo derribé hacia el suelo.

- ¿¡Qué te sucede loca!? - Expresó el agresivo sujeto.

- Creo que tienes algo que es mío - Respondí al momento que escondía su mano derecha detrás de él.

- Estas muy mal de la cabeza, no tengo nada que sea tuyo - Gritó mientras se levantaba para tratar de correr.

- ¿Qué escondes? - Pregunté interponiéndome en su camino.

- ¡Déjame en paz mujerzuela!

- Con que esas tenemos - Expresé mientras se giraba para correr - Alto allí - Exclamé mientras de una patada al estómago lo hice sentar de nuevo en el piso.

Un grupo de personas nos habían rodeado bloqueándole el paso hacia cualquier dirección.

- Mi percepción está por encima del nivel de los buscadores y cazadores más experimentados del Reino Thilian ¿Crees que no me daría cuenta de que tropezaste conmigo para tomar mi dinero? Decidí dejarte hacerlo para ver si aceptabas tu error, pero no lo hiciste, eres un caso perdido.

Sacó un cuchillo con su mano libre y lo apunto hacia mí, a veces me da la impresión de que las personas son idiotas por naturaleza.

- Ven, toma tu dinero estúpida mujer.

- Si insistes - Empecé a caminar hacia él.

- ¡Alto! - Arremetió contra mí, como si no hubiese escuchado el nivel tan alto de una de todas mis habilidades.

Evité su ataque tan lento moviéndome hacia su costado izquierdo, golpe su mano para que soltara el cuchillo, di un segundo golpe a su quijada con más fuerza y tomé mis monedas de su mano mientras iba cayendo al suelo, haciéndose presa de la inconciencia.

Tras tantos inconvenientes por fin pude llegar al gremio para aceptar el trabajo de investigación del que escuché.

- Bienvenida señorita, muy buenas tardes - La encargada me recibió con mucha educación, que agradable era hablar con alguien educado.

- Buenas tardes señorita, vine buscando un trabajo de investigación del cual he escuchado bastante.

- Oh vaya ¿Está segura? Ni siquiera los más experimentados han podido hacer algún avance en ello.

- No te preocupes, estoy segura, lo aceptaré gustosa - Expresé sonriendo.

- Entiendo, bueno, es una misión para aventureros de rango A o superior, no quisiera molestarla, pero ¿Podría ver su tarjeta de rango?

- No es molestia alguna, ya te la doy - Busqué mi bolsa para sacar mi cartera con mis documentos más importantes, la encargada parecía no haber visto una en su vida, bueno, era más que obvio, no era de aquí. Abrí el cierre y saqué mi tarjeta de rango - Aquí tienes.

- Oiga, señorita ¿Qué es ese extraño y pequeño bolso?

- Es una cartera, está hecha por artesanos de un lugar demasiado lejano y con habilidades impresionantes - Sacado de una fábrica en un tiempo muy diferente a este, no podría decirle eso.

- Oh ¿Es algo que usan los nobles o algo así?

- No, en realidad lo usan todas las mujeres de ese sitio, es común y practico.

- La verdad es que sí. . . Qué envidia. . .

- Puedo traerte una si quieres, un regalo por ser tan amable - Expresé sonriendo.

- ¿En serio? ¡Gracias! - Que tierna, parecía una niña.

Después de la breve charla se dedicó a completar el procedimiento para asignar el trabajo a mi persona explícitamente o un grupo con el que decida estar. Tras terminar la tediosa labor del papeleo durante la cual acompañe a la encargada, cosa que no hacen muchos aventureros por lo que he podido notar, me dirigí a mi habitación.

Pedí la habitación más cómoda, apartada del resto, con baño privado y agradable a la vista que había, la más cara por supuesto, y ni, aun así, se acercaba a la mitad del precio de la runa que quería, no te digo que estaba muy cara. La encargada me explico cómo era la función básica de todo en el gremio, una runa de agua es activada y empieza a bombear agua por las tuberías durante varias horas, el agua que era usada en las duchas regresaba a un tanque metálico y era almacenada para el riego de los campos del día siguiente tras ser hervida en su tanque con una runa de fuego. Ideas bastante particulares.

Saqué mis jabones, cremas, champú y enjuague para darme una merecida ducha, coloque mi celular cerca del lavabo, conecté mis cornetas y puse la música con bajo volumen, sería algo bastante difícil de explicar.

Después de una merecida ducha me dispuse a descansar, fue un día fastidioso.

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