Prólogo
No puedo evitar que las lágrimas se acumulen en mis ojos debido al miedo que tengo en este momento y aunque mi sexto sentido y mi conciencia ya saben la respuesta de lo que tengo. En alguna parte de mi todavía me siento obliga a negarme a creer lo más obvio y todo debido a que esto cambiaría mi vida para siempre.
Me paso la mano varias veces por mi rostro, sin importarme que las lágrimas destrocen mi maquillaje. En estos momentos solamente quiero salir de la duda de una buena vez por todas y al parecer el tiempo se ha detenido y no quiere avanzar.
¿Qué se supone que iba a ser si mis sospechas eran ciertas?
Escucho algunas voces de mujeres entrando al baño en el que me encuentro y ahora más que nunca me niego a salir de aquí. No quería que esas mujeres vieran mi apariencia demacrada en estos momentos, ya que de seguro doy lástima de mí misma. Sobre todo porque mis manos tiemblan con aquella cajita azul entre mis dedos.
Maldigo una y otra vez la noche en la que me dejé convencer por Esteban y terminé teniendo sexo con él. No debí de hacer eso, pero estaba excitada y él se aprovechó perfectamente de eso. Aunque yo digo que para tener sexo se necesitan dos personas y eso no me justifica en lo absoluto.
Guardo la pequeña caja azul en mi bolso y tomo papel higiénico para limpiar un poco mis ojos, no quería salir fuera de ese cubículo luciendo como un mapache para luego ser la comidilla de aquellas mujeres.
En cuanto logro salir del cubículo, las dos chicas se encontraban lavando sus manos y por el reguero de maquillaje sobre el lavado. Deducía que acababan de retocarse, así que camino lentamente hacia ellas y presiono el botón de jabón para tomar un poco y empezar a lavar mis manos. Solamente que yo tardo un poco más de lo debido para conseguir que ellas salgan del baño y así poder quedarme sola.
Con las manos hechas una gelatina vuelvo a tomar la caja de mi bolso y la dejo sobre el lavado, para luego cerrar los ojos antes de ver el resultado. Me niego a creer que estoy embarazada y lo repito una y otra vez en mi cabeza para que esto esté siendo una pesadilla. Sin embargo, luego de unos minutos, abro mis ojos y el resultado es inminente. Estoy embarazada, terriblemente embarazada.
Mi mundo se desmorona a mi alrededor y mis piernas se debilitan haciéndome caer contra el frío piso de mármol. Solo siento como un sollozo se atora en mi garganta y ahora me pregunto que voy a hacer con mi vida. Solamente tengo veinte años y en unos días cumpliré veintiuno ¿Qué se supone que haré con un bebé siendo tan joven?
Se supone que las únicas preocupaciones que tienen una chica de mi edad es estudiar, ir de fiestas y pensar en salir de viajes con sus amigas. Sin embargo, ahora me encuentro marcando el único número de la única persona que me puede ayudar en este momento y en cuanto esta toma la llamada, las palabras salen de mi boca sin ningún tipo de filtro
– Estoy embarazada, ayúdame por favor – digo dejando escapar el llanto que tanto había retenido.
El silencio se escuchó después de lo que dije, ya que al ser una noticia inesperada, supongo que tomé a mi hermana mayor completamente desprevenida. Ella no solo es mi hermana, sino que también es mi mejor amiga y mi cómplice en todas mis travesuras.
– Dime dónde estás chiquita y voy por ti en este mismo momento.
...
Todos me lo decían y todo a mi alrededor gritaba que era verdad, sin embargo, yo era la única persona que no quería creerlo. Es por eso que ahora escucho los gemidos que resuenan con fuerza en toda la maldita casa y aprieto los puños con tanta fuerza qué temo quebrar mis manos debido a esto.
Subo de inmediato las escaleras sin hacer algún tipo de ruido, ya que no quiero alarmarlos y que dejen lo que están haciendo. Necesito ver con mis propios ojos que he sido un imbécil todo este tiempo y obviamente hoy lo descubriría.
