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img img Romance img En el corazón de la Mafia.
En el corazón de la Mafia.

En el corazón de la Mafia.

img Romance
img 183 Capítulo
img 29.2K Vistas
img J.C.CASTRO
5.0
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Acerca de

Olivia Martin, ha  tomado decisiones equivocadas, que le han traído horribles consecuencias.  Olivia,  duerme con el enemigo, se ha metido con el hombre equivocado, y ahora lo está pagando bastante caro. Desde que vive con Esteban Bellancinni, su vida se ha convertido en un infierno, aunque  para todos ella es  una  mujer afortunada que lo tiene todo en la vida, no es más que una mujer asustada y maltratada que necesita salir de la vida en la que voluntariamente se ha metido,pero que no encuentra la salida que busca  con tanta  desesperación.  La  salvación ha llegado a su vida, envuelta en la piel de un nuevo amor, y aunque él se niegue  a  ceder, ella está dispuesta  a  luchar por obtener la felicidad que desea junto a él.  Esteban Bellancinni, es un poderoso  hombre de negocios turbios, dispuesto a  conseguir lo que se propone, acostumbrado a tener cuánto desea, su pulso no tiembla  a  la  hora  de  deshacerse de quien le estorba  para cumplir sus planes, apodado como " EL DIABLO" por su falta de corazón, sentimientos y la facilidad con la que  dispone de la vida de otros, considera  a  Olivia, su mejor adquisición, le encanta presumirla y ostentarla como el trofeo que la cree y no está dispuesto a tolerar desobediencias de su parte. Jarvis Fenton, es un fantasma, nadie conoce nada de su vida, de su familia, de su pasado. es un guardaespaldas fiel, cumplidor y  eficiente en su trabajo, presta sus servicios a "EL DIABLO" y lucha contra el deseo que le produce la hermosa Olivia, sabe que tocar a la mujer de ese hombre es sellar su  sentencia de muerte y aunque no le tema a pasar al otro lado, no tiene intenciones de  adelantar su hora de partida, así que hará  todo cuánto esté en sus manos para  mantenerse alejado de Olivia Martin, pero ella arruinó sus planes cuándo lo miró con sus bellos ojos e hizo aquella petición; JARVIS, SÁLVAME...

Capítulo 1 Cumpleaños trágico

Olivia sonrió, feliz de ver las múltiples preparaciones que hacía su madre para celebrar su cumpleaños. Al fin habían llegado los anhelados dieciocho, le daba la bienvenida a la mayoría de edad, más entusiasmada y alegre que nunca.

-¡Pero qué preciosa está mi nena! -le dijo su padre, abrazándola-. Supongo que son los dieciocho, estás radiante hoy.

-Estoy igual que todos los días -dijo riendo.

-Papá dice la verdad, Olivia -dijo Lucero, su pequeña hermana-. Estás muy bonita hoy.

-Gracias, Lucero -le sonrió feliz. Su hermana de nueve años, con sus grandes ojos oscuros y abundante melena, era su adoración y la promesa de la belleza de la familia.

-Estoy feliz -rió Olivia-. Esta noche vendrán mis amigos y estoy segura de que la pasaremos genial, este será el mejor cumpleaños de toda mi vida.

-No siempre se alcanza la mayoría de edad -su madre le besó la mejilla con ternura-. Estamos orgullosos del esfuerzo que has hecho, y de que te graduarás con honores.

-Tengo todo lo que necesito. Ustedes son mi fuerza y ya lo verán, seré una excelente profesional y muy pronto tendremos una mejor vida -sonrió-. Juntos podemos lograrlo.

-Claro que sí, mi amor. Podremos hacerlo.-Roberto -la mujer le habló a su esposo-. Necesito que me lleves al pueblo, tengo que comprar algunas cosas para decorar el pastel y algunos pasabocas que hacen falta.

-Claro que sí, mi amor. Vamos.

-Yo iré con ustedes -dijo Lucero.

-Deberías quedarte con tu hermana, Olivia necesitará de tu ayuda para prepararse.

-No es necesario que Lucero se quede -dijo Olivia-. Puedo apañármelas sola, mientras ustedes vuelven. Iré a alistarme ahora.

-Gracias, Olivia -sonrió su madre.

Olivia fue a su habitación. Se duchó rápidamente, se colocó el sencillo vestido que su madre había cortado y diseñado para ella, y se puso unas zapatillas nuevas. Se miró en el espejo, haciendo un mínimo esfuerzo en su cabello y maquillaje. Era bonita, lo sabía, pero ese día solo quería estar lista para recibir a sus invitados.

Decidió ir a revisar los preparativos, aunque todo estaba ya muy bien organizado por las maravillosas manos de su familia.

Un llamado a la puerta la sobresaltó. Aún era temprano para que llegaran los invitados; seguramente sus padres habían olvidado las llaves. Se apresuró. En cuanto abrió la puerta, se quedó de piedra.

-Hola, Olivia.

-Santiago -lo miró sorprendida-. No me he portado tan mal como para recibir a la policía en mi casa -dijo con una tierna sonrisa, pero el joven no sonrió. -¿Qué sucede?

-Siento mucho ser yo quien te dé esta noticia, Olivia, pero recibimos un llamado para atender un accidente en la vía... el auto de tu padre.

