Trescientos años atrás.
-Señor, aquí están los traidores. Hablan unos guardias trayendo a tres vampiros heridos.
- Perfecto, hace un mes, mis padres me entregaron el trono y ya se están revelando, gracioso ¿No? Habla el rey muy calmado.
Todos hacen silencio, excepto unos de los traidores.
-No serás un buen rey, solo eres un mocoso de mami y papi.
El rey lo observa con los ojos rojos inyectados de sangre, sin ninguna emoción en el rostro. Y a una velocidad sobrehumana le arranca el corazón a los ojos de todo.
El traidor cae en el suelo sin vida y el rey aplasta el corazón con sus propias manos.
-Señor... Tenga piedad de nosotros... Por favor... Ruega unos de los traidores.
El rey ríe como un maníaco.
¿-Piedad? Es lo que no tengo. Dice matándolos de en un segundo.
Un soldado, a una velocidad sobre-Humana, entra en la sala.
-Señor, un grupo de vampiros del sur nos atacan ¿Qué hacemos?
-Mantengan a las mujeres y niños a salvos y reúnan los guerreros.
-Si señor. Se va el soldado
El rey suspira.
Al parecer tengo que demostrarles de los que soy capaz, ellos piensan que me pueden derrotar y burlarse de mí.
El rey toma su espada y armadura para dirigirse a luchar
¿-Problemas con el trono hijo? Aparece su padre y su madre frente a él.
-Padre, no es momento de hablar. Dice el rey vampiro pasando por el lado de su padre.
-Solo no seas tan cruel hijo. Habla la madre del vampiro sentándose donde era su trono.
-Madre, no es necesario que me pidas eso.
-Hazle caso a tu madre y cuando arregles tus disputas cásate.
Habla el padre del rey vampiro muy tranquilo.
El rey se vuelve a sus padres.
-Ya les dije que no me casaré. Habla algo enojado.
-Espero que te enamores pronto, para que seas menos enojón. Habla su madre suspirando.
-No voy a enamorarme, no quiero estar como ustedes que ya dan diabetes, incluso dejaron el trono para estar en sus cosas.
El padre del rey ríe.
-Cuando te enamores haré una fiesta para burlarme de ti y recordarte tanto que decías no hacerlo.
-Vas a llegar a anciano esperando.
-Cariño, no molestemos más a nuestro hijo, él tiene trabajo que hacer. Habla la madre del rey.
El padre lo deja en paz y su hijo se va a combatir.
¿-No le ayudarás cariño? Habla la mujer.
-No, él puede arreglárselas solo, para eso lo entrené y eduqué. La mujer asiente, dándole la razón.
El rey vampiro partió hasta el límite de su ciudad, mientras sus padres lo observaban desde el balcón del castillo.
-Ronald volkob, entrega el reino o serás partícipe de la masacre que habrá. Habla el líder del ejército.
los mira sin emoción.
Se baja del caballo, unos de sus hombres le entrega una espada.
-Den la vuelta, el que no quiera morir bajo mi espada. Habla Ronal con una sonrisa sacando los colmillos.
Todos se ríen burlándose de él.
Ronald observa a todo el ejército de unos cien hombres y en un ilapso de menos de treinta segundos más de la mitad de los hombres había muerto bajo la espada de Ronald.
Su aura asesina, sus ojos rojos y su armadura cubierta de sangre asustaron al resto.
-Tuvieron una oportunidad pero... ¿Se burlaron de mí? Este será su castigo.
Llamas azules de la mano de Ronald aparecieron bañando la espada, con una sonrisa macabra miró al líder.
-No debiste amenazarme, sufrirás peor dolor. Diciendo esto entro en los pensamientos del líder y jugó con su peor miedo hasta dejarlo casi muerto.
Luego se acercó a él y corto su cabeza delante del resto.
-Esto pasará si otro se atreve a amenazarme como este inútil.
Ronald guardó su espada.
-Mátenlos a todos y luego quémenlos, les ordenó a sus soldados.
Mientras daba la vuelta aún con la cabeza del líder en la mano.
-Esto quedará bien, frente a mi castillo. Pensaba él.
Ronald pasó a ser unos de los vampiros más temidos y respetados, todo aquel que lo retaba, terminaba muerto con su cabeza frente al castillo de Ronald y fue llamado el señor de los vampiros.