Llego a la que es mi habitación en esta casa y la puerta casi abierta me deja ver claramente lo que sucedía ahí dentro. Haciendo que la sangre me hirviera dentro del cuerpo y luego de empujar la puerta fuertemente y de que esta hiciera un gran estruendo, veo a la que es mi actual prometida teniendo sexo con nada más y nada menos que con mi padre. Ese que se supone nunca te traicionaría, pero hoy confirmo que es todo una mentira que te dicen para tenerte engañado.
– ¡Damon! – dice ella sorprendida al verme porque no pensó que tarde o temprano descubriría su engaño.
– Eres una zorra – digo enloquecido mientras la tomo fuertemente del brazo y la tiro al suelo.
– ¡¿Oye qué te pasa?! No la trates así – dice el que se supone es mi padre, mientras se cubre el cuerpo y luego le pasa una sábana a ella.
– No puedo creer que ambos me hayan hecho semejante bajeza y no cabe duda que Dios los cría y el Diablo los une. Ambos son una basura y si creen que esto se quedará así están muy equivocados. A partir de ahora conocerán una parte de mí que ninguno sabía que existía y les haré la vida miserable por el resto de sus días. Los quiero lejos de mí y a partir de ahora mi objetivo será destruirlos para que vivan en la miseria.
– No, espera Damon, no te vayas así. Te juro que no es lo que tú piensas mi vida – dice la muy descarada mientras intenta tocarme, pero me doy la vuelta ignorando sus palabras hasta que el desgraciado de mi padre habla.
– ¿Dime qué es lo que quieres a cambio de no decir nada? Sabes que no me puedo dar el lujo de un escándalo como este – dice el muy maldito y yo lo único en lo que pienso es en dejarlo en la miseria tal cual le acabo de prometer.
– Quiero la empresa que pertenecía a mi madre, esa que me quitaste cuando aún era menor de edad y que nunca quisiste devolverme. Además, quiero que jamás te vuelvas a acercar a mí y quiero el 60% de tu fortuna, es eso oh que todo el mundo se entere del tipo de persona que eres. Como bien dijiste, no te puedes dar el lujo de que tus reputación se ensucie.
Salir de esa habitación con la frente en alto fue todo un reto para mí, ya que me sentía destruido por dentro tras su traición. Sin embargo, al escuchar a mi padre gritar barbaridades en mi contra después de saber lo que quería para no arruinar su vida, conociéndolo como lo conozco sé perfectamente que al final terminará accediendo. No le conviene tener un escándalo a estas alturas porque su mayor temor es que su imagen de hombre intachable se desmorone.
Recargo mi cabeza contra el asiento de mi auto y dejo que mis emociones se desborden por completo. Dejando que las lágrimas únicamente por esta ocasión rueden por mis ojos sin control ¿Por qué tiene que pasarme esto a mí si yo solo le di mi amor a esa mujer? ¿Qué es lo que me faltó como para que ella me engañara de esa manera? No lo sé, solamente sé que el pasado ya no puede cambiarse y lo he hecho, hecho está.
La lluvia ha comenzado a caer y camino por las calles sin importarme el quedar totalmente empapado de pies a cabezas. Únicamente quiero sentir como el aire frío despeja mis pensamientos y luego de esquivar unas cuantas personas que corrían para refugiarse de la lluvia, una mujer de cabellos rojos algo bajita a comparación con mi estatura, choca conmigo haciéndome verla por unos segundos.
Por la lluvia que se mezclaba entre nosotros, obviamente no pude notar muy bien su rostro, pero lo que sí pude ver fueron sus lindos ojos verdes. Estos estaban rojos y al parecer llorosos, lo que me hizo darme cuenta de que al parecer para los dos este había sido un día totalmente asqueroso.
– Lo lamento, no te vi. Estaba distraída – dice con su voz temblorosa.
– Está bien, tranquila. No pasa nada – digo mientras me hago un lado para que ella pase y luego de hacerlo yo sigo con mi camino.
Sigo caminando sin rumbo fijo y sin saber exactamente hacia dónde voy en realidad, pero una extraña sensación me hace voltear para volver a ver a aquella chica. La cual desafortunadamente se ha perdido entre la gente y no creo que vuelva a verla. Solamente espero que ella pueda resolver ese problema que la ha hecho llorar, así como yo voy a resolver los míos de la única manera que sé.