-¿Qué? -lo miró con ojos enormes.

-Otro conductor lo golpeó por el lateral.

-Eso no puede ser cierto -gimió horrorizada, con sus ojos llenos de lágrimas.

-Lo lamento, Olivia, este tipo de noticias me rompen el corazón -Santiago, un hombre alto, fornido, rubio y de ojos verdes, la miraba con pesar.

-Por favor, llévame al hospital, necesito verlos, necesito ver a mi hermana... -gimió desconsolada.

-Olivia... ellos perdieron la vida. -Ella se alejó de él como si la hubiese golpeado, lo miró fijamente mientras sus ojos se llenaban de amargas lágrimas.

-Eso es men... mentira...

-No lo es. Quisiera decirte que no lo es. Tu padre... Lucero, ella... tu madre... Los tres , ya no están, Olivia.

Ella se llevó una mano al pecho y sintió como si hubiese dejado de respirar. Ojalá hubiese impedido ese viaje. Ojalá hubiese rogado para que Lucero se quedara. El día más feliz de su vida acababa de transformarse en el peor de todos. No tenía familia, no tenía padre, ni madre, no tenía a su pequeña hermana... La oscuridad comenzó a engullirla y se desmayó.

Olivia abrió los ojos con dificultad, llevándose una mano a la cabeza. Estaba acostada en el sofá de su casa.

-¿Olivia? -escuchó la voz preocupada de Santiago. La realidad la golpeó.

-¿En realidad... sucedió? -preguntó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas-. ¿Se fueron... los tres?

-Lamento esto, Olivia -el oficial de policía colocó una mano en su hombro-. Sé que este es un golpe muy duro.

-¡Estoy sola! -gimió con desconsuelo, cubriendo su rostro. Sus sollozos desgarradores llenaron la casa.

-Olivia, debe haber algún familiar que pueda ayudarte con los preparativos funerarios. No es adecuado que estés sola.

-Solo tengo a un tío -gimoteó-. Mi tío Leonardo.

-¿Quieres que lo llame yo? -la miró con ternura.

-Creo que... debería llamarle yo. -Secó sus lágrimas.

Con dedos temblorosos, Olivia marcó el número. Su prima, Violeta, contestó alegremente para desearle feliz cumpleaños. Olivia rompió a sollozar con fuerza.

-Ha pasado algo horrible, Violeta -sollozó-. Tuvieron un accidente... ellos se fueron, los tres se fueron y me dejaron sola.

Aquella misma noche, sus tíos, Leonardo y Leonor, junto con Violeta, llegaron. Se encargaron de todos los preparativos. Olivia estaba en shock y agradeció el apoyo, sin fuerzas para tomar las riendas. Violeta se mostró solidaria, sosteniendo su mano casi todo el tiempo.

Dos días después, se llevó a cabo el sepelio: dos urnas marrones y, en medio, la pequeña urna blanca. Era la imagen más dolorosa y amarga de su existencia.

Regresaron a casa. Olivia ya no lloraba, solo estaba vacía y apagada.

-Olivia -la llamó su tío, con ojos serios e implacables-. Mañana temprano nos iremos a la ciudad.

-Tío... yo preferiría quedarme.

-No te haría bien estar sola en esta casa llena de recuerdos. Lo mejor será que vengas un tiempo con nosotros.

-Pero, yo no...

-Olivia, lo último que quiero en este momento es tener esta conversación. Mañana a primera hora nos marcharemos. Ve y haz un par de maletas. Violeta te ayudará.

Olivia asintió y se marchó a su habitación. Unos minutos más tarde, Violeta entró y se sentó junto a ella.

-Será lo mejor, Olivia, no es bueno que estés aquí sola.

-Siento que... no sé quién soy, no sé qué hacer. Es como abandonar mi casa.

-No debes preocuparte, te prometo que cuidaré de ti -los hermosos ojos verdes de su prima estaban fijos en ella-. Mi padre tiene un carácter difícil, pero superaremos esto juntas.

-Si creen que será lo mejor, está bien -dijo angustiada.

Cuando el sol se filtró por la ventana, emprendieron el viaje a la ciudad. Con cada kilómetro que se alejaban, más tristeza cargaba Olivia, sintiendo que un enorme vacío la consumía.

Despertó cuando Violeta la llamó. El auto estaba estacionado frente a la bonita casa de sus tíos, un claro contraste con su hogar humilde.

-Hogar, dulce hogar -dijo su tío-. Bien, Olivia, puedes ubicarte en la habitación que está junto a la de Violeta. Es cómoda y con colores cálidos.

-Muchas gracias, tío.

Violeta la ayudó a subir las maletas. La habitación era cómoda, aunque decorada en tonos pasteles que parecían para una niña.

-Tiene un pequeño cuarto de baño. No es muy grande, pero...

-Que tenga un baño solo para mí, ya es más de lo que pude haber pedido. Gracias por todo el cariño -Olivia le dio un fuerte abrazo.

-Siempre voy a estar para ti, Olivia. Siempre podrás contar conmigo -Violeta la rodeó de forma protectora-. Ahora intenta descansar. Prepararé el almuerzo.

Olivia tomó una rápida ducha, se puso un pijama que su madre había cosido con sus propias manos y se metió bajo las sábanas, diciéndose que debía dormir un poco. El sueño la venció al instante.

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