Scarlett hizo una pausa cuando se dio cuenta de que no había visto a su marido desde su boda. Debido a que ya había transcurrido un año desde que se casaron, hasta se había olvidado ya de su nombre. Entonces, sonriéndole incómodamente a Alex, la mujer agregó: "Por favor, entrégaselo al señor Roberts".
El hombre estuvo a punto de instar a Scarlett a que reconsiderara su decisión, pero cuando vio la determinación que reflejaban sus dulces ojos, cambió de opinión y tomó el acuerdo de divorcio.
De alguna manera, no pudo evitar sentirse un poco triste, suspiró suavemente y dijo: "Cuídese, señora".
En respuesta, Scarlett asintió con una sonrisa. Luego, mientras salía de la mansión con su maleta a cuestas, experimentó una sensación de alivio sin precedentes.
Quizás, en comparación con continuar con ese matrimonio meramente nominal, el divorcio era una mejor opción para ella.
A partir de ese momento, comenzaría un nuevo capítulo en su vida.
El cielo crepuscular pasó gradualmente de un tono naranja oscuro a uno completamente negro, sin embargo, la sede del Grupo Roberts permaneció brillantemente iluminada.
En ese momento, la puerta de la sala de reuniones del último piso se abrió, y salió Elias Roberts, quien acababa de concluir una reunión.
Jude Green, su asistente, lo seguía de cerca, listo para informarle sobre el resto de sus actividades.
"Señor, en media hora tendrá una videoconferencia. Además, el señor Kyle Wright ha organizado una fiesta para celebrar su regreso".
"Rechaza la invitación", ordenó el hombre en tono indiferente.
Bajando la cabeza, Jude respondió: "Entendido, señor".
Después de una breve pausa, dudó durante un momento, tras lo cual dijo: "Jefe, hay una cosa más...".
Después de detenerse abruptamente, Elias le dirigió a Jude una mirada grave. Su voz profunda se volvió gélida cuando preguntó: "¿Desde cuándo te volviste tan titubeante?".
Ante eso, Jude informó rápidamente: "Alex llamó y me informó que la señora Roberts preparó el acuerdo de divorcio y ya lo firmó".
El asistente bajó la mirada para evitar el contacto visual con Elias, sintiéndose un poco nervioso por mencionar a esa mujer frente a él.
Por un momento, la atmósfera se volvió pesada. Justo cuando Jude pensó que su jefe no abordaría el asunto, escuchó una risa irónica.
Jude había trabajado para Elias durante años, por lo que sabía que eso no era común y solo ocurría cuando estaba de muy mal humor.
Al darse cuenta de eso, Jude empezó a sudar frío.
Levantando la mirada, Elias ordenó inexpresivamente: "Envíame el acuerdo".
Jude asintió rápidamente, al mismo tiempo que contestaba: "Entendido, señor".
Poco después, Elias recibió el documento. Cuando llegó a la última página, sus ojos se posaron en la firma: "Scarlett Wallace".
Entrecerrando los ojos, el hombre no pudo evitar sentir un dejo de desdén, ya que tiempo atrás, esa mujer se había casado con él por dinero. ¿Y ahora, de repente, le proponía el divorcio? ¿Qué podría querer ahora?
Elias leyó casualmente el acuerdo, con la mirada fija en una de las cláusulas, en la cual se estipulaba que Scarlett renunciaba a todos los bienes conyugales. Además, había una nota que indicaba que el dinero que le había pedido prestado a la familia Roberts un año atrás había sido devuelto, junto con los intereses acumulados.
Al leer eso, Elias se quedó desconcertado, pues no esperaba que Scarlett pagara esa deuda.
Lo anterior le hizo preguntarse si había juzgado mal a la joven. Quizás ella no estaba interesada únicamente en el dinero.
Los pensamientos de Elias fueron abruptamente interrumpidos por el timbre de un celular. Era una llamada de su abuela, Paloma Roberts.
El hombre descolgó con el entrecejo fruncido.
La voz de Paloma sonaba ansiosa cuando dijo: "¡Elias, no permitiré que te divorcies de Scarlett!".
Entrecerrando los ojos y con un dejo de ironía, el aludido contestó: "Abuela, estás muy bien informada".
En el momento en el que la anciana recibió el acuerdo de divorcio, llamó a Elias para convencerle de que no lo firmara. Por alguna razón, el hombre no pudo evitar sospechar que Scarlett había orquestado todo eso.
¡Esa mujer ciertamente era sorprendente!
La anciana hizo una pausa por un momento, antes de decir en tono serio: "¡Eso no importa! ¡Simplemente no puedes divorciarte de Scarlett! No sé en qué estás pensando. Ella es una chica maravillosa. ¿Por qué no la valoras?".
Elias dejó el acuerdo sobre el escritorio mientras explicaba: "Abuela, ella es la que quiere que nos divorciemos".
Paloma se mantuvo decidida mientras exclamó: "¡Durante un año has estado alejado de ella! ¡Sin importar lo fuerte que sea, es muy difícil tolerar a un marido tan distante!".
Elias se frotó las sienes con frustración, pues no podía entender por qué su abuela quería tanto a Scarlett. En primer lugar, fue ella quien lo presionó para que se casara con la joven, y ahora le impedía divorciarse de ella.
Después de soltar un suspiro, el joven preguntó: "Abuela, ¿por qué no me preguntas si Scarlett me gusta?".
"No te gusta porque nunca la has conocido. Scarlett es una chica maravillosa. Una vez que la conozcas, seguramente te agradará", respondió la anciana con obstinada convicción.
En esa ocasión, Elias decidió no responder. Interiormente, no pudo evitar burlarse de la insistencia de su abuela.
Al darse cuenta de la reticencia de Elias, ella continuó su discurso: "Te lo ruego por última vez; tómate un tiempo para conocer a Scarlett, ¿de acuerdo? ¡Estoy segura de que tu opinión sobre ella cambiará!".
"¿Malgastar el tiempo para conocer a una mujer como ella?", preguntó Elias con evidente repulsión.
"¡Tres meses! Solo te pido que mantengas tu matrimonio con Scarlett durante otros tres meses. Si después de eso aún quieres divorciarte de ella, ¡no interferiré! ¿Qué dices?", insistió Paloma.