Aún recuerdo la primera vez que la ví, cómo podría olvidarlo, ojalá pudiera hacerlo, si alguien sabe cómo ¿Me podrían ayudar? Por favor... En fin, yo tenía siete o quizás ocho años, no recuerdo bien la edad pero de lo que vengo a contarles sí, creo que de esas cosas uno no se olvida nunca y para descargar y sacarme un peso de encima, hoy te lo vengo a contar todo sin ningún tipo de filtro.
Empecemos, para que te pongas en contexto, por el inicio de toda ésta increíble y trágica locura que, mientras lo escribo pienso, ojalá se tratara de una simple historia de ficción.
Era una tarde de domingo y yo como acostumbraba siempre hacer, particularmente los domingos, después de almorzar me encontraba tranquilo en mi habitación de paredes celestes y dibujos de autos, todos creados perfecta y prolijamente a mano por mí mamá que apenas se entero que sexo llevaba el bebé situado en su panza dibujo todo, jugando con mi colección de Hot Wheels como, supongo, cualquier otro niño normal a esa edad... "Normal" un adjetivo que definitivamente no era muy convincente para describirme después de su llegada, quizás previo a ella sí pero actualmente ya, lastimosamente, no. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás...
Que difícil y triste me es entrar en contexto para contarles ésta historia pero en fin, escuché una voz femenina pronunciando un nombre, no la había escuchado ni entendido bien, por lo que no entendí a quién llamaba y de igual manera creí que su voz no la conocía o por lo menos no la pude reconocer en el momento (y después tampoco), no le dí importancia, pero... ¿Me estaba llamando?. Que raro, pensé, ya que no había escuchado pasos como para pensar, saber o suponer que era alguien de mí familia. Presté más atención cuando volvió a llamar... Y no, no era la voz de mi madre, ni tampoco la de mi padre, ya que se trataba de una voz femenina, pero deduciendo bien el timbre de ésta siquiera y mucho menos era la de mi hermana pequeña. Por pura curiosidad, ya que es una de las ventajas o desventajas (cómo vos lo quieras ver) que tengo de sobra a la que me le llamo "don", quise ver de donde provenía la voz y busqué por todos lados, realmente por todos lados pero no, hasta que después de un largo rato sin éxito, me rendí, sin olvidarlo, de igual forma seguí jugando con mi colección de Hot Wheels. Hasta que, de pronto, nuevamente la escuché pero ésta vez paré de jugar y me concentré para poder escucharla, encontrarla y entenderla bien.
-Derek, ¿acaso sos idiota?- soltó como si estuviera rezando.
Me sorprendí. ¡Me estaba insultando! Eso no tenía sentido, pensaba sorprendido por el atrevimiento descarado, ni siquiera la conocía, tampoco la encontraba ya que su voz sonaba lejana, aunque de igual forma y medio en estado de shock le contesté.
-¿Qui-quien eres? ¿Por qué no pu-puedo verte?- lancé nervioso.
-¿Cómo que no puedes verme? Si yo puedo verte vos también deberías poder verme, amiguito.- dijo con una risa que, en ese momento, me causó escalofríos- Date la vuelta y verás.
Y lo hice. La voz provenía del espejo, que idiota, por lo que me acerqué a él y lo que ví me dejó boquiabierto...
No, no es lo que por la lógica de malpensados y macabros que son, (por si se lo preguntan sé que lo son porque si estás leyendo éste capítulo y te quedas para luego leerlo hasta el final, lamento informarte que sos un lector desquiciadamente macabro), se deben imaginar. Ella no era un demonio, siquiera era algo parecido a una bruja. Recuerdo perfectamente su cara angelical, que luego descubrí y me hizo ver que de ángel sólo tenía la cara, sonriéndome... Una sonrisa tan hermosa que apuesto lo que sea a que jamás vieron una igual, a no ser que la conozcas, sus dientes eran extremadamente blancos y sus ojos... Ay, mí dios, que ojazos. ¡Nunca verán unos ojos tan hermosos e inigualables! Ella era muy hermosa, me atrevo a decir que, por lo menos para mí gusto y humilde opinión, era perfecta. Tan perfecta que me puse nervioso y empecé a tartamudear cuando llegó el momento de contestar.
-Ho-hola. -dije con extrema timidez.
-Hey, tranquilo amiguito, acércate. -me contestó muy segura y con esas cuatro palabras me atreví a intentar deducir su personalidad. Dicen que las primeras palabras que te dicen son las que definen la personalidad de la persona.
Y eso hice. Una vez ya animado a mantener con ella una conversación estable y sin titubear, hablamos toda el resto de la tarde. Nos conocimos más, mientras ella hablaba yo pensaba en que nunca creí que iba a conocer una chica tan perfecta, tan a mí gusto, tan para mí... O al menos eso fue lo que me hizo creer.
Pasaron los días y ella, para mi suerte, me visitaba a diario, motivo por el cual yo estaba más que feliz, nunca había tenido una amiga tan cool, era lo mejor que podía pasarme, era el chico más feliz del mundo, recuerdo que solía pensarlo.
Pero la vida no es puro color de rosas, y eso lo aprendí de pequeño. Unos pocos años después de conocerla me di cuenta que hubiese sido mejor no tener amigos por el resto de mi vida, mantenerme sólo pero tranquilo, si no existiera ella no hubiese vivido lo que viví, ni terminado donde estoy, todo por su maldita culpa estoy... esperen, ya me estoy adelantando, para entender todo ésto mejor deben saber todo con lujo de detalles y principalmente desde el inicio.
Ni siquiera me presenté, lo siento, que descortés; Hola estimado lector, muchas gracias por interesarte en mí trágica historia, mi nombre es Derek Johansson. Hoy en día, mientras escribo esto, tengo 19 años y pretendo con éste libro contarte como conocí, me enamoré y luego me arruinó la vida la persona que más amaba, la persona de la que menos lo esperaba, la chica del espejo.